Mi personal opinión sobre casos y cosas

~ MI PERSONAL OPINION SOBRE CASOS Y COSAS Enrique Amat Poyó l MI·PERSONAL OPINIÓN SOBRE CASOS Y COSAS Enrique Amat P ayá MI PERSONAL OPINIÓN SOBRE CASOS Y COSAS CONCEJALÍA DE CULTURA EXCMO AYUNTAMIENTO DE PETRE R AMAT PAY Á, Enrique Mi personal opinión sobre casos y cosas / Enrique Amat Payá; [prólog o Juan Ramón García Azorín]. - Petrer : Ayuntamiento , D .L. 1997. - 168 p. ; 20 cm. - (Mosaic; 1 ). ISBN: 84 -921556-2-0 l. García Azorín , Juan Ramón, pr. JI. Petrer (Ali cante). Ayuntamiento, ed. III . Título 821.134.2 ’19 ’ © Enrique Amat Pa yá Ayuntamiento de Petrer 1.S.B .N .: 84-921556-2-0 Depósito Legal: A-1386 -1997 Imprime : Gráficas Arenal, S. L. Petrer PRESENTA CIÓ Durant aquests últims anys hem assistit a una gran activi tat cultural en el nostre poble, que es fa patent per I’ aparició d ’una gran quantitat de treball s d’investigació sobre els més variats aspectes de la historia , etnografía, geografía i econo mía Iocals , i també perla proliferació de nombrosos cultiva dors de la literatura , la fotografía, la música, el teatre, la pin tura , etc . .. La literatura és, sen s dubte , una de les grans estrelles d’a quest panorama cultural. El domini del llentguatge ofereix , a qui el posseeix , una gran capacitar per a comunicar idees i expressar sentiments. A més a més, la practica literaria resul ta idonia per a la introspecció personal i I’ analisi crítica de la realitat que ens envolta. Per tot aixo, un poble on floreix la literatura é s un poble culturalment viu , innovador , obert als canvis que milloren la qualitat de vida de tota la comunitat, so lidari amb aquell s que més ho n ecessiten, i oposat a acti tuds xovini stes , xenofobe s i intolerants mé s propies de pobles d ’escas bagatge cultural i huma. La nova col.lecció ’Mo saic’, editada per !’ Ajuntament, és un nou r epte cultural i una mo stra del compromís de la Corporació municipal de col.laborar en aquest tipus d’inicia tives de stinades a fomentar la practica de les di verses activi tats artístiques i culturals . A l’últim , vull manifest ar la meua gratitud i reconeixe ment dev ers aquelles persones que ofereixen desinteressada ment le s seues obres, realitzades amb molt d’e sfon;: i dedica ció, per al pl aer i delectació de tota la comunitat. Jo sep Antoni Hidalgo i Lóp ez Alcalde de Petrer 7 PRÓLOGO Mirar el entorno con otros ojos, co n otra mirad a más human a, más bondadosa. Fijándon os en un P etr er di stint o al d e tod os los días , un Petr er qu e habita má s dentr o de nue stro corazó n que en el ajetreo y el tumult o de su s ca lles, co n el d e nso tráfic o de las hora s punta , d el trabajo agobiante de la s ca den as de prod ucció n indu strial y de una vida azarosa abo cada al vértigo del consumi sm o y del estré s en el qu e tod os n os vemo s sumido s irr emi sibl ement e. T al vez se a és ta la lab or fundam ent al d e los a utores loca l es, desco noc idos par a el gran público , pero cuy a obra litera ri a sabe es tar cerca de tod os noso tros, de nu estro mundo más pr óx im o y co tidian o, de nu estras preocupacion es má s ínti m as y per sonales . D e he cho son l os esc ritores, sob re todo los p oeta s, qui enes nos de scub ren un a forma nu eva , distinta, de pe rc ibir el pa isa je , los pueblo s y las ge ntes que c onforman nu estro ent orno . La l ectura d e la obra tanto poética como litera ri a de Enri qu e Amat tiene , pue s, la virtud d e tra sla darn os a una é poca int emp ora l dond e se conju gan la tr adici ón y la modernidad, d o nd e se pued e des cubrir l a ese nc ia de un a cultura , de un univ erso conce ptual , qu e sentimos como propio , m arca do p o r rasgos de identid ad cultur al y refer ent es so cia les de un P etrer con el q ue to dos nos identifi camos: Petr er , co n su cas till o e n lo a lto del cerro; a su s fa ldas, las do s ermit as -santo Cri sto y s an Bonifacio -y el ca sco anti guo, con s us ca lleju e la s est rec has y to rtu osas . Petr er, re m embr an za de la v ie j a m edin a árabe que dio forma a su s ca lles; añora nza de su s lu ga reñ os, de esp ír itu fran co y hosp itala ri o; de un as fies tas y t rad iciones ance strale s, rescatadas del olvido y tra nsmitida s 9 de generación en generación, de padres a hijos, fortaleciendo l a memoria colectiva y conformando nuestras señas de iden tidad social. Petrer , su s fies tas, su s co stumbre s, sus gentes, son el tem a centra l -ca si monogr áfico- de la obra literaria de este autor petrerense , cuyos últimos escritos presentamos agrupados bajo el título genérico de Mi personal opinión sobre casos y cosas. Artículos y poemas con los que , según sus propias palabras, ’ qui ere dej a r co nstan cia de su apreciación y opi niones sobre varios casos, cosas y hec hos , re la cio nados u ocu rrid os a lo lar go de su dilatada singladura vital ’. La edición d e este libro, po r parte del Ayuntamiento d e P et rer , era casi un deb er moral hacia la figura humana y lite raria de E nriqu e Amat. La recopila ción bajo un mi smo volu men de la pro sa y poesía última s del autor, o de aquel los tex tos y po ema s que no tuvieron cabid a en las obras preceden t es, justifica sufi cient emente esta publicaci ón. En esencia Mi p ersona l op ini ón so bre casos y cosas es un a mi sce lánea en su sentido m ás litera l. Una reuni ón de t ex tos de diversa naturaleza y forma sobre temas o materia s inconexas y mez clad as. Esta profusión temática en la ob ra de Enrique Amat, sin e mbar go, no s permite constatar la pr ofundid ad y diver sidad de su pen sa mi ent o, de su inter és por t ema s tan disp ares como l a fie sta de Moros y Crist ianos, la re li gión, l a historia , nu es t ro folcl ore y tradicion es, la problem ática social o la esplen dente sensibi lidad del alma humana , en su expres ió n m ás be lla y sublim e: su sentir poético. E l mundo litera rio de Enrique Amat procede así de un a c ultura viva , común a todos los petr ere n ses, e n la qu e se refle jan nu estra s propi as vi vencías, nuestra idio sin cra sia, nue stra s diferencias y controversias más aparentes . Pr ecisa mente ésta es la labor de la c ultura , en su concepción antrop ológ ica y c ivili zadora: a unar tendenci as, ideo log ías y se nsibilidade s co ntrapu estas en una única t extura -miscelánea cultural-qu e co nform a el m odo de p en sar y se ntir de tod o un pu eblo . 10 Este libro se configura, a través de los deshilvanados artí culos y poemas que lo integran, como un recorrido vital sobre la vida y los pensamientos más íntimos del escritor. Así pasamos de la lírica poética -pura e intimista- al asce tismo religioso más sentido y exaltado o, finalmente, a la poesía profana en la que queda patente la vertiente humana del hombre -su familia, sus amigos, su pueblo natal-. No falta tampoco su prosa, de discurso fácil, sus artículos y rese ñas, a veces meras reflexiones o soliloquios del autor consi go mismo , que denotan su preocupación por los temas socia les más acuciantes de nuestra sociedad industrial y tecnifica da -la pobreza, la marginación, etc ... - , su interés por la his toria , por nuestras fiestas de Moros y Cristianos, su inquie tud cultural. .. Si comparamos el presente libro con los do s que le pre cedieron en el tiempo puede parecernos un texto menor , pero no por ello menos importante, pues tiene la cualidad de su brevedad y diversidad temática , abarcando en su contenido una muestra de los géneros literarios cultivados por el autor y una selección de los temas trascendentales que han marca do el ideario conceptual y filosófico de Enrique Amat a lo largo de su ya dilatada vida como escritor y pensador. El apartado poético, ordenado cronológicamente, en la medida de lo posible, recoge de forma dispersa , pero selecti va, una recopilación de poesías de temática religiosa , profa na y festiva , en una unión casi mágica de estos tres niveles de la lírica poética del autor. De la trascendencia de la poesía nos habla Enrique: ’La poesía, para mí, es la fi esta d el espí ritu. El poeta, con frases más o menos brillant es y co n imá ge nes , más o menos sugestivas, intenta transmitimos el men saje de sus impresiones personales, de sus sensaciones vita les. En una palabra, de su estado anímico, en un momento dado , ante cualquier motivo, cualquier situación, o cual es quiera argumento ... por eso, la poesía, aun cuando sólo sea ap ta para minorías , no puede perecer. Mientras ha ya hom bre, habr á espíritu y, en su consec uencia , habrá po esía’. 11 En primer lugar se presenta la poesía religiosa , fruto de su profunda fe y creencia cristiana, donde junto a una poesía de loor y alabanza a Dios y a la Virgen del Remedio , patrona de Petrer , que dejan patente el ideal cristiano del autor en ver so s d e ensalzamiento a la figura maternal y protectora de la Vir gen , o de agradecimiento y gratitud hacia el Redentor, qu e s ie mpre buscan reafirm ar la fe , encontramos versos de gran dramatismo en los que el poeta entabla un diálogo trascen d ent e co n Dio s sobre las mi serias y angustias humanas. A continuación hallamo s la po esía festiv a, dedic ada por entero a la fies ta de Moros y Cristianos , tradi ción centenaria qu e rec rea viejas gestas hist órica s de nu estro s antepa sado s al ti emp o qu e festeja la celebración de una festividad de hond a raigambre local que inunda d e lu z y color las ca lles de Petrer durante el m es de m ayo: Y así es la fi esta que en Petr el ani da:/ popula,; bullic iosa , retozona,/ llena de luz, jolgorio y alegría , dec lama con vehemencia en uno s versos cálidos y gozosos. Por último , la poesía profana muestra el lado má s huma no del poeta. Una visión angu st iada de la existencia, de esa ’Vida gri s’ que nos anega y sub yuga (Me está ca nsando es ta v id a,/ s ie mpr e igual y sie mpre igual./ Ya no es mi senda flo rida/ sin o un tosco ped regal) , sentimientos que reafirman aún m ás s i cabe su inquebrantable fe religiosa en unos se ntidos versos de agra dec imi ent o a la divinidad en el poema ’Gra cias, Seíior’: Yo te doy gra cias , Seíior,/ por lo mu cho que me has dado:/ Una vida prolongada/ co n un hum ano lat ido,/ una ayuda i ntermin able/ por la cual mis depresiones/ he supera do y vencido,/ el am or que por Ti siento/ qu e a mi vid a da sen tido,/ y mi fe en el más all á/ que nunca, Seíio1; olvido . .. , dando sentid o a la vida y abriendo nuevo s horizonte s de es pera nza en el futuro . Estos poemas son, sin duda , lo s de m ayo r ca lad ura espiritual. V ersos en los que el po eta alcanz a s u lírica más inspirada. Añoranza del pasado , re tazo s de mem ori a casi olvidada, ju egos de niños por las ca lles del viejo Petrer. .. ; el amor por 12 Virginia -su mujer- , por sus hijos y nieto s; los consejos y a mon estac ion es éticas fruto d el amor filial; el rec uerdo vivo e imp ere ce dero de lo s amigos; o ta mbi én la preocupación po r l a problem átic a soc ia l - la in fanci a de sva lida , lo s horrores d e la guerra , el odio y la intran sig encia humana s- co nform an todo el mund o afectivo y de r elaci one s human as de l esc ritor. Un mundo pleno d e caridad cristiana, de anh elos de paz y ju sti cia soc ial, de búsqueda irrefre nabl e de la lib ertad y soli daridad como meta s de l a convivencia human a. Co nclu ye el capítulo poético con uno s poemas descr ipt i vos, paisajísticos , con imágene s de P etrer , pa raje natal del auto r y espe jo del alma de Enriqu e Amat, que const ituy e su e ntorn o físico más próx imo y una parte import ant e de s u mundo r eal y literar io. No obstante, s us a lusio nes a l Cid , a l os ca mpos y parajes petrerenses , su r ecuerdo de los juegos de infancia en las ca lles est rec ha s y to rtuo sas del c asco a nti g uo, s us ca ntos de a laba nza a Petrer, su s raíc es históricas , sus fiestas, su cast illo y ermita s son refe re ncia ob liga da en t oda s s us poesías y escritos. Así, en el poema ’P aisaje natal’ des c rib e: Ermitas , montes, castillo,/ plaza, torres, manantial. . ./ ¡qu é paisaje tan sencillo/ el de mi puebl o natal!; mientras que en ’Pet rel, mi honrada cun a’ senten cia: Aquí quiero c orr er todo e l cami no/ y que tu tierra y tu cipr és, un dí.a,/ cubran mi carne y celen mi reposo. En cu anto al apartado en prosa, acoge una ampli a selec c ió n de artícul os de redu cid a extensión y temática variada , que abarca des de l os escritos de carácter autobiográfico has ta lo s hi stó ricos , sin olv id ar l os de contenido social, festivo, cu ltur al, e tc . .. , que evidenc ian su preocupación por cu alqui er tema referido a Pet re r y el talante respet uoso y tolerante del auto r co n l a op inión aj e n a, aunque en ocasiones defienda co n vehemencia y pasió n algunos de los te ma s so metid os a reflexión. Se compl eta así la tril ogía sobre la obra de Enrique Amat , compuesta por tres volúmenes: Mi m anera de pensar, reco pila ció n de escr itos y trabajo s del autor sobre Petr er, su s fies - 13 tas y la problemática social en general de la España de post guerra; Mi po ético sentir, antología poét ica en que tuvo cabi da una selección de sus mejores poemas y, finalmente, Mi p erso nal opinión sobre casos y cosas en el que se recogen a qu ellos artículos y poema s inéditos que, por una u otra razón, no vieron la lu z en nin guna de las do s publicacione s a nterior es y que nos aportan una visión general de la obra gráfica de este pensador y escritor petrerense. No pode mos, sin embargo , dar por finalizado este prólo go si n hacer un a bre ve se mblan za biográfica del aut or. La s espe ciale s circunstancias que han rod eado l a edición d el pr e se nte libro , su in esperad a mu erte a tan sólo unos día s de l acto de presentación oficial de es ta su tercera obra antológi ca, hacen n ecesar ia una refer encia a la figura hum ana y lite r a ri a de E nriqu e, a su sig nific ació n soc ia l y al relevante pape l que jugó durante año s e n la vid a cultu ral d e nue stra l oca lidad . E n l a memoria de muchos de su s coetáneos y la s ge nera c io ne s s ig uient es queda la int en sa labo r soc ial y cultural desa rrollada desde su primera juventud , presidiendo aquel inolvi dable equipo de fútbol, denominado Realidad Ibérica Petr e l ense, y s u ren ovado ra ac tuació n al frente de las Juv entud es de Acción Católica en los años inmedi atos a la g uerra civil. Aunque nunca qui so oc upar ca rgo a lg uno en la vid a polí ti ca local, la preoc upa ción p or e l desarro llo social y eco nó mic o de s u pueblo le llevó a co labora r, un a vez finali za da la co ntiend a civil, co n la co misió n gestora nombrada por el Gobernador de la provincia para la normalización, organiza ción y d esarro llo del municipio . Tam bién participó como miembro activo en la comisión en carga da de la r eco nstru c ción de la iglesia parroquial de San Bartolomé, atendiendo así a su ideal re li gio so y profunda fe católi ca. De 197 0 a 19 75 ocupó el cargo de juez de paz, que de se mp eñó co n justici a y ho nes tidad , gra njeá ndo se e l reco n oc imi ento y la a dmi ració n de todos los petrerenses en l os difíciles años prev ios a la tra nsic ió n democrática. 14 Pero, sin duda, Enrique Amat Payá será sobre todo recor dado por su obra literaria, fruto de sus privilegiadas dotes poéticas e intelectuales y una insaciable inquietud lectora manifestada desde su más tierna infancia. Sus primeros recuerdos de niño -los más añorados en su madurez- son su asistencia a la escuela pública, situada en la pla;:a de Baix y su afición por la lectura . De esta juvenil afición pronto se derivó la necesidad de plasmar sus propios sentimientos y reflexiones en papel. Se inició así una intensa y fructífera colaboración en la revista de fiestas de Moros y Cristianos, publicación que dirigió durante años, velando por la conser vación de las tradiciones de la fiesta, al tiempo que parale lamente se desarrollaba en él una profunda preocupación por los temas socioeconómicos de nuestro pueblo y los pro blemas de una sociedad que pugnaba por salir de las mise rias y lacras de una guerra que nunca debió producírse, tal y como se manifestó plenamente con la publicación del libro Mi manera de pensar. Siempre gozó de una especial sensibilidad poética, tal como demostró con la publicación de una selección de sus poemas en la antología de autores locales titulada Cuando las yemas revientan, en cuya edición colaboró junto a Jesús Zaragoza , párroco de la iglesia de san Bartolomé, Francisco Mollá y Gabriel García. Así como con sus asiduas colabora ciones en las revistas de fiestas patronales y la publicación del libro Mi poético sentir, verdadera recopilación de su vas ta obra poética. Ahora, cuando este hombre culto y sensible, querido y respetado por todos sus conciudadanos , nos ha abandonado, su proyección como intelectual, como escritor y poeta, no ha decrecido sino que, muy al contrario, se ha incrementado superando las fronteras del localismo y alcanzando una esfe ra especial en nuestra consideración . Tal vez no haya recibi do nunca un homenaje ni un premio oficial, pero posible mente por eso mismo su figura se engrandece y adquier e un matiz más humano , más personal. 1.5 Paradójicamente, en los últimos años se ha observado un proceso curioso en el mundo literario e intelectual. En una c ultur a de ma sas donde impera el consumismo y los medio s d e com unicación socia l co nviert en cada novela en un best se ller , los autores locales son cada vez más ob jeto de culto. Sus obras no se promocionan ni se venden en las grandes s up erfi cies comerciale s, tienen un públic o más selec to y reducido que t odavía se iden tifi ca con el aut or, al qu e admi r an y conocen perso nalm ente, y no sólo a trav és de sus escr i to s y narracion es. Lo s autores loca les nos inter esan no sólo por su obra lite raria o poética , sino ta mbién por su talante humano y perso nal. Y Enrique Amat Payá , en este sentid o, fue ant e todo un h o mbre sencillo , adem ás de por la mod estia con qu e siem pr e vivió , por su carácter hone sto y recto, qu e le h a lleva do a obrar con tolerancia y re ctitud en todo s los mom ent os de s u vida . Persona lment e, en su obra litera ria dic e no haber encon t rado nunca nad a excepciona l, ya qu e só lo se ha ocupado de l os problem as cotidiano s que l e han afectado a lo lar go de su vida. Y, sin embargo, ta l vez sea és te el m ayor valor y acier to de su s escrito s, trat ar como te ma s fundam entales la conv i venc ia co tidi ana de tod o un pu ebl o, sus viv enci as, su s gen te s, su s fie stas y tradici ones , etc ... Autor de numeroso s artículo s y r ese ñas literarias, Enri qu e es una de esas personas intelec tualm ent e brillante s, cuyo contacto electr ifica a l int erlocut or hac ié nd ole se ntir apas io n adame nte su particul ar punto de vista so bre lo s terna s sometidos a disc usión. De formación autodidacta , tan sólo se j ac ta de s u ind estructibl e afición a la lect ura, qu e le ha ll e vad o a pla sma r en su s numero sos escritos su particu la r op i nión sobre aquellos acontec imiento s qu e han marc ado su vida. Por e11o su s refl exio ne s las sentimo s cercana s, próxi m as a nosotro s, a nuestra s inquietud es, ya que, en ese ncia, s u pen samiento , sus desv elos, tratan d e nu estra s propias vi ven cia s y pr eoc upa ciones. 