Petrer Islámico

PETRER ISLÁMICO CONCEPCIÓN NAVARRO POVEDA © Concepción Navarro Poveda e Instituto de Estudios ’Juan Gil-Albert’ El Ayuntamiento de Petrer agradece al Instituto de Estudios ’Juan Gil Albert ’ las facilidades ofrecidas para la publicación de este Estudio, que forma parte del Volumen II de las Ayudas a la Investigación 1984-1985, publicadas por dicha Institución. I.S .B.N. 84-7784-012-1 -Obra Completa I.S.B .N . 84-7784-014-8 -Volumen 2 Dep. Legal: A-962-1988 Gráficas ESTILO, S.C. -Gral. Elizaicin, 11 -ALICANTE CONCEPCIÓN NAVARRO POVEDA .,, PETRER ISLAMICO A BonÍ NL1estro interés por la Historia y ArqL1eología_ cJ.e Petrer nos llevó en fa década de los set~nta a formar pa,rte del-gtllpo ÚqL1e9_Jógico ·local , creado en 1968 por jó venes adscritos a diferentes organizaciones cu!tL1ra!es y deportivas , (Clllb de la fll ventlld, Centro Excllrsionista de Petrer y la Organización lllvenil Española) los cL1ales mostraban lln gran entllsiasmo y a la vez respeto por la conservación y difu sión de nllestro patrimonio arqL1eológico. Por esas fechas proliferaban grupos de Misión Rescate , y secciones arqlleoló gicas de centros deportivos y cL1!tL1ra/es, tanto en estos valles del Vinafopó, como en otras comarcas d e la provincia , sin dL1da atraídos por la riqueza de estos valles poblados desde épocas prehistóricas. Sin emba1go, el grupo arqL1eológico local, del qlle formaban parte en Sll pri mera fase Pepe, Paco, Boni, Dámaso, Santiago, Héctor y Pepito entre otros, sa lían al campo a prospectar, en bllsca de las lwellas dejadas por nllestros antepasa dos , haciendo peqL1e11os sondeos qlle les proporcionaban materiales líticos, frag mentos cerámicos , lwesos, etc., qlle nos hablaban de las diferentes cL1ftL1ras asen tadas en nL1estro término. Así tllvimos conocimiento de la ocL1pación en la Edad del Bronce de la zona de Catí-Farada , del Ginebre , MirabL1enos, entre otros, fa ocL1pación romana y árabe de Castellarets , el asentamiento ibero-romano de Ca prala , así como la importancia del yacimiento mllslllnnín de Pussa, Cllando reco gieron las yeserías tras haber sido sacadas por el arado de lln campesino, mostrán dose mlly sensibles por la recL1peración y restaL1ración del Castillo cL1yos maltre chos nwros aún conservaban visible el signo de la cL1ftL1ra árabe y la bajomedieval cristiana. Con escasos medios y precarias condiciones nos mostraron SLIS hayazgos en las exposiciones celebradas en el año 1968 en la O.J.E. , y en el 1969 en el Centro ExcL1rsionista de Petrer. A mediados de los setenta nos integramos en el grupo, siempre con el propó sito de salvagL1ardar el patrimonio arqL1eo!ógico , con la finalidad de crear lln Mll se o ArqL1eológico Mllnicipal. Ante la imposibilidad de ver colmados nllestros de seos presentamos aprovechando la aparición, en septiembre de 1975, de dos mag níficos mosaicos romanos, policromados y geométricos, datados en el siglo JI! d. C., junto con otraas piezas cerámicas , llna exposición en el local social de la Comparsa de Labradores, qlle amablemente nos cedió para tal fin, repitiéndola al a110 siglliente, las dos ce/ebradé1s dww1te las Fiestas Patronales de OctL1bre. La desaparición de nL1estro compa11ero Dámaso y el continllo peregrinar de los materiales de llnas dependencias municipales a otras, nos ha impedido exponer los mat eriales; realizando en 1979 llna ’Exposición de Cerámica PopL1!ar ’ esta vez en los salones de la Unión de Festejos San Bonifacio mártir, al igllal qlle la ’Mos /ra Etnográfica i de CostL1ms de Petrer’, celebrada en ]linio de 1983, las dos 01ga nizadas y montadas por el ’Grupo ArqL1eo!ógico Dámaso Navarro’. A pesar de estas actividades nuestro deseo era organizar y catalogar el mate rial cerámico de los diferentes yacimientos arqueológicos de una forma sistemática para poder conocer los períodos cronológicos de cada yacimiento y poder con ello conocer la evolución y desarrollo sociocultural de la población de Petrer, y sus re laciones con los pueblos asentados en la Cuenca del Segura, del litoral, o de la Me seta desde la prehistoria hasta nuestros días. Ya habíamos iniciado los primeros trabajos con el lavado y signado de las pie zas cerámicas, cuando tuvimos conocimiento de la Convocatoria Pública de Ayu das a la Investigación, realizada por el Instituto Juan Gil-Albert, dependiente de la Excma. Diputación Provincial de Alicante , con ello veíamos una buena oportu nidad para realizar un estudio sistemático de los yacimientos de Petrer, pero aquí se nos presentaba un problema, pues la variedad de yacimientos y la cantidad de material nos aconsejaban hacer el estudio de un período histórico concreto, de ahí que decidimos hacer el trabajo sobre la época islámica y bajomedieval cristiana, tomando para ello los yacimientos de Castellarets, Pussa y el Castillo. No queremos terminar sin expresar nuestro agradecimiento a una serie de personas e instituciones por la ayuda y colaboración que nos han prestado, como han sido los componentes del Grupo Arqueológico, que durante muchos años ha conservado y cuidado los restos arqueológicos aparecidos en Petrer, en espera de poder ser estudiados, tarea que nosotros hemos acometido contando con su cola boración en los trabajos de lavado y dibujo, en especial a Boni, Antonia, Tina y Loli, en el mecanografiado y en el dibujo . Agradecer también a Rafael Azuar sus consejos y orientaciones, que han sido fundamentales para poder realizar este trabajo, así como agradecer las sugeren cias , siempre acertadas, de Mauro Hernández, quien ha llevado Jambién la res ponsabilidad de las gestiones de la publicación y de la imprenta. A Lorenzo Abad, por la lectura del texto, también a Hipó/ita Navarro, quien puso a mi disposición su biblioteca. Agradecer , como no , al Instituto Juan Gil-Albert, la ayuda material que hizo posible la realización del trabajo, y ahora facilita su publicación en tirada aparte. Por último expresar mi reconocimiento al Excmo. Ayuntamiento de Petrer , por la buena acogida que tuvo el proyecto de la publicación de este trabajo por parte de la comisión de cultura y del Concejal Delegado Juan Conejero, que han hecho materialmente posible la publicación de este estudio, que sólo pretende acercarnos a una etapa histórica de nuestra Villa. La población de Petrer, está situada al Noroeste de la Provincia de Alicante, con un término municipal de 104 Km., y limita con los términos municipales de Sax y Castalia por el Norte, con Agost por el Este, con Monforte del Cid, Novelda y Agost .por el Sur y con Elda y Sax por el Oeste. POBLAMIENTO DE PETRER HASTA LA ISLAMIZACIÓN Dentro del Valle Medio del Vinalopó, Petrer ocu pa la orla montañosa que bordea la margen izquierda del río, cerrando por el Noroeste el llamado Valle de Elda; valle con restos de poblamiento prehistórico des de el III. milenio a. de C. (M. Hernández, 1982). Los restos más antiguos se encontraron en la Ca sa Colorá, de Elda, se trata de una cueva sepulcral con enterramiento colectivo perteneciente a época Eneolí tica, cuya cronología podría estar entre 2.500-2 .000 años a. de C. Otros restos aparecidos en la Cueva del Hacha, en las Laderas del Pantano, junto con otros enterramientos en cuevas y grietas, son sin embargo de más dudosa datación . (M. Hérnández, 1982, p. 17) . Los poblados pertenecientes a este momento son de difícil localización, al estar asentados al aire libre y en tierras llanas, hecho que ha motivado su fácil des trucción, al ser zonas sometidas a continuas roturacio nes, lo que motiva que tengamos un cierto desconoci miento del desarrollo de la población del Valle en ese momento. Sin embargo, a partir del inicio del II . milenio, los pobladores vuelven a ubicarse en zonas elevadas, ge neralmente en cerros de fácil defensa, produciéndose un cambio cultural con la utilización de nuevos elemen tos metálicos como el bronce. 7 En esta zona tenemos inventariadas un buen nú mero de poblados pertenecientes a la Edad del Bron ce , aunque en su mayor parte todavía no excavados, (J. F. Navarro, 1982, p . 19 -70; M. Hernández, 1983, p . 17-42; M. J. Walker, 1981), pero que nos lleva a pen sar en una mayor densidad de población . Siendo a par tir de ese momento cuando la zona Noreste de Petrer, eminentemente montañosa, con alturas de unos mil me tros y con ricos y dispersos manantiales, va a ser ocu pada por un poblamiento con cultura material perte neciente a la Edad del Bronce. Estos primeros asentamientos se localizan en la zo na de Cati-Foradá, yacimiento dado a conocer en 1911- 1925, por Jiménez de Cisneros; en el Perrio, Mirabue nos, el Ginegre y lama del Castillo (Navarro, 1983). Po blados simplemente prospectados por el grupo arqueo lógico local, a excepción de una pequeña cata realiza da por M. J. W alker, ( 1981) en el yacimiento de la Foradá, recogiéndose cerámica y cebada carbonizada, que tras su análisis rediocarbónico, ha sido incluido por F. Gusim en la Fase I del Bronce Valenciano, (M. Her nández, 1983, p. 22) . Todos estos poblados vienen a situarse en cerros de fácil defensa natural, en algunos casos con contac to visual entre ellos y cerca de valles y ramblas que en marcan un pasillo o paso de comunicación con el Va lle Medio del Vinalopó . Hasta el momento, sólo tenemos un conocimien to parcial del poblamiento prehistórico de esta zona in terior del Valle, en cuanto que no se han llevado a ca bo excavaciones arqueológicas, ni estudiado en su con junto el material obtenido de las distintas prospecciones, pero creemos que la población va evo lucionando, entrando en contacto, ya en el l. milenio a. de C ., con las grandes civilizaciones históricas del Mediterráneo Oriental, al haber encontrado restos de cultura material ibérica, con piezas fragmentadas de tipología griega. PAÍS . VALENCIA F¡g.1 FIGURA 1.- Situació t erme de Petrer 8 E; 1:so.ooo o t FIGURA 2 .