El Servicio de Nefrología del Hospital General Universitario de Elda: una gran familia
El Servicio de Nefrología del Hospital General Universitario de Elda se creó en 1988 coincidiendo con los comienzos del propio centro e integrado por una plantilla formada por dos nefrólogos, dos enfermeras y un auxiliar. La actual supervisora de este departamento, Mercedes Box, se incorporó a la Unidad de Nefrología ese mismo año, primero como enfermera y más tarde como coordinadora de un servicio que se caracteriza por la familiaridad que se genera en la convivencia diaria entre pacientes y profesionales a lo largo de los años.
La primera sesión de hemodiálisis se realizó en julio de 1986 y el número de puestos fue ampliándose progresivamente hasta completar doble turno todos los días en 1993. Así, se disminuyó el número de pacientes que debían acudir a centros concertados en la ciudad de Alicante para recibir el tratamiento con diálisis. En 1995 se efectuó la primera remodelación de la Unidad, en la parte antigua del Hospital de Elda y se amplió la plantilla. Se incorporó la Unidad de Agudos y se amplió a doce el número de puestos de hemodiálisis.
En octubre de 1997 se inauguró un centro concertado de Hemodiálisis dependiente del Sanatorio Perpetuo Socorro de Alicante que se ubicaba frente al Tanatorio de Elda, que asumió a los pacientes que recibían este tratamiento en Alicante y a los que generaba el hospital eldense y no tenían cabida al no existir puestos de hemodiálisis libres. En mayo de 1998, con más ilusión que medios, se puso en marcha la unidad de diálisis peritoneal (una técnica de diálisis más sencilla que realiza el paciente en su domicilio, previa formación hospitalaria), siendo el segundo hospital de la provincia en disponer de esta técnica.
El verdadero punto de inflexión en la nefrología del área fue el traslado a la zona nueva del hospital en enero de 2010. Supuso una mejora muy importante de las instalaciones al incrementarse hasta 25 el número de puestos de hemodiálisis, así como un importante aumento de la plantilla (cinco nefrólogos, 13 enfermeras más la supervisora y ocho auxiliares) y la potenciación de la unidad de diálisis peritoneal. Esto permitió asumir a todos los pacientes con diálisis del área sanitaria de Elda, lo que implicó un hecho sin precedentes por entonces, al menos en la Comunidad Valenciana: el cierre de un centro de diálisis concertado.
Mercedes Box explica que "el Hospital de Elda fue pionero, junto con el de Alcoy, en asumir en el Hospital a todos los pacientes del área de salud que precisan hemodiálisis. En España la gran mayoría de los pacientes se dializan en centros concertados. Fue una apuesta fuerte de la gerencia. En aquel momento también supuso un reto la incorporación y formación de personal sin experiencia en nefrología y cuya coordinación no fue fácil. Hubo muchas presiones en contra, pues el centro concertado, lógicamente, quería seguir funcionando, pero se consiguió gracias al apoyo de la Conselleria de Sanidad". Todo esto ocurrió con Joan Lloret como gerente, y con el doctor Víctor Valverde como jefe de Servicio, que se jubiló en febrero de 2018. Ahora le ha sustituido el doctor Eduardo Bosque, quien comenta que una de las ventajas de este servicio es que asume toda la patología nefrológica de una forma integral.
Una excepción es el momento del trasplante renal, que se realiza en el Hospital General de Alicante, aunque con el tiempo los pacientes vuelven a Elda para realizar su seguimiento, de forma que la relación continúa a lo largo de los años.
El Hospital de Elda fue el primero de la provincia en tener una consulta de Enfermería con el objetivo de explicar y aconsejar a los pacientes con insuficiencia renal avanzada sobre las distintas modalidades de diálisis y facilitar su elección.
La Unidad de Nefrología recibió en noviembre de 2017 el galardón a la excelencia sanitaria Premio TOP 20, como centro con mejor trayectoria entre los servicios de Nefrología de 146 hospitales, procedentes de 15 comunidades autónomas.
Hemodiálisis domiciliaria
Este año se ha montado la Unidad de hemodiálisis domiciliaria, una técnica en la que el propio paciente, con ayuda de un familiar, realiza la sesión de hemodiálisis en su domicilio, con un control telemático desde el Hospital. Lógicamente los pacientes y sus familiares necesitan un entrenamiento previo y las primeras sesiones se realizan en el Hospital. Es una técnica que solo pueden hacer los pacientes estables, con mayor iniciativa, y que tiene la ventaja de incrementar su calidad de vida. Ha sido apoyada por la gerente del Hospital, Vicenta Tortosa, de forma que "somos el primer hospital de la provincia de Alicante que ofrece esta opción", puntualiza la supervisora del servicio.
Pacientes
En Hemodiálisis hay 84 pacientes con una media de edad que está entre los 60 y 65 años.