16 Enrique Amat siempre fue poco amigo de los elogios y las alabanzas. Nada diré, por tanto, para finalizar, trascen dente ni solemne de su obra. Todo lo resumiré en una frase que encarna la trayectoria vital de este petrerense: ’La cultu ra por ideal ’. Y tod o ello concretado en el afán de promover la cultura, la conservación de las fiestas y tradiciones locales y la consecución de un modelo de ju sticia social y solidari dad cristiana para sus conciudadanos de un hombre que lo ha dado todo por su pueblo y sus gentes, por Petrer. No me qu eda má s que terminar este prólogo con una invi ta ción al amable lector de que se entregue a una lectura pla centera de la obra de Enrique Amat, co n el convencimiento de que la sencillez de su lenguaje y la claridad de sus ideas l e cautivará y le pennitirá valorar en su ju sta medida la hondu ra intel ectual y el talante humano de uno de nue stros autores locales más sig nific ativo s y relevante s. 17 Petrer, marzo de 1997 Juan Ram ón García Azorín A MODO DE AUTOBIOGRAFÍA 19 El 4 de octubre próximo cumplir é 78 años. Nací en 1912. D e mi infancia recuerdo, con agrado, mi asistencia a la escue la pública, situada en la pla za de Abajo (en aquel enton ces de la Constitución) y en la qu e, por mi feliz memoria, estaba siempre situad o el primero de la clase. Los recuerdo s de mi juventud lo s valoro, principalment e, cuando ejercía la presidencia de un club de fútbol, denomi nado R ealid ad Ibéri ca Petrelen se, y en mi actuación como pre sidente d e la Juventud Católica local. P etr el, e nton ces, poseía una buena agricultura de seca no y una flor ecie nt e indu stri a del calzado. Era un pueblo que progre saba y en el cua l se vivía bien. Viví , por supue sto , lo s años de la gue rra y de l a po sgue rra. Malos recuerdos de todo ello poseo. Cárcel , frente de combate en la zona rep ublicana y en la nacional y, como pre mi o, dos her id as. A estas alturas , me gusta poco recordar aquella época. En cuanto a la po sguerr a, de todo s es cono cida la p enuria económica y, en consec uencia , alimentaria qu e todo s padeci mo s. E n e se aspecto , yo fui casi un privi leg iado , por cuanto mi s padre s eran propietarios de fincas rústica s y no me alcan zaro n las penalid ade s que otros sufrieron. Mi s antepasados paternos fueron todos abogados y médi co s. D e e ntre ello s desco lló don Mi guel Amat Maestre , mi tío abue lo, que fue ab oga do de much a categoría y vice-presi d ente de la Diputa ción de Alicante. Su áre a de actuación , aparte del bufete particular que poseía en Madrid, se exten día al Tribunal Supr emo y al Consejo de Es tado. 21 Para conocer, a fondo, su vida hay que lee r el libro publi cado por el profesor don Salvador Pavía, titulado D. Mi guel Amat Maestre y los oríge nes literarios de Azarín. Mi afición a escribir no pudo ser influida , de forma direc ta, por el ambiente familiar en que viví, por cuanto mis p adr es eran propietario s, no intelectu ales . Tal vez, en mi juventud, el observar la biblioteca y lee r a lgun os libro s de la mi sma (bibli oteca propiedad de mi abue l o , do n Enriqu e Amat, saqu eada durante la guerr a civil), pudiera habe r influido en mi s aficiones literaria s. Y o conozco mis limitaci one s y, des de lueg o, no sé qué co ncep to se te ndr á de mi s escritos o de mis poe ma s. Yo no poseo estudios sup erior es, para mi d esgraci a, no por falta de a fi ció n sino p or exigencias económicas de la vida , que me . obligaro n a tra baj ar de sde muy jove n. Por lo ta nto , lo poco que pued a saber será como consecuencia de mis prolongad as l ect ura s y de clases particulares a las que asist ía de spué s de mi s trabajos administrativos. Me defi no, a mí mism o, como un hombr e de bu ena voluntad y de a fició n, nunc a de sm entid a, por la lec tura . En prosa, me gust a much o el ensayo . E n cuanto a la p oe sía, me satisface e l poema de le n g uaj e se n cill o, a l alcance de todo s, no e l de grandes metáforas ni el d e frase s qu e no lle go a descifrar, quizás por mi falta de preparación. El gé nero poético que me gusta , e ntre otro s lo hiciero n visible Antonio M ac hado y Am ado Nervo. Soy un enamorad o de am bos. Hay un gran ’o lvidad o’ al que también admiro mucho: José María Pemán. D e los clásicos , Santa Teresa de Jesús y San Juan de l a Cru z. No me he dedi cado a escribir de forma profesional , pre c isa ment e por eso: Porque soy un aficionado no un profe sio nal. Mi vocación de esc ribir n o pu ede co njugarse co n la pro fes ión de co ntab le. A mí no me ha g usta do ni la co ntab ilidad 111 la s pr áct icas administrativa s. A mí me ha gustado - y me 22 gusta-escribir. La contabilidad tuve que aprenderla y ejerci tarla por -como ya he dicho-exigencias económicas. Mis autores preferidos son , en ficción, Pío Baroja y Ramón del Valle-Inclán . Y en cuanto al género de creación, aquellos dos colosos que fueron D. Miguel de Unamuno y D. José Ortega y Gas set. Yo no tengo ningún libro publicado. Solamente en uno titulado Cuando las yemas revientan colaboré con varios poemas, junto con otros tres autores más, y cuyo libro fue publicado en 1967. Muchos escritos míos han aparecido en las revistas de fiestas locales. Ver mi obra impresa, tanto en prosa como en verso, no me disgustaría. Pero ello no llega a preocuparme. Lo que yo he publicado y lo que tengo inédito , lo heredarán mis hijos y mi s nietos que , para mí , es lo único interesante . A mí el campo me gusta mucho y, por ello, muchas veces en él he encontrado una fuente de inspiración . Creo que exis ten las musas de la poesía por cuanto si hacemos un poema campestre es que la musa, en ese instante, es el campo y si construimos un poema dedicado a una mujer es porque ella no s inspira , como musa, por su belleza o su cariño. Mi mujer es todo para mí. En mi obra poco tiene que ver por cuanto es reducida y de poca relevancia. Ahora bien , en mi vida ella es el compendio de mi respeto y de mi amor. Dos sentimientos que, al correr de los años , no menguan sino que , al contrario, aumentan de forma sensible . De sde mi jubilación , mi vida ha tenido que cambiar, como es lógico. Antes, en activo, a las diez de la mañana había que estar en el despacho, planificando los asientos con tables o bien tratando de solventar los mil problema s que en la indu stria del calzado --que es la que yo conozco -so n inhe rentes a la mi sm a. Ahora, ya jubilado, me sobra tiempo para todo y continúo con mis lecturas. La idea de envejecer no puede asustarme por cuanto ya soy viejo. La idea de la muer te no me preocupa mucho. A mis años, achacoso y sin voz, me import a poco vivir o morir. Lo que sí temo es el dolor físico y , por ello , le pido a Dio s que me lo evite si es posible . 23 Aunque ahora, por lo vi sto, no r esult a m oderno ni conve niente decirlo, yo tengo que afirmar que soy creyente y prac ticante. Por eso espero un má s allá qu e, dada mi avanzada edad, voy a conocer muy pront o. Mirand o hac ia atrás tan sólo m e arrepiento de una cosa: No hab er sido má s activo, más decidido , y haber estudiado má s y mejor p ara hab er completado y aumentado mi caudal int ele ctual. Lo únic o qu e m e importa qu e di ga n de mí es que he s ido un hombre de buen a voluntad y de limpi os sentimiento s. Con eso me co nsid eraría satisfecho. 1990 24 POESÍA 25 ALGO SOBRE LA POESÍA ’Poesía es decir cosa s bellas, con rn.u y fermosa cobertura ’. Marqu és de Sa nlill ana La poe sía vien e a ser, e n lo s ubjetivo, co mo un puro m an anti al que vie rt e su s c rista lin as ag uas so bre la s uperfi cie int eri or del individu o. P oe sía es, e n moderna defi nición, ’pe nsa r alto y se n tir prof undo’ . P or l o tanto , no es tan sólo esc ribir o dec la mar poe sía , en su s ig nifi cado es tricto , sin o poe tiza r cu alqui er moment o de l a ex is te nc ia hum an a, e n relac ió n co n l a nat ura l eza o co n l a pn./usa ga ma de lo s se ntimi ent os de l alm a. Si end o así. claro está que to d os, a nuestra mane ra , po eti za mos alg o e:-.; nu es tra vid a y no hace falta in sis tir sobre l a verdad de qu e 110 hay se r hum ano capac itad o, de form a a b so lut a, para e je rce r ese do n m arav illoso que Di os puso en e l alm a de su s cri aturas y que éstas , por derec ho natural , lle va n sote rr ad o com l esc ondido manantial que re fr esc a la s prof undas inl erio ri dad es y propo rc iona aura s sutil es a los r ecovec os m ás difí cil es de nu estra su bjet iv id ad. Si Bécq uer pud o dec ir a un a muj er bonit a ’po esía e res tú ’, es inn ega ble qu e todo lo be ll o en cie rra un caud al poéti co . D e ahí que , co mo la v ida es be ll a, en cie rr e to rr ent es de indi sc uti ble poe sía, que alg un os la esc riben pe ro qu e to do s la v iv en. El am or y la te rnur a so n po esía, como poesía son l os o rto s y los oca sos y cu alq ui er fe nó m eno de la natural eza. Y 27 aun existe poesía en el dolor. Bastará para ello que quien lo sufra tenga una imprescindible dosis de fe que le haga supe rar su sufrimiento pensando que éste no quedará , en el futu ro, sin premio. La poesía la tenemos ahí, a nuestro alcance. Poetice mos, pues, nuestra vida . Algo saldremos ganando con ello. Por lo menos, embellecer la vida externa y aumentar sensi blemente la vida interior. Sólo falta para ello afinar nuestra sensibilidad hasta el infinito. Porque solamente así podremos captar las aguas cristalinas de ese sereno manantial poético y saciar en él nuestra insoslayable sed de eternidad. En definitiva , el sentido poético no es un sentido inú til ni injustificado sino un sentido esplendente de finos mati ces enriquecedores de nuestra alma y, por supuesto, de nues tra vida mortal. 28 l. Poesía religiosa 29 VIRGEN DEL REMEDIO De Petrer, Madre y Señora , a leja triste s pesares y sea n es tos lu ga res brill antes como una aur ora. Tu mirada, que enam ora, se re n e todo el ambiente y unid a viva la ge nte para sie mpr e, mi Seño ra. Este pueblo de Ti vive f e li zm ent e e namora do . ¡N o habrá, pues, nad a en e l mund o que lo a leje de tu lado! 31 TU MIRADA Nunca olvido, Señora, tu mirada, aliento inagotable de mi vida, tu mirar de ternura recogida y de serena paz esperanzada. Cuando veo la luz de tu mirada, me olvido del dolor de tanta herida: Mi infausto envejecer, mi voz, perdida, mi andar torpe y mi vista arruinada ... El recuerdo de tantas frustraciones me hunde, a veces, en triste desconsuelo, mas siempre logro remontar el vuelo pensando , Madre , en tus divinos dones, pues por Ti mis tristezas no son nada cuando veo el albor de tu mirada. 32 APIÁDATE, SEÑOR, DE MÍ Llévame, ya, Dios mío, hasta tus lares, apiádate, Señor, de mi amargura , tres año s llevo ya con desventura , tres años entre sombras y pesares. Desaliento s, Señor , a centenares ensombrecen mi vida, y la negrura de mi humano dolor en mí perdura y me hunde en la agua gris de grises mares. A tus designios vivo sometido, tus mandatos divinos yo respeto pero hace tiempo que yo vivo inquieto por mi falta de voz, que ya he perdido. Te rue go que el camino me prepares pue s anhe lo llegar pronto a tus lare s. 1989 33 ¿QUÉ HACEMOS, SEÑOR, DE TU MENSAJE? ¿Qué hacemos, mi Señor, de tu mensaj e y qué hacemos, Señor, de tu doctrina? Tu misión, tan humana y tan divina ¿recibe de los hombres homenaje? Olvidarlos , Señor, es un ultraje para Ti. Para el hombre, su ruina pues cubre su existencia de neblina y pone en su horizonte un gris celaje. Hora es ya de que, unidas nue stras manos , vivamos con arreglo a tus principios y cerremos los negros orificios que abre la hipocresía en los humanos ... Ya es hora de ahondar en tu enseñanza y vivirla con fe y con esperanza. 1992 34 VIRGEN DEL REMEDIO (Yo te debo muchas cosas) Cuando observo tu semblante con su expresión maternal , siento un bienestar profundo , todo me parece hermoso y hasta olvido que en el mundo hay dolor y existe el mal. Cuando yo te veo, Madre, con el Niño Dios en brazos, se me alegra el corazón y se refuerzan los lazos que a Ti me enlazan, Señora, en una mística unión. Yo te debo muchas cosas pues cuando estoy a tu lado, me ampara tu compañía , se distancia mi tristeza , huye la melancolía, se me borra la nostalgia y mi alma , que en Ti confía , abrazada a tu recuerdo vive su noche y su día. Tú eres mi gran esperanza y hontanar de mi alegría ... Te debo , sí, muchas cosas. Eso es cierto ¡Madre mía! 1992 35 BENDICE LOS HOGARES (A nuestra patrona) Madre celestial, Señora: humildemente te pido que bendigas los hogares de este pueblo, que te adora. Esos felices hogares donde anida la alegría y suena la melodía de los humanos cantares. Y a otros distintos hogares inmersos en la amargura , donde vive la tristura y hay lágrimas y pesares . Aumenta en ellos la fe y crecerá su templanza por esa conformidad que genera la esperanza. Celestial Madre, Señora: Bendice , sí, los hogares en todo momento y hora. Los hogares de mi pueblo , de este pueblo que te adora. 1993 36 LOS NIÑOS QUE SUFREN ... Allá, en un país lejano, una infancia desvalida es brutalmente agredida, obra de un odio inhumano. Los clarines de la guerra anunciaron su llegada. La paz allí está enterrada y existe un dolor que aterra. Mueren niños destrozados por la metralla traidora y en esta dramática hora otros quedan mutilados ... Pon allí, Señor, tus manos. Que se aleje la amargura y retorne la ventura de convivir como hermanos. Que renazcan los cariños con el sentir más profundo. ¡Salva , Señor , ese mundo donde sufren tantos niños ... ! 1993 37 GRACIAS, SEÑOR Yo te doy gracias, Señor, por lo mucho que me has dado: Una vida prolongada con un humano latido , una ayuda interminable por la cual mis depresione s he superado y vencido, el amor que por Ti siento que a mi vida da sentido, y mi fe en el más allá que nunca , Señor, olvido ... Cuando en tiempo muy lejanos m e encontraba encarcelado yo te pedía, Señor , que estuvi eras a mi la do . Y porque Tú lo quisi ste l os hombr es me liberaron de unas cárceles oscuras donde pasé muchas hora s s ilen ciosa s e inseg uras. A lgunos meses de spué s, tu ayuda salvó mi vida , c uand o envuelto en una guerr a de ten siones peligro sas se adentraron en mi carne d os he rida s doloro sas ... 38 Huyeron tantos quebrant os, recar gado s de amargura y , por fin , se hizo verdad mi má s ansiada ve ntura c u ando un lumino so día en matrimonio m e uní a la mujer qu e quería. H oy es tán junt o a mi lado un os hijos que m e quieren, un os nietos que me adoran y un a esposa inteli ge nte q ue me c uid a y qu e m e ayuda a acept ar, sin estrid en cias, mi s hum an as fru stra cio nes por mis físicas dolenc ia s. T engo un a casa espaciosa donde me g usta vivir , un rin cón p ara pensar, un siti o e n dond e escr ibir, a mig os que me rec uerd an y que me vienen a ver, y te ngo libr os ¡mi s libr os! qu e me invitan a lee r. Es esa ley natu ral, ge nerada por la ed ad , l a que , a diari o, me repite una no tor ia ver dad: qu e se agota mi exi stir. Nad a yo puedo exigir m as ta mp oco ex is te nad a qu e a mí m e impid a pedir. 39 Por eso, Señor, te pido un importante favor: Que cuando inicie el camino con rumbo a la eternidad, que me des conformidad, que sea un trayecto corto silencioso y sin dolor. .. Y como quiero creer que de esa forma será por concesión de tu amor, de nuevo te doy las gracias, rendidas gracias, Señor. 1993 40 DÉJAMELA A MI LADO Señor: Mientras aliente mi vida no te lleves a mi esposa, que vive junto a mi lado . En el orden terrenal es la ayuda más valiosa, por todo lo que me da y lo mucho que me ha dado. Necesito su presencia , el amor de su mirada, el calor de su experiencia, su ternura sosegada y su infinita paciencia , día a día, demostrada. Señor: Tú bien sabes cómo estoy : Nervioso, triste, agotado, con un andar vacilante, un tanto desmemoriado, muertas ya las ilusiones , del mundo, desengañado, y con pérdida d e voz que mi vida ha derrumbado . .. Si no tuviera a Virginia yo no podría vivir tan hundido y desolado . 41 Señor: Llámame a mí cuando quieras pues para el viaje final creo que estoy preparado. Mas mientras dure mi vida déjame a Virginia aquí. Yo necesito su ayuda, me hace falta su cuidado ... Déjala, sí, por favor, junto a mí ¡siempre a mi lado’ 1993 42 PADRE MÍO, AYÚDAME Conozco bien el cam ino que deb o de reco rre r para que yo pueda ver ese recinto sagrado d o nd e Tú estás, mi Seño r, j unt o al Padre del amor a s u d erec ha se ntado. Es un camino difícil, difícil y co mpli cado, pero es sendero de luz que ant e mí se abriera un dí a por la fuerza de mi fe y mi s an hel os hum an os de alejar me de l p ecado . Señor: Ahora , ve n a ay udarme e n mi ya torpe an da du ra y a co nseg uir l a ventura de e n ese c ie lo qu edarme: Y pue s tien es e n tus mano s l a su erte de mi d estin o, ve n y ay úd am e, Señor , ha sta lle gar a l final de mi di fícil ca min o. 43 1994 PENSANDO QUE MI VOZ YA NO LA TENGO Pensando que mi voz ya no la tengo me gana, muchas veces, la tristura y una negra y aciaga desventura me hace pensar por qué yo me sostengo. A fin de cuentas , meditando vengo que si vivo soportando la ruptura de mi voz y ando envuelto en la tortura de una infeliz mudez y aun me mantengo; si supero profundos desconsuelos , momentos angustiosos, depresiones, días tri stes , ayunos de ilusiones , y oscuras noches de profundos duelos, se lo debo a la fe que Dios me ha dado , esta fe que es aliento de mi vida que reduce el dolor de tanta herida y me dice que Dios no me ha olvidado. 1994 44 POR TU PUREZA Madre y Patrona, Virgen del Remedio: Cuando veo tu imagen, su belleza abre en mi alma un aliento de ternura porque pienso que toda tu hermosura se abrió, un día, al calor de tu pureza. Tu maternal amor, tu gran riqueza, sufrió el dolor un día de amargura, cuando el hombre , abrazado a la locura , mató al Rey de la vida y la nobleza. En un alarde de brutal vileza, a tu Hijo, el Hombre-Dios, crucificaron, su sangre generosa derramaron y cubrieron de espinas la cabeza. Mas como Tú conservas la entereza, alientas a los seres desvalidos, a los que viven , Madre, en la pobreza ... Y todos nos sentimos protegidos bajo el manto sutil de tu terneza. Eres Reina, sin par, de la belleza, por tu pureza, sí, ¡por tu pureza 1 1995 45 LA VALIOSA COMPAÑÍA El amor que por Ti sie nt o por tu divina enseñan za, me mantiene la esperanza y genera mi contento. Por eso, al nac er a l día, e n cua lqui er hora y m om en to, digo que eres Tú mi guía, c lara lu z de mi exis tenci a, mi indestructible creencia, l a valiosa compañía que borra mi abatimiento ... ¡Sólo Tú a la vida mía das sentido y das aliento 1 1995 46 SEÑOR MÍO, JESUCRISTO Pensando en Ti, mi Señor , creo que el mundo es amabl e, m ás abierto, acogedor, m ás limpio , más entrañable ... Por esta opinión , Señor, que por Ti tengo del mundo , guardo en respeto profundo pues se alimenta en tu amor. Todo s los hombr es, Señor , so n p ara mí como hermano s. Hazno s, Señor , má s cristianos y el mundo será mejor. ¡Haznos a todos, Di os mío , ese impa gable favor! 