Nobleza obliga
En Petrer, no ocurre como en otras ciudades en la que se pueden apreciar en algunas de sus casas blasones o escudos. Aquí, tan solo podemos ver el del señor de Petrer, Francisco Javier Arias-Dávila Centurión, conde de Puñonrostro y IX conde de Elda (1751-1783), en la portada de la iglesia y otro actual, también en la plaça de Baix, en la casa que fue del brigadier Vicente Algarra Abellán (Petrer, 1776 – Madrid, 1839) y hoy es propiedad de los descendientes de Marino Rico Amat. También el escudo de Petrer de piedra cultivada, que preside la sala del homenaje del castillo y el de la sede de la comparsa Vizcaínos realizados hace unos años por Javier Navarro Martínez. Y el que se encuentra en el edificio de la Explanada que da a la calle Calvario, entre otros. Ante esta ausencia de símbolos nobiliarios, no es extraño que abriguemos la falsa idea de que en Petrer no hubo familias distinguidas.
Una idea alejada de la realidad pues sí ha habido varios apellidos que alcanzaron distinciones nobiliarias, que blasonaron sus casas y capillas de la iglesia, que fueron guardas del rey o que ostentaron altos cargos militares o que destacaron en el ámbito del Derecho, todavía hoy, algunos de sus descendientes residen en la villa.
Para conocer a las familias más distinguidas de Petrer contamos con varios recursos. Por un lado, a través del ejercicio de los cargos públicos como los de justicia, jurado, síndico, alcalde, regidor, etc. Por otro lado, podemos conocer a estas familias porque eran los patronos de las capillas de la iglesia de San Bartolomé, ya que ejercer el patronato era el máximo exponente de distinción en una sociedad tan profundamente religiosa. Así, en 1632, en la antigua iglesia de San Bartolomé sólo seis familias ostentaban el patronato de cinco capillas con las siguientes advocaciones: San Cristóbal (Maestre), San José (Rico), San Juan Bautista (Brotons), Nuestra Señora de Monserrate (Payá), y la del Cristo (Montesinos y Agulló). En la segunda mitad de ese mismo siglo se edificó una nueva capilla, la de la Purísima perteneciente a los Pérez, construida por los hermanos Joan y Baltasar Pérez y por su sobrino Bautista Pérez. Las familias más influyentes de Petrer eran los Maestre, Rico, Brotons, Montesinos, Pérez y Payá y en los expedientes militares o de otra índole de las personas que pertenecían a estas familias aparece la coletilla de “Estado Noble”
En la segunda mitad del siglo XVIII se proyectó la construcción de la nueva iglesia que se bendijo el 23 de agosto de 1783 y al día siguiente en procesión, precedida por el obispo, se llevaron las imágenes desde la ermita de San Bonifacio donde se habían depositado mientras duraron las obras del templo hasta los altares y capillas de sus respectivos patronos.
Pero tener una capilla propia en la iglesia no era la única manifestación pública que tenían las familias para distinguirse, pues igualmente podían hacerlo a través de su riqueza, de sus casas y fincas rústicas, pero, sobre todo, a través de los escudos de armas que señoreaban sus casas y capillas. Ya hemos mencionado que el conde colocó su escudo en la iglesia parroquial para inmortalizar que fue construida a sus expensas. Y éste es el único elemento heráldico que se conserva actualmente en Petrer como testigo de nuestra historia. Los escudos en la sociedad del Antiguo Régimen eran el elemento más representativo del prestigio de una familia, el escudo de armas colocado, posiblemente, en el frontispicio de la casa, mostrándose públicamente, haciendo recordar con orgullo un pasado glorioso.
Era una sociedad de clases sociales muy marcadas y a los miembros de las familias con un status social superior se les conocía popularmente como “els senyorets” y “les senyoretes”. Tenían sus residencias principalmente en la plaça de Baix y sus alrededores, aunque algunas familias importantes también tenían sus viviendas en la calle Pedro Requena.
Es a mi buen amigo Enrique Mira Perceval Verdú, diplomado en Genealogía y Heráldica, a quien debemos todo lo que sabemos sobre estas familias. Gracias a sus estudios y predisposición conocemos a cada uno de los miembros que formaron parte de estas sagas y, desde estas líneas, os invito a visitar su blog: https://percevales.blogspot.com/ y a profundizar en sus estudios publicados también en la revista Festa que edita el Ayuntamiento de Petrer, seguro que os gustarán
Más adelante, a través de estas pequeñas crónicas de nuestra historia podremos conocer los escudos y la historia de familias como los Pérez, los Rico, los Planelles, los Abellán, Brotons, Amat y los Maestre, entre otros.
Continuará…
M.ª Carmen Rico Navarro cursó estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Alicante, licenciándose con Grado con la presentación del estudio sobre la tradición alfarera de Petrer, obtuvo la calificación de sobresaliente por unanimidad (1996).
Desde 1983 es Técnico de Archivos y Bibliotecas del Excelentísimo Ayuntamiento de Petrer. Estudiosa de la historia y los temas de Petrer, su localidad natal, de la que es cronista oficial desde 1994.
Es autora de varios libros y trabajos de investigación entre los que destacan: Del barro al cacharro: La artesanía alfarera de Petrer (1996), Azorín y Petrer (1998), Catálogo del pintor Vicente Poveda y Juan (1998), Apuntes para la historia de Petrer: Vida y obra del presbítero Conrado Poveda (2000), Las calles de Petrer (2002), La lectura en Petrer (2005), Historia de la sanidad en Petrer (en colaboración) (2006), Un siglo de música, publicación que obtuvo el Premio Euterpe (2006), Petrer 1935: Un pueblo en blanco y negro (2007) y El marquesado de Noguera: Un señorío nobiliario en Petrer (en colaboración) (2014). Además ha escrito numerosos artículos en periódicos y revistas especializadas.
Ha dirigido la revista cultural Festa en distintos periodos (1988-1994, 1997-1998 y 2001) y las colecciones de monografías “Vila de Petrer” y “L’Almorxó”.
Además fue la primera pregonera de las fiestas de la Virgen del Remedio en 2015 y es buena conocedora y una apasionada de las fiestas de San Bonifacio colaborando siempre con todas las directivas.
M.ª Carmen se ha dedicado durante muchos años a investigar y divulgar el patrimonio local. Por todo lo expuesto y porque siempre ha sido una amiga y estrecha colaboradoras de Valle de Elda le damos la bienvenida y os invitamos, a partir de hoy, a leer y a disfrutar de sus Crónicas de Petrer.