La Rendició

Francisco Máñez lniesta , LA RENDICIO Edición preparada por Salvador Pavía 4 LA RENDICIÓ CONCEJALÍA DE CULTURA EXCMO AYUNTAMIENTO DE PETRER FRANCISCO MÁÑEZ INIESTA es, desd e ha ce más de treinta años, uno de los motores de r eactivació n cultural más potent es con los qu e c uenta Petrel. Allí donde apareciera una mínima llam a fo rmativ a, allí había es ta d o Pa co e ncendi endo la brasa y aventando el fuego. Por eso no es raro ver su nombre en la s ac tas de funda ció n d e mucha s in stitu cio n es : el Club de la Juventud , la Asociación Ciudadana y Cultural, el Aula de Cultura de la Uni ón de Festejo s ... En su pa so por l a dir ectiv a de l a Unión de Festejos quis o acen tu ar lo s rasg os de la Fiesta más purament e p et re l en ses. Es un l etraherido: h a sido re d ac to r d e los peri ódicos Vill a, Nuevo Ciudad, The Boñ, El Carre, ; El Feste, ; de las revistas Festa y tam bi én d e Moro s y Cristianos. Sus artículo s en esa s y en otras publicacio nes provincial es formarían un buen tomo. Su otra pasión es la fotografía. Él, e ntre otros , cre ó y dirigió el Foto Cine Club de Petrel. Ha rea liza do varia s p elí cula s de vídeo so bre la Fiesta y la hi sto ri a loca l; un o de ello s, Sinfonía Hispano -ára be, ob tuvo dipl oma en Berlín en 1992. Después del estreno de L a Rencli ció ha seguido escribiendo para e l teatro . Permane ce inédita su ada ptació n, a las fiestas de P etr el, d e la zarz uela M oros y Cristia nos , así como s u drama Saharauis y la escenificación de numero sas anéc do tas del médi co Antonio Payá. Ahora está plenam ente entregado a la r eco nstru cció n , tambi én para la esce na, de l o qu e pudo ser este pueblo en la época romana: Villa Petraria. Yo sé que Pac o Máñez, autodidacta, h omb re bu en o, tiene como el mayor de s us orgu llos hab er sido el amigo íntimo de Pa co M oll á, d e se r el alb acea de su obra litera ria. Francisco Máñez Iniesta LARENDICIÓ Edición preparada por Salvador Pavía MÁÑEZ IN [ES TA , F ran cisco La re ndi ció / Francisco Máñ ez lnies ta; [pr ólogo Salv ad or Pav ía Pa vía]. - Pe tre r: Ayu ntami ent o, D.L. A- 140 1- 1998. - 136 p .: il. ; 20 cm . -(M osa ic ; 4). I S BN: 84 -92 1556 -8-X I .P etr e r- Hi stor ia -S ig lo X lll !. Pav ía Pavía , Sa lva dor, pr. 11 .P etr er. Ayuntam ie n to , e d. 111 .Títu lo 82 1.13 4 .2 -24 ’19 ’: 946 .0 3 l .5 P etr er © F ra nc isco Máñ ez fnies ta A yunt am ie nto de Petr e r Fo tog rafí as: Heli odoro Co rbí , Cr uces-E rnes y Arc hi vo Mu nic ipa l. I.S. B.N .: 84 -92 1556-8- X De pós ito Leg al: A- 140 1- 199 8 Im pri me: Gráfi cas Ar enal , S . L. Petr er GRATITUD Son muchas las personas a las que va dedicado este tra bajo: En principio, a Pablo Navarro, Conchi Navarro y Pepe Medina, porque siempre confiaron en mí y creyeron desde el principio en el valor de La Rendició. A Santiago Payá, Gabriel Tortosa y Andrés Corcino, que prendieron la mecha de la ’Festa deis Capitans’. A Hipólito Navarro, que refunfuñó al descubrir un rey tan prosaico. A Paco Mollá, que no pudo evitar que se le escapasen unas lágrimas cuando leyó la escena que evoca su poema. A Mikel de Epalza , que me descubrió la triste historia de los moros perdedores. A mi admirado amigo, Salvador Pavía, que tan generosa mente me aprobó los textos y ahora, al cabo de tantos años, ha preparado con esmerado cariño esta edición. Al Excmo. Ayuntamiento de Petrer en las personas que s uc esivamente ocuparon la Concejalía de Cultura: Carlos Cortés , quien salvó La Rendi ció del provocado naufragio de la ’Festa deis Capitans’; Juan Conejero , que se desvivió para que la obra fuese representada completa; y José Miguel Payá, que vio coronado su esfuerzo con el magnífico estreno que de la obra realizó el grupo de teatro Arenal, dirigido por Ale jandro Guillén y Juan Miguel Reig. Mi gratitud también a José Migu el Payá por su ilusión y obstinación en imprimir el texto. 