Los nombres de una plaza mágica
Como apuntó en su día mi buen amigo Tomás Ferrer García existen espacios urbanos que no necesitan disponer de una situación privilegiada, ni de un entorno arquitectónico deslumbrante, para resultar emblemáticos en una población. Muchas veces, las gentes que los habitan, las cosas que allí pasan, en definitiva, su pequeña historia, hacen de esos espacios unos lugares especiales, mágicos. Sin ningún género de dudas uno de esos lugares especiales de Petrer es la Plaça de Dalt.
Y, en esta ocasión, nos referiremos a los nombres que ha tenido esta plaza a lo largo del tiempo. Fue en la sesión plenaria del 31 de mayo de 1979, tras la entrada de los ayuntamientos democráticos, cuando se cambió la antigua denominación de plaza Primo de Rivera por la de plaça de Dalt, tal y como siempre la llamaron los vecinos. Pero estos no fueron los dos únicos nombres con los que fue conocida esta plaza a lo largo de su dilatada historia. Han sido varias sus denominaciones y siempre han estado relacionadas con los diversos momentos históricos que hemos vivido.
Azorín en El enfermo, novela publicada en 1943 en la que refiere recuerdos de su infancia en Petrer a finales del siglo XIX, habla de la plaza de Arriba. Plaza de arriba, la plaça i Dalt, en contraposición a la plaza de abajo, la plaza de la iglesia.
En el año 1867, aparece ya como plaza de Salamanca. Pero cuidado que el nombre no hacía alusión ni a la provincia española, ni a su capital, sino que se debía a José de Salamanca y Mayol (Málaga, 1811- Madrid, 1883), marqués de Salamanca y conde de los Llanos, grande de España y ministro de Hacienda. Don Francisco de Cea Bermúdez, ministro universal de Fernando VII, por la amistad que le unía con su padre, le otorgó el título de alcalde mayor de Monóvar cuando apenas contaba con 22 años, tomando posesión del cargo el 29 de octubre de 1833. Entre los principales actos realizados por él durante su mandato, destacó su valerosa conducta durante la epidemia de cólera que diezmó al vecindario de Monóvar, y la energía y caridad con que asistió a los atacados, abandonados por sus convecinos, desechando todo miedo y aprensión a la enfermedad. En 1834 se trasladó a Vera (Almería) y en abril de 1835 fue designado diputado a Cortes por Málaga. En 1858 se inauguró la línea férrea, construida por Salamanca, que tendría estación en Monóvar. En todo el trazado de esta línea del ferrocarril se puso su nombre a una calle. En la ciudad de Alicante se le dedicó la avenida de Salamanca. El marqués también da nombre al barrio de Salamanca de Madrid, porque impulsó el ensanche de la ciudad por esta zona. En Petrer, en 1914, tanto en la plaza de Salamanca como en la de la Constitución (plaça de Baix), se pusieron cajones para proteger los árboles que se habían plantado.
Fue en la sesión plenaria celebrada el 3 de julio de 1923, cuando el alcalde Luis Ponti Castillo manifestó a la corporación que había que sustituir el nombre de la plaza de Salamanca por el de D. Alfonso Rojas, acordándose por unanimidad el cambio, la adquisición de lápida y comunicarlo al homenajeado. Este cambio fue propuesto en agradecimiento por el interés que este hombre había tenido siempre con Petrer. Alfonso de Rojas y Pascual de Bonanza, fue un prohombre del liberalismo alicantino, diputado a Cortes y director general de Prisiones, que en 1903 fue nombrado alcalde de Alicante ejerciendo como tal hasta 1906. Pero esta denominación, según la misma fuente documental, tuvo tan solo una duración de cuatro meses, ya que en la sesión plenaria del 11 de noviembre del mismo año y siendo alcalde Tomás Vicedo Navarro, se dio cuenta de una instancia suscrita “por varios vecinos, admiradores entusiastas del alto ejemplo y valor cívico del excelso patriota y bizarro militar Miguel Primo de Rivera”, los cuales “deseosos de que su nombre figure en este pueblo” solicitaron que a la plaza de Salamanca se le pusiera su nombre.
