La Purísima y Petrer
Hoy la Iglesia celebra el día de la Inmaculada Concepción y, en esta ocasión, comentaremos los nexos de unión entre la celebración religiosa de esta advocación con Petrer. De la devoción a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, conocida también como la Purísima Concepción, tenemos constancia desde mediados del siglo XVII cuando en la antigua iglesia parroquial se edificó una nueva capilla, la de la Purísima perteneciente a una de las familias más influyentes de Petrer, los Pérez, concretamente fue construida por los hermanos Joan y Baltasar Pérez y por su sobrino Bautista Pérez.
Y aunque son varios los nexos de unión de la Purísima con Petrer en esta ocasión nos centraremos en la imagen que había en la iglesia parroquial de San Bartolomé y que fue adquirida, junto a la de San Antonio de Padua, a un anticuario de Bilbao por el ingeniero petrerense D. Luis Andreu Navarro, residente en dicha capital, con destino a esta iglesia. La anterior imagen que había en la parroquia fue destruida durante la Guerra Civil
El presbítero Conrado Poveda bendijo las dos imágenes, el 13 de diciembre de 1939, y fueron trasladadas procesionalmente desde la casa de los padres de Luis, Antonio Andreu Cabedo (1860-1942), Tonet el de la tenda que fue el último alcalde de la monarquía (1928-1931) y comerciante de tejidos, y su esposa Luisa Navarro Juan, oriunda de Elda, que tenían su domicilio en la calle Miguel Amat nº 2. Desde allí se trasladaron hasta la parroquia de San Bartolomé, después de bendecirlas en dicho domicilio, portándose en brazos por no tener andas. Tras la adquisición por parte de la parroquia de San Bartolomé de una nueva imagen de la Inmaculada de mayores dimensiones que la primitiva, esta se devolvió a Maravillas Andreu Navarro (1906-1983), hermana de Luis, volviendo a la calle Miguel Amat, y heredándola posteriormente su hijo José Luis Torres Andreu que la tenía en una casa propiedad de la familia en la calle La Huerta. Tras la construcción de la iglesia de la Santa Cruz José Luis la donó a la parroquia siendo sacerdote Antonio Cabrera (1965-1969), donde se venera actualmente. La imagen de la Virgen se colocó en el altar. Fue el sacerdote Ricardo Navarro (1969-1975) el que le concedió la advocación de Nuestra Señora de la Serenidad, le pintó el manto de azul y le compuso una oración. Posteriormente se fabricó una peana para poder sacar a la Virgen en procesión por las calles del barrio.
Esta imagen de la Inmaculada Concepción destaca entre las que alberga este templo por su singularidad y se le tiene una devoción especial. En el año 2003 fue restaurada gracias las subvenciones que se concedieron con motivo de la exposición "La luz de las imágenes" que rescató del olvido numerosas piezas religiosas de la Comunidad Valenciana, aunque no se expuso. Durante el proceso de restauración, al eliminar la capa de pintura superficial de los años 60, se recuperó la policromía original y se descubrió que la imagen era mucho más antigua de lo que se pensaba, de estilo barroco, posiblemente del siglo XVII y perteneciente a la escuela andaluza. La Inmaculada tiene una extraordinaria calidad técnica y casi con toda seguridad es una de las esculturas más antiguas de Petrer. Con la restauración se recuperaron los claveles rojos del traje que simbolizan la expresión de sentimientos como el aprecio, el cariño y el amor de la madre hacia todos sus hijos, además de representar en la iconografía clásica la encarnación. Durante el sacerdocio de Guillermo Giner Mataix (2001-2008) fue cuando tuvo lugar esta restauración y en este proceso se descubrió un hueco en el interior de la nube que sostiene a la Virgen que había sido tapado con masilla mucho tiempo atrás. En el interior se hallaron varios fragmentos de un periódico de tirada nacional del 16 de febrero de 1853, que indicaban la rotura y posterior reparación casera de la nube.
Hemos querido recuperar la historia de esta imagen, pero como hemos apuntado la relación de la Purísima con Petrer es mucho más amplia. La procesión que se celebraban con motivo de su festividad, las Hijas de María que la tenían por patrona, así como la ermita de Catí dedicada al culto mariano bajo la advocación de la Purísima Concepción serán objeto de próximas crónicas.
M.ª Carmen Rico Navarro cursó estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Alicante, licenciándose con Grado con la presentación del estudio sobre la tradición alfarera de Petrer, obtuvo la calificación de sobresaliente por unanimidad (1996).
Desde 1983 es Técnico de Archivos y Bibliotecas del Excelentísimo Ayuntamiento de Petrer. Estudiosa de la historia y los temas de Petrer, su localidad natal, de la que es cronista oficial desde 1994.
Es autora de varios libros y trabajos de investigación entre los que destacan: Del barro al cacharro: La artesanía alfarera de Petrer (1996), Azorín y Petrer (1998), Catálogo del pintor Vicente Poveda y Juan (1998), Apuntes para la historia de Petrer: Vida y obra del presbítero Conrado Poveda (2000), Las calles de Petrer (2002), La lectura en Petrer (2005), Historia de la sanidad en Petrer (en colaboración) (2006), Un siglo de música, publicación que obtuvo el Premio Euterpe (2006), Petrer 1935: Un pueblo en blanco y negro (2007) y El marquesado de Noguera: Un señorío nobiliario en Petrer (en colaboración) (2014). Además ha escrito numerosos artículos en periódicos y revistas especializadas.
Ha dirigido la revista cultural Festa en distintos periodos (1988-1994, 1997-1998 y 2001) y las colecciones de monografías “Vila de Petrer” y “L’Almorxó”.
Además fue la primera pregonera de las fiestas de la Virgen del Remedio en 2015 y es buena conocedora y una apasionada de las fiestas de San Bonifacio colaborando siempre con todas las directivas.
M.ª Carmen se ha dedicado durante muchos años a investigar y divulgar el patrimonio local. Por todo lo expuesto y porque siempre ha sido una amiga y estrecha colaboradoras de Valle de Elda le damos la bienvenida y os invitamos, a partir de hoy, a leer y a disfrutar de sus Crónicas de Petrer.