7 A la Caja de Crédito de Petrel, que tan amorosamente abrigó , con su apoyo, a la recién nacida ’Festa deis Capitans’ y con ella a ’La Rendició’. A Juan Ramón García , por su profesionalidad y desvelos demostrados, procurando el éxito de esta edición. Al Gabinete de Normalización Lingüística de la Univer sidad de Alicante por su rigurosa y acertada adaptación al valenciano del texto teatral. A todos mi agradecimiento y afecto, pero en especial a Antonio Espinosa, el amigo que se empeñó en convencerme y enseñarme, cuando éramos casi niños, que yo, que tan sólo sabía de zapatos, también podría ser redactor del periódico Villa . Gracias eternas, Antonio, por haberme descubierto este mundo tan hermoso de la cultura que tanto me ayuda a sobrevivir en medio de nuestras miserias humanas . 8 DOS PALABRAS TAN SÓLO Como no podí a ser menos, ta mbi én ese do min go llov ió e n Pe tre l. N o po rque fu era domin go o porqu e fu era no vi emb re s in o po rque era e l día de la M edi a F ies ta , la m añ an a en l a qu e un os a rrogante s ca pita n es dec idi ero n subir l a Fies ta al cas ti ]l o di sp arando al ala rd o. Y , c laro, ya se sabe: e n cuant o e l cie l o de Petr el hu ele los arca buzazos de moro s y c risti an os ya t e n em os e l diluvi o prego nánd olo e n las c uatro esq uinas del m und o. Ya p ued e ser mayo, no viembre o el m es que está po r in vent ar. Di cen l os de Petr el q ue es porqu e la pólvora de s us a rca buces, ta nta y t an p ote nte, lleg a a ro mp er e l sé ptim o velo d el cie lo, a llí d ond e se c rea n l os mares del firm am ento. Y e so n o lo c onsig uen l os moros ni cri stian os de cu alqui er otro lu ga r. El caso e s qu e aq uel do min go de no vie mbr e de 1982 , jun to a las a lmen as que c ho rre aban llu via y s ig los , Santi ago P ayá V illap la n a es ta b a hac iend o histo ria mi entra s tirit ab a de frío ba jo e l parag uas que a pen as le lib raba del ch aparr ón d e ag uani eve. A su alr eded or, unos c uant os fes te ro s ’ has ta la mu ert e por co nge lac ió n ’ esc uch ab an imp ávid os, ves tid os co n ropa de ca lle y só lo c ubi ert os co n el go rri_t o de g uerra , el acta e n la qu e e l rey don Jaim e no tifi ca la capitul ació n d e P etre l. Era la lec tur a d e un fr agment o de la C ró nica o Llib re d eis F eits de l rei En Jaume , pero en e se moment o Santi ago e staba leye ndo ta mbi én el acta fundaci onal d e un h echo qu e p asaría a fo rmar part e ese nc ia l de la Fi esta: la esce nificac ió n d e la to ma del cas tillo de Pe tre l por el R ey C onqui sta do r. Ese d o min go llu vio so esta b a dánd ose, a un sin saberl o los acto res , l a prim era repres entació n de l a obra qu e todav ía no hab ía e mp ezado a esc ribir Paco Máñez . ¿Qu é hab ía s uce did o? 9 Por esas fechas, algunos capitan es de la Fiesta querían a lgo más y algo nuevo . Si ya existía el Día de las Band eras, ¿por qué no una ’Festa dels Capitans’? ¿P or qué no h acerla ju sto e n la mit ad d el ti em po qu e ha de tra nscurrir d esde e l último viva a san Bonifacio hasta el primer estallido de la Fiesta