-Yacimientos con restos de cultura material de Época Medieval, dentro del término municipal de Petrer : I. Castillo; 2. Pussa; 3 . Castellarets 9 Desde el siglo V. a. de C. la cuenca del Vinalopó, se encuentra densamente poblada con gente que ocu pa las pequeñas elevaciones cerca del río, las terrazas y valles fértiles, con buenas tierras para el cultivo y bue na comunicación entre ellos, a través de los cauces de las ramblas y pequeñas depresiones montañosas. De los cuatro yacimientos localizados en Petrer, sólo uno, el de la Sierra del Caballo, supera los 700 metros de altu ra , y creemos, por su situación, que se trata más de un punto estratégico, que de un poblado, al dominar parte del Valle Alto del Vinalopó, y los Valles Medio y Bajo hasta el litoral, controlando el paso de la mese ta al litoral Mediterráneo . Los otros tres asentamientos, situados en el Valle de Caprala, el Chorrillo y creemos que bajo la actual población de Petrer, nos han proporcionado un abun dante material arqueológico, pero todavía se encuen tra en proceso de clasificación, por lo que nuestros co nocimientos sobre la población de Petrer en esa época son todavía escasos. (Navarro, 1986) . La llegada de los romanos a estas tierras, no su puso una ocupación masiva ni violenta del territorio, sino más bien se produjo una progresiva romanización de sus primitivas gentes, desarrollándose una nueva es tructura política, con un cambio en las relaciones eco nómicas a partir de la aparición de las villas rústicas, tan abundantes en la cuenca del Vinalopó, desde el si glo l. a. de C . al siglo III d. C. Si bien es verdad que Petrer, no aparece en las fuentes antiguas, tenemos constancia de la existencia de poblamiento, a través de los restos arqueológicos hallados, de forma fortuita en 1975, en el casco urba no de la población. Se trata de dos bellos mosaicos po licromados y con decoración geométrica, fechados por Llobregat, entre finales del siglo 11, principios del si glo III d . C., (1980). Junto a este mosaico datado por L. Abad, como perteneciente a época severiana, (1985, ji: 326) aparecieron varias monedas de difícil identifi cación, así como doliums, cerámica sigillata hispáni ca, ánforas, tegulas, conjunto cronológicamente encua drable entre los siglos 11-IV. de C. Este hallazgo nos venía a confirmar, lo que ya in tuíamos por la toponimia, el origen romano de Petrer, al estar estos restos arqueológicos bajo el actual casco urbano de la población. La villa, a la que pertenecían estos restos, sería un centro de explotación agraria, en relación con las cer canas vías de comunicación, ya que un ramal de la an tigua Vía Hercúlea, llamada Vía Augusta desde Épo ca Imperial, pasaba por estos valles del Vinalopó sien do el itinerario de Antonino el que deja constancia de algunos lugares conocidos y situados en el Valle Me dio del Vinalopó, como «Ad Ello», que podría ser un yacimiento cercano a Elda, quizá el Monastil, y la «mansión de Aspis», que podría ser el Castillo del Río en Aspe, (Morote, 1979, Llobregat, 1980, Azuar, 1983, M . Rabanal, 1985). Tras la crisis del Bajo Imperio, la población con centrada en pequeñas comunidades rurales se disper- 10 saría por los fértiles valles interiores del término, co mo serían Pusa y Castallarets, aunque sólo en este úl timo se han encontrado restos cerámicos de pa sta gris con decoración estampillada con motivos de palmeta, sigillatas claras y ánforas de tipología tardía, cuyo pa ralelo lo encontramos en el material aparecido en el Sambo (Novelda) y en los últimos niveles del Monas til. En conjunto elementos poco significativos, para po der ofrecer un panorama cuantitativo de la población en ese momento, pero que podrá ser completado a me dida que se estudien los materiales que hay almacena dos en los museos, y se den a conocer las conclusio nes, o por otro lado, que se realicen excavaciones ar queológicas en algunos de los poblados prospectados , ya que en esos momentos se producen en la sociedad romana, una serie de cambios, políticos, sociales y eco nómicos, que de momento no son perceptibles en nues tra zona, a excepción de un cierto cambio de mentali dad religiosa, al aparecer resto de sarcófagos con ele mentos decorativos cristianos, como es el aparecido en Elda, con la escena de Jonás, (Llobre gat, 1980. A. Ro dríguez, 1985). Aún con escasas fuentes y pocos datos arqueoló gicos, sabemos que el interés por esta zona del Vinalo pó, continúa durante la época visigoda, al aparecer re seña da la sede Eleotana por primera vez en el Sínodo de Toledo, celebrado en el 610 , perviviend o hasta el 675, en que desaparece de las fuentes al ser absorbida por la de Illici, (Llobregat , 1973, 1980. Azuar, 1983). No entramos aquí, en la discusión de la ubicación de la sede, pero sí al menos decir que cada vez son más los autores que aceptan la tesis defendida por Llobre gat, (1980), (Azuar, 1983 , Rubiera, 1985, P . Re ynal do, 1985, Rodríguez Colmenero, 1985) en contra de lo apuntado por el profesor Malina López, (1971). No sotros también creemos que la sede episcopal Eleota na, estaría situada en el Monastil. La población de Petrer, formada sin duda, por pe queños grupos dedicados a la agricultura y ganadería, pasaría de forma anónima ante los cronistas visigodos, siendo los restos arqueológicos los únicos elementos que nos pueden aportar información de l hábitat de est a zo na norteña del valle. LA ISLAMIZACIÓN Con la llegada de los musulmanes a la península en el 711, la población del valle va a verse nuevam ente inmersa en los acontecimientos hi stóricos, con la apa rición de un famoso personaje o noble visigodo , lla mado Teodomiro, gardingo que pod ría tener un cier to dominio sobre las tierras y sobre los habitantes de l valle. En abril del año 713, se firmar á un tratado de ca pitulación entre Teodomiro y Abd al Aziz ib n Muza , por el que Teodomiro era nombrado gobernador de un amplio territorio a cambio del reconocimiento de la so beranía musulmana y de procurar la recaudación tri butaria establecida en el texto del pacto, sobre siete ciu dades, entre las que aparecen una «lyyuh» y una « Blntla», identificables con la «Ello visigoda» y posi blemente la actual Villena, (Llobregat, 1973, Azuar, 1983, Rubiera, 1985) . Al estar estas poblacione s próximas a Petrer, (pues como en el caso anteriormente reseñado, no vamos a entrar en el desarrollo de la discusión sobre la identifi cac ión de esta s ciudades, ya que seguimos la tesis de l os autores antes citados), p en samos que también su territorio y consecuentemente su población quedarían s ujetos a las condiciones del mencionado pacto. A parti r de ese momento desaparecen las noticias documentales sobre esta zona del Valle Medio del Vi nalopó, al ser, quizá , cons idera dos como población de mozárabes, pasando a finales del siglo octavo, a ser ju rídicamen te considerados como muladíes, descendien tes de la primitiva población hispano-romana, conver tidos ofici almente al Islam. (Rubiera, 1985). Con todo ello pensamos que la islamización del valle se va realizando de forma prog resiva, al ir ocu pando estas tierras grupos de musulmanes orientales, clien tes fie les de los omeyas, ocup ando los cargos de gobernado res y actuando con bastante independenci a del poder emiral de Córdoba. No obstante la pobla ción de estos momentos de la Alta Edad Media (S. !X X) no sería muy elevada , a tenor del escaso número de yacimie ntos con restos de cultura material adscrita a este período . Siendo a partir del siglo X-XI, en épo ca del Califato Omeya, cuando Petrer, empieza a te n er una cierta importancia en función de su situación con relación al Valle Medio del Vinalopó . Por estas fechas posiblemente llegarían hasta es tos valles grupos de musulmanes, que vendrían a ocu par lugar es estratégicos como Castellarets y el propio Petrer, instalando sus hogares en la falda de la loma, donde construirían una torres de enlace visual con Sax, y el propio Castellarets, controlando el paso del lito ral hacia el Medio y Alto Vinalopó. Creándose una línea de frontera defensiva ante un posible ataque fat imí (Rubiera, 1984). Ante la escasez de fuent es para este período islámico, pues sólo tene mos como reseñables los itinerarios de Al-Udri (S . XI) en el que se mencionan las alquerías de Aspe y Biar, es a través de los restos arqueológicos como podemos empezar a constatar la presencia musulmana en deter minados lugares del valle, como es el yacimiento del Sambo, en Novelda, con material tardo romano y pre califal, cuyo material más significativo, son jarras de boca ancha y cuello cilíndrico, con paralelos en Medi na Al-Zahara, candiles del tipo IV b, de Roselló (Azuar, 1983) y marmitas de base plana (S. Gutiérrez, 1987). Del período califal y taifas, tenemos los castillos de Sal vatierra, en Villena, con cerámica de cuerda seca, es ta mpilladas y también decoradas en verde y mangane so (Azuar, 1983). Les Castellerets, en Petrer, con atai fores de la forma I de Roselló decorados en verde y manganeso, (Azuar, 1983), redomas de forma pirifor me vidriadas en melado, jarras de cuello cilíndrico y 11 cuello globular, entre otras piezas que posteriormente detallaremos al ser éste uno de los yacimientos estu diados en el presente trabajo . Sin embargo a pesar del avance que supone tener localizados estos yacimientos, nuestros conocimientos todavía son limitados, para poder hacer una valora ción del poblamiento del valle en ese momento de la Alta Edad Media. A partir de mediados del S . XII, con la llegada de los almohades estos emplazamientos van a tener una mayor entidad, al aparecer nuevas y fuertes fortalezas , en ocasiones contruidas sobre las ya débiles torres ome yas, efectuándose una significativa repoblación con b e reberes norteafricanos. Este población será la base de l actual distribución de la villa de Petrel y demás pu e blos y ciudades de estos valles del Vinalopó (Azua r, 1983), pues a diferencia de lo ocurrido en el períod o a nterior, el valle recibe un fuerte contingente hum a no, posiblemente a partir de 1172 , fecha en que por orden del alifa Abu Yakub, se licencia en Murci a el ejército almohade, al regreso de un malogrado asedio a la alcazaba de Huete (Vilar, 1976) (Manco García, 1985), hecho que hace posible la construc ción de fue r tes fortalezas a lo largo de toda la cuenca del Vinalo pó, reforzando la línea fronteriza con los reinos cris tianos, encontrándonos en un corto período de tiem po con un potente y uniforme horizonte cultura l almohade. Pues a este período, fines del S. XII y prin cipios del S. XIII pertenecen según Rafal Azuar (1981, 1983 y 1985) los castillos de Petrer, Elda, Novelda, Ata laya de Villena, Sax y Biar, datados a partir de restos castellológicos, ya que tienen una gran similitud en el sistema constructivo con torres y lienzos de tapial y abundante material cerámico, como ataifores vidria dos en verde, tipo IV a), de Rosselló, jarritas con de coraciones grafiadas (Azuar, 1983, 1985) (Navarro, 1986, 1987) junto con una serie de datos documentales . La importancia de esta zona como vía natural de comunicación y frontera también natural entre los rei nos cristianos y musulmán, se mantiene en época al mohade hasta bien entrado el S. XV. Por el tratado de Cazola (1179), se estipula la conquista del reino mu sulmán de Murcia por los reyes castellanos, frontera s que se ratifican en 1244, con el tratado de Almizra (Del Es tal, 1977, 1982) siendo el Vinalopó parte de la líne a de frontera, aunque desde 1243 (pacto de Alcaraz) el rey murciano lbn Hud, se había proclamado vasallo del rey castellano (Del Esta!, 1977). Tras el tratado de Almizra, la coron a castellana se apresura a hacer efectiva la conquista, dando los cas tillos y tierras de esta zona del Vinalopó, en señor ío a importantes nobles (Azuar, 1983). Así Petrer y su cas tillo fueron dados a D. Jofre de Loaysa (Azuar, 198 1, 1983), según privilegio dado el 20 de agosto de 1258, en Segovia por el Rey Alfonso X el Sabio (Cascale s 1980, Navarro 1985). Los castillos de Villena y Sax fue ron entregados al señorío del infante D. Manuel (So ler 1969, Azuar 1983), Elda a D. Guillén el Alemán, en 1244 (Torresfontes 1973, Azuar 1983), igualmente los lugares de Novelda, Aspe y Monforte pasaban a in tegrar el término municipal de Alicante en 1952 (Del Esta!, 1977 y Azuar 1983). Se quebraba así la unidad histórica y territorial de los valles Alto y Medio del Vi nalopó mantenida durante toda la época islámica, pe ro esta separación duró poco tiempo, ya que por el pac to de Elche (1305) estas tierras pasan a pertenecer de finitivamente a la corona aragonesa, a excepción de Villena y Sax que quedan bajo la soberanía castellana. Tras la conquista cristiana, estos valles del Vina lopó van a experimentar