1996 47 POR ESOS NIÑOS, SEÑOR ... Por los niños, Señor, por esos niños, de risueños semblantes infantiles, que son nuestra esperanza y las gentiles promesas de ternuras y cariños. Por los niños, Señor, por esos seres que llevan el candor en las pupilas y , en sus ojos serenos, las tranquilas luces de deslumbrantes rosicleres . Por los niños , por esas criaturas que viven en un mar de fantasía, en un mundo feliz de poesía y en un vergel de nítidas alburas. Por esa infancia, de pureza henchida, que duerme en nue stro pecho, sin temores, y se asoma, curiosa, a los albores de una aurora esplendente y presentida. Por esos diminutos querubines , donde el armiño y el clavel se funden y en cuya tersa carne se confunden los pétalo s de rosa y los jazmines. Por la risa , Señor, por esa risa que en sus labios purpúreos florece con el candor que en ellos resplandece, hecho llanto , hecho paz y hecho sonrisa. 48 Por la inocencia que en su frente brilla, por sus besos que embriagan de dulzura, por ellos que no saben de amargura humana, ni que el hombre es pura arcilla. Por los niños, Señor, que hay en la tierra, Tú que a tu mano todo lo sometes , acaba con los trágicos jinetes del hambre, de la peste y de la guerra . 49 11. Poesía festiva 51 ASÍ ES LA FIESTA La mágica alegría de la Fiesta inunda a mi Petrel y, desbordada , corre a anegar el alma enamorada de aquél que mira la impar floresta . Que estos festejos, al cantar la gesta que recobró a la Patria secuestrada, son un himno a la bélica Cruzada y una loa a la hispánica protesta. Y así es la Fiesta que en Petrel anida: popular, bulliciosa, retozona, llena de luz , jolgorio y alegría. Pero es también la Historia, hecha vida, de la España gloriosa y antañona cuando , gallarda, por su Fe moría. 53 EL EMBAJADOR El gesto, reposado y elegante; l a alt iva frente, al cie lo levantada, l a pa sión, a lo s ojos asomada y el decir , pronto al ruego y al desplante. La voz, sumi sa o dura, alti sonante , a l costado, ceñida, noble espada y la firme cabeza coronada por un airoso casco deslumbrante. ¡A hí está el Embajador! Sus finas manos rubrican la demanda de la Villa. ¿Contra e l infiel estamos e n Cruzada? No. Son fiestas de Moros y Crist ianos , remota tradición que maravilla , y es la hora crucial de la Embajada . 1956 54 POR LOS RUMBOS DE LA FIESTA Vuelen alegres campanas y digan la feliz nueva que otra vez va mi Petrel por las rutas de la Fiesta. Que hay siete flores galanas , siete rosas tempraneras y unos campos aledaños que huelen a primavera. Que hay siete mozas gentiles , siete áureas princesas, gráciles Abanderadas, ornato de la floresta. Llevan la risa en los ojos y una ilusión despierta y en sus castas frentes brilla todo el fulgor de una estrella. Vuelen alegres campanas diciendo la feliz nueva que otra vez va mi Petrel por los rumbo s de la Fiesta. 1960 55 PARA EVA (Abanderada dé Moros Marroquíes) Bajo el marco , sin par, de la floresta hallará s un torrente de armonía y una suave y constante melodía vivirá en ti los días de la Fiesta. Vas a experimentar esa alegría de ll evar sobre tu hombro la Bandera, esa experiencia humana, tan festera , que habrá de acompañarte noche y día. Durante cuatro días memorables , vas a exhibir tu joven hermosura y tu mirar hechido de ternura ... ¡Cuatro fechas, chiquilla, inolvidables’ Será s, Eva , una dulce Abanderada . ¿ Cómo no si la Fiesta la has vivido, en sus alrededores has crecido y de ella estás también enamorada? No se puede dudar. Yo no lo dudo. ¡ Será s, Eva , una linda Abanderada 1 1992 56 LOS HALCONES DEL DESIERTO (Bodas de plata) La fila de los Halcones celebra bodas de plata. Acto justo y valedero pues pasó un cuarto de siglo desde que empezó sus desfiles por las calles de este pueblo. Encuadrada en la comparsa de los Moros Beduinos, e s un ejemplo sincero por su gran petrolanquismo y su entusiasmo festero. Por su indudable elegancia, por el color de su atuendo y su vital bien hacer en las filas de la Fiesta tiene un valor verdadero y un lugar muy destacado en el entorno festero. Yo felicito a esa fila por estas bodas de plata. Es una escuadra que tiene entereza , y tiene marcha , y un amor por nuestra Fie sta que no termina ni acaba. 57 Y com o adora n la F ies ta co mo un m ágico teso ro, seg uro q ue, c on el t iemp o, un d ía ce le b ra rá n s u s brill ant es bo d as de o ro. A dela n te , sí, ade la n te , H alc ones del gri s des ie rt o p ues dent ro de nu estra Fi esta t e n éis po rve nir abi ert o p ues se ré is s ie mp re un val or e n el ambi ent e festero . 1 99 4 58 111. Poesía profana 59 TARDE TRISTE Sola está. Sola, mirando, de pie, tras el ventanal. La lluvia, sobre el cristal triste canción va cantando. Todo es gris , como su vida. Todo es gris en el momento: la tarde , la lluvia, el viento , la luz, de gris hoy vestida ... Soñado amor que no alcanza, belleza que se marchita, muerta ya, no resucita aquella azul esperanza. Sola está. Sola, mirando , mirando sin mirar nada , , ausente y ensimismada, sin saber que está llorando , mi entras los finos puñales de una gris lluvia invernal golpean sobre el cristal de los altos ventanales . 61 BELLEZA E INTELIGENCIA (P ara una jo ve n es tudiant e) Qui so la P roviden cia, ge nerosa, h ace rte do nac ió n d e fa ustos bienes: Esos o jos a biert os, que tú ti en es , y esa so nri sa sua ve y pnm oro sa. P or des ig n io d e Di os, e res herm osa y la dulc e ternur a qu e co ntie n es se derra ma en tu ’ros tro y, s in vaive nes , te da un e ncant o de jaz mín y rosa. Di os te ha dad o un e sp ír itu v ali ent e, co n un tal ant e fre sco y dec idid o. Eres hones ta, se ncilla, int eli ge nte y de un mirar profund o y soste nid o. H as de ve ncer, po r bu en a e inteli ge nte . ¡T ú triun farás’ ¡ Lo tienes merec ido! 62 MI PRIMER MAESTRO (En su memoria) Guardo un recuerd o esp lendente de aquel mi primer mae stro , h o mbr e activo e intelige nte que con su diaria labor abr ió luces e n mi m ente y en mi alm a en ce ndió el fervor p o r conocer la cu ltura, por valor ar su ex iste ncia y por tra ta r de adqui rirla si n premura, con paciencia .. . Aq uel mi primer ma estro fue quien me enseñó a pe nsar , a est udiar , a meditar , a ente nder, a comprender para logra r ap re nd er ... Lo po co o mucho que valga todo mi hum ano sabe r, a él se lo debo todo pues é l me ense ñó a leer ... Vi ejo ami go, mi maest ro, tu rec uerdo en mí esta rá y nun ca terminará d e e n mi a lma perma necer. S ie mpre te reco rdaré po rq ue yo maes tro, amigo , ¡yo jamás te olv idar é 1 63 VIDA GRIS Me está cansando esta vida, siempre igual y siempre igual. Ya no es mi senda florida sino un tosco pedregal. Los mismos aconteceres , día a día y hora a hora . La misma angustia, que aflora de idénticos quehaceres. Muchos años, muchos años , en la rueda del trabajo. Calle arriba, calle abajo, fatigas y desengaños. Inhumanos egoísmos , humanas ingratitudes y violentas actitudes engendran mis pesimismos . Se hundieron mis alegrías en unos remotos mares . Ando falto de energías con nieve en los aladares. Hastío , que me domina, de esta vida trabajada. Y es que mi barca está anclada en el mar de la rutina. 64 Vida humilde y aburrida’’ que mata mi ansia vital. Vida gris, para mi mal , entre sombras consumida. Vida quieta, siempre igual, por hondo cansancio herida. Vida, siempre repetida, que espera el punto final. Me aplasta, como una losa, esta vida , siempre igual. Ya no hay agua rumorosa en mi seco manantial. Esta es mi vida de ahora, sin humanas ambiciones, d es pojad a de ilusiones, sin rosicleres ni aurora. Esta es mi vida, aplastada, por torpe s incompren sione s, inmersa en desolacione s ... Pobre vida, que no es nada. Me está cansando esta vida, siempre igual y siempre igual. Y es que mi senda florida hoy no es má s que un pedregal. 1977 65 EN LA INFANCIA DE MIS NIETOS Cuand o yo os co ntemplo inm ersos, p o r la inoce ncia infantil , e n un m ar de inge nuid ad , s ie nt o te m or d e qu e, un día , co noz cáis del mundo art ero s u inhum ana m ezquind ad. T en go mied o qu e al co ntac to co n l a to rpe hum anid ad , os a plaste e l corazó n e l pes o de su cru eldad. Y o os quisie ra sie mpr e así, ni etos míos, co mo e n es tos dul ces a ños , si n su frir los dese ng añ os d e la ya madu ra e dad. Y, e ntre risas y e ntre juegos, tenero s s ie mpr e a mi la d o h as ta qu e un án ge l alado, ap re ta nd o nu estra s m an o s, n os lleva ra, tod os junt os, a rrib a a la e ternid ad . 6 6 1 982 MI NIETO, PEDRO JESÚS Mucho, Pedrín , de ti espero porque eres buen o y pac ie nte , generoso , int elige nte ... ¡No sabes cuánto te quiero! Por eso, a Di os yo le pido , todos los días, por ti, que aunque se olvide de mí no te deje en el olvido . Debes ser noble y ho nrado y si tu alm a e n Di os confía, ni de n oche ni de día se apa rtará de tu lado. Vive la vida a tu m odo y si eres bueno y creye nte nad a te importe l a gente . ¡ Con Dios lo tienes ya todo 1 1984 67 UN CONSEJO PARA MI NIETA El día que yo me muera, María, no tienes por qué llorar. Será mejor , vida mía, que empieces por mí a rezar. A pedirle a Dios perdón por mis humanas caídas, que son sangrantes heridas que llevo en el corazón. El encuentro con la muerte es humano y natural. Sólo el Dios de las alturas es el único inmortal. El día que yo me muera, no tienes por qué llorar. Sé que estaré en tu memoria, que no me vas a olvidar. Mas yo no quiero que llores. Tú no llores, vida mía. ¡No tienes por qué llorar! 1995 68 PARA ADELITA (Como recuerdo de sus bodas de plata) Hay en ti todo un don de simpatía que envuelve tu silueta, y tu presencia se convierte en un mar de vehemencia por tu fuerza vital y tu alegría. Eres una mujer privilegiada por todo cuanto Dios te ha concedido. Ere s esbelta, de porte distinguido y de un a risa franca y prolongada. Eres gentil, activa, inteligente, con un talante abierto y decidido. En ti existe un espíritu valiente con un amor humano y desmedido . Hay en tus ojos luz y paz serena, que te brindan valiosa compañía. Nacen las dos en tu íntima armonía y en tu alma viven porque tú eres buena . Te sientes de la vida enamorada, p o r tu esposo y tus hijos que te adoran, p o r amigos , que tanto te valoran ... Eres feliz. ¡Lo dice tu mirada! Un largo tiempo, Adela, ha transcurrido y has celebrado y a boda s de plata . ¡Ojalá que tu vida , siempre grata, di sc urra por un campo florecido! 69 Le pediré, por ti, a nuestro Señor que sea interminable tu ventura, que se aleje de ti toda amargura y no sientas la espina del dolor. Quiera Dio s concederte ese tesoro de una vida serena y prolongada y que un día , por todos rodeada, celebres tú también las bodas de oro. 1991 70 PARA INMACULADA Eres guapa, inteligente, con un nombre de alborada. ¡Si es que tú lo tienes todo ll amándote Inmaculada 1 Eres buena . Continúa siendo dulce, pura, honrada , mientras haya luz, de día , negra noche o madrugada . Si gue estudiando, aprendiendo y a hacer el bien entregada , qu e a mucho t e obliga el nombre que lleva s, Inmaculada . 1991 71 QUE DIOS TE ACOMPAÑE (Para un joven sacerdote) Le estoy pidiendo a Dios que te acompañe en tu noble y difícil andadura, que no renuncies nunca a la ternura ni haya causa humana que la empañe. No te extrañe , mi amigo, no te extrañe lo que pido al Señor, que está en la altura: Que vivas de la fe toda su hondura por el mar del amor que a ti te atañe. Ahonda en tu misión , remonta el vuelo, estab lece con Dios mística unión , olvida las miseria s de este suelo y convierte tu vida en oración . .. Eso, mi amigo, mi alm a te desea. Rezar é, rezaré porque así sea. 1992 72 PARA NACHO Y PEPE (Dos jóvenes sacerdotes) Pepe y Nacho , Nacho y Pepe, dos hombre s inteligentes , que en este pueblo nacieron, que aquí, junto al Cid, crecieron y aquí también recibieron, dentro de su corazón , un a firme vocac ión: la de dedicar su vida a l serv icio de la Igle sia y a laborar, con fervor, predicando la doctrina del supremo Creador. Pepe y Nacho. Nacho y Pepe , sacerdotes ya ordenados , tenéi s abierto el camino para hacer realidad l o que os exige el destino . La tarea que os aguarda es hermosa y prolo ngada. Es un quehacer fecundo: el de sembrar la semilla de un amor limpio y profundo, que ta nta falta nos hace para transformar el mundo. 73 Sinceramente os queremos, es cierto que os admiramos y siempre recordaremos vuestros valores humanos. Seguros también estamos que vuestra noble misión, por vuestro amor a los hombres, por vuestra suave bondad , por vuestra honrada entereza en sostener la verdad , tendrá un valor esplendente , será valiente y constante, convincente, deslumbrante, tierna, humana, luminosa ... ¡Es lo que más nos importa porque es lo más importante! Pepe y Nacho. Nacho y Pepe: a empezar vuestra labor sin perder un solo instante ... Que Dios bendiga vuestra obra y os conceda su favor. Y con un valor vibrante adelante, mis amigos , siempre, sí, ¡siempre adelante! 1993 74 UN CONSEJO (Para un a jo ven bonita ) Ti enes bo nit os los o jos, un a mirad a brill ant e, co n un en ca nto con sta nt e, y un os lind os labi os rojos. Ti enes un cu erp o e lega nte, a tract ivo y primoro so co n un and ar ondul ant e y co n un sonreír arm onio so. Lo mucho q ue Di os te ha dad o n o se lo des a c ualqui era . D áse lo ta n só lo a un h omb re q ue te re sp ete y te qui era. S ólo al h ombr e de tu vida . ¡ N o s e lo des a c ualqui era! 199 4 75 PARA ANGELINA, MAESTRA NACIONAL Una gran educadora, con una plum a brill ante, una cultura patente , simpatía que enamora, con una l abor constante y una expresión convincente. Y por tu humana actitud y el valor de tu misión, te expreso mi gratitud, Angelina , y mi gran admiración. 76 ANTOÑITA Y SANTIAGO (Bodas de plata) Al recordar ese día de feliz ce lebración, por vuestra s bodas de plata , quiero dejar constancia d e mi felicit ación. P or vosotros , a Dio s pido qu e os conserve la salud , el ca lor de vuestros hijos , el cariño d e los padr es, y el amor matrimonial inde structibl e y latente ... ¡Esa llama de amor qu e arde e n vuestra alma a legremente ... 1 Sin olvidar, Antoñita , esa voz que Dios te ha dado, que tantas ve ces he oído tus canc iones entonando, qu e mi pena ha mitigado. Esa tu voz, que es caricia, de la que ando enamorado .. . Todo lo ten éis ahora: Juventud y bienestar, sa lud y vitalidad, la presencia de los hijo s, el amor de vuestros padres .. . ¡Todo un m ágico tesoro! 77 Dios lo siga conservando, y aunque yo no lo veré , podáis un día, lejano , celebrar, con gran decoro, entrañables bodas de oro. 1995 78 EN LA MUERTE DE DÁMASO, MI AMIGO Cuando yo tuve noticias de tu muerte inesperad a, en mi alma se abrió una herida que no podrá ser cerrada. Herida por el dolor de haber perdido un amigo, un gran amigo: ¡el mejor! Éramos seres distintos, distintos físicamente , mas los dos éramos uno por los mismos ideales que poblaban nuestra mente. Por nue stro idéntico amor a la patria -¡ tan querida! y una convicción cristiana , compañera inse parable , abrazada a nuestra vida. Con los comunes de seos d e mejorar el futuro d e nuestra España adorada , la que tanta s veces vimos torpemente despreciada ... Por tu sincera amistad , tu honradez acrisolada, y por tu hombría de bien 79 nunca jamás desmentida, vivirás en mi recuerdo y tu imagen personal en mi memoria estará sin final y sin medida ... Nuestras dos hermanas vidas , que la muerte ha separado , pronto se verán unidas, pues pronto , Dámaso amigo, muy pronto estaré a tu lado ... 1995 80 A MARI ÁNGELES (Nuestra entrañable amiga) Cuando entras tú a nuestra casa no es ninguna persona extraña. Es una amiga entrañable con un gesto de bondad que, por siempre, te acompaña . Si visitas nuestro hogar eres causa de alegría . Se va nuestra soledad por tu humana compañía. Era s muy joven , es cierto , cuando empezaste a ayudar las labores de Virginia, su constante quehacer por mantener el hogar. Y viviendo entre nosotros cubriste la larga etapa para procurar y ser lo que eres también ahora: Una auténtica mujer. Fueron pasando los años, transcurrieron muchos días hasta llegar el momento en e l que tú nos decías que ibas a casarte ya co n el hombre que querías. 81 Fui padrino de tu boda, te acompañé hasta el altar y allí, frente al sacerdote, que con amor preguntaba si te querías casar, con Amando, y que éste fuera compañero inseparable hasta el final de tu vida, respondiste decidida y con acento sincero: ’Sí que quiero ’. ¡Sí que quiero! Ahora eres madre de dos hijos que viven junto a tu lado y también Amando vive por su falta de salud al calor de tu cuidado. ¿ Y qué podría ser de ellos si con maternal amor no les prestaras tu ayuda y de tu humano cariño no sintieran su calor? Seguirás sembrando amores pu es tú estás acostumbrada a prodigar tus favores a gente necesitada. Virginia y yo te estimamos, con hondura te queremos, también tu ayuda esperamos ... y ¡jamás! te olvidaremos. 1996 82 PAISAJE NATAL Ermitas, montes, castillo, plaza, torres, manantial. .. ¡qué paisaje tan sencillo el de mi pueblo natal! Dos palmeras elevadas, dos torres fuertes y airosas, dos ermitas enclavadas en dos cumbres montañosas . Alto castillo roquero -mitad árabe y romano que es centinela cimero de mi pueblo soberano. Monte del Cid, orgulloso d e su fama y de su historia ¡mi viejo paraje umbroso de inolvidable memoria’ Plaza espaciosa y perfecta de geométrica traza: Enfrente, la torre erecta al firmamento se abraza. Vega en la que forman coro la s aves de mi Señor , donde es arpegio sonoro el trino del ruiseñor. 83 Una fuente cristalina, un cielo azul, ideal, un vuelo de golondrina y una canción de cristal. .. ¡Qué dentro llevo del alma esta visión primorosa: Blanca ermita, monte y palma, fuentecilla rumorosa, torres altivas en calma, castillo y vega frondosa’ Ermitas, montes, castillo, plaza , torres , manantial . .. ¡qué paisaje tan sencillo el de mi pueblo natal! 1960 84 PETREL, MI HONRADA CUNA Aunque humilde, me ha s dado honrad a cuna. Junto a ti transcurrió mi primavera. Eres tú la visión más lisonjera y el ingente caudal de mi fortuna. Y no habrá -te lo juro -fuerza alguna que pueda separarme de tu vera, pues tú me diste la ilusión primera : oro de tu sol, plata de tu luna. Estás tan abrazado a mi destino que nunca olvidará la mente mía tu per fil conocido y luminoso. Aquí quiero correr todo el camino y que tu tierra y tu cip rés, un día , cubran mi carne y celen mi reposo . 