En diálisis peritoneal el número de enfermos es menor y la edad media mas baja, pues la elige gente más joven que se trasplanta antes, siendo en la actualidad unos 13 pacientes.
Una lucha diaria es concienciar a los pacientes de la importancia de los hábitos dietéticos. Han de asumir que es fundamental cuidarse de forma continua ya que se enfrentan a dos problemas: por un lado, la acumulación de líquidos que se produce al no poder orinar (con riesgo de edema agudo de pulmón), por lo que hay que restringir drásticamente la ingesta de líquidos y, por otro lado, reducir el consumo de potasio que se encuentra sobre todo en frutas y verduras.
En Nefrología casi todos los pacientes son casos crónicos, lo que genera una convivencia permanente entre enfermos y profesionales. Cada enfermo tiene su propia historia, se conocen y pasan casi más tiempo en el hospital que con sus propias familias, por lo que la relación llega a ser personal e íntima. Mercedes Box se siente afortunada al poder "trabajar en lo que me gusta, pese a que es duro. Convivimos con enfermos que pasan aquí años de su vida puesto que no todos pueden recibir un trasplante". Agrega que "con el tiempo el personal toma cariño a los pacientes, y si se muere un enfermo, se muere una parte de ti".
Ciertamente, la relación entre personal y pacientes es casi de amor-odio. El trato es cercano, pero a la vez los profesionales tienen que ser duros para que los enfermos asuman las restricciones en la alimentación. Las enfermeras comentan que es una pelea constante, pero se les toma cariño y también se requieren grandes dosis de paciencia. Es algo complicado, como ocurre en el marco de cada familia.
Agregan que los enfermos tienen la opción de no hacer diálisis, pero saben que su pronóstico vital sería peor y el miedo es un componente que está ahí. Algunas personas de avanzada edad deciden no hacer la diálisis. Esto no conlleva la "ausencia de tratamiento" ni una menor atención asistencial, si no que por el contrario, se les proporciona una asistencia personalizada con el fin de facilitarles la mejor calidad de vida posible. Además, saben que esta decisión no es irrevocable.
Día a día
Mercedes Box lleva 30 años trabajando en la Unidad de Hemodiálisis del Hospital de Elda y le quedan solo unos meses para retirarse, pero le cuesta dejarlo. Una de sus metas era sacar adelante la unidad de hemodiálisis domiciliaria y así cerrar un ciclo que comenzó cuando entró a trabajar en esta unidad en 1988. En estos años ha vivido innumerables situaciones con los pacientes: "Tengo recuerdos entrañables, como el de una paciente trasplantada en Barcelona que grabó un vídeo que nos hizo llorar. Ellos valoran el contacto, el interés, es un proceso emocional, pues son muchos años juntos y muchas vivencias. Tuve otra paciente cuyo marido era camionero y ella nos contaba lo que hacía en sus viajes, era tan divertido que estábamos pendientes todas las semanas de lo que nos narraba. Otra paciente, una señora mayor después de recibir un trasplante, volvió para decirme que se había equivocado, pues aquí tenía su grupo de terapia y ahora estaba sola".
En la Unidad de Hemodiálisis trabajan en tres turnos continuados durante toda la semana. Una de las enfermeras, Cristina Poveda, cuenta que se viven situaciones de mucho estrés: "Algunos pacientes se marean o pierden el conocimiento y tenemos que reanimarlos, además muchos son gente mayor con patologías muy graves. Los vemos todos los días y somos como una familia. Llevo nueve años en Diálisis, me gusta mucho mi trabajo y creo que se genera un grado de confianza tal entre los compañeros que nos lleva a ayudarnos unos a otros. También hay risas, peleas y en Navidad nos disfrazamos para darles ánimos y que se diviertan". La enfermera Antonia Pérez relata: "Somos un equipo, pero la situación del paciente también depende del tipo de persona que es y del ánimo con el que viene, eso influye más que la edad que tengan".
Historias personales
Pilar Castilla, de Elda, es una paciente de 51 años que lleva tres años y medio en diálisis: "Son sesiones duras, pero para mí es una esperanza. Además, me tratan super bien, cuando estoy aquí habló, leo y duermo, pero no podemos comer".
Otro problema al que se enfrentan algunos pacientes es el económico, pues tienen un grado de minusvalía que les impide trabajar, y algunos no tienen ninguna ayuda. "Los enfermos salen cansados y se tienen que acostar o esperar a la ambulancia, regresan tarde a casa, después de muchas horas. Es una técnica invasiva y salen agotados", explican las enfermeras.
José Francisco Corbí, de Monóvar, tiene 58 años y lleva 34 años acudiendo todas las semanas a diálisis, incluso después de ser trasplantado, ya que le fue mal y tuvo que volver. Asimismo, José Amorós, de 51 años, lleva en diálisis desde 2012, y asegura que está contento con la Unidad porque son muy buenos profesionales, muy atentos y hay una excelente relación.