un cambio en sus estructuras políticas y sociales, a pesar de que el mayor contingente poblacional va a continuar siendo sarraceno, pero van a desarrollarse nuevas formas constructivas con nue vos y variados motivos decorativos más acordes con la corriente gótica, elementos que veremos reflejados en los restos arquitectónicos de los castillos y en las for mas y decoraciones de sus utensilios cerámicos encon trados en los castillos o en las zonas antiguas de los actuales núcleos de población del valle; son materiales cuyo estudio nos amplía nuestro conocimiento sobre la población bajo medieval de Petrer, su evolución y relación comercial con otras poblaciones de estos va lles o con lugres muchos más alejados. YACIMIENTOS CATALOGADOS METODOLOGÍA Para el estudio de este amplio período histórico (S. X-XVII) dentro del término de Petrer, la principal fuente de información con la que podemos contar, a falta de fuentes escritas, es la arqueológica, que aún siendo conscientes de su limitación, creemos que pue den ser los restos de cultura material un elemento su mamente válido para poder conocer el origen y evolu ción del poblamiento islámico y fajo medieval de Pe trer. El material cerámico recogido por el grupo arqueo lógico local ha aparecido en diferentes puntos de lapo blación y del término, la mayoría de las veces de for ma fortuita, al efectuar la cimentación de un edificio en el casco antiguo de la villa, o ser sacadas por el ara do de los labradores. Los yacimientos posprectados y que van a ser es tudiados son: Els Castellarets, Pussa y el Castillo. El material del castillo procede de las sucesivas fases de restauración que se han efectuado durante varios años en la fortaleza. En Pussa se han recogido gran canti dad de fragmentos cerámicos y unas interesantes yese rías sacadas a la superficie por el arado de los labra dores, así como un conjunto de material aparecido al efectuar una zanja para canalizar el agua que va a Pe trer desde el pozo del Esquina!, recogiendo también el estudio de un enterramiento hallado recientemente en nuestras prospecciones. La abundancia del material recogido, así como su variedad en cuento a formas y decoraciones, nos ha cía pensar en la importancia de estos enclaves en épo- 12 ca musulmana y medieval, como así vino a confirmar lo la aparición en 1975 de unos mosaicos romanos po licromados con decoración geométrica, al comprobar que dicho dibujo coincidía con la decoración de las ye serías aparecidas en Pussa (Navarro Vilaplana, 1975), piezas éstas de Pussa, con escasos paralelos en nuestra zona, pues sólo los paramentos de los baños árabes, encontrados en el actual Convento de la Merced de El che (Castaño, 1985) pueden tener relación temporal con ellos. Todo ello, junto a la aparición de estudios par ciales (Soler 1980, Pavón 1980, Epalza-Rubiera 1984, Azuar 1983 1985)sobre algunas de estas piezas y yaci mientos, nos iban indicando lo interesante que podría ser acometer de forma global el estudio de estos mate riales; sobre todo a partir de las excavaciones que anual mente se están llevando a cabo en el Castillo del Río (Aspe) y Rábita de Guardamar, dirigidas por Rafael Azuar, así como las llevadas a cabo en el Castillo de la Mola (Novelda) bajo mi dirección, en cuanto que a través de las excavación sistemática de estos castillos, y el estudio de sus materiales, hemos podido emmpe zar a comprobar de forma material la importancia del poblamiento en los Valles del Vinalopó, en época islá mica y bajo medieval, y cuan necesario es acometer la catalogación y estudio de los fondos existentes en los museos arqueológicos, pues será entonces cuando po damos tener un mayor y mejor conocimiento de la evo lución experimentada por la población, desde la Épo ca Bajo Imperial, hasta la Edad Moderna. La amplitud cronológica de los materiales a cata logar y estudiar, en principio nos planteaba una serie de problemas como eran, primero el hecho de no pro ceder de excavaciones sistemáticas, lo que podía ha ber llevado mezclar material de distintos yacimientos, por otro lado, que parte del material estaba formado por piezas fragmentadas de reducido tamaño, lo que dificultaba el trabajo a la· hora de buscar sus parale los, y por último la tipología a utilizar, al comprender un período de tiempo que englobaba dos culturas, la islámica y la cristiana, con elementos materiales dife rentes, aunque indudablemente influenciados, ya que a partir de la segunda mitad del S. XIII tras la con quista cristiana, se produce un cambio en las formas cerámicas y en las decoraciones pero seguían desarro llándose formas tradicionales con pequeñas variacio nes al continuar siendo la población en su mayor par te sarracena. Conscientes de todos estos pequeños obstáculos, hemos intentado a partir de unos criterios básicbs, apli car una metodología, que creemos nos ha sido muy po sitiva, para llevar a buen término el trabajo que nos habíamos propuesto realizar . Estudio que hemos llevado a cabo gracias a la ayu da concedida por el Instituto de Estudios Juan Gil Al bert, entidad que está contribuyendo a la realización de importantes y variados estudios en todo nuestro ám bito provincial. La primera tarea a realizar fue lavar y revisar to do el material almacenado en cajas por yacimientos, desechando las piezas de dudosa procedencia, para evi tar posibles errores en su catalogación , una vez signa do se trabajó en la reconstrucción de algunas piezas, pasando posteriormente a la descripción de todo el ma terial seleccionado, a través de una completa ficha de descripción , en la que se recogen tanto aspectos for males como de textura y decoración de cada una de las piezas. Para el estudio de la cerámica islámica, hemos uti lizado las tablas tipológicas y terminológicas propues ta s por G. Rosselló Bordoy, en su obra «Ensayo de Sis tematización de la Cerámica Árabe de Mallorca» (1978) completada con otro trabajo , titulado «Nuevas For mas en la Cerámica de Época Islámica » (1983), a par tir del material cerámico aparecido en la calle Zavellá (Rosselló Pons, 1983). En cuanto a las cerámicas esmaltadas de época cri stiana, como son las decoradas sobre vidrio estaní fero, en verde y manganeso, azul cobalto y reflejo me tálico, de tradición Paterna-Manises y monócromas de época tardía, hemos utilizado la clasificación tipológi ca realizada por Javier Martí y Jo sefa Pascual «La Ce rámica Verde y Manganeso de Paterna: propuesta de Método para su Estudio » (1987), por considerarla más adecuada para este tipo de manufacturas bajo medie vales. Por último, sólo nos queda hacer referencia, a la lectura gráfica del material catalogado, partiendo de la propuesta por Rosselló Bordoy, en la obra anterior mente citada, aunque para no ampliar demasiado las tramas, algunas nos han servido para representar de coraciones de tonalidad distinta . MANGANESO. ÓXIDO DE HIERRO AZUL COBALTO. VIDRIADO GRIS ~ VERDE • REFLEJO METÁLICO ■ MELADO BLANCO 13 YACIMIENTO ELS CASTELLARETS Situación Yacimiento situado al noroeste de la población, tiene su acceso por el camino de la Almadrava y por la partida de Rabosa. Su altitud supera los 800 metros sobre el nivel del mar, ocupando la totalidad de una pequeña meseta de 90 por 59 metros, siendo sus coor denadas: 38 ° 29’ 40’ lat. N y 2 ° 58’ 23’ long. E . me ridiano de Madrid. Descripción Castellarets junto con la Silla (1.127 m.) cierran por el este el pequeño valle de l’ Almadrava, contro lando el paso hacia el litoral por Agost, en dirección oeste, el valle tiene su salida por 1a Rambla de Pussa, que a su vez lo pone en comunicación con la pobla ción de Petrer y con el llamado Valle de Elda, contro l a ndo también el camino que comunicaba Petrer con la Hoya de Castalia . Esta situación convierte a Caste llarets en un punto eminentemente estratégico al estar visualmente comunicado con los castillos de Alicante, Petrer y Valle de Elda. Desde los años sesenta Castellarets, ha sido cono cido como lugar de interés arqueológico por la canti dad de restos cerámicos que se veían en la superficie de su ampli a meseta. Siendo el año de 1968, cuando un grupo de jóvene s adscritos a diferentes organiza ciones culturales y deportivas se constituyeron en gru po arqueológico, realizando una serie de prospeccio ne s que dieron como resultado la recogida de gran can tidad de fragmentos cerámicos, material que por su decoración y textura podía clasificarse como pertene ciente a époc a tardorromana y medieval. Entre los materiales hemos podido distinguir, un conjunto de ánforas bajo imperiales del tipo Dressel, 26, con sigillata clara D y cerámicas de pasta gris es tampillada con motivo de ro setas, con para lelos en los niveles superiores del Monastil (Llobregat, 1980. Ro dríguez Colmenero, 1985. A. Poveda, 1985) y del Sam bo (Azuar, 1983. A . Poveda, 1985. P. Reynolds, 1985) material muy interesante pero que queda fuera de nues tro estudio. Junto con este material aprecian fragmentos de at aifores viriados y decorados en verde y manganeso, pertenecientes al grupo I de Rosselló, con paralelos en las piezas de Medina Al-Zahra, así como redomas y ja rritas, conjunto cla sificado como de época islámica, fi nes del siglo X, principios del XI (Azuar, 1983). A es ta interesante cronología se unen los últimos estudios aportados por la doctora Rubiera (1985) que situa en Castellarets, una posible fortaleza atalaya, que junto con la de Alicante y Salvatierra de Villena, controlaría visualmente la frontera del Vinalopó ante la posible lle gada de abassies. Castellarets Hipótesis altamente sugestiva y que podría con firmarse cuando se efectúe un sondeo o excavación ar queológica de forma sistemática, ya que el yacimiento conserva intactos sus niveles arqueológicos, aprecián dose restos de una posible línea de muralla en el flan co norte, única zona que no tiene defensa natural. To do ello hace que Castellarets sea uno de los yacimien tos arqueológicos más importantes del Valle, pues su estudio nos puede ayudar a conocer el habitad de altu ra en época alto medieval en las comarcas del Vinalopó. Estudio del material arqueológico Los materiales catalogados, fruto de prospeccio nes, son las correspondientes a época medieval, que aún no siendo muy abundantes, 55 piezas, creemos que son suficientemente representativas, al abarcar un período cronológico que va desde finales del siglo X al siglo XII . El material cerámico está compuesto en su mayor parte por fragmentos de forma cerrada, jarras, mar mitas y redomas, siendo los ataifores las piezas de for ma abier ta. Las jarritas suelen ser de forma globular con cue llo cilíndrico y borde redondeado o exvasado (fig. 4; 1, 13) presentando como decoración líneas incisas o en relieve por el cuello y por la parte superior de la pan za. Sus paralelos los encontramos en las jarritas apa- 14 recidas en la Rábita de Guardamar (Azuar, 1985) y en el Sambo (Museo Arqueológico de Novelda, y de El da) cuya cronología estaría encuadrada en el siglo XI. También tenemos un jarrita (fig. 5: 5) cuya tipo logía nos recuerda formas de la baja romanidad (Ra mos, 19) sin embargo, por su textura, pasta bizcocha da de color blanco con pequeño desengrasante mine ral, tenemos que relacionarla con la jarrita anteriormente descrita; su base es plana, panza globu lar y el cuello cilíndrico alto