El militar y político Miguel Primo de Rivera (1870 – 1930) ante la crisis social y política del país, el 13 de septiembre de 1923 dio un golpe militar que contó con la rápida aprobación de Alfonso XIII. Fue nombrado jefe del gobierno y designó un directorio militar y suprimió las libertades democráticas. No sabemos por qué de nuevo en la sesión de la comisión municipal permanente de 10 de mayo de 1927, presidida por el alcalde Luis Villaplana Reig, se aprobó otra vez el cambio de nombre de Salamanca por General Primo de Rivera.
En la primera sesión plenaria del gobierno provisional de la República, celebrada por el Ayuntamiento de Petrer el día 15 de abril de 1931, entre los acuerdos que se tomaron se decidió cambiar el nombre de Primo de Rivera por plaza de la Libertad. Tras la Guerra Civil se volvió a rotular como Primo de Rivera, nombre que perduró hasta 1979.
Como hemos podido observar varios fueron los nombres con los que fue conocida fruto siempre de los vaivenes políticos pero lo cierto es que el pueblo la llamó siempre la plaça i Dalt.
Por lo que respecta a los vecinos de esta plaza, según el padrón de habitantes de 1935, vivían en la plaza de la Libertad, entre otros, Onofre Carrillos y Nicasia Andreu, el alcalde Rosendo García y Amalia Poveda, Eliseo Amat y Lucía Alcaraz, la maestra Laureana Iñesta, Orlando Verdú y Enriqueta Payá, Laureano Payá y Matilde Castelló, Juan Bautista Román y Ana Román, Vicente Amat y Consuelo Juan, Juan José Pérez y Encarnación Andreu, Juan Bautista Poveda y Concepción López, José Martínez y Emilia Marín, Antonio Rico y Lucía Payá y Etelvina Román y sus hijos.
De la bulliciosa y frenética actividad de esta plaza, que fue muy intensa e interesante, así como de la fuente que hubo en la misma desde 1950 hablaremos en próximas crónicas.
Esta crónica y las dos próximas que publicaré sobre esta plaza mágica están dedicadas a mi amigo Manuel Jesús Brotons Hernández que nos dejó el 19 de noviembre pasado porque él, tuvo en su día, la feliz iniciativa de crear un grupo de Facebook con el nombre de esta entrañable plaza. Aquí todavía seguimos sin creernos que te has ido, pero quiero que sepas que tu recuerdo sigue hoy más vivo que nunca. Va por ti cresolet. Un abrazo al cielo.
M.ª Carmen Rico Navarro cursó estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Alicante, licenciándose con Grado con la presentación del estudio sobre la tradición alfarera de Petrer, obtuvo la calificación de sobresaliente por unanimidad (1996).
Desde 1983 es Técnico de Archivos y Bibliotecas del Excelentísimo Ayuntamiento de Petrer. Estudiosa de la historia y los temas de Petrer, su localidad natal, de la que es cronista oficial desde 1994.
Es autora de varios libros y trabajos de investigación entre los que destacan: Del barro al cacharro: La artesanía alfarera de Petrer (1996), Azorín y Petrer (1998), Catálogo del pintor Vicente Poveda y Juan (1998), Apuntes para la historia de Petrer: Vida y obra del presbítero Conrado Poveda (2000), Las calles de Petrer (2002), La lectura en Petrer (2005), Historia de la sanidad en Petrer (en colaboración) (2006), Un siglo de música, publicación que obtuvo el Premio Euterpe (2006), Petrer 1935: Un pueblo en blanco y negro (2007) y El marquesado de Noguera: Un señorío nobiliario en Petrer (en colaboración) (2014). Además ha escrito numerosos artículos en periódicos y revistas especializadas.
Ha dirigido la revista cultural Festa en distintos periodos (1988-1994, 1997-1998 y 2001) y las colecciones de monografías “Vila de Petrer” y “L’Almorxó”.
Además fue la primera pregonera de las fiestas de la Virgen del Remedio en 2015 y es buena conocedora y una apasionada de las fiestas de San Bonifacio colaborando siempre con todas las directivas.
M.ª Carmen se ha dedicado durante muchos años a investigar y divulgar el patrimonio local. Por todo lo expuesto y porque siempre ha sido una amiga y estrecha colaboradoras de Valle de Elda le damos la bienvenida y os invitamos, a partir de hoy, a leer y a disfrutar de sus Crónicas de Petrer.