sig uient e? -’S e celebrará el tercer domingo de n ov iem bre’, determinan tr es presidentes de comparsa: Gabriel Torto sa, Andrés Corcino y Santia go Payá. ¿Q ué se puede hacer? -’ Que nos lo diga Paco Máñez, que él sabe much o de la hi sto ri a de Pet re l’. Y Paco, e n una intuici ón ge nial, les da el text o de la Crónica de 1265 en el que se cuen ta la visita que do s moro s de Bitrir hicieron al rey Jaime I cuando éste puso ce rco al castillo. Se habían sublev ado sus habit antes contra su señor Jofre d e Loai sa; estaban hartos de é l y d el r ey Alfonso de Castilla y querían r endir se al rey ara go nés s i és te res pet aba los pacto s que aquell os no respetaron. Don Jaime podía ser un irreprimible mujeri ego y un aventu rero aud az, pero era ta mbi én un hombr e de honor : había e ntrad o en zona sometida a Castilla para pacificar a los moro s que se habí an r eb elado contra Alfonso, su yerno. No podía quedar se con las tierr as que no l e pert en ecía n y no lo hizo. Se conformó con levantar su estandarte en las almenas y devolverl e el pueblo, pacificad o, al rey castellano. Y eso , grac ias a una serie de circun stan cia s y a l¡i feliz intuición de Máñe z, se estaba leyendo -y reviviendo-, tam bién en un día gri s de nov iembr e, setecie nto s di ec is ie te años después de lo ocurrido entonces. Nada más dice la crónica. Pero es suficient e para leva ntar un mundo, para res ucit ar una época. Es sufi cie nt e s i se tien e el amor qu e sient e Pa co por Petrel, si se posee la mi sma e ntrega a unos ideal es, si se nace con la se nsibilidad nece saria para edifi car un su eño . Al poco tiempo de a quella rememoración bajo la lluvia, Paco ya h abí a escrito la dramati zación d el ac ta capitular y se la pre se ntó a la Junta Central de F iestas , pr esidida por Enriqu e Navarro Quiles. Ésta aceptó el generoso rega lo y lo puso en man os del grup o de teatro Arenal. Alejandro Guillén n o per10 dió el tiempo y preparó el texto para una representación bre ve en los adarves del castillo. Lo abreviaba, previsor, por si acaso la lluvia o el frío metían excesiva prisa a los actores o les dejaban sin espectadores . Lo cierto es que Alejandro metió el corte pero dejó la confección. Y así, en noviembre de 1983, se representó por primera vez en la explanada del castillo lo que hoy es el tercer acto de La Rendició. Dos años tardó Paco en acabar los dos primeros actos de su obra. El empuje final tenía que producirse precisamente en unas condiciones tan adversas como lo fueron el cierre de la empresa donde trabajaba . Pero aquel tiempo fue fructífero para el ensueño, y el 9 de marzo de 1985 puso el ’telón’ final sobre los vivas al Rey Conquistador en su triunfal marcha hacia la fortaleza. Han pasado demasiados años desde la primera y frag mentaria escenificación de 1983. Aquello era un acto que tenía un sentido dentro de la ya imprescindible ’Festa deis Capitans’; pero era necesario que la obra en su totalidad pudiera ser escenificada y conocida por todo el pueblo al que v a dirigida. Que todos los testeros y quienes viven la Fiesta desde fuera juzgaran si ha de constituir carne de la carne de la propia Fiesta, como algo consustancial con ella , como el· olor de la pólvora, como el sonido de los timbales, como el garbo de las abanderadas . A mí esto es lo que más me apa siona: ver cómo la Fiesta de Moros y Cristianos de Petrel permanece fiel a sus raíces mientras va incorporando -y haciendo tradición -elementos nuevos cada año. Por eso, cuando asistí