con el borde ligeramente exvasado. Paralelos tenemos en Vascos (Izquierdo, 1983), en el Sambo y en Medina Al Zahra (Azuar, 1983). Las piezas que más alto porcentaje alcanzan, las marmitas, representan un 26 por ciento, y entre ellas podemos distinguir, dos tipos o grupos a pesar de no tener ninguna pieza completa, pero sus diferencias son claramente apreciables . El primer grupo (fig. 4: 19, 20, 26) estaría representado por fragmentos de base plana y paredes aparentemente troncocilíndricas, piezas de este tipo, hechas a torno lento, se han encontrado en la Rábita de Guardamar, en el Sambo (Novelda, el Cas tellar de Elche y el Castellar de Alcoy) (Azuar, 1983. Reynolds, 1985. Torro, 1984), conjunto de piezas es tudiadas tipológicamente por S. Gutiérrez, cuyo pri mer avance ha sido presentado en el II Congreso de Arqueología Medieval Española (Madrid, enero de 1987); para dicha autora, este tipo de marmitas ads cr itas formalmente al tipo l lc, de Rosselló, presenta ba n un problema cronológ ico, al ser las encontradas en los Valles del Vinalopó, Alcoy y Guardamar, en c u adrables entre finales del siglo IX y primera mitad del X. C ronología ya apuntada por Zozaya, al clasifi car estas piezas como califales (1978) . Tam bién J. Navarro (1986), fechas las pieza·s apa recid as en el Cementerio d e San Nicalas (Murcia), Ca be zo de las Peñas (Fo rtuna) y el Ce rro de las Cabezue las ( Totan a) como pertenec ientes al siglo X, correspon di en do al tip o A, según lá tipología presentada por S . Gutiér rez (1987). E l ot ro grupo de marmi tas, está formado por frag men tos de bo rde y pan za (fig. 4: 12, 14, 15, 16, 18) cu ya tipo log ía tiene claro s paralelos co n las ollas apare c ida en la Plaza de la Virgen e n Va lencia (Bazzana, 1983). Se trata de marmi tas de borde recto o ligeramen te e xvasa do, cuello cóncavo y paredes de forma glo bular, con asas vertic ales en cint a, como decoración presen ta n un conjunto de aca naladuras por el cuello y por la par te superior de la panza , correspondería al t ipo 1 , prese ntado por Montm essi n, para los materia les halla dos en el test ar de Onda (1980 ) con cronolo g ías preca lifales y califales , sig los IX-X. Sin embargo, nosot ros creemos que este tipo de marmitas u ollas, al meno s en esta sur del País Valen c ia no, puede tener cronolo gía más baja, siglo X-XI, con para lelos en el Castillo de Cocentaina (Ferrer, 1986) y Caste llar de Alcoy (Torro, 1984 ) por citar sólo algún yacim iento. Po r últi mo tenemos un pequeño conjunto de pie zas de forma abierta, representada por ataifores vidria dos y deco rados en verde y manganeso (fig. 5: 2, 3, 4), que vi enen a represntar el 7,5 por ciento del mate rial recog ido, lo que puede indicarnos la poca inciden cia que tenía n estas cerámicas, consideradas de lujo, en las zonas rurales con poblamiento en altura. L a piez a que más interés presenta es la n. º 2, se trata d e un a base de ataifor con repie anular y paredes rectas, vi driado al exterior en tono melado y decorado interiorm ente en verde y mangane so, sobre vidrio blan co, con mo tivos reticulados y pétalos lanceolados, moivo caract erístico en las c erámicas de Medina Al Zahra, y clas ificado por Pavón, como pertenecientes al tipo C (1972, p. 204); (Azuar, 1983). Otro fr agmento es un borde de ataifor, pertene ciente al tipo I de Rosselló (1978 , 1983), vidriado en tono melad o al exterior y con decoración al interior en ve rde y ma nganeso con motivo de festones, formando u na b anda por el borde, motivo muy representado en lo s platos h allados en Medina Al-Zah ra, y en Valencia (Pa vón, 1972 . Zozaya, 1980, 1986. Bazzana, 1983). Por último tenemos un fragmento de borde de jo faina, de borde ligeramente exvasado y paredes cur vas, vidriad o en blan co en su totalidad, presenta de coración al interior en verde motivo de goterones for mand o semi círculo, con paralelos en el Castillo de la 15 Torre Grossa (Jijona) (Azuar, 1985) y Cas tillo de Sal vatierra (Villena) (M. A. M. V.) A la vista de estas cerámicas, nos encontramos con piezas califales y del primer período africano, lo que nos lleva a proponer una datación, para Castellarets, que comprendería desde el siglo X, hasta el tercer cuar to del siglo XII. Sin dejar de tener en cuenta que tene mos un horizonte cultural tardorromano de hábitat de altura, a partir del siglo V, claramente definido por P. Reynolds (1985). Sin embargo, consideramos que todavía tenemos un conocimiento parcial del yacimiento, al no poder disponer de una secuencia estratigráfica, que nos po dían indicar si hubo continuidad de poblamiento des de época tardo -romana a época islámica, con ello em pezaríamos a conocer el hábitat de una zona del valle, que unido a otra serie de estudios monográficos, nos p ue dan llevar a plantear un trabajo de síntesis, para c onocer el pobla miento de estos Valles del Vinalopó, en una época considerada hasta fechas rec ientes como d esc onocida. Y A CIMIENTO DE PUSSA Situación Valle situado en la ladera meridional de la Sierra del Caballo, en la margen derecha de la Rambla de Pus sa, con una altitud de 600 m . queda enmarcado por una serie de relieves montañosas como son, al norte por la depresión formada por el alto de Cardenes y el Pico el Frare, al este por el Perrio y al sur por el mon tículo del Barranc Fort. Su acceso se realiza por la carretera de Cati, por la rambla de su mismo nombre y-por el antiguo cami no de Castalia, formando el valle una encrucijada de caminos, al confluir en él no sólo los ya mencionados, sino también el del valle de Navayol, L’Esquinal, así como otras casas de labranza. Yacimiento de gran extensión a juzgar por la dis persión de los restos cerámicos, no conocemos sin em bargo , su dimensión exacta al estar gran parte del va lle abancalado, aunque todavía se pueden observar res tos de edificaciones con restos de pavimentos en algunas pequeñas lomas, así como grandes piedras toscas con dos surcos paralelos, que se encuentran al lado de los caminos, sin saber con exactitud si han sido deposita dos allí por los labradores, al haberles encontrado con el arado, o si verdaderamente las encontramos en su lugar primitivo. Descripción No mencionan las fuentes árabes el lugar de Pus sa, siendo en la obra de Montesinos (T. 9, p. 10-67) cuando por primera vez, encontramos referencia de la partida de Pussa, como lugar de poblamien to antiguo, al quedar -según el autor- todavía visibles restos de Yesería de Pussa estructuras y de payimento, sin adscribirlas a ningún período concreto, siendo ya en las primeras décadas del siglo XX, cuando encontramos en unas notas ma nuscritas del Presbítero Don Conrado (Hipólito Na varro, 1983) nuevamente mencionado el nombre de Pussa como valle poblado desde época antigua. Desde entonces y a través de la tradición oral, apoyada por la aparición de algunos hallazgos fortuitos, se a cono cido el valle de Pussa como un núcleo antiguo de po blación. Sin embargo, será a partir de los años sesenta cuando el grupo arqueológico local empieza a recoger el material cerámico, sacado a la superficie por los la bradores con el arado, clasificándose el yacimiento en función de los fragmentos cerámicos, recogidos como pertenecientes a la época musulmana. De esta misma forma fueron encontrados unos fragmentos de yeserías, muy interesantes, al tratarse de un fragmento de parteluz y un friso decorado con motivos de octógonos, piezas que venían a indicarnos la importancia que había tenido Pussa en época pre suntamente islámica, al ser pocas las piezas aparecidas en la provincia con estas características, siendo data das, en principio por Don Ezequiel Llobregat, como pertenecientes a época califal (Hipólito Navarro, 1975) posteriormente será Don José M. ª Soler (1980) quien nos confirma la importancia del hallazgo. Para Pavón Maldonado (1980), las yeserías de Pussa, basándose en criterios estilísticos, serían de es tilo mudéjar encuadrándole en el siglo XV-XVI, crite- 16 rio que junto con Azuar (1985), Epalza y Rubiera (1984) no compartimos, al no encontrar en el yacimien to restos materiales que se pueden adscribir a ese mo mento, no obstante debemos admitir que el motivo de octógonos está muy representado en artesanados mu déjares, así como en decoración de estucos, como por ejemplo, el friso del vestíbulo del Monasterio de San ta Clara (Guadalajara), Pavón (1984). Por lo tanto, teniendo en cuenta el conjunto de material cerámico aparecido y clasificado (más de cien piezas), como ataifores de vidrio monocromo, y con vidrio melado y decoración de goterones en mangane so, tipo IV, de Rosselló (1978), jofainas con vidrio es tannífero y decoración con motivos ovalados, jarritas esgrafiadas y tinajas con decoración estampillada con motivos epigráficos, zoomorfos y geométricos, tipo D, Rosselló (1978) y candiles de pie alto, tipo I (Rosselló, 1978) junto con otras piezas nos hacen encuadrar cro nológicamente este yacimiento como perteneciente al siglo XII-XIV, ya que la ausencia de material cerámi co en verde y manganeso de Paterna y en reflejo metá lico de Manises, nos lleva a no poder datarlo en fecha más avanzada. Necrópolis musulmana Fue a mediados del mes de agosto de 1986, al en contrarnos realizando una prospección para la reali ESCALA 1:5 c:::::::,5--=~-c::::~2 5 CM S. 10 FIG URA 3.- Ent erramiento de Pu ssa zación del presente trabajo, cuando encontramos aflo rando en un ribazo del camino un cráneo humano que había sido descubierto al desprenderse parte de la tie rra que lo cubría, a causa de las lluvias caídas a finales de julio (Navarro, 1986). El enterramiento se encontraba a unos 20 cms. de profundidad con relación al nivel del suelo actual. El esqueleto aparecía depositado en una pequeña fosa de piedra caliza de muy mala calidad, pues aparecía !as queada. (Fig. 3) . La posición del esqueleto era de cúbito lateral de recho, con el cráneo dirigido hacia el suroeste y el ros tro vuelto hacia el sureste. Su longitud era de 1,20 me tros, encontrándose algo revuelto en la parte de las cos tillas de su lado izquierdo, así como también se encontraba hundido el parietal izquierdo al abrirse la sutura occipital, lo que nos dificultaba enormemente LEYENDA . . . . . . . . . . . · .. / · ·::. ·· . 17 : . ;, . .. . ,·· . . -.-•-.· :-: ·. : .· . . ... · _ · .. · .. ·· . . ... ’,· ·. : . : . . w • N E ·· .. . . ·: •. ’.1 .. · -.. • . 6-Vlll-86 . la tarea de limpieza al querer extraerlo lo más comple to posible . El brazo derecho se encontraba situado a lo largo del cuerpo, mientras el izquierdo apoyado so bre las vértebras, quedaba la mano situada sobre el sa cro. Sin duda por la posición y orientación, nos encon tramos ante un enterramiento musulmán; cuyas dimen siones 1,20 metros de longitud nos indicaba que se tra taba de un enterramiento infantil. Tras su levantamien to comprobamos que no tenía ningún elemento de ajuar, hecho normal en los enterramientos musulma nes. El hallazgo es sumamente interesante, pues tras pro spectar la zona (denominada La Liorna) en la que encontramos huesos sueltos , varias costillas y un fé mur, y junto a otros huesos encontrados por los labra dores, sacábamos la conclusión de haber localizado el -• F IG URA 4 ’’ ’’ 1 2 , 3 ’ ’ ’ ’ 1 ,. 