85 ADIÓS A MI CAMPO Vengo a verte, campo mío y a despe dirme de ti. Hay dolor dentro de mí y un de saliento sombrío . Es el rudo desafío producto de mi vejez, que impulsa mi dejadez por tantas cosas humana s, que si hoy me parecen vanas las tuve en gran validez . En tu seno , campo amigo, he pa sado tanto s días de inocente s alegrías, bajo el calor de tu abrigo; mucha s y serenas horas escuchando las so nora s canciones de ese gran pino, ese gigante vecino que vive ocasos y auroras , tan unido a mi d estino . Mir é la noche estrellada en un cielo serenado y, bajo e l pino sentado, vi del día su llegada . Oí la dulce tonada, musical y transpare nte, que cantaba aquella fuente, 86 hoy seca y abandonada, sin la mano enamorada que la retorne a su ambiente . Pasé, en verdad, muchos días bajo tu luz esplendente, hija de un sol imponente , hasta las horas tardías. Me adentré por tus umbrías, subí a tu monte elevado, crucé tu yermo y tu prado ... Ahora, siento emociones muy tristes y depresiones, pues te veo abandonado. Ya no puedo caminar por esa senda añorada, camino de la pinada donde yo solía estar. Siento torpeza al andar, la antigua voz he perdido y en la indiferencia hundido , al final de mi jornada mi vista está arruinada y por pedir, nada pido. Ya no deseo mirarte ni junto a tu lado estar, me entristece el comprobar que nadie quiere cuidarte. De mi ser formabas parte en unos tiempos lejanos y el trabajo de mis manos aquí, puesto a tu servicio, era inocente ejercicio de hondos valores humanos. 87 El corazón se me parte por la presión del dolor. Campo amigo, viejo amor , hora es ya de abandonarte. No volveré a contemplarte. Mentalmente te veré, tu entorno recordaré día y noche, lo aseguro , y te prometo y te juro que jamá s te olvidaré . 1993 88 ALCOY El aura fina y serrana es caricia de su frente y un espíritu va liente es blasón que lo engalana. Un sol b lanco se desgrana sobre sus muros añejos y Alcoy, con sus pue ntes viejos, y su recia estampa pina en la luz se difumina entre pálidos reflejos. Bajo un cielo luminoso, Alcoy es limpio fanal y es fecundo manantial de quehacer fervoroso. A lcoy , fuerte y generoso, un emporio ha levantado y con gráci I desenfado y tesonera energía del trabajo, cada día, es feliz enamorado . 1958 89 EL SUFRIDO CAMPESINO Siento un respeto imponente por el hombre campesino que , abrazado a su destino, trabaja incesantemente. El sudor cubre su frente en los días de verano y como empieza temprano en invierno su labor , aunque hay frío, sin temor va al quehacer cotidiano. En el campo l a tarea no puede ser olvidada. Empieza a ser renovada en cuanto el día alborea. Es una dura pelea la de ese hombre, tan sufrido, y si termina rendido cuando acaba su labor, el sueño borra el ardor de su esfuerzo desmedido. Y así un día y otro día sus cuidados prodigando, o bien el trigo sembrando o labrando allá en la umbría . O en brazos de la alegría, la cosecha recogiendo , o la tristeza sintiendo 90 de haber trabajado en vano porque, sin lluvia, el secano todo lo fue consumiendo. No puede desesperar pues carece de otros medios y sus humanos remedios allí los ha de encontrar. Y de nuevo a trabajar con energía y tesón, a renovar la ilusión de otros frutos conseguir para así poder vivir. ¡Esa es su obligación! Y otra vez al campo helado, al rigor de los calores, a pedir a Dios favores y lluvia para el sembrado. A cuidar del arbolado, a embasurar el viñedo , a las cepas hacer ruedo , a revisar los injertos, sacar los árboles muertos y otros plantar con denuedo. Este labrador constante, dedicado a su trabajo , camina arriba y abajo en un esfuerzo incesante. Su misión es importante pues sus desvelos humanos y el quehacer de sus manos nos ofrecen la alegría del pan nuestro , cada día, que todos necesitamos. 91 Ese hombre tan ignorado , al que nadie tiene en cuenta , él para mi representa todo un valor destacado. Yo me siento impresionado ante la actitud valiente, sostenida abiertamente con todo el humano aliento de ese hombre, por el cual siento todo un respeto imponente. 92 PROSA 93 l. Vida local y sociedad 95 ALGO SOBRE PETREL · L os o rígen es de Petr el son r em otos e imprecisos. La ’ Api arum ’ de los fe nicios, la ’ Pétrol a’ de los ro man os y er ’P etr er’ de los á rabes es pob lac ió n anti gua y llen a de re mi ni sce ncias a ntañ o nas. L a a ntigua po bl ac ió n d e Petr el se hall ab a s ituada en el va lle de Pu sa, a un os se is kil óm etro s de l P etr el ac tual, e n c u yo ce ntro s e en co ntra ron div ersos ves tigios ( moned as, c erámi ca, res to de edifi caciones, e tc.) de las c iv ili zac ion es a n ti g uas. C om o tes tim oni o patent e de la anti güe d ad de Petr el p od e m os o frece r el cas tillo, se mid erruid a fortale za, c uya res ta u ra ció n es tá próx ima y que, seg ún el t estim oni o del h istori a d o r Zurit a, es de c imen tac ió n r om an a y es tructu ra ára be. Tie rr a reco nqui sta d a para la c risti and ad por d on Jaim e el C on qui sta d o r, a lred ed o r d el añ o 120 0, fu e, e n prin cipi o y por l ar gos a ños, la b ra dora , ga nad era y a rtesa na. L a a lfa re rí a, qu e noso tros se pam os, es s u industri a má s a nti gua, de la que algo qued a to d av ía. T uvo, ig ualm ent e, f á bri cas de v idrio y, m ás modern am ent e, de pólv ora y seda. L a indu stri a del cal za do na ce en Pet rel an tes de la guerra mundial d el añ o 19 14 , si bi en es e n el cur so de es ta co nfla grac ió n cu and o co bra c ier ta im portan c ia . Pero es a parti r de 1 95 0 cu an do inicia s u ver dad ero des peg ue de la lan guid ez e n qu e se desa rrollaba . En l a ac tua lid ad , se hall an ce nsa das a lred ed o r d e un cen t e n ar d e indu str ias del ca lza do, que d an tra baj o a ce rca de 3. 000 p rodu cto res. Ex is te n , ig ualmente , fáb ricas de taco nes , d e produ ctos quími cos, de m arroquin erí a y ce rá mi cas , las qu e, e n su t ota lidad , trab aj a n a p le no re ndimi en to, lo qu e 97 convi ert e a Petr el en un emp ori o de riqu eza produ ctora . P etr el es un pueblo qu e no conoc e la oc ios idad , e n do nd e to do e l mund o trab aja , cuy os log ros y r ealizac io ne s s on muy di gnos de te ne rse en cu enta . E l té rmin o muni cip al de Petr el, c on su s 10.400 ha, tiene d es tinad as al cultiv o un as 6.000 ha, c uyos produ ctos so n c ie rt am ent e co nsid era bl es . La constru cció n sig ue ta m bié n a un ritm o impr esio nant e y pode m os dec ir qu e Petr el, des de ha ce unos quin ce años , si bi en co nse rva el casco antiguo de la a ntañ o na Pétrol a, va ca mbia nd o s u fiso no mí a, co n edifi caci ones modern as muy a t o no c on los tiemp os que vivim os. Y o es timo qu e las pos ib ilid ad es de futur o de Petr el so n a bun dantem ent e prom ete d oras y co n el desv ío de la ca rrete r a ge ne ra l de M adrid a Ali cante, c uyo trazado ha de rod ear l as espald as ele nu estro c astill o, co brará m ay o r imp ort anc ia . E l ve rtigin oso desa rrollo de estos últim os años se debe , e n buen a part e, a la FI CIA , grac ias a la c ual se han ab ie rt o a bund ant es merca dos e n el ex te rior , cuyos be ne fi cios res ult a o bvio po nd era r. En es te asp ec to, los ho mbr es que cr ea ro n la Fe ria Int ern ac io nal del Calza do , los que la ha n diri gid o y los qu e la co ntinú an ri gie nd o so n ac ree dores a nuestro más s in cero reco noc im ient o. P etr el se apr es ta, pu es, a re d o bl ar su s es fuerzos para con s e g uir el m áxim o pro greso que, c on su indud abl e sentid o patri óti co, o frend a, cada día , para s u mayor grand eza, a la m adr e patri a. Nuevo Di ari o, 27-8 -1969 98 PRÓLOGO DE LA MEMORIA DE LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL Realizada la prim era y principal fase de la restauración del templo parroquial -para cuyo fin fue nombrad a esta com isión-es ob ligado rendir cuentas ante Petrel entero p ues to que todos, con arreg lo a sus posibilidades , han coadyuva do a la fe liz termina ción de l co metido que no s propusimo s. Capítu lo importante también ha sido la reco nstrucción total de la Ca sa Abadía , cuyo de plorable estado aconse jaba s u inm ediata r estauración y adecentamiento , convi rtiéndose e n l o qu e hoy es digna m orada del padre espiritual de nues tro p ueb lo. En verd ad . q uis iéramo s hacer llegar a todos los donantes y a cuantos han co la bora do, en uno u otro sentido , con noso tro s, nuestro a gradeci miento . Y hacerles patente, a l mismo tiempo , el l egíti mo org ullo que sentimos porque P etrel , sin ay ud a ofic ial hast a el momento, ha realizado una obra de res tauración -en ra zón a s u categoría económ ica y densidad demográfica- cual ninguno de los pueblos de la diócesis, dando una pru eba inequívoca de desprendimi en to y riqueza es piritual qu e habr á de co nstitu ir s u mejor galar dón ante los o jo s de las generaciones que no s su ceda n. Ten gan por rec ibid o todo s nu estro t estimonio agradecido y abr iguen la seg uridad d e qu e, s i el nu estro poco vale, han de contar con el de Di os, único que ha de pe sar en el supr e mo in stante en que la ete rnidad deje de ser arcano para co n vertirs e en realidad. 1946 99 UN PISO DE MÁRMOL PARA LA IGLESIA Cuando un luminoso día del mes de abril de 1956 decidi mos lanzarnos a la ingente tarea de arbitrar recursos para dotar a nuestro primer templo parroquial de un pavimento decoroso, echamos sobre nuestros hombros el pesado fardo de la responsabilidad que entrañaba poder llevar a buen fin nuestro cometido. Lejos de nosotros la idea de que nuestro propósito pudie ra tener tan rápida y feliz terminación, pues, en principio , estábamos decididos a llevarlo a cabo en tres etapas anuales. Pero la esplendidez y generosidad de los donantes , la ayuda d e nuestra s autoridades, e l apoyo de las entidades económi cas de la localidad, con raigambre petrolanca y, en general, la acogida excelente que entre todas las clases soc ia les tuvo nuestro proyecto, nos llevaron a la convicción de que Petrel deseaba ver terminada rápidamente la grandiosa labor que no s propusimos . Y así se hizo, superando, en mucho, nues tras más optimistas previsiones y nuestros más dorados opti mismos. Poco es lo que nosotros hemos hecho . E l mérito , todo el mérito , es de los donantes . Petrel , en general -podemos decirlo con santo orgullo -, respondió con generosidad a nuestro llamamiento . Cierto que hubo algunas negativas. Muy escasas, en rea lidad. Pero si, como sospechamos, ellas fueron debidas a simples cuestiones personales -flacas mise rias humanas -, sepan que no hemos recogido su desdén por que cuando se realiza una misión en nombre de Dios es a Él al que se atiende o es a Él a l que se desprecia. Petrel ha añadido un nuevo broche a su espíritu generoso y ha enriquecido con una nueva prenda -testimonio de su fe- 101 el lug ar en donde, desd e tiempo s re moto s, acostumbra a ren dir grac ias a l Altísimo y a demandar favores a la Vir gen m ore n a, que es su patrona . ¡ Bendito pu eblo qu e sabe respo n d er tan unánim em ent e a las cosas e levadas! Rendida s gracias a los don ant es. A todo s, igua lment e, agra decemos s us do nat iv os: a l op ulento , al pobre , al menos pob re ... Somos hijos de Di os y todos te n em os der echo a par ticipar en el banquet e final que no s tiene preparado, y al qu e todos han hec ho a lgú n m érit o con su apo rtación. Qu e la Virgen de l Rem edio derr ame abund ant es grac ias so bre e l pueb lo que, des de s ig los , viv e bajo su patronazgo y que Petr el nun ca olvide que , si bien el pro greso mate ri al e n gra nde ce los pueblos , es la perfección mora l la qu e ha de primar dela nt e del trono de l R ed entor. 1957 102 EL EJEMPLO PERMANENTE El ejemp lo que nos brinda la vid a de San Cri spín es con m ove dor y vi ene a reco rdarno s, de form a permanente , qu e en el trab ajo poderno s -y deb erno s- enco ntrar l as cristalina s a g uas de la sa ntifi cació n . Si el trab ajo se realizara con hum ild ad, pensando qu e ese trabajo pu ede convertir se en oraci ón ; pens and o má s qu e en el lu cro en e l se rvi cio que prestarno s a la socied ad ; aceptándo l o no corno castigo s ino corno importante medio d e salvación eterna , acabaría n, di so lv ié nd ose corno una gota de agua en el m ar, los ac ucia nt es problema s para los que par ece no ex iste so lución. Lo s progresos científico s, la a utoma tizac ión , la raciona li zac ión de l t raba jo nos llevarán , incue stionablernente -ya lo estarnos viendo -a un a re ducción d e la jornada labora l. Eso es una ve rdad irreversib le . Habr á má s tiempo para el des ca nso y, claro es tá, para e l ocio. Pero , ¿sa bremo s emp lear esa ocios idad para el es tudio, para la mod erada diver sión y, prin cip alm ent e, para m editar sobre las interrogan tes que , fr ent e a Dio s, y a la e te rnid ad , tenernos planteado s lo s hom br es ? ¿No nos s umir emo s en las turbia s ag uas de una irr es p o nsa ble di sp ers ión ? El trab aj a r meno s ¿será motivo para un m ej ora mient o es piritu al o se rvirá para un m asiv o embru te c imi ento ? Qu ere mo s creer que el h omb re , co n an sias y vive ncias de ete rnid ad, sab rá con jugar , de manera armoniosa , el mayor ti empo libre de qu e dis p o ng a con el no bl e afá n de adqui rir nu evos y firmes co nocimiento s cu ltu rales y co n un a apert ura d el espíritu para aum ent ar la capacidad de la fe, de la qu e t odo s ta n nec esitado s esta mo s. 103 Hagamos del trabajo motivo de alegría. Como San Cris pín. Seguramente él jamás pudo pensar que su humilde pro fesión de zapatero constituía una desventura. Porque, como él ha demostrado, no hay ante Dios profesiones elevadas y oficios despreciables . Todos son meritorios si se realizan con humildad y alegría. Si así lo hacemos, todos tendremos importantes probabi lidades de merecer el premio prometido de la eterna felici dad. Que es lo que importa. Lo único que, verdaderamente, debe importamos. Aprendamos para ello, de verdad, el conmovedor y per manente ejemplo de San Crispín. 1968 104 EN TORNO AL BARRIO DE ’LA CRUZ’ I Cuenta la historia que cuando Boabdil ’el Chico’ , último rey de Granada, abandonaba definitivamente su patria natal, al llegar a una colina desde la que se divisaba el espléndido paisaje de la vega granadina, prorrumpió en amargo llanto . Entonces, su madre, la enérmiga sultana Aixa, le apostrofó con estas conocidas frases: ’Llora, llora como una mujer, ya que no has sabido defenderla como un hombre ’. Viene esto a colación porque no creemos que el requeri miento que hacíamo s en el número anterior a Petrel, en general, y al Sindicato de la Piel, en particular, haya caído en saco roto. Si ese barri o tiene numerosas necesidades, abrigamos la seguridad de que nuestra Corporación municipal las irá r eso lviendo , a medida de sus posibilidades. Todos sus pro blemas son muy dignos de estudio y consideración . Pero, a nuestro entender, ninguna necesidad t an perentoria como la de llevar el servicio religioso-espiritual a nuestros hermanos d e ese barrio . Allí radican empresas, de probada potencia económica, dedicadas a producir materiales de construcción. ¿Por qué no solicitar el concurso de las mismas para el logro de nuestros fines? La expansión del ramo del calzado en nuestro pueblo es bien patente. ¿Por qué no arbitrar una fórmula de coope ración entre empresarios y productores para que, mediante módicos de sembolsos, se vayan cubriendo los gastos de esta empresa , tan digna de un pueblo cristiano? 105 Petrel se halla en un período de franco crec imiento . E l ce nso demo gráfico aumenta sin cesar. Se hace necesa ria la creación de una nu eva parroquia con el fin d e que el se rvicio religi oso pued a llegar a todos; de que las enseñanzas evan gél icas caiga n como lluvia bienhechora en todos los espíri tu s; de qu e la palabra de Dio s se o iga ta mbi én en la qu e pron t o será popu losa barriad a de ’La C ru z’. Y si co nseg uimo s l eva ntar allí un santu ario , pronto se conve rtiría en la seg un da parroquia de nu estro pueb lo. Aprestémonos todos a esta esplénd ida tarea. No demos m otiv o, con nuestra incuria o con nuestra falta de dec is ió n, a qu e nu est ros hijo s pu ed an d ecirno s, en un d ía no muy l eja no , r e m eda ndo a la sultana Aixa: ’Ll orad , llorad como mujeres p or el barrio de ’L a Cru z’, pues no supísteis defende rlo como hom bres’ . 1955 10 6 OTRA VEZ EL BARRIO DE ’LA CRUZ’ 11 Llegan hasta noso tros no ti cias a le nt adoras: e l barrio de ’La Cruz ’ tien e ya esc uelas. Gracia s a las gest io nes del Exc mo. Ayuntamiento y de la Junt a Loca l de Enseña nza , los o rga nism os s uperi ores han aprobado la creac ió n de una esc ue la para niños y o tra para niña s en el barri o de ’La C ru z’ . Se disp o ne ya de local y fa l ta sola m en te el no mbrami en to de los maes tros qu e han de r ege ntarl as. La dotac ió n del mate rial necesar io corre a ca rgo d e nu estro Ayuntamiento, a l que felicitamo s po r la solució n par cia l del pr ob lema de la enseña nza en esa barriada . A hora bien . Decimo s parc ia l porq ue , seg ún nuestro s in fo rm es, la población escola r de ese barrio es superi or a c ie n niñ os, de ambo s sexos, por lo que res ult an in sufic ient e esas esc uelas para atende rlos. Y si pe nsa mos que ese ce nso esco l ar ha de ir in cre mentánd ose rá pid am ent e, todavía r esalta má s esa insufi cie n cia. La solución , por ah ora, po dría radicar en l a c reac ió n de un as esc ue las parroquiale s. Es dec ir, si se co nsig ui era la creac ió n de una p arroqui a en ese barri o, sueño dorado de l P etr el cató lico, fácil sería co nseg uir, co ntando con loca l a propiado, la creac ió n de un as esc ue las parroqui ales , qu e h ab rían de estar rege ntad as por sacerdot es-ma estro s, o po r r e li gio sos y re lig iosas dedi ca da s a la e nse ñanz a. P ara reali zar lo se co ntarí a con la sim patía y la ay uda de la prim era a ut or idad ec les iást ica de la dióces is . A bri gamos la seg urid ad de q ue nu estro s propó sito s de dot ar al barr io de ’La C ru z’ de serv ic io re li gioso no h abrá de 10 7 caer en el olvido. Y si ello se consiguiera, contando con las dos escuelas que se han creado ahora, bien podríamos llegar a la consecución de las parroquiales, con lo que resolvería mo s el doble problema de la enseñanza escolar y de la predi cación evangélica, ambas tan necesarias e insustituibles para la formación espiritual de esa infancia, que si hoy es inci piente promesa, pronto será espléndida realidad si la encami namos por los derroteros que conducen a Dios. ¿El dar vic toriosa cima a esa tarea no merece el esfuerzo y la colabora ción de todos? Los hijos de Petrel tienen la palabra . 