al triunfo clamoroso de la escenifi cación completa en la noche del 22 de noviembre de 1997 , cuando diez minutos de aplausos ensordecedores premiaron la labor del grupo Arenal y pidieron la presencia en el esce nario del autor, pensé que desde ese momento La Rendició, completa en sus tres actos, sería ya un elemento inamovible de la Fiesta. Lo de meno s era lo que podía tener la obra de d ébil construcción de los personaje s, de irregularidad de su lenguaje escénico, de ausencia de tensión dramática, d e 11 didactismo escolar, de ... Todo eso no importa. Lo que impor ta en La Rendició es que está hecha con la misma sangre, tie ne la misma médula que los demás elementos de la Fiesta; mejor dicho, esta escenificación es el fundamento que los ali menta a todos. Y eso es lo que saben muy bien todos los que dirigen la Fiesta. Me enorgullece que este hito de futuro lo haya levantado un amigo mío, un amigo-hermano de la calidad humana de Paco Máñez . Le agradezco que me haya llamado para cola borar con Juan Ramón García Azorín en la edición de su obra teatral; yo sólo he supervisado el texto en castellano , que ya previamente había trabajado Juan Ramón tanto o más de lo que lo había hecho con el texto en valenciano, junto a M.’ Carmen Chico. Pero le agradezco sobre todo a Paco que nos haya regalado su sueño. Mañana, cuando quienes ahora lee mos este libro no seamos ya ni terrones polvorientos , este sueño de Paco seguirá levantado en el centro de la Fiesta como un canto de amor. Tal ve2: poco más se sepa entonces de la llegada de Jaime I a Petrel de lo que hoy se sabe y qui zás sigan los historiadores buscando en el viento la respues ta a tantas preguntas, pero quienes aquí vivan la Fiesta habrán hecho de este sueño de Paco pura realidad viva. Y seguirá impetuosa la rebeldía contra la injusticia y la opre sión, el afán por la tolerancia, la necesidad de la belleza, el ansia de eternidad que simbolizan sus personajes. No impor tará que no estén en los libros de historia ni Blanca ni los vie jos musulmanes que rindieron la medina de Bitrir al Rey Conquistador; ni siguiera importarán demasiado las hazañas de ese rey . Sin embargo, cada noviembre -o cada mayo todos estos seres resucitarán de entre los muertos p ara vivir plena y exclusivamente la existencia que hoy les ha dado Paco. Y cuando los espectadores vean la obra o cualquier lector abra este libro, tendrán en sus ojos y en sus manos, también palpitante , el alma de su creador. Salvador Pavía 12 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA 13 ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA LLEGADA DE JAIME I A PETRER Se ha di ch o qu e s i hay a lg ún pu ebl o e n el mund o qu e no co no ce s u p ropi a histori a es e l es pañol. En Es paña, l a hi sto ri a y la l ey end a han camin ad o s ie mpr e in sepa rable s y r evu el t as . Torr es Fo ntes , aut or d e la o bra L a reconqu is ta de M urcia e n 1 266 , inicia s u in vestigac ió n acla rand o qu e ’ no se sa be mu cho d e este aco ntecimi ent o de ta nt a tra nsce nden cia; ig ual m ent e dej a mu cho qu e desea r lo po co que se sa be de todo c uan to se re lac iona c on las vicis itud es po r las q ue atra vesó e l r e in o de Mur cia e n lo s añ os 126 4-1 266 y la labor con quista d o ra d e cas te ll an os y arago neses’. P arti end o de es ta e vident e premi sa, co nsti tu y e un r eto p ara el n eófito qu e pr ete n da bucea r en ese es trato o scuro que co nfi gur ó la nu ev a partid a de los destin os de es tas tierr