1 6 ’ ’ 1’ 18 l ; 1 o ’ 19 14 1 7 l. 20 --- - - ’ ’ l.. ’ ---- ’ : 1 f lugar de la posible «maqbara» o necrópolis musulma na de Pussa. En conclusión, y a tenor de todo lo expuesto, cree mos que Pussa pudo ser una alquería o comunidad ru ral en época islámica, dependiente del «Hisn Bitrir», que tendría un momento de esplendor a fines del siglo XII, primera mitad del XIII, iniciándose su decaden cia a finales del siglo XIII, tras la sublevación mudé jar, y los enfrentamientos entre el Rey Jaime II y el monarca castellano, lo que pudo provocar un período de crisis y malas cosechas, que junto con la peste ne gra a mediados del siglq XIV, provocaría el abandono definitivo de Pussa como población. Es a partir del si glo XVII, tras la expulsión de los moriscos y la llegada de nuevos pobladores, cuando surgen nuevas casas de labranza, de las que muchas han llegado a nuestros días. Estudio del material arqueológico En conjunto se han inventariado más de 200 frag mentos cerámicos, varios fragmentos de yeserías jun to con copas, ampollas o botellitas fragmentadas de vidrio. En conjunto tenemos un mayor porcentaje de formas cerradas, son algo más de un cuarenta y cinco por cien, lo que nos indica que la mayor parte de las piezas halladas son de almacenamiento o para conte ner elementos líquidos, los ataifores, jofainas, alcada fes, etc ... es decir, las formas abiertas, vienen a repre sentar un cuarenta por ciento, siendo en un alto por centaje ataifores del tipo IVa, según la clasificación de Rosselló (1978, 1983) cuya función sería la del servicio de mesa. Los fragmentos de bordes de ataifores son de la bio exvasado de sección triangular y paredes curvas, están vidriados al interior en tono verde, al exterior el color puede ser blanco, verde o melado. Sus pastas son bizcochadas de color rojo con pequeño desengrasante mineral (fig. 5: 19, 20, 21), corresponden al tipo IVa de Rosselló, con cronología del último tercio del siglo XII, primera mitad del XIII, en época almohade. Pa ral~los a estas piezas, tenemos en el Castillo del Río (Aspe), Castillo de la Torre Grossa (Jijona), (Azuar, 1983, 1985). Alcoy (Torro, 1984). Castillo de Cocen taina (P . Ferrer, 1984) . Castillo de La Mola (Novelda) (Azuar, 1985. C. Navarro, 1987). Casco urbano de Lor ca, Murcia (J. Navarro, 1987). Castillo de la Atalaya (Villena) (Soler, 1976). La Magdalena de Castellón . Santa Fe de Oliva (Bazzana, 1977, 1984). Al mismo horizonte cultural pertenecen los frag mentos de borde de ataifor y de jofaina, vidriados en blanco en su totalidad con decoración al interior con goterones en verde. Su pasta es bizcochada de color anaranjado con mediano desengrasante mineral (fig . 6 : 14, 15), con paralelos en el Castillo de La Torre Gros sa (Jijona) (Azuar, 1985). Castillo de Elda (M . A. M. E .) Alfar de San Nicolás de Murcia (J. Na varro, 1986). Valencia (Bazzana, 1983). 19 Los candiles recogidos son de pie alto (fig. 6: 28) encontrándose muy fragmentados, el que presentamos conserva parte de la peana de labio triangu lar y asa ver tical de sección ovalada, vidriada en blanco en su to talidad; siendo su pasta bizcochada de color blanco con mediano desengrasante mineral. Tipológiamente co rresponde al tipo I de Rosselló (1978) candil que suele aparecer en todos los conjuntos de material almohade de cronología tardía, primera mitad del siglo XIII. Pa ralelos tenemos en Santa Catalina de Sena (Mallorca); Montesinos (Mallorca) (Rosselló, 1978). Almedíjar (Al to Palencia) (Fuster y Rosas, 1983), sólo por citar al gunos, ya que prácticamente aparece en todos los cas tillos, alquerías y núcleos urbanos con población ma grebí. Dentro de las formas cerradas encon tramos gran cantidad de fragmentos de bordes y bases de jarritas, con decoración pintada en manganeso, pintada con es grafiado, o sin decoración, así como fragmentos de p’anza de tinaja, con decoración estampillada con te mas epigráficos y geométricos. El fragmento (fig. 5 : 35) corresponde al borde de una jarrita de labio mol durado al interior, como decoración presenta el borde y el cuello pintado en manganeso y esgrafiado, corres pondería al tipo B, de Rosselló (1983). Con paralelos en el Castillo de Monteagudo, Cerro del Castillo de Cie za, Pozo de San Nicolás de Murcia, Lorca (J . Nava rro, 1986). Zavella (Rosselló Pons, 1983). Castillo de la Torre Grossa (Jijona) (Azuar, 1985). También han aparecido fragmentos de cuello de jarritas con deco ración esgrafiada con motivo de reticulado (fig. 5: 36). Corresponde al tipo Be, de Rosselló (1983), con para lelos en los yacimientos murcianos, Castillo de la Mo la (C . Navarro, 1986) . Castillo de Orihuela (Vilar, 1976), entre otros. Cronológicamente son piezas bien definidas a partir de los hallazgos de Zavella, y de la Región de Murcia, con desarrollo en la pr imera mitad del siglo XIII. Dentro del grupo de jarritas tenemos, bases y bor des sin decoración (fig. 5: 37, 38, 41) las bases son li geramente convexas y paredes curvas, los bordes pue den ser rectos, regruesados, con cuellos cilíndricos o troncocónicos, las pastas son bizcochadas de color blanco o anaranjado con pequeño desengrasante mi neral. Cronológicamente, corresponden al horizonte cultural almohade, que podemos llevar hasta el tercer cuarto del siglo XIII. Numerosos son también los fragmen tos de cerá mica estampillada (fig. 6: 78) con motivos florales , geo métricos y epigráficos, generalmente presentan deco ración a bandas con alternancia de motivos, siendo sus pastas bizcochadas de color claro con mediano desen grasante mineral, responden al tipo D, de Rosselló, y cronológicamente pueden llevarse hasta el tercer cuar to del siglo XIII, aunque el estampillado con motivo epigráfico esquematizado o el motivo vegetal de rose tas, de tradición almohade se desarrolla hasta el siglo XIV, al continuar esta zona del Vinalopó, poblada por - ---r ._ J :1 !! r r/ l_ , 1 ’ ’’--’ y ’, ’ ---.:.:: --.. . } .. ~· ’ -• - ~ ----- --... ----- - , ... JII ’··· 410 ,-- ,. ~ -- 1 ~~ ~ ---- --- ~--: _( ~ , -- -- -- - - -. ’·· ’ r-- -- - F IGURA 5 20 .. o s 1 1 1 1 1 1 FIGURA 6 21 sarracenos. Paralelos tenemos en Murcia, Lorca, Cas tillo de Monteagudo (J. Navarro, 1986), así como en todos los castillos de la cuenca del Vinalopó . Entre el material aparecen fragmentos de tapade ras de labio exvasado y plano con paredes curvas, su pasta es de color rojo o gris con mediano desengrasante mineral (fig. 5: 39, 40) tipo lógicamente corresponden al tipo A, según clasificación de Rosselló, con crono logía entre finales del siglo XIII, primera mitad del XIII, aunque pueden llevarse al siglo XIV, al ser un tipo con mucha perduración aún en época cristiana. Paralelos en Santa Catalina de Sena, Zavella (Rosse lló, 1978. Rosselló Pons, 1983). San Nicolás (Murcia) (J. Navarro, 1986) . Santa Fe de Oliva (Bazzana, 1984). Castillo del Río (Aspe) . Castillo de la Torre Grossa (Ji jona) (Azuar, 1983, 1985). Interesantes son unos fragmentos de bordes de ánafes, de albio biselado hacia el interior. Presentan decoración al exterior con líneas incisas a peine por la parte superior de la panza, al interior con grupos de líneas verticales y oblícuas incisas, su pasta es bizco chada de color rojo con mediano desengrasante mine ral (fig. 6: 68). Tipológicamente creemos que pueden relacionarse con los hallados en la Rábita de Guarda mar (Azuar , 1985) presentados y clasificados por S. Gu tiérrez, en el II C. N.A. M. E., dentro del tipo B, pe ro con una cronología más tardía, los hallados en Guar damar, son clasificados como califales, mientras que los hallados en Pussa, por la textura de sus pastas y material con el que aparecen, creemos pueden datarse en el siglo XII . Finalmente queremos reseñar unos fragmentos de yeserías, poco frecuentes en los yacimientos islámicos de esta zona meridional del País Valenciano, pues apar te de las encontradas en Pussa, sólo tenemos conoci miento de un fragmento depositado en el Museo de Be nidorm, y otro aparecido en Castalia en la finca de Ca banyes (Azuar, 1985). De las yeserías encontradas en Pussa, destacamos un friso , decorado con octógonos entrelazados por cuadrados inscritos y todo el conjun to recogido por una moldura lisa de doble canal, que cada cierta distancia se entrelaza en nudos triples (Azuar, 1985), este motivo de octógonos fue muy re presentado en el Califato Omeya, por influencia Sasá nida, siendo la fuente de inspiración los mosaicos ro manos (Pavón, 1973) influencia clara si tenemos en cuenta el mosaico aparecido en el casco urbano de Pe trer hace unos años, cuyo motivo decorativo es de oc tógonso entrelazados por cuadrados inscritos (Nava rro Villaplana, 1975) . Los paralelos de esta pieza son reducidos, tenemos las yeserías de Benidorm, y unos yesos que cubren las paredes de unos baños árabes, con servados hasta la actualidad en el interior del Conven to de la Merced, en Elche (J. Castaños, 1985). Están policromados y tienen el mismo motivo decorativo. Cronológicamente podemos encuadrarlas entre el siglo XII, primera mitad del XIII. Otra yesería, es un fragmento de parteluz, con de coración al intrados de modillones y vegetal de gran- 22 des hojas simples y poco elaboradas en su cara exte rior (Azuar, 1985). Una pieza muy semejante ha sido encontrada en la finca de Cabanyes (Castalia), con cro nología siglo XII, primera mitad del XIII (fig. 6) . CASTILLO DE PETRER Situación El Castillo de Petrer queda situado sobre una lo ma rocosa a unos 460 mt. de altitud sobre el nivel del mar, controlando el paso por el valle medio del Vina lopó, teniendo contacto visual con los Castillos de El da, Monóvar, Sax y Novelda, de ahí que pueda ser con siderado como una fortaleza con función eminentemen te estratégica. Descripción de la fortaleza Siguiendo a Rafael Azuar (1981) en cuanto a su descripción podemos decir que se trata de un recinto amurallado de planta poligonal, siendo su factura de mampostería y sillería encadenada en lasasquinas, su ingreso principal elevado y situado al medio día, es de medio punto con sillería al exterior, defendido por un balcón amatacanado. En el lado occidental del casti llo se ubica una poterna con las mismas características que aparecen en la puerta principal. En el interior hay que destacar a la izquierda del ingreso una gran sala con bóveda de medio cañón de mampostería y dos aspilleras en su flanco sur. Al no roeste se levanta la torre de planta cuadrada con tres pisos, tiene su ingreso por el lado noroeste, accedién dose al segundo piso por una escalera volada al exte rior, siendo su remate almenado, su factura de tapial es hoy inapreciable debido a su fuerte restauración. Fuera del recinto situado al mediodía y a unos cin cometros de desnivel, se levanta un lienzo de uralla de tapial, con base de mampostería, que corre en línea rec ta toda la vertiente sur de la loma, con el único refuer zo de un cubo de planta cuadrada y en saliente en su parte central. Todo este conjunto arquitectónico puede ser en cuadrable como perteneciente a época almohade, pu diendo corresponder a la segunda mitad del siglo XII. Descripción histórica Siguiendo las fuentes árabes son pocas las referen cias que encontramos sobre Petrer y su ·castillo, sien do en la obra de Yaqut (1,489) geógrafo del siglo XII, donde por primera vez aparece el «Hisn Bitrir», den tro de las dependencias de Murcia en Al-Andalus. El hecho de no