Las familias disfrutan de un viaje al siglo XVII de los Coloma a través de una yincana teatralizada
Un elevado número de escolares pudieron conocer ayer la historia de la familia Coloma de forma amena y divertida gracias a la “Gymkana Familia Coloma 2022” que organizó con éxito la Agrupación de AMPAS de Elda. Repartidos en grupos, más de 180 personas, familias en su mayoría, realizaron una ruta por el centro de Elda en esta actividad teatralizada que culminó en el castillo, punto que disfrutó especialmente la población, pues no solo los menores no habían entrado sino muchos adultos tampoco habían tenido la oportunidad de visitarlo. Esta actividad se enmarca en el "Año Coloma"
Durante el recorrido los participantes hicieron una decena de paradas en las que actores del Taller de Teatro de la Concejalía de Juventud con la colaboración de Sala de Armas Elda y una agrupación musical interpretaron diversos papeles para que los presentes pudiesen conocer la villa de Elda del siglo XVII así como a algunos de los miembros de la familia Coloma, una familia de origen eldense como el militar e historiador Carlos o su hermano Francisco, que llegó a ser capitán general de la armada y de la carrera de Indias. También representaron a Beatriz de Corella, esposa de Antonio Coloma, quien ordenó construir el hospital de pobres.
Los presentes pudieron aprender cómo el antiguo templo de Santa Ana se creó como mezquita que fue reconvertida al culto cristiano, así sobre cómo fue la llegada de las imágenes de los Santos Patronos, la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso a la ciudad en baúles desde Cerdeña, envío gestionado por el virrey de esta isla, Antonio Coloma, y recibido por su hermano, el obispo Alonso.
El momento más esperado por los participantes llegó al final de cada yincana, pues culminó con una visita al palacio condal de la ciudad, que ha permanecido durante más de una década cerrado al público debido a su estado ruinoso. Allí conocieron que esta edificación, ahora en muy mal estado, tiene 800 años, que en este espacio había un enterramiento de un centenar de tumbas, y en un ejercicio de imaginación pudieron ver dónde estaban las cocinas, los dormitorios o la capilla en la que se guardaba la imagen de San Antón, que años después desapareció cuando Santa Ana fue destruida durante la Guerra Civil. Así concluyó esta yincana con un mensaje de esperanza, la misma por la que los arqueólogos llevan años luchando y no es otra que la recuperación del castillo desde hace años, tras décadas en las que no solo fue abandonado a su suerte sino saqueado.