1955 108 SOBRE EL BARRIO DE ’LA CRUZ’ 111 Ese trozo entrañable de Petrel, ese barrio que va crecien do sin cesar en el antiguo paraje de la ’Creu de Mollá ’, está pidiendo a gritos una solución de sus problemas , que, a estas alturas, nadie debe ni puede ignorar. Petrel no puede conformarse con que ese barrio constitu ya un pobre remedo de los suburbios que, por desgracia, son el baldón que cubre de ignominia la ostentosa vanidad de muchas capitales del mundo. Bien está que las viviendas que se construyan en el mismo no tenga nada que ver con las inmundas chozas que, para vergüenza de la humanidad , habi tan muchos seres desgraciados. Pero, no todo es eso. Existen otros problemas que hay que abordar de forma enérgica y decidida . Hay que estudiar inmediatamente la urbanización de ese barrio. hay que dotarlo de todos los servicios que las exigen cias modernas demandan. Pavimentación de aceras, arreglo de calles , ordenación de las que hayan de construirse en el futuro, servicio de abastecimiento s, agua , alumbrado, posi bles zonas verdes, trazado de una o más plazas , servicio escolar , construcción de una iglesia, grande o pequeña, etc ... , al objeto de que ese barrio , llamado a ser pop u loso en pocos años, tenga todo lo necesario que la vida material y espiritual requiere. A la larga no resulta acertado, según nuestro modesto entender, preocuparse tan sólo del centro de las poblaciones y descuidar los extremos. La civiliza ción, la comodidad y el biene sta r modernos no se han hecho solamente para uso 109 exclusivo de unos privilegiados , sino para el disfrute de toda l a comunidad. Y esa es la aspiración suprema de los Estados modernos : el mayor número de bienes para la mayor canti dad de seres humanos. Petrel tiene el problema , un problema moral insoslayable , de adecentar , de urbanizar y llevar el aliento y el ca lor espi ritual a ese trozo entrañable que da comienzo en la ’C reu de Molla ’. Hace falta un estudio intelig ente , si es que no lo hubiera todavía, de sus nece sidades y una compenetración comp leta entre todos: autoridade s eclesiásticas, civiles y pue blo, en general. Hay que crear la preocupación de esa tarea que a todo s no s es común: la de llevar a ese barrio, hoy inci piente, pero que, sin duda , será popu loso a lgún día, todo s los ade lantos y servicios que los tiempo s modernos imponen y a lo s que son muy acreedores aq uellos sufridos vecinos. 1955 110 ¿EL BARRIO DE ’LA CRUZ’ SE ANEXIONA A ELDA? Hem os oído re petida s vece s ese rum or y, si bien no s pare ce un tant o peregrino , bu eno sería que fijá ramo s nu estra ate nc ió n en ese trozo e ntrañ abl e de nu estro idolatrado Petr el. No nos incumb e estudiar su s pos ibl es neces idades mate rial es, muy num ero sas al p arece r. A n osotros, a f uer d e ca tó li cos y amant es has ta la méd ula de nu estra patria chi ca , no s ata ñe cu ant o se re fi era a l se rv ic io espiritu al de ese barrio. Ob vio será di sc utir qu e esa ag rupació n urb an a, ca re n te en la actua lidad de todo servicio ecles iás tico, podría ser ag rega d o a un a de las parroquia s de la vec ina c iudad , por di sp osi c ió n de la jera rquí a de la Ig les ia, para m ejor atender su s ne ce s idad es en el ord en es piritual. Y si se produjera esa ag rega ción , en el ord en religio so, ¿ no res ult aría mucho má s fác il conse guir su anex ió n en el o rd en civ il-admini strativo ? P etr el tien e co ntraíd o un compromi so de ho nor con ese barr io e ntraña ble: e l de dot arl o de l se rv ic io espiritu al, qu e está demandando urge ntem ent e. P ara e llo hay que emp ezar por ereg ir un santu ario , cu ant o más capaz mejor -siempr e mirand o al futuro populo so de ese barrio- y entroni zar en el mi sm o -¿p o r qu é no?- a San Crispín , patrono de la rama zapatera. Brindam os nuestra idea al Sindicato Vertica l de la Pi el y a l pueblo en genera l. ¡E spl éndid a tar ea para todos : ce rá mic as, fá bri cas de yeso, m ani ses , indu str ia m ader era , patrono s y obreros del ca lza do 1 ¡Convertir en be lla rea lid ad e l co mpr om iso que te nemo s co n traído con nu estros herm an o s del barrio de ’L a C ru z’, dotá n d o les del se rv ic io re li gioso-esp iritual, del qu e ta n n eces itado s se hall an. 1955 111 ALGO MÁS SOBRE LA FUSIÓN DE ELDA Y PETREL I Al contestar al escrito publicado en La Verdad, de Murcia, e l día 2 del corriente mes, con el título de ’Carta abierta a la opinión pública de dos pueblos hermanos’ , no trato de pole mizar con don Roque Cal pena Giménez, firmante del mismo. Porque entiendo que las polémicas, en el lar ibérico, degene ran, en la mayoría de las ocasiones, en vulgares disputas. Pero, por la profunda admiración que siento por el Sr. Calpena y por el sentimiento amistoso que -aun cuando el interesado lo ignore- guardo en mi corazón hacia él, me creo también obligado, como hombre libre, a exteriorizar mi opi nión sobre la decantada fusión de Elda y Petre l, que el autor de ese escrito preconiza. Y porque, además, entiendo fuera manifiesta descortesía no corresponder a su carta, cargada de buena intención -bien lo sabemos -, y tan notoriamente dis tinta, por su conten ido, a cierta comunicación publicada en la prensa provincial, en mayo último, de cuyo contexto tampo co ’quiero acordarme ’. Deberé aclarar, por si el Sr. Calpena lo ignora, que es un viejo asunto ése de la fusión de Petrel y Elda o de la anexión de mi pueblo. De ello saqué ciertas experiencias personales en los lejanos años treinta, en que yo acudía al College Frarn;:aise, de Elda, así como a través de conversaciones man tenidas , muy posteriormente, con mis amigos -que también yo los tengo- de la vecina y admirada Dahellos. Y como el Sr. Calpena enumera algunos ’para qué’, muy positivos, a su juicio , para conseguir la unión de los dos pue- 113 blos, yo vo y a permitirme ta mbi én , con su permi so , detall ar a lg un os ’ po rqu e’ neg ativo s, qu e to do s h are mo s bi en teni én dol os e n cu ent a. La prete ndid a fu sió n d e Petre l y E lda se prese ntará s ie m pr e, a mi pare ce r, es pinosa y re pl eta de difi cult ad es . Y ello, p o r lo s m otiv os s iguientes : 1. 0 ’ P orq ue’ ex is te un a dif eren cia idi omáti ca. Si un os h abl an en cas tellan o , o tros e mpleam os la leng u a de d on Jai m e e l Co nqui stado r. Y ello , po r cie rto , no co nstitu ye nin gu n a brom a, co mo facto r neg at ivo, a la hora de la uni ón. 2 .º ’P orqu e’ si E ld a, co mo a firm an , es no to ri am ent e pro g res ista, ta l vez noso tros , sin ser inm ovili stas , te n ga mos una co ncep ció n di stint a de los va lores es piritu ales de los p uebl os . Y o dir ía que nos sepa ra n si no dif ere n cias rac ia les sí, indi s c utibl em en te , te mp eram ent ale s. 3 .º ’P orqu e’ s i, a hora , arquit ect os, soc ió logos y es pec ia li stas e n ped agog ía afirman qu e las ag lo m erac io nes urb an as id ea les so n las que conti ene n d e 2 0 a 50 .000 alm as, n o ve mos la neces idad d e tra ta r d e co nseg uir un a pobla ció n de 100 ó 2 0 0 .0 00 habi tantes, co n su s inev itabl es moles tias y, en mu chas oca sio nes , su s in so lubl es pro blem as . 4 .º ’P orqu e’ no e ntend em os có mo pued a hab e r un a f u sió n pe rfec ta e ntr e lo s qu e hab la n en cas te ll an o y los que se exp resa n en va le nc ia n o; e ntre un puebl o de 17. 000 habi t a nt es y otro de 40 ó 50 .00 0. Lo más p robable es que, a la co rta o a la la rga , sur giera n probl em as de co mpetenc ia y , co mo los ho mbr e no so m os an gelit os, e l grand e int ent ara d evo rar al c hi co o e l chi co re b ela rse co ntra la im pos ic ió n d el gra nde. De es tos desag radables ac onteceres nos brind a la hi s t o ri a ab undant es y alecc ionador es e je mpl os. 5 .º ’P orqu e’ aunqu e con esa prete ndid a fu sió n Pe trer y E ld a con tara n co n 40 0 fá bri cas de ca lza do y se p udiera com p arece r ant e los o rga nism os ofic ia les co mo un a uni dad ec o n ó mi ca, cree mos que e l res ult ad o se ría el mi sm o tan to si esa co mp arece ncia se hiciera e n nombr e de Pe tr e l y E lda, co mo un so lo puebl o, co mo s i se reali za se , en n ombr e de El da y P etr el, co mo muni cip io s ind ep endi ent es. 11 4 6.0 ’Porque ’ si se fusionaran Elda y Petrel tendríamos, tal vez , m ejore s serv icios pero, casi con segur idad , nos costarí an más caros. Entendá mono s: Los vecinos de Madrid , con sus tres millones de habitantes tienen mejores servicios que los vecinos de Petrel. Pero al h ombre de la ca lle de Madrid también le cuesta más dinero mantenerlos. Y ell o es eviden te porque la mejoría de servicios hay que pagarla en Petrel , en Elda, en Madrid y en Valderrábanos de Abajo. 7.º ’Porque ’ cuando, como ahora, ex is te campo adecua do para colocar con c ierta rentabilidad la producción del cal zado, nuestros do s pueblos , sin necesidad de polos , ni fusio nes fict ic ias , se engrandecen y progresan en términos impre sionantes . Y si, como parece, existe evasió n industrial hacia otras zonas o polos, ell o es de una lóg ica ap lastante . El capi tal privado acude allá e n dond e en cue nt ra mayores facilida des para su gestión o má s su sta ncioso s beneficio s para sus activ idades. Ahora bien , lo que debemo s rechazar , en nom bre de Petrel y Eld a o de Eld a y Petrel , es que se co loque en cond icio nes de inferioridad a esta zona eminen temente zapa tera , de sde hace tanto s año s, en relación con esos polos a los que a lude e l Sr. Calpena. Y si para r emediar esa situac ión poco o nada puede hace r el qu e s usc ribe esta carta , mucho debemo s esperar -y de hecho lo esperamos -de don Roque Calpena Giménez y del organismo que, con tanta eficac ia, dirige. 8.º ’ Porque ’ ... Los ’porques’ negativos serían intermi nable s en esta carta lo que no hab ría de t olerar, c laro está, e l Sr. director de La Verdad , por exigencia s de espacio, ni ex is tiría lector alg uno con la sufici ente paciencia para lee rla. Otro día , si D ios lo quiere , y el Sr. director de La V erdad continúa dispen sándome la proverbial hospi ta lid ad de su periódico, volveré , de nuevo , para po ner punto final y defi nitivo sobre e l debatido tema de la posib le fusión de Eld a y P et rel. 1969 115 ALGO MÁS SOBRE LA FUSIÓN DE ELDA Y PETREL 11 Para mí todavía no constituye ningún prejuicio ni arraigo desfasado el sentir entrañable amor al pueblo que me vio nacer, a sus costumbres familiares, a sus tradiciones , a sus leyendas , a su historia , grande o pequeña, a sus fiestas mayores , a todo eso que, se quiera o no se quiera , es, a mi juicio , consustancial con el alma del hombre. Por todo eso que hoy , en nombre de un desaforado e irresponsable pro gresismo se trata, por lo visto, de borrar , sin caer en la cuen ta que si ello se consiguiera -y mucho lo dudo- habría sona do la hora de entonar un réquiem lúgubre y definitivo por el alma de la patria. Yo , que por sus realizaciones , admito esta sociedad, que mucho s llaman de consumo, entiendo que existe cierta clase de pan inmaterial para el alma que no podríamos encontrar si se hiciera tabla rasa de unos valores que si para uno s no dicen ya nada para otros lo continúan diciendo todo . Har emo s bien los de Elda y Petrel recordando que si la geografía puso juntos a los dos pueblos , la historia , en cierto modo , nos ha separado, y no es prudente manej ar, a la ligera, uno s valore s que constituyen un factor de tan decisiva impor tancia para la vida individual. Lo inteligente , a mi modo de ver, es que los pueblo s pro gresen de forma inint errumpida y se robustezcan, al mismo tiempo , esos valores espirituales que nadie puede permitirse el lujo de ignorar. En este aspecto, sólo admiración puedo se ntir por el pueblo catalán que nos ofrece un palpable ejem- J l7 plo de sensibil idad y bien hac er dem ostrand o al mundo cómo s e puede progr esar sin nec esidad de lesionar valores de per manent e y tan gible realidad . Si Petr el y E lda han de tener alg uno s se rvicio s man co munado s, en beneficio de su s veci nos , ninguna excepción habría d e const ituir esa mancomunidad . Son varios los pue bl os que los poseen, bajo esas caracterís ticas, sin que ell o impliqu e, ni mucho m en os, la fu sió n d e los municipio s qu e l os utili zan. Un a cosa es la man co munid ad d e serv icios y ot ra la int egrac ión de los muni cipio s. En este aspecto nadie deb e ll amarse a eng año . Si la vida eco nó mica de Petrel y Eld a o s u desa rrollo pro g res ivo dependieran de la unión d e los dos pueb los habría m os de sa lud arla con alborozo porque pr imero es vivir que fil osofa r. Todo s lo sabemo s. Pero no es ése e l caso de nue s tro s dos pueblo s, con progreso incesante y municipios de eco nomía flor ecient e. Mucho debe valer Petrel por su co ntorno urb ano, po r su término municipal , por su s morador es, por su industria o por s u posibi lidad es de futuro , cuando , de form a ta n in sist ente , de v ez en cuando, se oyen los clar ines que pregonan la nece s idad de la fu sió n de los dos pueb los. O nosotros es tamos tod avía inm ersos en un ald ea nismo trasnoc had o , desdeñando tanta s ventaja s econ ómicas como se nos brindan , o es que no podem os sustraern os a la atrac ción que ejer cen esos prejui c io s o arra igos desfasa dos qu e el Sr. Carpena insin úa. S i la eco nomía ha de imp erar en el mund o, aprestémonos a in gre sa r en la era d el ’ro bot ’ o a qu e nos ’p la n chen ’ los esta do s pod erosos de la tierr a. No hay otra solución . Pero como en esta trasce ndente cuest ió n de l a int egrac ión de Eld a y Petrel en un solo municipi o, no se trata de d ar sa tis facción a un deseo perso nal mí o, yo no rec hazo , a ult ranza, l a uni ón. P or ello , si un día , pr óx im o o le jano , la abrumado ra may oría d e los vecinos de E lda la de sea n y la inm ensa m ayo ría de los petro lancos la so licitan; si se hallan dispues tos a ren unciar a sus perso nalid ad es , bi en di stint as y acusa- 118 das; a olvidarse de s us tradiciones ; a hacer tabl a rasa de s us peculiares características y a romper con su pasado , hágase la unión . Y a quien Dios se la dé San Pedro se la bendi ga. Yo la aceptaría si n reservas . Lo haría, aun cuando ella n o me satis faga , e n aras de una co nviv en cia que todos, en nuestro fu ero intern o, ten emos e l deber de cultivar. Pero esos deseos de unión no pueden venir impuestos por e l simpl e mecanismo de la democracia inorgá nica, que con s id era mayoría la mitad más uno, sino por una efectiva y abrumadora mayoría. De otra s uerte ¡menuda unión íbamos a conseguir’ En tanto esa co ndición no se cum pla, ¿có mo podemos h ab lar de fusión si desconocemos ’a priori ’ si la gra n mayo ría de los vecinos de Eld a la desean o la ab rumad ora parte de los petro la ncos la rechaza? Yo no sé que pensarán la mayorí a de los vecino s de Eld a so bre esta cue stión, pero sí me atrevo a pensa r lo qu e diría Petrel , en 1969, si fue ra co n s ultado sobre e l particular, si es que , como s upon go, el hom bre de la ca lle tiene algo que decir en asunt o de ta n vit al importancia. Yo c reo, o mucho me equiv oco, q ue lo que Petrel de sea, en estos momentos , es vivir e n pa z, trabajar en paz y progre sa r en paz , sin delirio s de gra ndeza ni afanes de giga nti smo . Con e l lógico progreso que ha de confe rirle su n atura l proce so vegeta tivo y la inmig ración que continú a afluye ndo s in cesar. Sin qu e, por eso, tenga que renunciar , forzosa ment e, ni a s us cost umbres, ni a s us tradicion es, ni a s u hi stor ia, ni a s u modo de hacer ni, por consiguiente , a s u personalidad. Esa, e n definitiva , es mi opin ió n . Ent ie nd o que el Sr. Ca l pena no tenía por qué pedir perdón a nadie , por su escr ito. Él ejerce un derecho ciud ada no, que nadie va a disc utirl e, abogando por la uni ón d e los dos pue blo s. Yo tambié n cump lo con una obligación cívica presen ta nd o los inconve nientes y pe ligros que yo veo en ell a, en es tos momento s. Por lo demás, su op inión, aunque yo no la comparta y me res ulte muy di scutible , m erece todo mi res- 119 peto y mi más humana comprensión. Si no me equivoco, así se procede entre seres civilizados. Si la unión de los dos pueblos ha de venir, llegará por sus cauces naturales, por necesidades irremediables o circuns tancias irreversibles. Pero aun siendo así, deberán proceder con sabia cautela quienes hayan de prepararla o forjarla que, por supuesto, no seré yo. No vaya a ser cosa que, con preci pitación irresponsable o voluntaria ignorancia de ciertos valores sentimentales, a los que yo aludo , más que unión resulte delirante confusión , en el seno de la cual ni Petrel ni Elda tendrían que ganar y sí , por el contrario, bastante que perder. 