aparecer en las fuentes árabes hasta épo ca tardía, parecía un hecho lógico en cuanto que no habían aparecido restos materiales mucho más anti guos, y por otro lado según la hipótesis de la doctora Rubiera (1985) siguiendo al historiador cordobés lbn Hayyan, en época del califato, sólo aparece referen ciado un castillo Hisn La Kant, o fortaleza de Alicante, pero ello haciendo referencia a todo el sistema de fensivo del Vinalopó, cuya frontera estaba controlada por fortalezas atalayas (Alicante, Castellarets, Salva tierra), relacionados entre sí por torreones de enlace, como creemos sería la función que tendría el Castillo de Petrer, en ese momento. Una segunda referencia la encontramos en Al H imyari (siglo XII), que cuando hace relación a la ve cina Villa de Sax, dice. . . ciudad de Al-Andalus, cer ca de Petrer. .. » No obstante, de tan escasa referencia, creemos que Petrer , tuvo un papel importante duran te el pe ríodo africano d e Almorávides y Almohades, pues el hecho de aparecer denominado «Hisn Bitrirn, teniendo en cuenta el sign ificado de la palabra «Hisn», dentro del sistema jurisd iccional musulmán, posible mente en el Castillo de Petrer habitaría un qa’id, que como representante directo del poder central, ejercía l a jurisdicción sobre las aljamas y comunidades rura les, con funciones administrativas y tributarias (Gui cha rd, 1980. Azuar, 1982). Sistema que perduraría has ta l as primeras décadas del siglo XIII, cercana ya la c o nq uista cristiana, co inc idiend o con un momento de tot al anarquía política en el Reino Musulmán de Mur cia. A partir de los Pactos de Cazola (1179), Alcaraz (1143) y Almizra (1244), el Castillo de Petrer queda si tuado en zona de frontera entre el Reino de Castilla y el Reino de Aragón, lo que le convierte en una de las fortalezas más importantes de la zona. Tras la conquista cristiana por las tropas del In fante D. Alfonso, Petrer y su fortaleza junto con las de más poblaciones del Valle pasan a pertenecer al Reino d e Castilla, siendo dada la tenencia del castillo a Jofre de L oay sa, el 20 de agosto de 1258 (Cascales, 1980). Con la sublevación sarracena desarrollada en el R ei no de Murcia entre 1261-1265, Jofre de Loaysa es depuesto como alcaide del castillo, siendo Jaime I quien consiga en 1264, reconquistar nuevamente la fortaleza en nomb re del monarca castellano Alfonso X (Solde v illa, 1982). Establecida definitivamente la frontera en tre Aragó n y Castilla por el Pacto de Elche en 1305, el Rey Jaime II de Aragón confirma a don Joan Gar cía de Loaysa, como señor del Castillo de Petrer, sien do est e mis mo monarca quien en 1306 ordena y atien d e la res tauración del castillo con sus murallas, ante el mal esta do de las mismas, a causa de las recientes guerras (D el Esta!, 1982). Este hecho nos induce a pensar que sería a princi pios de l si gl o XIV, cuando se realizarían una serie de obras en el castillo encaminadas a reforzar los vértices del paramen to de la fortaleza, así como los extremos i n fer iores del torreón cuadrado de la muralla, en cu yos sillare s se pueden ver las marcas dejadas por los canteros . En 143 1 Ramón de Rocafull y su mujer, venden Pe tre r y su Castillo a la familia de los Corellas futuros Conde s de Cocentaina, condes que venden la Baronía 23 de Petrer, Elda y Salinas a don Juan Colama en 1513, creándose en 1577 el Condado de Elda. Condado al que perteneció Petrer hasta la abolición de los señoríos en las primeras décadas del siglo XIX. Las últimas reformas del castillo se efectuarían en tre los siglos XV-XVI, bajo los señoríos del Conde de Cocentaina y Condes de Elda, como así parece indi carlo, los restos de una escalera de caracol y una sala con chimenea, junto con restos de una ventana con molduras góticas, aparecidas durante la segunda fase de restauración del castillo. Restos hoy desaparecidos, al haber si’do construido un anfiteatro dentro de la for taleza, en el espacio ocupado por los restos citados. El Castillo de Petrer estuvo habitado hasta bien en trada la Edad Moderna, pues aun perdiendo su prin cipal función de defensa, estaba habitado por un al caide con su familia y posiblemente por algún cuerpo de guardia, así parece indicarlo la referencia que se tiene de Juan Payá, como alcaide del castillo en 1590 (Na varro Villaplana, 1983), así como que la fortaleza al bergó durante varios días a una compañía de france ses en el transcurso de la Guerra de Sucesión (C. Na varro, 1984). A partir de la primera mitad del siglo XVIII es cuando definitivamente el castillo dejaría de estar habitado, empezando a ser poco a poco devasta do, corriendo la misma suerte que la mayoría de las fortalezas de estos Valles del Vinalopó. En 1968, el Obispado de Orihuela cedió la propie dad del ruinoso castillo al Excmo. Ayuntamiento de Petrer, lo que nos hace suponer que tras la abolición de los señoríos, la propiedad del castillo pasó a la igle sia, ya que era ella la que cobraba la renta anual de las cuevas que se construyeron a principios del siglo XX, en las murallas de la fortaleza . A partir de 197 4 se inician las sucesivas fases de restauración del castillo, finalizando diez años más tar de, tras haber sido declarado en febrero de 1983, Mo numento Histórico Artístico de Interés Nacional. Estudio del material arqueológico A pesar de haberse realizado cuatro fases en la re construcción del castillo, éstas han sido efectuadas sin ningún tipo de sondeo ni excavación arqueológica, sien do el abundante material recogido fruto de la buena voluntad de los obreros restauradores que guardaban el material que iba apareciendo a instanci a del grupo arqueológico local. En la última fase de reconstrucción, pudimos ob tener un conjunto de material cerámico bastante ho mogéneo, que por su tipología y decoració n puede ser cronológicamente datable entre los siglos X-XI , cons tituyendo el conjunto material más antiguo que se ha obtenido de la fortaleza que unido al recog ido en eta pas anteriores nos daba una cronología de ocupación del cerro desde los siglos X-XVIII. Aunque a tenor de un conjunto de fragmentos de sílex y unos cuantos frag mentos de bordes de cuencos, de borde recto y pare Amuleto de bronce de época Almoh ade del Castillo de Petrer des curvas, con pastas groseras con mediano desengra sante mineral, aparecidas también entre el material re cogido, creemos que ya en época del Bronce hubo un asentamiento en este cerro , extremos estos que quedan fuera de nuestro estudio. El material estudiado, está formado por 234 frag mentos previamente seleccionados de un conjunto mu cho más numeroso. De ellas al treinta y cinco por ciento corresponden al período cultural islámico (siglo X - primera mitad del XIII), con predominio de las for mas cerradas, más de un cuarenta por ciento, cuyos fragmentos corresponden a grandes tinajas (24%) pie zas fundamentalmente de almacenamiento; las jarras y jarritas representan un 19% , siendo sensiblemente in ferior al porcentaje de ollas o marmitas. Entre las for mas abiertas, los ataifores son las piezas más represen tadas, un treinta y uno por ciento , piezas con diáme tros entre 20-34 cms ., platos cuya función sería la de servir viandas. Los ataifores suelen tener repié anular, paredes curvas y labio exvasado de sección triangular, están vi driados en su totalidad, en tono melado o blanco, o bien en verde al interior y melado al exterior, presen tan decoración en manganeso en verde; siendo su pas ta bizcochada de color rojo con pequeño desengrasan te mineral (fig: 7: 12, 13, 14, 33, 34) Responden al ti po IVa de Rosselló (1978) con cronología tardía, fines del siglo XII, primera mitad del XIII. Paralelos tene- 24 mos en el Castillo de la Torre Grossa de Jijona, Casti llo del Río (Aspe), Ca stillo de La Mola (Azuar, 1985, 1983 , 1985a). Pozo de San Nicolás, Castillo de Mon teagudo (Murcia) (J. Navaro , 1986) . Castillo de Co centaina (Ferré, 1984). Almudaina de Mallarca (Ros selló 1985). Castillo de Salvatierra y de la Atalaya de Villena (Soler, 1976). Otros fragmentos interesantes son: una base de ataifor con repié anular, vidriada en blanco al interior y melado al exterior, decorada en verde y manganeso formando una banda central con motivo de flor de lo to muy estilizada (fig. 7: 23) motivo característico de Medina Al-Zahra (Pavón, 1972 . Zozaya-Retuerce, 1986) con paralelos en lo s hallazgos de la Ciudad de Valencia, y Sagunto, (Bazzana, 1983. Pavón, 1978), con cronología entre el siglo X-XI. A este mismo período corresponde un fragmento de panza de ataifor, vidriado al interior en blanco y al exterior en melado , decorado en verde y mangane so , con motivo de ondas (fig. 7 : 39). El fragmento de base de ataifor (fig. 7 : 25) con repié anular, presenta decoración en reflejo metálico, de una tonalidad amarillenta, con motivo no identifi cado , pero que no corresponde a los habituales moti vos de Manises, por lo que podría tratarse de una pie z a de importación, extremo que no podemos afirmar al ser su cronología incierta. 1 / / -- 1 ,--,, .. - / ,_, ----- ----.........-..J,·’ 175 o .r FIGURA 7 25 Entre los ataifores tenemos un fragmento de pan za, vidriado en verde, presenta decoración estampilla da bajo cubierta, con motivo almendrado, pasta com pacta de color anaranjada con mediano desengrasante mineral (fig. 7: 38) paralelos a esta pieza tenemos en Toledo (Aguado, 1983). Santa Fe de Oliva (Bazzana, 1984). Casco urbano de Lorca (Amorós, 1981. J . Na varro, 1986). Cronológicamente como bien ha apun tado J . Gisbert (1985) este tipo de cerámicas estampi lladas, no tienen una cronología clara, al no contar con buenos registros estratigráficos, ya que mientras Baz zana y Aguado, los adscriben al siglo XI, los hallaz gos de Lorca son presentados como pertenecientes a l .a cultura almohade, en función del material apareci do, y también porque junto a la estampilla almendra da aparece representada la «Mano de Fátima», elemen to decorativo utilizado por los almohades en época ya tardía. El fragmento aparecido en el Castillo de Petrer, nos es difícil encuadrarlo cronológicamente, al no te ner registro estratigráfico y estar mezclado con piezas que por tipología y decoración, abarcan un período re lativamente amplio, siglo X-XIV, ya que el motivo de corativo y tipo de pasta tampoco se ajusta a las piezas aparecidas en el alfar de la calle Teulada de Denia (J. Gisbert, 1985). Continuando con el material islámico, tenemos un conjunto de fragmentos pertenecientes a jarras, jarri tas, tinajas y ollas, que vienen a representar el 46% de las cerámicas musulmanas. Las jarritas decoradas en cuerda seca parcial y esgrafiadas, corresponde! al tipo Be de Rosselló, y al tipo Bh (1983), que son jarritas de forma globular y cuello cilíndrico, con decoració pintada en manganeso y esgrafiada, de clara tipología almohade, fines del siglo XII, primera mitad del XIII. Piezas que tienen sus paralelos en los hallazgos de Za vella (Rosselló Pons, 1983). Valencia (Bazzan, 1983). Lorca, Monteagudo (J. Navarro, 1986). Castillo de la Mola (Azuar, 1985. C. Navarro, 1986, 1987), etc. A un período de cronología más alta, correspon den las jarritas de base plana, forma globular, cuello cilíndrico y alto, pintadas en óxido de hierro, con mo tivo de flores de loto abiertas y adosadas por la base, por la parte superior de la panza y por el cuello, for mando una faja de metopas. Sus pastas son compac tas de color blanco con pequeño dengrasante mineral (fig. 8: 206,218, 219). Paralelos tenemos en el Caste llar de Alcoy (Torro, 1984). Elche, (M. A. N.). Mur cia (J. Navarro, 1986) . Santa Fe de Oliva (Bazzana, 1984) .. Siguiendo la clasificación decorativa presenta da por Zozaya-Retuerce (1986), cronológicamente co rresponden a los siglos X, primera mitad del XI. Dentro de las formas cerradas tenemos unos frag mentos de ollas o marmitas de forma globular y cuello exvasado, cuya tipología ha sido estudiada por Bazza na, a partir de los hallazgos de la Magdalena de Caste llón, Mas de Monente, y otros puntos de Valencia y norte de la provincia de Alicante (1977, 1981, 1983) con cronología entre el s. X-XI (fig . 