miércoles, 13 de noviembre de 2024

Antonio Gisbert: "Hablar 'cagaldero' no es hablar mal"

La UNED acoge la conferencia "El habla tradicional de Elda. Origen y evolución de un patrimonio a preservar"
Marta Ortega
26 febrero 2024
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Antonio Gisbert: "Hablar 'cagaldero' no es hablar mal"
Antonio Gisbert hablará sobre la lengua tradicional de la ciudad.

El eldense Antonio Gisbert es un investigador de la historia y el patrimonio local así como un amante del habla tradicional de Elda, denominado vulgarmente como “cagaldero”. Durante años ha elaborado un listado con las palabras que usan los habitantes de la ciudad tan únicas como “friegue”, “tiricia”, “camal”, “enrobinao”, “mañaco”, “esvarar”, “golica” o “pallola”. En el blog "El habla de Elda" de Valle de Elda ha compartido algunas. El próximo miércoles a las 19:30 horas en el salón de actos del Museo del Calzado ofrecerá una charla organizada por la UNED bajo el título El habla tradicional de Elda. Origen y evolución de un patrimonio a preservar.

¿Cómo definiría el habla tradicional de Elda?

Con las mismas palabras que diré en la conferencia: un castellano peculiar, básicamente oriental, con influencias del valenciano, el aragonés y el murciano. Presenta también arcaísmos castellanos.

¿Cómo ha evolucionado?

Ese castellano peculiar que ya señalaba el botánico valenciano Antonio José Cavanilles en su visita al valle de Elda a finales del siglo XVIII, cuando ya se había perdido el valenciano como lengua natural de uso en nuestra población, pero no en Petrer: “Un mal castellano, sin elección de voces, sin pureza, por la inmediación de pueblos donde solo se habla valenciano”. Este castellano ha estado vigente en gran medida hasta el primer tercio del siglo XX, pero después de la inmigración numerosa de hablantes de otras zonas, más la generalización de la enseñanza y la difusión del castellano estándar por parte de los medios de comunicación, ha perdido fuerza y hoy solo subsisten ciertos rasgos.

Algunas palabras están muy arraigadas como “mañaco”, “panocha” o “golica”.

Sí, algunas palabras están muy arraigadas, podría añadir “torrao”, “companaje”, “escampar”, “polsaguera”, “espolsar”, “camal”, “robín”, “enrobinarse”, entre otras. El motivo es que, para los hablantes, esas voces son consideradas como propias de la lengua general y en muchos casos se desconoce incluso el vocablo del castellano estándar que es su sinónimo, como desparramar, polvareda, desempolvar, pernera, etc.

¿Tiene alguna favorita por su particularidad?

Podría decir que hay muchas, pero por citar algunas, diré los verbos “festear” y “novachear”, y los sustantivos “foraqueta” y “escurrimble”, por su significado, origen y porque alguna prácticamente ha desaparecido y otras corren riesgo de ello.

¿Se está perdiendo el habla tradicional eldense?  ¿Alguna palabra se ha perdido ya?

Muchos de los aspectos distintivos del habla tradicional prácticamente se han perdido porque al haberse generalizado la lengua estándar mediante la enseñanza y los medios de comunicación, los rasgos que se apartaban más de la norma no se consideran prestigiosos y se estigmatizan, como en el caso del seseo en el aspecto fónico, y algunos casos morfosintácticos que explicaré en la conferencia. Al vocabulario le ocurre lo mismo, y hay una serie de palabras que ya casi no se escuchan porque han sido sustituidas por las sinónimas del castellano estándar que se consideran más prestigiosas, como le ha ocurrido a “argunsar”, “argunsaera”, “besón -a”, “pésoles”, “abonico”, o “foraqueta”.

¿Y los anglicismos están haciendo que se pierdan algunas formas de hablar?

A mi juicio, los anglicismos no están influyendo en el habla tradicional de Elda, sino en el castellano o español estándar y normativo, que es el que repercute en el habla local. Es evidente que hay anglicismos que pueden ser necesarios, como ocurre con ciertos neologismos relacionados con la tecnología, por ejemplo, Internet, software, blog, Bluetooh, hacker…, pero hay otros que pueden ser prescindibles como es el caso de coach. Ahora todo el mundo quiere ser coach de alguien o de algo, ya no hay entrenadores, asesores, consejeros o monitores. El uso de términos ingleses da a las palabras una pátina de modernidad y sofisticación, las hace más “cool”.

¿Cómo se puede preservar el habla de Elda?

Para preservar en la medida de lo posible nuestra habla tradicional, en primer lugar hay que darla a conocer y dignificarla, considerarla un legado que nos identifica como sociedad, un patrimonio inmaterial que explica nuestra historia y nuestra cultura como población. Hay que tener en cuenta que uno puede hablar un castellano estándar normativo en determinados registros formales, pero puede emplear también nuestra habla local en contextos coloquiales, familiares, más informales. Dominar ambos registros es una señal de innegable habilidad lingüística, pensar que uno no excluye al otro como muchas veces se piensa.

En resumidas cuentas, que hablar “cagaldero” no es hablar mal.

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