1969 120 POR RESPETO A LA CONSTITUCIÓN Si la m emo ria no me tra icio na, c reo q ue e n la Co nst it u c ió n, ese o rdena mient o j uríd ico e laborado por perso nas ilus tr es co n el ob jeto de fac ilitar la vida e n co mún d e todos los hij os de España, figura un a di sp os ic ió n o a rtíc ul o q ue, más o m enos , dice: ’ L os espa íío les están to d os obli gados a cono cer el idioma naciona l y utilizarlo e n su la bo r dia ri a’. Si b ie n cito de m em oria, eso es, más o men os , lo q ue a llí se pre te nde po ner en co noc imi ento de todos los hijos de esta na ció n y co n el fin , úni co y e xc lu siv o, de que lo a dmi tan y c umpl an . P ero como e l idi om a nac ional n o es e l cata lá n , ni el va le n c ia n o ni el eusk e ra , m e p reg unt o q ué pen sa rá n los es pañ o les qu e nos v is ite n, n ac idos e n Cas tilla, en Anda lucía, en Ex tre madu ra o en Ara gó n. S upongo q ue qu eda rá n co nfu sos y deso rient ados po r fa l ta de compre nsió n d e lo q ue sig nifi can esos no mbr es de nu estro ca llejero: Pl ai;a de Baix, carrero de la bassa, avin g uda de la bassa Per ico, P aís Valenc ia, etc ... Eso co nst itit u ye un d esconoc imi ent o o un a b urla de lo q ue se orde n a e n la m enc ionada Co nsti tu ció n. E nti end o qu e si exi sten orga nism os o perso nas co n inte r és de que co ntinú e, ta l co mo es tá , la no min ació n d e nu estro ca llejero, debería n po ne r, a l pie d e esos nomb res, la eq uiva l e n cia e n es paño l, qu e den o min am os caste llan o. Eso sería un d eta ll e para emp ezar a o lv ida r el ’yo soy’, que nad a b uen o h a co nsti tu ido , en el corr er de los años, para la pat ria y acep t a r el ’so mos todos’ ta n impr escindibl e para po der viv ir to dos jun tos la v ida e n co mún , ta n b enefi ciosa para to dos t a m bién. 1 2 1 A espaldas del Ayuntamiento se halla situada esa plaza, que todos conocemos , bien construida , bien lograda, bonita , yo diría que elegante, en el centro de la cual existe un busto dedicado al maestro Azorín, tan vinculado a nuestro pueblo por cuanto su madre, como todos también sabemos, era de aquí. Sin embargo , la nominación dada a esa plaza es, a mi jui cio, una horterada, que parece burlarse de la Constitución, de la innegable belleza de esa plaza e, incluso, del busto allí instalado. ’Pia ra del Derrocat’’. Ya me dirán qué significa eso y qué tiene que ver con el citado recinto, bien trazado y esplén didamente logrado. Considero que por quien corresponda debería cambiarse ese nombre de ’Derrocar ’ por ’plaza de Azorín ’. Con ello no lesionaríamos el contenido de la Constitución y pondría mos en nuestro numeroso callejero una nota de buen gusto , que buena falta nos hace. Yo abrigo la seguridad de que la mayoría de nue stro pu e blo aceptaría con agrado tal sustitución . Estoy seguro de ello. 122 REFLEJOS (SOBRE EL CINE) No diremos qu e.e l cin e sea intrín secamente perver so, ni qu e todas las pelíc ul as so n perni cio sas, ni que cuanto s ac u den a co ntem plar al sép timo art e lo h agan co n ánimo poco r eco mend able o movido s por fines inconfesable s. No dir emos tant o, amable s lec to res . C ree mo s, por el co n tra rio, qu e e l cin e es una form idable arm a qu e, pu esta al ser vic io de la c ultu ra, de la moral y de la educaci ón púb licas, p ued e re ndi r in es timable s servicio s a la hum anidad. Y cree mo s, ig ualme nte, que, por fortu na, no todos los qu e va n al c in e han p erd ido e l decoro , el re speto al prój im o y la buen a e du cac ió n. Qu e hay pelícu las que, en cua nto a mora l, ti enen mu cho q ue desea r, no es necesar io ser un linc e para aprecia rlo. Y que no todos lo s qu e van al c in e lo ha cen co n ánimo de p asar un rato de espar cim ie nto y solazarse con las pe ripecias que s e desa rroll an en la pantalla , en luga r de interesa rse por ’ p e ripe cias ’ de otra su e rt e, pod re mo s ob serv arl o en cu ant o n os e nce rremos e n una sala de cine, no imp orta si de invier no o de verano , y se haga so bre no sotros no ya la imp en etra bl e osc uridad, sin o la más discre ta p enumbra. E sa ten ue p e numbra t an propici a, al par ece r, para ciertas ’efusio nes’ se n ti m ental es ... E n rea lidad , no sabem os para qué sirv e ya anunci ar al ’ respetab le’ qu e un a pelíc ula es apta para tod os los púb licos o so lamente para mayo res . Creemos, ho nr ada me nte, que se ría m ás conv eni ent e sa ber si los espectador es vienen obli ga dos a g uard ar la compost ura que el decoro y la buen a c rian za demandan , y m ás interes ant e co noce r ’a p riori ’ si lo s ’es pectác ulos’ que no s br ind an a diario innumerables pare- 1 23 jas son tambi én aptos para may ore s o lo son so lamente para menore s ... La verdad , no lo comprend emo s. Que exista una censura para l o qu e se proyec te en la pantalla y no haya vigilancia qu e se oc upe de lo que ocurre fuera de ella, ni qu e nadi e tra t e de co rreg ir lo s ’edificantes’ espectáculos con que nos obsequian ciertas ’despreocupadas’ parejas , no ll egamos a e ntend erl o. O la l ógica no existe ya en el mund o o ell o es absurdo. Terribl emente ab sur do y, por dece ncia, fra ncamen te intol erable. 19 55 124 UNIÓN MUSICAL PETRELENSE La música es un sedant e esp iritual y constituye , por otra parte , un in strumento de cultu ra cuyo be né fico influjo es im pos ible negar. E n este sentid o, las bandas de música son un factor impr escindible en todas parte s porque su s so nes nos aco mpañ an en l os días alegres y a un en l os infaustos aco nte c imi ento s. Ex ige ncias mate riales o imperativo s mode rnos son l a ca usa de qu e la vida de las misma s, cuando no se constit uyen en e ntidad es puramente profesionales, sea di fíci I por penuria d e med ios econó micos o porq ue e l medio ambie nt e red uce al m áx imo l as pos ibilidad es de su actuaci ón , llegan do , en mu cho s y la m ent abl es casos a des aparecer. Precisam ent e e n estos mome ntos de desde ñosa indiferen c ia, por parte de muchos , hac ia su b enéfico cometido es c u ando los pueblo s que tiene n una clara vi sión de las reali d ades human as deben esforzarse por todos los medi os posi bles para aseg urar s u perviv encia , ya qu e ell o co nsti tu ye un timb re de o rg ull o para aq uell as co munid ades human as que sie nten el ind eclin able deb er d e velar por un mejorami ent o aní mic o y cultural de sus comp onent es. P etrel , qu e ta n tas pruebas de desinteré s y de bien h acer es tá dand o, no puede deso ír esta llamad a al buen sentido y a l a e lega ncia esp iritual sin o que debe aunar su s esfue rzos para que su band a de mú sica n o la n g uidez ca has ta desa parecer y pu eda sub sist í r ampli and o s u act uac ión en bene ficio de tod a l a co munid ad. Siendo así, todos debemos co ntribuir con nuestro óbo lo, m ás o menos modesto, p ara el noble propósito de man tener nu estra b and a de músi ca, ya que con ell o no harem os más 125 que cumplir los mandatos que exigen la importancia y la cul tura de nuestro pueblo. Suscribe , pues , una cuota mensual como socio . Petrel te lo tendrá en cuenta y las generaciones que nos sucedan te lo agradecerán. 126 11. Fiestas y tradiciones 127 UNA PÁGINA DE NUESTRA HISTORIA A medida que corre el tiempo, lejos de desdibujarse, cobra vigor la perspectiva histórica de la R econquist a. Y es que aquella gesta , de tanta trascendencia nacio nal como re ligiosa , cobra loza nía al correr de los sig los. Lejos de anquilo sarse, adq uiere matices nuevos y defi nitivo s arg u ment os cuant o más se la estudia y analiza. Indud ablem ent e qu e de no hab erse producido la Recon quista , es decir , si los españoles de e nto nc es hubiera n cla udi cado ant e la id ea de un estado musulm án , fuer te y aguerr ido, la unid ad española se hubiese resqu ebrajado al choqu e con l os musulman es. Empero, los españ oles , con Pelayo como prim er caudillo , en un a pelea casi milenari a, desarroll aron tant os y tan meritorio s esfuerzos que aun h oy ca usan asom bro por su t enac idad y consta ncia. P or eso Petre l, e n el esce nario in comparabl e de su prima vera, se dis p one a honrar con su s feste jos la me moria de los héroe s de la Reco nquista. Es e l hom enaj e emoc io nado que, a nu alm ent e, rind e a quienes con su esfue rzo dieron cim a en Gra nada a la magna epopeya de nuestra liberación y a l defi niti vo asenta miento de la patria españ ola . R eminiscenci as de lege ndarias peleas e n las que se dilu c id aba e l pred ominio de la Cru z o el de la M ed ia lun a; esce na s represe ntati vas de la Reco nqui sta; hazañas afirm ad o ra s d e nu estra fe; r ecue rdos , en fin, de tiempos pasa dos e n los que España pugnaba por conseguir l a unid ad de la patria y por imprimir , defini tiva mente, el carácter de Estado a la e nt onces balbu cie nt e patri a española. Todo ell o, y mu cho m ás , si añad imos el cont enido afe ctivo, típic o y tradici onal, r e pr ese ntan nuestros festejos. 129 Moros y Cristianos no es, en verdad , un desfile carnava le sco. Es Historia hecha Patria y Patria hecha Historia. Y es la explosión jubilosa, en fin, de un pueblo tan rebosante de esas dos cosas, que todos los años se siente feliz con la inter pretación incruenta, pero maravillosa por su color y por su espíritu, de esa página que los siglos no logran anquilosar: la Reconquista. 1949 130 NUESTRA VISIÓN DE LAS FIESTAS Los valores representativos de nuestra estirpe se hallan magníficamente simbolizados en la fiesta de Moros y Cris tianos. Loable es, pues , cuanto se haga por engrandecerla y hacerla perdurable. El tesón con que el pueblo español luchó por la Recon quista del solar patrio e s ya un mérito inmarcesible -si no hubieran otros -de los que acreditan en el curso de la Histo ria el vigor y temple de una raza. Por eso España, que presenció en el Medioevo la invasión de los bárbaros del norte , la decadencia y ruina del imperio visigodo y la irrupción en la península de los árabes, cerró e se paréntesis con la victoria de Granada y el alumbramien to de un nuevo mundo . No se trata , pues, de hacer interminable con nuestras fies tas un sentimiento de odio hacia el pueblo musulmán al que, aparte diferencias de credo religioso, nos consideramos entrañablemente unidos. Pues salvo algunos excesos vitupe rables durante su guerra con España -¿y en qué guerra no los hubo?- recibimos del pueblo que nos dominara un copioso y entenso legado artístico y cultural, y aun características raciales , que no es posible negar. Y si es cierto que en España algunos de los caudillos ára b e s cometieron innegables brutalidades y hechos crueles, habría mucho que hablar también sobre los métodos persua s ivos que ponían en práctica para atraerse al elemento indí gena e incluso el respeto con que acataban las creencias reli giosa s del mismo, pues , como dice Lafuente, en su monu mental Historia de EspaPí .a: ’Ni todos los obispos fueron muertos , ni desapareci ero n todos los templos, ni todos los 131 cristianos fueron exterminados ... ’. Lo gue ya es basta nte d ec ir si te nemos e n cuenta la época en gue empez ó la inva s ión y los fi nes gue perseg uía. Lo gue pretendemos con nuestra s fie stas es rec ordar que lo s p ueb los abrazados a la Cruz tienen en su s g rand es tribu la ciones una fuente insospechada de energías; gue hallan en e l dolor un yunqu e extraordinario para temp la r su s á nim os y alcanzar con el tiem po, y co n el mérito d e sus acc io ne s, ju s to premio a sus nob les deseos. No puede tener otra explica c ión la Reconquista ni es fác il com prend er, sin la cree nci a sob re natu ral, cómo un reducido número de espa ñoles refu g iad o en los mon tes cá ntabro -as tur es fuera e l artífi ce de la victoria. Ni nos sería dable tampoco hall ar satisfactor ia exp lica c ión de ague ! hecho histórico -si desca rtam os la ayud a de Di os- de gue aq uell os pocos espa ño les co nstituy eran tam bi én la férti I se milla de las victoriosas legiones gue, s ig los m ás tard e, despa rram aro n p or América la fe de Cris to y la inm ort alidad de la Cru z, idea cimera gue pre d o min ó sie mpr e e n todas las obras e mpre ndida s por España y gu e, quiérase o n o, es lo gu e caracteriza en el mundo a este viejo pueblo bañ ado por tres mares y en cerrado e ntre la barr era natural d e l o s Pirineos y el foso formado por el M ed iter rá n eo , gue lo separa del contin ente africa no. · Podemos definir nues tras fies tas afirmando -como ya se dijo en un programa, hace mucho s a ños- gue son fiestas de l ibertad . Y un pueb lo que festeja su libertad y qu e tuvo arres tos para co nsegu irla en una pe lea gue dur ó luen gos sig los , es un a nación v igorosa, g ue no puede m orir , pu es todos sabe m os gue ’los pu eblos no perecen por débiles sino por viles ... ’, e n frase acerta da de un glo rio so tribun o españo l. F ie stas de M oros y Cristianos lleva n simboli zados los ete rnos valores rep rese nta ti vos de nuestra raza. Fie stas de Moros y Cristianos quie re n decir au té nti co ca nto a la liber tad. Sin odi o para nadie. Si acaso, tributo de ad mira ció n y h o m en aj e a las figu ras señeras de nuestra liberac ió n, desde 132 Pelayo, iniciador de la epopeya, hasta los Reye s Católicos, forjadores de la unidad patria y conquistadores de Granada, último bastión árabe en España. Pero más que nada sig nifi can la afirmación de los hondo s sentimient os de libertad e independencia, que constituyen el mejor tesoro del hombre españo l, y los cuales , corno la Historia nos demuestra, no han podido nunca ser domeñados por ningún pueblo dominador de la pe nínsul a, por poderoso y astuto que haya sid o. Así vernos nosotros nuestras fiestas, corno una incuest io nable afirmació n categór ica de los an he los de ind ependencia y de la propia personalidad consustancia les con e l alm a de nuestra España inmortal. ]3 DE COVADONGA A GRANADA Ese aforismo tan conocido de que ’el tiempo cambia las cos tumbres ’ no puede aplicarse a nuestras fiestas. Sencilla mente , porque hay costumbres tradicionales que no puede el tiempo cambiar. Tales las fi estas de Moros y Cristianos . Unas fiestas con savia histórica y nervio patriótico; unas fiestas que rememoran hazaña s legendarias de los mejores so ldados de España no pueden caer en el olvido de un pue blo qu e sabe sentir su Historia, ni hay fuerza humana capaz de torcer su significado. Y pues que de Covadonga a Granada hay casi un milenio maravilloso e insuperable de nuestra historia patria, ¿cómo el tiempo va a poder borrar el rec uerdo de lo que pudo una raza de titanes como la nuestra amparada bajo el signo de la Cruz ? Estas fiestas de remotísima tradición, que tan fervorosa mente cultiva Petrel, ni se olvidan ni jamás han de acabarse. Porque un pueblo con honor no puede traicionar nunca esos principios de los que son trasunto fiel nuestros festejos: His toria, Patria y Religión. 1 35 MOROS Y CRISTIANOS. EL IMPACTO SENTIMENTAL E l imp acto at racti vo qu e los Moros y C ristian os pro du cen e n los puebl os no viene m otiv ado ta n so lo po r su abru mador co lo rid o y po r l a aleg ría, tesoro de la juv entud , que en ell os imp era . Y o dir ía qu e tien e raí ces más profunda s. L a Rec onqui sta q ued a ya muy le jos y, po r lo ta nt o, su c o nmem oración n ad a tien e qu e ve r co n un p osibl e se nti mi ent o re v an chi sta o de a nim ad ve rsió n ha cia e l pu ebl o mu sulm án . E mp ero , oc ho s iglos de domin ació n aga re n a so n mu ch os a ños pa ra que su imp ronta q uede bor rada, definiti v am ent e, de l co razó n de los ho mbre s his pano s. Si bi en viv im os una é poc a d e tra nsic ió n hi stó ri ca, q ue no es lícit o o lvid ar y, po r lo ta nt o, no pode mos pe rm anece r afe r rados a unos t ie mp os re m otos, no res ult a del t odo inco nv e ni ente r efresca r las leg ítim as ansias de I ibe rtad , co nsu sta n c ia les co n el alma hum an a. L os a ltiso nant es parl am ent os de los E mbaj a dor es, las A band era das y la maj est uos idad de los des files so n estamp as r e di vivas que, anu alm ent e, v ien en a poner un a nota de g raci a y bell eza innega bles. Tod os lo sa bem os . P ero e l trasfo ndo de los Moros y Cris tiano s hay que bu s ca rlo e n el se ntido religioso , ta n propi o del aJm a es pañola , si bi en ah ora pare ce un t ant o o lv id ad o , y e n el inqu eb ra nta bl e es píritu d e ind epend encia de nu estro p ueblo. Si t an sin gul a r es fes te j os no s on t odo eso , ya me di rá n l os filósofos , d e v ía e str ec ha, e n qu é consis te n . Los Moro s y Cristian os m ejo ran, ge nera lment e, de añ o en año, e n calid ad y en n úm ero. Co mo es pec tác ulo exte rno r es ult a impr esio nant e. La ju ve ntud acude , m as iv am ent e, a 137 engrosar las filas de las comparsas y da suelta, esos días, a sus naturales ansias de diversión . Ningún peligro hay en ello. El peligro puede estar en la falta de formación de esos jóvenes , a los que hay que preparar , con la palabra y con la pluma , para que , sin renunciar a su esparcimiento , sepan valorar todo el fondo sentimental que existe en la represen tación que ellos protagonizan . Tan sólo si somos capace s de informar a la juventud , de forma honrada e inteligente , sobre la profunda resonancia espiritual que aletea en el trasfondo de los Moros y Cristia nos y esa juventud la acepta y asume, en su entera totalidad, podremos afirmar que la pervivencia de tan tradicionales fes tejos está asegurada. Y ello pese a que pueden presentar se , en época más o menos lejana , algunos tiempos con cierto contenido borras coso que, entre todos, tenemos la obligación y el indeclina ble deber de orillar y procurar que no afecten , en lo primor dial , a esas deslumbrantes fiestas, que todo hijo del Petrer romano llevamos ahondadas en lo más profundo de nuestra alma soñadora , patriótica y sentimental. 1975 138 NO ES UNA DIVERSIÓN CUALQUIERA La prolongada dominación árabe que soportó España -siglos VIII al XV -ejerció una innegable influencia sobre nuestro pueblo y nos legó sedimentos raciales que aún hoy se acusan, con enérgicos rasgos, en al,gunas regiones del sur y este de España. Y como un recuerdo , siempre vivo y latente, de aquella pelea milenaria , contra un poder extraño, Petrel viene mon tando , desde tiempos remotos , cuando las suavidades prima verales vuelcan su encanto sobre la Pétrola antañona, sus fiestas de Moros y Cristianos. Los brillante s desfiles , las altivas Embajadas y la pólvo ra, que corre en abundancia , constituyen , para el espíritu observador, como el sedante de una evasión de la época febril en que vivimos y el entronque directo con el Medioe vo , romántico y so lemne , cuando había que vencer al enemi go de frente y arma al brazo , no por métodos sinuosos, como l os que ahora se acostumbra a emplear. Si ’los pu eblos - en frase afortunada de un gran patriota perecen no por d ébiles sino por viles’, la Reconquista es una corroboración exacta de tan espléndido razonamiento. Por que aquello s pocos españoles en Covadonga , a los pies de la Santina , fueron lo s artífices de la epopeya granadina , que no hubiera podido producirse sin el espíritu que animaba a los héroes de Pelayo. Los mejores hechos de la Historia han sido esculpidos siempre con el buril templado no al calor de grandes masas s ino en e l fuego de un reducido número de espíritus selectos. No ha sido nunca , en el decurso de los siglos , la cantidad lo que ha triunfado . Fue siempre la calidad la que se impuso. 139 ¡Qué ma gnífica lección la de la Reco nqui sta! ¿Exiguo el número de los que la iniciaron? Evidente. Pero ellos iban esc udado s con la dobl e coraz a de la fe y del se ntimi ento de indep end encia , motor es poderosos que, e n España , han impul sado repetidamente la consecución de hazaña s inmar cesibles. Se pued e ser débil y no vil. Y la Hi storia no habla nunc a d e ningún pu eblo, por débil qu e haya s ido, que t eni endo deci sió n para conservar indom abl e e l es píritu de ind ependen cia , n o haya co nseg uido , má s o menos pro nto , la lib ertad y la d errota de quien pr etendía soju zga rlo. He ahí el n ervi o, el argumento dec is iv o de nuestra s fie s tas. Hora es ya de que nos percatemos todos de que ella s s im bolizan algo mucho m ás no bl e y e leva do qu e el espír itu frí volo de un a diversión cualqui era ... 