8: 220). 26 Los fragmentos pertenecientes a grandes tinajas, son también muy numerosos, representando un 24% y corresponden al tipo D, de Rosselló (1978), siendo su decoración estampillada, con motivos florales, epi gráficos, zoomorfos y geométricos, de tradición afri cana, almorávide y almohade . Aquí presentamos sólo dos piezas (fig. 9: 135, 119). La primera es un frag mento de cuello de tinaja con arranque de borde. Pre senta decoración estampillada con motivo de roseta oc topétalas, entre bandas verticales y arcos incisos. Pa rece que se trata de un motivo decorativo tardío, con cronología XIII-XIV. Teniendo paralelos con piezas aparecidas en el Castillo de la Atalaya (Villena) (M. A. M. V.) Murcia (M. A. M.). Casco urbano de Petrer (C. Navarro, 1987). La otra pieza, es un fragmento de panza de tinaja con decoración estampillada e incisa, con motivos de corativos inscritos entre arcos lobulados y gacelas con la cabeza vuelta hacia la derecha, con fondo de espira les, rosetas y una faja de almendras estampilladas. Su pasta es bizcochada de color beig con mediano desen grasante mineral. Este tipo de decoración zoomorfa, con motivos florales y geométricos, según el doctor Rosselló, es frecuente entre las comunidades almorá vides, siendo más restrictiva en el período almohade, con cronología del siglo XII, con piezas en el pozo uno de Santa Catalina de Sena (1978). Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que qui zá no podamos aplicar la misma cronología de las is las, a esta zona del Valle Medio del Vinalopó, ya que también en el Castillo de Elda han aparecido tinajas con este motivo decorativo, junto con piezas de cro nología un poco más tardía. Las aparecidas ene! Cas tillo de Moros (Fortuna). Murcia y Castillo de Mon teagudo, son catalogadas por J. Navarro, con una cro nología a nuestro juicio poco precisa, siglo XIII (1986). Nosotros para los fragmentos del Castillo de Petrer, en principio, creemos que pueden encuadrarse entre el segundo cuarto del siglo XII, primer tercio del XIII. Por último presentamos unos fragmentos de can diles de pie alto (fig. 10: 29, 32) a los que le faltan par te de la peana, cazoleta y asa. Su peana es de base pla na y eje central troncocónico con moldura . Uno está vidriado en blanco con restos de goterones en verde, y el otro en melado nacarado. Corresponden al tipo I, de Rosselló (1978) con cronología de la primera mi tad del XIII . Siendo un tipo de candil que perdura y se desarrolla dentro de las producciones cristianas, con una mayor diversidad decorativa. Paralelos, Castillo de la Torre Grossa, Castillo de la Mola (Azuar, 1985, 85a), Pozo de Santa Catalina de Sena (Rosselló, 1978). Santa Fe de Oloiva (Bazzana, 1984). Alfar de Almedi jar (Alto Palencia), (Fuster-Rosas, 1982). Lorca, Mur cia (J . Navarro, 1986) ... Entrando en el conjunto de piezas de época de pos conquista cristiana, tenemos estudiadas más de ciento treinta fragmentos, de los que el 50%, son platos y es cudillas de tipología y decoración Paterno-Manisera. Sobre el 40% corresponde a jarras y jarritas, en suma -• / J_r~ i r-...:. 1 A~ , r-r- ) ! ¡ . 114 o s FIG URA 8 27 yor parte pintadas en manganeso, siendo el resto del porcentaje cubierto por ollas, cazuelas, lebrillos, etc. Generalmente vidriados en tonos melados y verdes, al interior y goterones por el exterior. Las jarritas suelen tener las paredes curvas y cue llos cilíndricos con base plana o repié anular, pintadas en manganeso, con motivos geométricos y florales, sus pastas son bizcochadas de color ocre con mediano de s engrasante mineral (fig. 8: 112, 113, 114) . Con para lelos en el Museo de la Muralla árabe de Murcia (Ara goneses, 1966). Murcia (J . Navarro, 1986). Novelda (C. Navarro, 1986). Paterna (Mezquida-Amigues, 1985). Con cronología siglo XIII-XIV. Entre las cerámicas de lujo con decoración en ver de y manganeso, azul y azul reflejo metálico, prove nientes en su mayor parte de alfares valencianos, tene mos catalogados unos 35 fragmentos de plato y cua renta de escudillas, con temas que van desde el paterna clásico y evolucionado, en verde y manganeso, al te ma del reticulado, con medallón central, rodios y pal metas abiertas, temas heráldicos, con representación de la corona, tanto en azul cobalto, como en azul y reflejo metálico, pasando por una serie de temas clási cos en reflejo metálico, como las palmetas abiertas, la hoja de perejil, las aves rapaces, acicates, alafias, mo tivo de piña, hoja de cardo, rosa gótica, tema de la sol fa, etc. temas conocidos y ampliamente estudiados tan to en la bibliografía clásica, como en la recientemente aparecida, con material de diferentes yacimientos, for tificaciones, etc. revisándose algunas cronologías a par tir de conjuntos cerrados. El material del Castillo de Petrer, abarca un período cronológico amplio, desde el primer cuarto del siglo XIV, hasta finales del XVII. Como muestra de todo este conjunto de material presentamos, una base de ataifor con repié anular y pa redes curvas, vidriada y decorada en verde y ma,nga neso, de tema heráldico, con motivo de escudo barra do. Su pata es compacta de color anaranjado con pe queño desengrasante mineral. En cuanto a su cronología, atendiendo a los últimos estudios presen tados por J. Martí, J. Pascual, en el II C. N .A. M . E. (Madrid, 1987) podría encuadrarse a mediados del si glo XIV (fig. 10: 145). Este tipo de escudillas aparecen prácticamente en todos los yacimientos de la Comuni dad Valenciana, por lo que sólo nombraremos algu nos de ellos, Castillo de la Torre Grossa (Jijona) (Azuar, 1985). Castillo de Guardamar (J. García. M. Gea, 1986). Paterna (Martí y Pascual, 1986 . Mezqui da y Amigues, 1985). Valencia (Lerma, 1986. Martí Pascual, 1987). Instituto Valencia de Don Juan (M. Ca viró, 1978). Etc ... Dentro de las cerámicas decoradas en azul cobal to de Paterna, tenemos un fragmento de panza de pla to de ala ancha, decorado con motivo de reticulado (fig . 10: 146) . Con paralelos en el Castillo de la Mola (C. Navarro, 1985). Valencia (Lerma, 1986). Rougiers (D. D’ Archimbeaud, 1980). Castell de Llinars (Barrachi na, 1983). Con cronología entre el último cuarto del 28 siglo XIV, primera mitad del XV. Al mismo período cronológico correspondería un fragmento de panza y cuello de jarra, decorada con motivo de palmeta cu bierta, en azul cobalto; con paralelos en el Castillo de la Mola (C . Navarro, 1985). Paterna (Mezquida. Ami gues, 1985), entre otros (fig. 10: 148) . Fragmentos de escudillas con y sin orejeta, vidria das en blanco con decoración en azul cobalto, con te ma de la corona (fig. 10: 149, 150) encontramos tam bién en los yacimientos mencionados, y junto con he lechos y otros elementos florales, en el Castell de Llinars (Barrachina, 1983). Castell de Balaguer (J. Pas cual, 1985, ep .) en el casco urbano de Zaragoza (M. Palomares, 1986) . Con cronología de mediados del si glo XV. Otro lote de platos y escudillas, lo forman los de corad0s en reflejo metálico, como la escudilla de bor de recto y paredes curvas, vidriada y decorada con mo tivo zoomorfo, presumiblemente un ave rapaz, enmar cada por puntos y hojas, y bandas concéntricas al exterior (fig . 7: 184) . Motivo decorativo muy represen tado en el siglo XV, con paralelos en el Castillo de la Mola (C. Navarro, 1985), casco urbano de Cocentai na (Navarro, 1986), Villena (Soler, 1984), Instituto Va lencia de Don Juan (M. Caviró, 1983). Otro motivo muy represen tado, son los palmitos abiertos, aparece en escudillas y tiene una larga pervi vencia (fig . 7: 175) con cronología de fines del siglo XIV, hasta el tercer cuarto del siglo XV. Paralelos só lo por citar algunos, Alcazaba de Huete (A. Jiménez , 1987, ep.), Rougiers (D’Archimbeaud, 1980), Narbo na (Amigues, 1981), Santa María del Castelló, Géno va (Blake, 1972), Castell de Llinars (Barrachina, 1983), Instituto Valencia de Don Juan (M. Caviró, 1983), Mu ralla árabe de Murcia (Aragoneses, 1966) . Las piezas decoradas en azul y reflejo metálico, son en un alto porcentaje platos de ala ancha, con te mas muy característicos del segundo y tercer cuarto del siglo XV, como la hoja de cardo, el reticulado, la co rona, la flor de puntos, y la flor gótica. A esta serie corresponde el plato de ala ancha y paredes rectilíneas con carena interior. Está decorado al interior con ho jas de cardo y reticulado formando casetones , en re flejo metálico, con flor gótica en azul, con medallón en su parte central, al exterior por bandas paralelas, también en reflejo metálico . Su pasta es bizcochada de color rojo con pequeño desengrasante mineral, al igual que todas las demás piezas descritas. En cuanto a los paralelos es un tipo de pieza muy difundido lo encon tramos en Siena (Francovich, 1980), casco urbano de Zaragoza (M . Palomares, J. M. Vilades, 1986), Alca zaba de Huete (A. Jiménez, 1987, ep.), Castillo de Con suegra, de Toledo (Fernández, 1984), Museo de Cerá mica de Barcelona (Sánchez, 1986), Museo Arqueoló gico Nacional, Instituto Valencia de Don Juan (M . Caviró, 1983), Castillo de la Atalaya, de Villena, etc. (fig . 10: 200). o s ._¡ _,_t--L--.J.--LI __J__J FIGU RA 9 o 1 29 I ’ 222 1 ----~ ---- ,.. ~) ’ I ’ ’ ’ ’ o s I FIGURA 10 30 ¡ 1 ¡ r7 rfí[PrnJP7; , 1 ~JlliJ ~ ’ o FIGURA 11 -- ___ I_ _ ___J_~ - e, 31 -==o 3 5 2 o Finalmente queremos hacer referencia a tres frag mentos de platos de paredes abiertas, de procedencia malagueña, decoradas en azul y reflejo metálico, aun que este último ha desaparecido, el motivo decorativo es el árbol de la vida, tema simbólico de tradición mu sulmana y muy representado en la cerámica nazarí. Co mo paralelos citaremos el plato del Metropolitan Mu seum of Art de Nueva York (M. Caviró, 1983) y plato depositado en el Guildhall Museum de Londres (Llu bia, 1973). También hemos encontrado fragmentos con esta misma decoración, en nuestras excavaciones en el Castillo de la Mola (Novelda) (C. Navarro, 1985) . Cronológicamente se pueden adscribir dentro de los límites apuntados por Llubia y Martínez Caviró, entre fines del siglo XIV, primer cuarto del XV. Estas piezas, aunque poco numerosas son intere santes, en cuanto que nos indican relaciones comercia les entre los reinos, y más concretamente, entre esta zo na de los Valles del Vinalopó, y el reino musulmán na zarita. Dentro del conjunto de piezas vidriadas de uso do méstico, tenemos un número importante de cuencos, escudillas con y sin orejeta, y platos de ala ancha, vi driados en un tono gris, o gris verdoso, que suele apa recer en todas las excavaciones o sondeos que se reali zan en los castillos, o en la zona antigua de las pobla ciones, en toda la zona del Alto y Medio Vinalopó . Su texxtura suele ser compacta, siendo su pasta de tonali dad oscura, con pequeo o mediano desengrasante mi neral. Estas piezas suelen aparecer junto a cerámicas vi driadas y decoradas en azul y reflejo metálico, y refle jo metálico, de cronología tardía, siglo XV-XVI (fig. 11: 46, 48, 47, 49, 50), corresponden a dos cuencos, un plato de ala ancha con carena interior y dos escudi llas, una con orejetas . Finalmente tenemos el grupo de piezas de cocina, vidriadas al interior en tonos melado, marrón y verde, representan un porcentaje bastante elevado. La cazuelas, suelen ser de base plana, borde incli nado al interior y paredes rectilíneas carenadas en su extremo superior (fig. 11: 51) o bien presentan pare des curvilíneas, con labio moldurado y pico vertedor. Las ollas, tienen forma globular y cuello exvasa do acanalado (fig . 