Los padres exigen la eliminación de las barreras arquitectónicas y deficiencias del colegio especial Miguel de Cervantes
Los padres de los alumnos de Secundaria del colegio de educación especial Miguel de Cervantes de Elda no pueden más. Después de 13 años de espera exigen lo que consideran justo, "un centro adaptado y acorde a las necesidades de sus hijos", personas con diversidad funcional que a diario tienen que sufrir la situación de decadencia del centro. Los alumnos de este colegio se trasladaron en el año 2006 al antiguo colegio Emilio Castelar que, tras más de 50 años, presenta numerosas barreras arquitectónicas y deficiencias debido a la falta de actuaciones. Por otra parte, los alumnos de Primaria e Infantil se trasladaron en 2012 a un centro nuevo en la avenida de Ronda, que en principio estaba destinado a la Escuela de Relaciones Laborales, por lo que también tuvo que adaptarse posteriormente.
Buena parte de los alumnos del colegio Miguel de Cervantes, los mayores de 12 años, se trasladaron desde su ubicación, frente al Hospital General, hasta el actual centro, situado cerca la avenida de Ronda, en el año 2006. Ocuparon el antiguo edificio del colegio Emilio Castelar, y desde entonces no se han hecho más que parches. Saben que corresponde a Conselleria actuar pero se lo piden al Ayuntamiento para que interceda.
La odisea de los estudiantes comienza antes de entrar al centro. El camino de acceso tiene numerosos baches que deben atravesar los seis autobuses que llevan al colegio a los alumnos de toda la comarca, esto hace que aunque vayan con arneses porque tienen poca estabilidad, aún se sientan más incómodos. Una vez pasan la verja llega el segundo problema, la fachada del edificio tiene el nombre del antiguo centro “Emilio Castelar”, y no Miguel de Cervantes, lo que ha provocado algún que otro problema. Sin ir más lejos, llamaron a una ambulancia por una emergencia y esta dio la vuelta al ver dicho nombre, creyendo que se trataba de otro centro. Con este ejemplo, la tesorera del AMPA, Esperanza Olaya, recalca que “no nos quejamos por cuestión de estética, es por necesidad y funcionalidad”.
Una vez en el interior del centro continúan las deficiencias, las madres denuncian que el estado “es lamentable” pues los estudiantes sufren pistas deportivas inutilizables, luces sin carcasas de seguridad, rampas no adaptadas, escaleras en mal estado, pavimento sin calidad, baños no adaptados, puertas rotas, carencia en la instalación eléctrica y de agua, accesos en mal estado o socavones, y es que en el cerca de medio siglo del centro, apenas se han realizado obras. Las pocas que se han hecho son “parches, que el conserje tiene a bien hacer por ayudar o incluso se cambió el suelo del gimnasio con fondos propios del AMPA porque, cansados de quejarnos y que no se hiciese nada, decidimos actuar”, indica la vicepresidenta del AMPA, Lumi Martínez.
Recalcan que lo que peor llevan son las barreras arquitectónicas: “Es lo más grave, lo que más impacta, pues es un centro para personas con diversidad funcional, hay alumnos en silla de ruedas y otros aunque caminan tienen ciertas dificultades, se pueden tropezar debido a la dejadez y al mal estado del centro. Solo pedimos sentido común”, explica Olaya.
Desde hace más de trece años vienen reivindicando una solución para tener un centro digno: “Desde entonces reivindicamos una solución, hacemos partes semanales, que ahora son quincenales porque nadie nos hace caso, y estamos hastiados”, afirma Olaya.
Tienen constancia de que el Ayuntamiento ha enviado a Conselleria de Educación un proyecto para incluir al centro en el Plan Edificant. Elda solicitó dos millones de euros para tener un nuevo centro y finalmente les han concedido 800.000 euros para reparar las deficiencias, pero desde el AMPA se muestran desconfiados, aseguran que “hay unas elecciones en medio que pueden cambiarlo todo y que las promesas queden en nada”.
Tienen claro que continuarán luchando por lo que consideran justo y, aunque ayer se reunieron con el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, seguirán exigiendo “un centro acorde a las necesidades y condiciones físicas de los alumnos”.