1948 140 LA TRADICIÓN NO MUERE Fuera empeño vano pretender destruir la tradición y sería inúti I de seo querer acabar con lo que representa . Podrán ser suprim idos, por la fuerza, su s símbo los exte rnos. Pero ese re gusto por el pasado , el sedi mento que los sig los van depo sitando en el alma humana y que , de suyo, son consustancia les con e l fuero interno del hombre, son prácticamente , inde structible s. Las grandezas de un pueblo, las conqu istas de su s guerre ro s, las c reaciones de sus artistas , lo s ade lantos de su s cientí ficos , la obra de sus misioneros , sus aportaciones a la civ ili zació n universal , el ace rvo esp iritual que todo ello constitu ye , inclu so el contorno físico de la tierra que nos ha visto n acer , todo ese inmenso ’cauda l afect ivo es lo que impul sa al h omb re a la lucha defendiendo esa suma de valores inma nentes de las alma s nobles y los seres vir iles. Y aun cuando las f uerzas adversas , cobi jadas a la sombra de un atroz materiali smo , co nsig uieron que esos va lores fue ra n patrimonio y bla són exc lusivos de una heroica minoría, n o por ell o habría de perder vigencia y valor la irrev ocable realidad de la patria y la tradición. Porque, al fin y al cabo , la verdad es verdad aunque tenga cie n votos y la mentira conti nú a siéndo lo aun que co nsiga tener cien millones. No es c ierto, como se afirma , qu e só lo los pueblo s deca dentes se detienen a meditar sobre su pasado. Nada más lejos de la realidad . Son , pr ec isa mente , los que se eno rg ull ecen de sus tradiciones los que afirman s u personalidad. Y a las n aciones que en el conci erto mundial son capaces de mante n er con ente reza su persona lidad nadie puede, e n justicia , co lga rles e l cómodo sambenito de la decad encia. 141 La tradición no muer e, porqu e en el fondo de la misma h ay sie mpre un íntimo sentimi ent o de rebelión contra lo exó tico y una ca tegó rica afirmación de los valores raciales del pueblo que la cultiv a. Y si el mat eriali smo mod erno preten de hacer tab la rasa de los va lo res espir ituales que e lla e ntra ña es porque sabe que sólo los pueblos que se apartan de ella y renuncian a su pasado histórico pueden ser fácilmente dominados y sumid os en ignotos e inconf esab les ab ismos. Y es a esos pueblos, precisamente a ello s, a los que cuadra per fecta ment e ese a djetivo, del que tanto se ha abu sado, de d ecade ntes . Que P etrel ama s us tradi cion es y las cuida, con verdade ra delectac ión espiri tual , no es un secreto para nad ie. Si a lguien dudara de ello qu e vea sus típicas fiesta s de Moros y Cr is ti ano s. Pero más que eso, que sepa a dentra rse, que separ profundizar en su rico contenid o y que observe cómo se v iv en no solam ent e tres días sino a lo l argo de todo el año. E nt onces podrá llega r fác ilm ent e a la conclusión de que nu estro pueblo , en ese aspecto, puede servir de noble ejem plo y, por ell o, debe ser cata logado no entr e los ’decadentes ’ s ino entr e los que al r endir cult o a su p asa do y a su tradición , co ntri bu yen a afirmar s u personalidad y , por consig ui ente , la de la comunid ad nac ion al. 142 LA FIESTA Y LA JUVENTUD ’La juventud es una enfermedad que se cura con los años’. La juventud se olvida, con alarmante frecuencia, del papel que debe desempeñar en la sociedad: e l de ser puente entre el pasado y e l futuro; pasarela entre un pretérito más o menos perfecto y un porven ir más o menos prometedor. Por eso, los aires de inconformi smo que hoy parecen empujar , a esca la mundial , los afanes juveniles, afectan tam bién a la marcha interna de la fiesta. La juventud , en el seno de la fiesta, se fracciona en innu merable s ’capi llitas’ cada una de las cuales trata de inter pretar y hacer la fiesta a su manera. De ahí, nacen los ’cuar telillos’ que rompen la armonía de las comparsas, armonía que en un pasado, no muy lejano todavía, se buscaba en las casas, siempre abiertas a la generosidad, de la Abanderada o del Capitán. Pero, al parecer, los jóvene s de Petrel, con indudable sen tir celt ibérico, no se conforman con eso y se afanan por cre ar dentro de las comparsas nuevas filas con indumentaria di s tinta que viene a acentuar, si cabe, la falta de confraterniza ció n entre los festeros. Que nunca la diferenciación fue el ca mino ideal para llegar a la hermandad. Cambiar, renovar, modificarlo todo. Ese parece ser elide al de la juventud festera. Romper con el pasado, no respetar nada , porq ue todo lo antiguo ha de considerarse como defi nitivamente caducado y sólo ha de va ler lo qu e dis curran su s 143 mentes calenturientas o pongan en prá ctica sus ve hemencias juveniles. Así, por ese cam ino, se ro mpen la s tradiciones más aso l eradas y se hace a lmone da de las cost umbres familiares . No es ra ro ya co mprobar cómo hay quien , con notorio disgusto de su s mayores, cambia de comparsa con la misma facilid ad co n que se ca mbia de traje ... La juv entud , aunque ella no l o crea, necesita la experien c ia de la madurez y , más aún, de la senec tud , porque la juv en tud es fr uto e n agraz que prec isa del sol de mucho s días para co nseg uir su preciso dulzor. Yo aco nse jaría moderac ió n a la ju ve ntu d festera; que no malbarate , aleg reme nte, esos valores de uniformid ad y con fraterni zación de las co mparsas. Y q ue esa diversió n que hoy, afa nosamente , busca en sus ’cuartele s’ vaya a encontra rla e n las casas de la Aba nderada y del Capitán que constituyen, en e l orde n hum an o, los fac to res más importantes de la fiesta. Que si esa juvent ud se s ie nt a hoy en e l estrado de los jue ces ha d e hacer lo un día e n el banquillo de los acusados. Y e nt onces compro bará, ta l ve z con un sentimi ento de amargu ra, que no era ta n malo lo que ell os trata n de de struir ni tan irrever sibl eme nte bueno l o que quieren crear, eso que, en defin itiva, no es m ás que un confusion is mo barato que, en el orden festero, a nada bueno puede co nd ucir. 1969 144 THEBOÑ La aparició n del The BoFí está v inculada a cierta broma que protagon izó la co mparsa de Estudiantes con anterioridad a 1936. La broma consis tía en esto: Era un carro , arrastrado por una caba llería , encima del cu al colocaron un tone l, lleno de vino , cu ya provi sión se hizo e n algun as de la s innumer ables bode gas que ent onces existían. El mencion ado tonel llevaba un letrero que decía BOÑ . L a palabra boii, en nue stra le ngua vernác ula, aparte de hin c ha zón en alg una parte del cuerp o, sig nifica d euda o deuda s que no se pagan. Se hizo la debida propaganda y todo el que se acercaba a la bota o tonel y lo s olicitab a, era obseq uiado con un vaso d e vino , d e forma gratuita. No cabe dudar que el núm ero de so licitant es era numero so , so bre todo de gente foras tera. Y, co n el tiempo , crec ió tanto el grup o de consu midores que, con buen criterio , se pensó en limit arlo. A la compar sa de Est udiante s, siempre tan abie rt a al hum orismo , no se le ocurrió más que mezcla r co n el vino polvo s de ’jalap a’ . E l r esu ltado fue muy positivo y aquel año hub o apreturas de estómago y dolores de vientre de forma ab und ant e y fáci l de comprobar. No rec ue rdo en qu é año aparec ió la hoja humorí stica del The Boii. Lo que sí es seguro es que, a partir de entonce s, co n su hum orismo desenfadado ha ve nido a demostrar , co n s u información , que no Lodo en la fiesta es empaque y serie dad sin o q ue existen también moti vos para el regocijo y la di sten sión. 145 A través de sus pub ]!icac ione s, hem os leído críticas cons tru ctivas sobre l a marcha de nue stros festejos, , so bre pol ítica mun icipal y nacional , sobr e aspectos de la población , sobre lo s bares que existían, com o aq ue l año ql!le nos inform aban de l as exce lencias que se podían encontrar en d Saloon de Sque lla, Ristorante Toneti, Café Gran Peña , Tadeo Bar o Chi co de la Blusa . Y todo en inglés , en francés o en italiano .,. Daba ig ual. Se cr iticó la pr etensió n d e llevar la fiesta siempre a domingo , del cobro de s illa s, cu ando se ini ció esta operación , y mu chas cosas más, cuya re la ció n haría excesivament e pro lijo este modesto escrito. La comparsa de Estudiantes tiene la sa nta obligación de perpetuar la publicación del The Boíi y los humori stas loca l es de ayud ar con sus escritos a en riquecer y di vulgar e l hum or de nuestro pueblo. Mejor para to do s, es dec ir, para la fiest a. 1995 1 46 Y NO ES CONTRASENTIDO Cuando el mundo siente renacer anh elos de paz y busca por d errot eros espirituales la solución de s us gra ndes probl e ma s, bien pudiera parecer contraproducente la rememoración de h azañ as g uerreras y episodios bé lico s, cuales las fie sta s de Moro s y Cristianos representan . Ob servada s desde ese plano , tal ve z aparezcan desce ntra da s de l momento que vivimos. Y nada más lejo s de la reali dad por cu anto la R econquista enge ndr ó dos hecho s capaces por sí so los de modificar el cur so de la Hi sto ria univer sal. Cortó las am biciones del mundo d el I slam , emp eñado enton ces en ex p,1ns iona rse por el continente y afirmó el triunfo gigantesco de !a Cru z, sí mbolo de un credo y de una filoso fía ta n palpi ta11tes hoy como ha ce un milenio. Y si, pue s, en alas de la victoria de los Reyes Católico s v in o prendida i?- •·’’!Í dad de la p atria , a horc aj a das sobre la R eco nqui sta llego tam bié n un anhelo religioso y misional que, poco después, des parramándose por el Nuevo Mundo, atrajo a la Igles ia de Cristo millone s de seres perdidos enton ces en tini eblas de ido latrí a. Bien pod emos at rmar que el co ntenido má s pr ec ioso de nuestros festejos es ese anhe lo espi ritual y ecuménico , forja admirable d e sa ntos y mi sio nero s, creadores mag nífico s con l a C ruz de esa expansión religiosa con res on ancias intermi n ab les en vastos países lejanos que la distancia nos hacen p arece r como de leyenda ... Por encima d e un cont enido bélico , un sentido espiritual. S ob re un fondo guerrero , un anhelo religioso y cristiano. Por e nc im a de una conquista ter ren a, la conquista de la eternidad. Sobre el odio qu e toda contiend a engendra , un sentimi ento 147 de amor y confraternización entre los hombres. Triun fo de la Cruz sobre la materia. Vict oria de lo eterno sobre l o perece - dero. Espíritu y esphitu, eva ngé lico y mi sional. H e ahí la m édula de nue stra s fie sta s. 148 BODAS DE PLATA Ha transcurrido un cuarto de s ig lo de sde el día en que un g rupo de jóve nes c hava las, en la flor d e la vida , enamorad as d e nu estras fies tas de Moro s y Cristian os, dec idieron const i tuir una escuad ra o fila femenina , c on el fin de actuar , de for m a dire cta , con su presen cia física, en nuestro s tradici onales feste jos. Fue el año 1970 cuando , por primer a vez, desfilar on, int e g radas en l a co mparsa de Moro s Beduin os, con los rostro s maquillad os de negro. ¿Salieron así con el fin de ocultar su co ndici ón fe menin a? Pudie ra ser. Lo cierto y seg uro es que, a parti r de esa fecha, la cit ad a esc uadra femenin a ha recorrido , todo s los a ños, los alegre s y lumino sos caminos de nu estra fies ta centenaria. E n aquello s tiempo s de s us primera s actuac iones hub o o pinione s y co ntrovers ia s para todo s los g usto s: ’ Que si la fiesta era cosa de hombr es’, ’que la muj er ya tenia su par ti cip ac ión y ex hibici ón en las Abanderad as’, etc ... P ero lo cierto es que la pr ese ncia de la mujer se afirm ó y se extendió a otras comparsas. La razón fue - y el moti vo ex is te - qu e no es otro sin o e l qu e la muj er jove n, ataviada co n su vistoso traje festero y con su grac ioso c imbreo a los so ne s del pasodo ble español o de la march a mora , aumenta s u grac ia fem enina y re sult a de un atractivo incu est ionable. La fila femenina de la comparsa de Moro s Beduino s ha c umplid o ya los ve inticin co años de su ac tuació n y, por con s ig ui ent e, ce le bra su s boda s de plata. Y comproba do su bu en ha ce r y el es pléndido amor que s ienten, en s u mund o int erior, po r nu estras f ies tas m ayas, dele it e de los que las vivimos co mo hijos de Petrer y , en muchos casos, co mo festero s, 149 practicantes o jubilados, y aso mbro de los forasteros que vie n en a contemplarlas , no r esult a aventurado afirmar qu e si la v ida d e nu estro pueblo disc urr e por cauce s nor male s, cele brarán , ig ualm ent e, sus bodas de oro . Hoy es plenamente admitido qu e la pre sencia físi ca de la muj er en esas filas o esc uadras, que ya figuran en todas o en l a mayoría de las comparsas, es una imagen de belle za y de grac ia in cues tionable s y, por e llo, cree mos firmement e qu e s u pre sencia física en nuestras fiesta s, de tan pro fund a rai ga mbre popul ar, es tá plenamente asegurad a. Nuestra cordia l felicitación , por su s bodas de plata, a esa fila femenin a de los Moro s Beduinos y nu estro a liento para qu e no d ecaiga, e n modo alg un o, s u entu siasmo festero y su a mor a la tradició n, a e sta tradición arrai gada , ta n p rofunda m ent e, e n este p ueb lo que no s vio nacer. ¡ Adelante , pu es! 1994 1 50 NOVELDA Y EL 22 DE JULIO Alg ui en h a di cho qu e ’lo qu e no es trad ic ió n es plagio’ . Por eso, de siempr e, los pu eblo s qu e c ultiv an -y con serv an s u s va lo res tradi cio nal es me han m erec ido un profund o res pet o y una gran admira ció n. Es e l caso d e Nove ld a porqu e cuand o c ie rtos puebl os a le dañ os, tal vez en virtu d de un trasnoc had o ’progres is mo ’ a pli can a s us ce nten ari os fes te j os unas fec has cambi ant es, di stint as c ada a ño , la an tañona B eta nia se afe rra a ese se ña l a d o d ía del 22 d e julio para ho nr ar a s u patr ona, Sant a M aría M ag dale n a. E n otro s sitios, las fies tas se t rasla d a a un fin de semana , no sé s i con mi ras económi cas o para may or co modid ad d e la ge nte. Da lo mi sm o. P ero lo qu e sí es seg uro es qu e es as m odifi caciones, prac tica das ta n a la lige ra , vie n en a dete rio rar el eje rci cio de un sentimient o tra dici onal con el c onsi g ui ent e pe rjui cio para su es ta bilid ad . L as fiestas , claro es tá , p osee n razo nes eco nó mi cas que no se p uede n olvid ar. Pero m e pare ce ilóg ico que c iert os a rg u m ent os c re m atís ticos co bren m ayor imp ort an cia qu e las pro fun das razo nes sentim ent ales, histó ri cas o re lig io sa s, firm e b ase sobre la q ue desca nsa n esa s ce le br ac io n es, ta n arra iga dam en te se ntidas y ta n p opulo sament e rem em orad as. A l o la rgo de to do un año existe n di versos s is te m as y m an eras para all ega r los fo ndos prec isos para c ubrir l os gas t os de la fies ta. Pero un a cosa so n esos gas tos y ot ra cosa, mu y d is tint a, el d espil farro a l que, peli grosa ment e, nos es ta m os acos tumbrand o. Y si n o qu e habl en p or mí lo s ’c u arte lill os’ de mi pu ebl o y l os ca mbios que, ta n a la lige ra, se rea li za n en l a indum enta ria de los fes te ro s. 15 1 La fiesta de Moro s y Cristianos e s herm osa po r su cro m atis m o, por s u divers id ad y por ese a ire exó tico que nos a bruma. P ero, ¿so lament e es eso la fies ta? ¿Na da más que eso? Pues, e ntonces , ¡v iva e l Ca rnaval ’ Tod a fies ta, e n el trasfo ndo de la mi sm a, ti en e un as vive n c ias incu estionabl es y un os ace ntos n ostá lg icos que no es l íc ito intent ar siq ui era dest ruir , si se as pira a la perdu rabili d ad de l a mi sm a. P or eso Nove lda hace muy bien co nse rva n d o esa efe mérid e de l 22 de juli o de ca da a ño para fes te j a r a s u p atro na. Porq ue si ese día, e n el ámbit o la ic o poco d ice, a lgo -y mucho -tiene qu e decir en el aspecto re li gioso. Q ue es tudi en , qu e in dag uen , q ue com pruebe n l os oríge nes de to d a fi esta a quell os que mani fiesta n que to do da lo mi sm o . .. P or eso me fe licit o de qu e ese pueblo, a l qu e po r ta nt as cosas ad m iro , o fr ezc a a todos - nat ivos o fo rá n eos -ese p ro ve rbi al buen hacer, po r cu ant o, e n perfec ta s im bios is , sa be co nju gar su centen ari a fiesta pa tronal co n los trep ida ntes Moros y C rist ia n os de nu estros días. Fies tas q ue ac re dit an su pro bad o prag mati sm o y s u pro fund a re li gios idad y c uyos m ot ivo s so n la p re nd a más seg ura de s u pe rv ive ncia. Los años --o t a l ve z los s ig los -se e nca rg ar án de de m ost rarl o. 1 52 IMBORRABLE RECUERDO Vicente Hernández Mira, ese esp léndido much ado y mejor amigo, so lici ta de mí una s cuartillas para la revista de fie stas. He querido complacer le por d os razone s poderosa s: para corre spond er a s u amist ad -que tanto dice para mí-y para dej ar p ate nte el afe cto que , tan profundamente , sie nt o por su pueblo . Por ell o, rue go a quien tenga la paciencia de lee rm e, no ve a en mi s humilde s cuarti llas, ayunas , por demás , de todo m érit o literari o, un hip erbólico subj etivi sm o sino tod a la sin cera sin ce rid ad -va lga la redundancia -de un hom bre que ha trat ado de pla smar sobre el papel los auténticos dictados de su co razón . Y es que, hasta hace uno s años, yo tenía tan sólo referen cias d e Jij ona gracias a su acreditada industria turronera. Ma s, un día, en bue na hora , llegué hasta Ibi y, coronando l a ’Carrasqueta ’, co ntempl é el de li cioso paisaje que d esde allí se divi sa y adinivé, más qu e vi, a trav és de una bruma sutil , allá en lo hond o, a la ya , para s iempre, mi querida Xixona . Cuando m e adentr é por su call es, emp eza ban su s Moro s y Cri stia no s y pude recrearme con el cromáti co espect áculo de su Entrada . De spués, me invitaron los ’Ca iman es’ a su kábi la y, de ese modo , empezó mi con tacto directo co n un pueblo de r ezum ant e humanidad , en el que tie ne cabida el má s sutil refin amiento espiritual. A medid a qu e iban transcurriend o las horas en Jijona y ob servaba su amb ie nt e y su s fe ste jo s, los a soc iaba a los de Petr el, mi tierra natal , y encontraba una analogía sorpre n dent e entre ambos . 