11: 53) o recto, generalmente llevan dos asas simétricas. Tanto las ollas como las cazuelas están vidriadas en melado y su pasta es bizcochada de color rojo con mediano desengrasante mineral. Los ladrillos, suelen tener la base plana, paredes rectilíneas divergentes y labio exvasado plano, o bise lado al interior, están vidriados al interior en su totali dad y al exterior por el borde o goterones por la panza en tono verde oliváceo (fig. 11: 52). Por último reseñar dos piezas metálicas, que pro ceden de la explanada exterior de la fortaleza, se trata de una hebilla de cinturón de hierro, con el cuero ad herido a su remache. Su forma es elíptica, con el re mache de forma rectangular, decorado con un león rampante y cuatro botones colocados de forma simé- 32 trica (fig. 9: 221), con paralelos en el Castillo de Rou giers (D’ Archimbeaud, 1980), Castell de Llinars del Va llés (Barrachina, 1983), Rada, Navarra (l. Tabar, 1987, ep.) Su cronología siglo XIV, primera mitad del XV. La otra pieza, es un broche de bronce sobredora do. Presenta como decoración un escudo compuesto por tres cuervos que enmarcan un escudo isocelado, todo ello enmarcado por un círculo octopétalo lobula do. Paralelos hemos encontrado en el Castell de Lli nars del Vallés (Barrachina, 1983) y su cronología es taría entre los siglos XIV-XV (fig. 9: 222). SÍNTESIS Teniendo en cuenta la tipología y decoración del material cerámico, así como los objetos de vidrio, me tal y yeso, todo ello hallado en diferentes zonas del tér mino municipal de Petrer, como han sido Castellarets, Pussa, el Castillo y el propio casco antiguo de la po blación, nos lleva a plantear una serie de conclusiones, que en modo alguno consideramos definitias, pero que creemos nos ayudarán a tener un mayor conocimiento de la época y de la población de Petrer. Como sabemos el origen del actual asentamiento de Petrer, se halla en la antigua villa romana, villa rús tica, cuyo material cerámico nos permite encuadrarla cronológicamente entre los siglos 1-V d . C. (C. Nava rro, 1986). Tras la crisis económica sufrida en el Bajo Impe rio, es probables que parte de la población se disper saría ocupando zonas más interiores y elevadas, como sería Castellarets, punto estratégico al tener bajo con trol visual Petrer, Valle de Elda y el litoral alicantino. Del período comprendido entre los siglo VII-IX, poco podemos decir, es probables que tengamos una continuidad de poblamiento en la zona de Castellarets y en Petrer desde época tardo-romana, pero tenemos nuestras reservas, ya que sólo una excavación arqueo lógica nos podrá dar las claves de tal hipótesis, pues ante la falta de notificas documentales serán los ele mentos ceramológicos los que nos podrán documen tar la ocupación humana de estos valles y su posible evolución hasta la Alta Edad Media. Como ya hemos indicado la importancia del Va lle del Vinalopó, ha estado siempre en función de su situación en zona de frontera y de vía natural de co municación entre el litoral y las tierras de la Meseta. Este hecho motivaría la realización de una línea de torreones o fortalezas de defensa en époc~ del Cali fato Omeya, ante el peligro de una eventual·incursión o ataque fatimí, proveniente del norte de África, o del propio Egipto, de ahí que sea probable que junto a es tos pequeños torreones se asentasen grupos reducidos de musulmanes fieles súbditos de la familia Omeya (Ru biera, 1985). Esta hipótesis planteada por la doctora Rubiera, nos parece muy sugestiva, si tenemos en cuenta el ma terial arqueológico aparecido al hacer la cimentación para construir la Bibliteca Pública, en la Pla9a de Baix, en el núcleo antiguo de la población, se trataba de una jarritas de forma globular y cuello cilíndrico, decora das en óxido de hierro, con motivos aspados y líneas verticales formando un friso de metopas, por la parte superior del cuello, su pasta suele ser blanca con pe queño desengrasante mineral (fig. 12 : 2) . Sus parale los los encontramos en las jarritas aparecidas en la Rá bita de Guardamar (Azuar, 1985), Castellar de Alcoy (Torro, 1982), Elche (M. A. N.) Salvatierra de Ville na (Soler, 1976). Santa Fe de Oliva (Bazzana, 1984). Su cronología atendiendo a estos paralelos no pode mos llevarla más allá de la primera mitad del siglo XI. Otra pieza interesante era una darbuka (fig. 12: 3) instrumento musical de forma cilíndrica con dos en sanchamientos en sus extremos, en el borde de sus ex tremos presenta una profunda incisión para engarzar la membrana del tambor. Decoraión con girnaldas de « S », verticales en el fuste. Su pasta es roja con media no desengrasante mineral. Pieza de la que no hemos encontrado paralelos en el País Valenciano, sólo co nocemos la aparecida en Guaja! (Almería) (Rosselló, 1986) y la encontrada en el Sur de Francia formando pa rte del cargamento hundido de un barco norte afri cano, (G . Vindry, 1980). Con cronología califal, siglo X-XI. Tenemos también una marmita de forma globu lar, con dos asas, borde exvasado y cuello estriado y cóncavo, semejante a las marmitas estudiadas por A . Bazzana, a partir de los hallazgos de la Magdalena de Castellón, Mas de Monente , Valencia ciudad, Santa Fe de Oliva, y Castillo de la Torre Grossa de Jijona (Baz zana, 1977, 1984, 1986. Azuar, 1985). (Fig. 12: 4). Este conjunto de piezas con paralelos en los ma teriales hallados en el Castillo de Petrer, pensamos que debía ser incluido en nuestro estudio, pues iba a cons tituir uno de los elementos materiales básicos para po der apoyar la hipótesis de la existencia de una comuni dad de musulmanes asentados en el castillo (no el que ahora vemos, sino uno más pequeño o pequeña torre vigía) y en sus laderas , como inicial poblamiento mu sulmán de la villa entre el siglo X-XI, bajo el período político califal. Durante ese período de tiempo, los restos mate riales encontrados en el Castillo de Petrer, y en el so lar de la Biblioteca , son coincidentes, al tratarse deja rritas decoradas en óxido de hiero con motivos de me topas con flores de loto, junto con marmitas de forma globular , fechadas por Bazzana en el siglo X-XI (1983, 1984) . Junto al desarrollo de estas comunidades asenta das en la población, estaría ocupada también la zona montañosa y estratégica de Castellarets, cuyo material tien e un claro paral elo con el Sambo de Novelda, Vas c o s y Rábita de Gua rdama r. La zona de Pussa , no ta rdará en ser ocupada, al ser un valle fértil co n minas de agua, conviviendo los t r e s yac imientos en determ inado momento, ya que cro n ológica mente comp re ndería los siglos X-XII, Pussa 33 XII-XIV, y el Castillo siglos X-XVIII. En un segundo momento convivirían Pussa y el Castillo, coincidien do con la llegada y asentamiento de los almohades, a los que corresponderían piezas tan interesantes, como las yeserías encontradas en Pussa, friso y p arteluz que pertenecieron posiblemente a una rica mansión, así co mo una lámina de bronce (aparecida en el castillo) per teneciente según los profesores Rubiera y Epalza, a un amuleto, con decoración epigráfica, zoomorfa y sim bólica, ya que junto a gacelas con la cabeza levanta da, aparece la «Hamsa» o Mano de Fátima, motivo decorativo introducido tardíamente en la Península por los almohades (Souto, 1982). Es por ello que clasifica mos esta pieza como pertenecientes a la primera mitad del siglo XIII. La conquista de estas tierras por los monarcas cas tellanos , traerá como consecuencia un cambio en la es tructura orgánica de la población que continúa siendo sarracena, aunque Petrer su castillo y alquerías pasan a formar parte del señorío de Jofre de Loaysa, a la sa zón alcaide del Castillo de la Mola, y señor del Casti llo de Bañeres y Serrella (Abad, 1928 . Vilar, 1976 . Azuar, 1981. Cascales, 1980. F. Berenguer, 1982 . Gui chard, 1982. Navarro Villaplana, 1983) . Por el Pacto de Elche (1305) estas tierras pasan a la soberanía de la Corona de Aragón, siendo Jaime 11, quien confirma a Juan García de Loaysa, como se ñor de Petrer y de su Castillo. En el segundo cuarto del siglo XIV, probablemente como consecuencia de una serie de malas cosechas y de la peste negra (1348) Pussa es abandonada como cen tro de población, quedand, arqueológicamente hablan do, sólo el castillo y la propia población asentada en sus aledaños. A este momento de la Baja Edad Media, corres ponde un importante conjunto de material cerámico obtenido del castillo, cuya tipología y decoración las hacen atribuibles como pertenecientes a los alfares de Paterna y de Manises, junto con algún centro de pro ducción local, para las cerámicas comunes de cocina . El siglo XV, fue una época de apogeo señorial, qu e se refleja no sólo en el Castillo de Petrer, que pasa a la familia de los Corella, al igual que Elda y Aspe, si no también en el Castillo de la Mola, que estaba bajo el señorío de don Pedro Maza de Lizana. Finalmente como · conclusión, creemos estar en condiciones de poder constatar la existencia de pobla miento musulmán en el siglo X, en Petrer , así com o la probable existencia de un torreón ubicado en la lo ma que hoy ocupa el castillo, posiblemente formand o parte del sistema de defensa creado por los omeyas, e n estos Valles del Vinalopó, cuyos restos arqu itectónicos fueron arrasados al construirse la fuerte fortaleza a l mohade a fines del siglo XII. El hecho de hallarse una comunidd rural musu l mana, asentada en las faldas de la loma del castillo , en la Alta Edad Media, junto con el pobla miento de altura situado en Castellarets, con restos de cultura m a terial bajo imperial y tardo-romana e islámica, nos lle va a considerar, a modo de hipótesis, la posibilidad de una ininterrumpida ocupación de esta zona de Petrer des de ápoca romana hasta nuestros días, con períodos de mayor o menor población, en función de su desarro llo socioeconómico, en base fundamentalmente a la ex plotación agraria de la tierra. Aunque sin duda, será a partir de la excavación sistemática de Pussa, y Castellarets, junto con otros yacimientos del valle, cuando estaremos en condicio nes de confirmar este supuesto. BIBLIOGRAFÍA SELECTIVA ABAD NAVARRO, E. 1928: «Historia del Castillo de la Mola de la Ciudad de Novelda», Murcia. AMIGUES, F. 1981: «La Céramique espagnole en Septimne et en Ruossillon», Narbona. 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