Gracias, Petrer

El domingo 6 de noviembre del pasado año tuve el gran honor de recibir el título de Hija Predilecta de Petrer de mano de la alcaldesa, Irene Navarro.

Nunca y, aunque suene a típico tópico, y, vuelvo a repetir, nunca imaginé que me pudiera suceder nada parecido. Cuando la alcaldesa me comunicó su intención de nombrarme Hija Predilecta de nuestro pueblo me sentí muy abrumada y sorprendida, pero a la vez feliz y honrada por sentirme querida por todo mi pueblo. También feliz por ser la primera mujer que recibía este título porque sé que no voy a ser la última y, por supuesto, por ponerme a la altura de dos personas que lo habían recibido con anterioridad y que para mí eran todo un referente, el cronista oficial Hipólito Navarro y el médico Antonio Payá.

Mi pueblo, nuestro pueblo, el amado Petrel, como lo definió Azorín, es un pueblo que sabe conservar la identidad heredada y potenciar nuestras tradiciones, fiestas y costumbres para que todos las sintamos como propias. Me gusta ser de un pueblo que conserva y cuida de su patrimonio, que potencia la cultura y se preocupa por el medio ambiente, de un pueblo que es solidario, que es cercano, que se compromete, que es hospitalario, que reconoce a los suyos, que se alegra de los éxitos de los demás y los considera propios, que se alegra de las cosas buenas y las comparte. Me gusta ser de un pueblo que progresa sin olvidar nunca sus raíces y que sabe que para conseguir el verdadero progreso el único camino es la tolerancia, la solidaridad, el respeto y la ayuda mutua en cualquier ámbito social.

Que la corporación municipal en pleno aprobara este nombramiento por unanimidad y las palabras de aprecio y cariño que me dedicaron todos los grupos políticos que conformaban la corporación municipal fueron muy importantes para mí.

Gracias, pueblo de Petrer por estar conmigo este día imborrable en mi memoria y en mi corazón. Gracias al pueblo de mis raíces, el pueblo donde tuve la suerte de nacer y en el que siempre me he sentido querida y respetada; en el cual he sido y soy feliz.

No podemos tener mejor pueblo que el nuestro. Es todo un privilegio poder estimar el lugar donde vivimos. En Petrer he crecido y es donde siempre he querido y quiero estar.

Quiero continuar llevando con alegría y orgullo el nombre de Petrer allá donde vaya.

Estaré eternamente agradecida por este gran honor, y todos los que me conocéis sabéis, y lo digo de corazón, que comparto esta distinción de hija predilecta con cada uno de vosotros porque sois muy importantes para mí y también os pertenece porque queréis a Petrer tanto como lo hago yo.

Petrer, siempre en mi corazón, no olvidaré nunca este entrañable momento. Gracias por darme tanto.