153 No pretendo establecer ningún paraleli smo entre l as dos fie stas ni , mucho menos , formular nin guna comparación, s iempre odiosa. La fiesta de Jijona tiene su s facetas propias, como la de P etre l posee su s pec uliares características. La similitud la encontraba en el entu sia smo festero , en la a nimación de las comparsas, en los aplausos de la multitud , e n los resplandecientes sembl antes juvenil es, en la no sta lg ia que se adivin aba en los rostros surcados de a rrugas , en esa vibración unánime de comparsistas y especta dore s, en ese compartir de todo un pueblo s us viejas tradicion es ... Todo i g ual , exactamente igual que en el mío , h asta el extremo que, e n much as ocasiones, m e o lv idé de qu e me hallab a en un pueblo en el qu e yo no había nacido y creí enco ntrarm e, en bra zos de la fan tasía, en el se no de mi sentid a y añorada ’’fes t a de sant B on.ifaci’. En otro aspecto, s i Petrel tie ne fam a de ser pu eb lo franco y abierto con el forastero, Jijona, ciertamente , no le va a la zaga. Porqu e sus atenciones con el foráneo; su de svivir se por e l invitado ; su manera de abrum arle con su s obsequios; esa forma de co nsid era r a la persona que se ha conocido poco a nt es com o am igo entrañ~ble d e toda l a vid a hablan, elo c uent em ent e, del excelente caudal afectivo que, con notoria a bundanci a, discurre por los pechos jijonen cos y proclam a, a la ro sa d e los vientos, el tesoro de te rnura que anida en el alma de ese pueblo. A Jijon a se le escapa el corazón por la boca y ahí pude ver, aquella noc he memor able, en las mirada s de su s hom br es y en su s amplios gestos de ge nero sa actitud, todo cu an to de nobl e y sin ce ro se enc ierra en el corazó n de su s ge ntes . Posteriorm ente , he vu elto v arias vec es y mis nuev as visi ta s no han h echo más qu e corroborar la g rata impresión que m e traj e a mis tierras petrolan cas en aquel viaje inolvidable. La convicción , en suma , de que su fiesta y s u s morad ores h abían ’entrad o’ definitiv am ent e en mi corazón. Jijon a tiene también otros rasg os s imil ares a los de mi pueblo. Posee ca lles espacio sas, tirada s a cordel, con buenos 154 edificios modernos, de excelente realización. Pero conserva, igualmente , como Petrel, retorcidas callejuelas, añejas y empinadas, que nos hablan de un pasado vetusto y que tienen todo el encanto embriagador de un romance medieval. A mí -siempre propenso al lirismo -en mis visitas a Jijo na, me ha gustado deambular por su parte alta, en la que el tiempo parece que se ha detenido , como una nave varada en una playa deliciosa. Y a través de sus rúas estrechas y silen ciosas , he paladeado el sabor agridulce de las viejas remem branzas, creyéndome en una Jijona mora, con asombrosos puntos de contacto con el Petrel moruno y antañón. Por si fuera poco todo eso, si San Bartolomé es patrón de Jijona también lo es de mi iglesia parroquial. He ahí otro vín culo de unión entre nuestros pueblos, pues si ambos quedan a una y otra parte del Maigmó, la fe en el apóstol marca una indestructible unidad de nuestras mutuas creencias. Por todo ello, Jijona tiene ya para mí tan amplias reso nancias sentimentales y se ha adentrado tan profundamente en lo más íntimo de mi ser que el tiempo, devorador de tan tas cosas, no podrá destruir los gratos recuerdos que de ella guardo. Cuando Dios sea servido, volveré , de nuevo, a ese esplén dido pueblo , porque la imagen de Jijona va prendida , para siempre, en mi retina y sólo Él y yo sabemos en qué recole to rincón de mi corazón la llevo arrebujada. Si el hombre es ’su yo y su circunstancia’, en colorista expresión de Ortega y Gasset, Jijona forma parte de la ’ mía’. Por eso, habrá de acompañarme, mientras aliente, su recuerdo , por cuanto renunciar a él habría de suponer des prenderme de parte de mi ’yo’. Cosa absurda, a todas luces, porque Jijona ’entró ’ en mí por los caminos del corazón . Caminos que si, a veces , resultan dificultosos, son los más directos para lograr una auténtica convivencia cri stiana y anudar entrañabl es amistades , de imposible olvido y de humana destrucción. 155 SAX, EN MI RECUERDO E n l os le j a n os y reco rdados años c incue nt a, ac udía yo a la ce lebrac ió n de las fiestas que, a nualm ente, ce leb ra ese p ue b lo, ta n entra ñab le para mí, e n ho no r de Sa n Bias. Yo te ní a all í un ami go, ya fa llec ido, intelige nte, no bl e y ge neroso, c uyo rec uerd o per manece fresco e inalt erab le en mi mem or ia: Ped ro Ortín H err ero. S u casa era como la m ía y su s fa mili ares , ta n sum am en te r espeta dos y q uer idos po r mí, cas i como propios los te nía. E n e sa casa, pasé much os mom en tos agradab les, de intermi na b les conversac io nes, de co men tar ios d ive rsos, de pro lo nga d os d iá logos, produc to todo e llo de nuest ros mu tuos se nti m ie n tos a mistosos. E n el año 1956, e n la rev ista de fiestas, Pedro hacía una a lu sió n d e m i perso na, con la frase fig ura tiva de ’ese am .igo de A lbe rique ’. Y o le co rrespo ndí de este modo: Tu inten cio n ada a lusión a ese amigo de A lberique l a llevo en el corazón, y aunque en mi Petrel radique, pro meto , con decisión, s in que la d ista ncia implique, ac udir a tu mans ión ot ro aíio, y rom per el dique de m i se rena emoc ión pidiendo nos santifique a san Bias, que es tu pat rón, ¡como yo me llamo Enr ique! No recuerdo si esta rép lica mía la publi có Pedro en alg u n a rev ista de fiesta s o la guardó en s u ar ch ivo. Lo que es bie n 157 cierto es que ese año, como tantos otros , acudí a su casa y, como tantas veces, también, me arrodillé delante de la ima gen de San Bias, de cuyo santo soy muy devoto, devoción nacida en mis visitas anuales y de la cual en modo alguno pienso abdicar. Pasaron muchos años y en 1985 enfermé gravemente de la garganta. Como San Bias es valedor y abogado contra esa dolencia y mi laringe estaba fatalmente dolorida por esa enfermedad, acudí a él solicitando su ayuda para alc anzar la mejoría o la curación de la misma . Me operaron en marzo de 1986, con una intervención qui rúrgica que duró cuatro horas . La operación era grave y difí cil , según me informó el equipo de médicos que me atendió, algún tiempo después . San Blas no me salvó la voz pero sí la vida , que es más importante. Ya restablecido de la operación, acudí a dar gracias al santo patrón de Sax y aunque Pedro falleció el pasado año, volv eré a visit ar ese pueblo , tan estimado por mí, en el que aparte de que San Bias recibe ahí el homenaje, consecuencia de la devoción que por el mismo sienten los buenos sajeños, re siden alguno s inmejorables amigos, cuya amistad pervive en nuestros mutuos corazones, a pesar de vivir en pueblos separados y un tanto distantes. Y , como siempre también, recordaré , delante del santo , a mi inolvidable amigo Pedro, cuya memoria continúa en mi mente con toda su autenticidad, y en mi corazón, con toda la fuerza valorativa de un indestructible sentimiento de inmuta ble cariño , nacido en los prolongados años en que mantuvi mo s aquella nuestra apretada y sincera amistad. Sí , por muchos moti vos, por muchas cosas, Sax está siempre en mi recuerdo . 1991 158 HABLANDO DE HISTORIA (EGILONA Y ABD EL AZZIZ) ¡Qué bello romance se hubiera podido escribir con los amores de la hermo sa Egilona y Abd El Azziz, hijo del céle br e moro Muza 1 La riada árabe se había desparra mado po r toda la oro grafía española y había t erminad o con la resi stencia de los go dos. Ya do n R odrig o habí a des apar ecido d e la esce na, mu ert o a or illa s del Guadalet e, por el propio T arik , seg ún uno s, y re fu giado en la anti gua Lu sitani a, en donde t ermin ó s u s días, años desp ués, seg ún otros. Se avecin ab an ti empo s de gloria p ara el Ca lifat o de Dama sco y la doctrina de M ah o ma . P eríod o turbulento, época desco ncertant e como todas en l as que se pro du ce una irrupci ón d e ideas , pr ete ndiend o sus tituir a ot ras , llev ando p or d elant e leg io nes de ho mbr es di s pu estos a todo para implant arla s. Pues , bi en . Fu e e nton ces cuando se produj o un suc eso curioso que tuvo v erdad era importancia entre los seg uidore s d e C risto. En vano Muza, co nquista dor y pacificador , al mismo tiempo , de Al Mag re b y go be rnador d el África septentri onal, pretendía emp alid ece r el brillo d e la gloria que Tarik iba con siguiendo con sus victorias en suelo español. El vencedor de d o n Rodri go continuaba su s conquistas y, si hemos d e creer a los histori ador es, fueron los celos de Muza l os que dieron motivo y alentaron las profunda s diver gencia s y las ren cilla s viol enta s entre lo s do s ca udillo s, que tuvi eron co mo conse c u e nc ia e l llam ami ento de ambo s a Damasco , por el califa S oe limán. 159 Al ausen tarse Muza de España fue nombrado gobernador s u hijo Abd El Azziz, joven de probado valor y clara inteli gencia , quien en la conquista de Mérida rec ibi ó como rehén, e ntr e otros muchos pertenecientes a las principales familias d e aque lla c iudad, a Eg ilona , esposa que fue del último m onarca godo don Rodrigo , al que amó con frenesí y fideli dad pese a la cond ucta liviana de éste con la hija del conde don Julián , llamada Florinda ’la Cava ’. Este co nde don Julián, tan tristemente célebre por su des tacada actuación e n la in vas ión árabe , tenía una ofensa per sona l co n don Rodrigo , la que juró lavar co n sangre del ofensor. Su hija Florinda , dama de extraordinaria hermosura , per t e n ecía a la co rte palatina de Egilona , esposa de don Rodri go . Habiéndola contemplado éste un día a la sal ida del baño sintió por ell a un a v io le nt a pa sión y, en co nsecue nc ia , la r e quiri ó diversas veces para que accediera a sus livi an os pro pósitos. Se resistió la jove n, e n defensa de s u virtud , y enton ces e l Rey consigu ió por la fuerza lo que ni las promesas ni l os halagos pudieron lograr. F lorinda , env ió a su padre, a la sazón Gobernador de Ce u ta , una carta relatándole lo ocurrido y éste, justamente indig nado, juró vengarse del bruta l forzador de su hija. Sea esto ve rdad o no, pue s lo s historiadores no se han puesto nunca de acuerdo en este punto, ya que los amores de don Rodrigo y ’la Cava ’ más que en datos históricos se ba san en una leyenda conservada muy viva, es lo c ierto que don Julián, en contacto con los árabes , fac ilitó grandemen te s u in vasió n e incluso se cuent a que les s irvió de guí a en sus prim eros desemba rcos. ¡Me nguada ve nganza la del conde pretendiendo reparar una ofensa personal con una tra ic ió n a l a patr ia ’ Ma s, co ntinu emos e l hilo de nuestro relato. Eg ilona , esbe lta y rubia , de grandes o jos azu les , be llísi ma , segú n la prese ntan l os histor iadores , ca uti vó de tal mane ra a Abd E l Azz iz, que éste quiso unirse a e lla. Y , cosa rara, si bi en empe zaron como amante s, terminaron como matri- 160 monio. Abd El A zziz n o obligó a Egilon a a ad optar l a re li g ió n i slá mi ca s ino q ue, al co ntrari o, se uni eron secreta m ent e e n m atrim onio c an ó nico , al par ecer de mu cho s hi stori ado res . ¡Oh , arc an os de la prov idenci a 1 ¡Qué in esc rutabl es des ig ni os lo s de Dio s! P orqu e es lo cierto qu e Abd El A zziz, s in dud a influ en cia d o po r su esposa , fa vo re ció grandem ent e a l os c ristian os y gara ntizó s us pr ác ticas re lig iosa s, cos a lauda bl e s i se tiene e n cu enta qu e lo s ára bes hacía n su Gu err a S an ta y que, po r con sig ui ent e, la inva sió n tuvo como prin cip al m oti vo la ex pan sió n de l a doctrina coráni ca. L a indi gnaci ón qu e entre lo s m oros nota bles ca usó a que ll a uni ón no e s nece sa ri o des cribirl a. A bd El Azz iz fu e ac u sa do a nte el Ca lifa de D am as co de perju ro y traidor. Ab d El A zziz y Eg ilo na vivi ero n feli ce s e n Se rv ill a, aun q ue escaso t ie mp o, po r cie rto. N ue vas ac usac io nes y el des co ntent o ge neral m otiv aro n qu e el C ali fa Sole im án , ya de s u yo predi sp ues to co ntra e l acu sa d o, reco rdand o la co nducta qu e s ig ui ó e n E sp añ a Mu za, s u pa dre, dec idi ó te rmin ar con e l m oti vo que a menaza ba la e sta bilid ad d e la situ ació n y o rd enó a l os cin co p rincip ales ca udillos de la pe nínsul a q ue c umpli eran la o rden d e mu ert e co ntra e l aga re n o enam orad o. Co n h art o do lo r, pu es alg un o de ell os era íntim o a migo d el co nd enad o, tuvie ron qu e aca ta r l a or den d el Ca lifa y , re u ni énd ose en S evilla, so rpr endi ero n a A bd El Azz iz a quien a la n cea ron h asta matarl e. Des pué s envia ron su cabez a, a lc an fo rad a, a D am asco . P res ent ad a e n b and ej a de plata al Califa , és te tuv o la c ru eld ad d e pr eg unt ar a Mu za si l a reco no cía . El viej o gue rr ero , a stut o c haca l del d esie rt o, qu e ta nt a g lo ri a di o a l a G ra n A ra bi a y que de for ma ta n d ecis iva co ntribuy ó a la exp ans ió n d e la do ctrin a de Maho m a, co ntestó a firmati va ment e co n a lti vez . Y añ adi ó: ’La m ald ició n de Di os ca ig a so bre el ase s in o d e mi hij o, qu e va lía más qu e él’. Cast igo de Dios, di ce n l os histo ri ad o re s espa ño le s, que qui so as í sa ncio nar l as brut alid ades cometid as e n Es paña por Mu za ; m en g uad a re co mpensa , afi rm an l os hi stor ia d ore s ára- 16 1 bes, para l a di sti ng uida familia que tant os servicios prestó al imp eri o is lámico . P ero, parece que la m aldición de Muza contra el Califa ll egó al cie lo p or c uanto, andando el ti emp o, una sublevación int erior d epuso a los Ben-Omey a, familia re inante , y la t ota lidad de sus miembro s per ecieron asesinados a m anos de los Abassidas, a excepción de Abderramán I, genial y valeroso, a ud az e intelig ente , buen soldado y mejor p olítico , que pudo huir y, llamado por los moros notables de España, fue el fun dador del Emira to ind ependiente de Córdoba. Allá quedó el moro Muza , rumiand o a solas su desgracia y medit and o sobre la ingratitud human a, de la qu e tan sobe rana prueba había recibido. Y aquí, Egilona, gimiendo su de sv entu ra y llora ndo el perdido amor de Abd El Azz iz, a qu el loc o enamorado que la llamó Ommali sam ’la d e los lind os collares ’, y qu e se jugó la cabeza en una piru eta trági ca, en un ala rd e de desp reocupaci ón y valentía por el amor de la b ella cris tian a. ¡Qué auténtico romance pudo escribirse glosando los a m ores de Abd El Azziz , el ardiente hijo del d esie rto , y la beila Egilona , esbe lta, rubi a y de gra ndes ojos azu les, des cendiente de aquellos hercúle o s gue rreros del nort e 1 ¡Qué m agnífico r omance rimando el cariño de dos seres enamorados , que vieron cortado su idilio , por un d estin o fatal, cuando mayo r felicidad les prometí a’ Abd El Azziz Mu za, Gobernador de Espa ña. Todo un mundo por delante . Pal acios, riquezas, poderío ... Egi lo na ,j o ven , esbelt a, bell a .. . Todo propicio p ara el amor. Sin embargo ... ¡quién fu era capaz de conocer los insond able s desig nios de Dio s 1 1954 162 ÍNDICE 16 3 Present ació . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Pr ólo go . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 A mod o de a utobi og raf ía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 PO ESÍA Al go so bre poes ía .... ... .. .. ..... .... .. . .. ... . 27 l. Poesía re ligiosa Vir gen d el R emedio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 1 Tu mi rada . .... .... ... .. ........ ..... ..... 32 Api ád ate , S eñor , de mí . ... .. ... ... .... .... ... 33 ¿Qu é ha cernos , S eño r, de tu men saje ? ....... .... 3 4 V irge n d el R em edi o . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 5 B endi ce los hogare s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Lo s niño s que sufren ... . ... ...... ..... . . ... .. 37 Gra cia s, Señ or .. .. .. .. ... ..... ... ... .. ..... 38 D éj a m ela a mi la d o ... .. ... .. .... .. .. ... .... 41 Padr e m ío, ay údam e ...... ....... .... .... .. .. 4 3 Pen sand o q ue mi v oz ya no la ten go ... ....... ... 44 P or tu pur eza .... .... ... .. ... ... ... .. ... ... 4 5 L a va liosa co mpañ ía ..... .. .. .. · . . ... ... ... .. 4 6 Señ or mío, Jes ucri sto ... .... .. .. ... ... ... . ... 47 P or es os niñ os, Señ o r. .... .......... ...... .... 4 8 11. Poesía fes tiva A sí es la fi esta .. ..... ... ... .... ... ..... .... 53 E l embajad or . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 P or los rumbo s de la fies ta ..... .. . .......... .. 55 P ara Eva .. ... ... ... .. .. .. ... . ... ... .. .. .. 5 6 Lo s halc ones del desier to . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 L6 5 111. Poesía profana Tarde tri ste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 1 B elle za e inteli ge ncia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Mi prim er m aestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Vid a gr is . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 4 En la infan cia de mi s ni etos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Mi nieto, Pedro J esús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 U n co nse jo para mi ni eta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 P ara Adelit a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 P ara Inma cul ad a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1 Qu e Di os te ac omp añ e . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 P ara Nac ho y P epe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 U n co nse jo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 P ara A nge lin a, maes tra n acio nal . . . . . . . . . . . . . . . 76 An toñit a y Santi ago . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 E n la mu ert e de D ám aso , mi ami go . . . . . . . . . . . . 79 A Mari Ánge les . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Paisa je nat al . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Petr el, mi h onr ad a c una . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Adi ós a mi campo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Ale o y . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 El sufrid o campes ino 90 PRO SA l. Vida local y sociedad Algo sob re Petr el . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 P ró logo de la m em ori a de la reco nst ru cc ió n d e l t em plo parr oqui al . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 U n piso de m árm ol p ara la ig les ia .. ....... .. : . 10 1 El ej e mplo p erm an ent e ... ..... .............. 103 En t orn o al b arri o de ’ La Cru z’ ....... ... .. . . 105 O tra vez e l barri o de ’L a C ruz’ .. ..... ...... .. 107 S obr e e l bar rio de ’L a Cru z’ . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 ¿E l barri o de ’L a C ru z’ se a nex io na a E lda? 111 A lgo más so bre la fu sió n d e Eld a y Petre l (1 ) 11 3 166 Algo más sobre la fosión de Elda y Petrel (II) . . . . 117 Por respeto a la Constitución . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Reflej os (sobre el cine) .. ............ ..... .. 123 Unión Musical Petrelense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 11. Fiestas y tradiciones Una página de nuestra historia ... .... ... ...... ]29 Nuestra visión de las fiestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . I 31 De Covadonga a Granada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 Moros y Cristianos. El impacto sentimental ...... 137 No es una diversión cualquiera ........... ..... 139 La tradici ón no muere . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 La fiesta y la juventud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Th e B oñ ..... ..... ....... .......... ..... . 145 Y no es co ntra sentido .......... ....... .. .. .. 147 B oda s de plata ...... .... .. .. ... ..... .. .... 149 Novelda y el 22 de julio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151 Imborrable re cuerdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 S ax , en mi recu erdo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 Habland o de hi storia (Egilona y Abd el Azzi z) . . . . 159 1 67 EXCMO. AYUNTAMIENT O DE PETRER

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