as y d e s us ge ntes del sig lo X III. D el lib ro de C ró ni cas de Ja im e 1 sabe m os e n sínt esis lo oc urrido en es ta v illa lo s días 18 y 19 d e no vi embre d e 12 65 , y si bien l a co nqui sta d e Murci a fu e un p aseo milita r, aquí , Jaim e I, para co nseg uir su p ropós ito , tu vo que negoc ia r l a r e ndi ció n d e los sa rracenos e n dos ses io nes debid o a la te r qu ed ad d e amb os. Pero , ap art e de es to, ¿qu é sa bemo s m ás?, ¿ qu é c ircun sta ncias g ravit aro n en torn o al rey de C astill a y l os s arrac en os para ini cia r l a insurre cció n d e 1264 ?, ¿ qu é sa bemo s de a quellos mu sulm an es del anti guo Bitrir p ert en e c ie nte al r ein o mu sulm án d e Mur cia ? D es de e l añ o 7 11 a 14 92 sabido es que e l poder p olíti co fu e pasa ndo le nt am ent e de m an os mu su lm an as a c risti an as . La may o rí a de los penin sul ares -a band onab an el cri sti ani sm o para co nver tirse a l Isla m y lu ego vo lvía n al cri st ia ni sm o. 1 5 Histo riad ores brit ánic os señala n qu e las ge ntes carecían d e int erés por l a reco nqui sta, tenían r elac io nes a mistosas co n los mu sulm anes y se mos tra ban h ostil es y traidore s co n su s co rreli gio nari os. C uand o a taca ban a los musulm anes, iban t r as e l rob o del ga nad o, de fin cas y otras riquezas y, a unque p eleaba n en n ombr e de Dio s, eran a m enudo cru eles y a le v o sos. Cuando esta ban en p az co n los mu sulm an es, los reyes c ris tian os luch ab an entr e sí y con su s no bl es. P ero p arta m os de un punto concre to para otea r los ac onte c imient os que tu vieron que ver con el r ein o mu sulm án d e Mur cia . Es e l mom ent o e n qu e la dec ad encia almoh ade es e vi d ent e y la pr es ió n de F ernand o IJI es cada vez más fuert e e n l as fr ontera s -mu sulm an as . C om o c onsecuenci a de ell o y a s u· v ez, debid o a que los des tino s de lo s mu sulm an es es ta ban en m an os del cali fa que go bernab a en M arr ak ec h, con sid eran l a inu tilid ad d el m and o y decid en vol ver a un gobiern o propi o qu e a te ndi ese s us ne ces idad es y para ra e l avan ce cristian o. L a reacc ión anti- alm ohad e es ta ll ó e n juni o dé 12 2 8 des de e l cas tillo de Ri co te, a lzá nd ose como ca udillo un d escen di ente d e los a ntiguo s re y es musulm an es de Zara goza, Ibn Hud , el cu al am pli ó s us domini os a to da la Españ a musul m an a. Ant e es te nu evo peli gro qu e s upo nía l a re unifi cac ió n d e a l-Ánd alu s, e l rey Fe rnando III activ ó s u luch a y en tan só lo dos a ños la nue va inicia ti va s uc umbí a. Ases inatos , intri gas, ven ga nza s, co nvul siona ron el r ein o de Murcia , d o nd e e l p oder ejec uti vo era ta n cambi ant e co m o v ulnerabl e y anár qui co. E l r espland or d e a l-Án dalus ago niza ba ant e la gra n n oc he acec hant e e incier ta. Cór do b a se e ntrega ba sin lu ch a a Fe rnand o III , des pu és de qu e es te to m ara B aeza, Ú bed a y Andújar. En 1 24 3, un grup o de jin etes , si le nc iosos y c abizba jos, se di rige n raudo s a Toled o e n bu sca de un jo ven prín cipe ll a m ad o Al fonso . L as es peran zas se hab ía n de svanec ido y m an t e n er l a lu ch a era va no. Era e l mom en to de n egoc ia r. El pr ín c ipe Alfonso , co n su s ve intid ós años y su afá n d e triun fo, p od ría se r vá lid o co mo int erl oc utor co n C astill a, reg ida po r 16 su padre Fernando III. Ante él se le propuso la so beranía d el r e ino de Murcia y las condiciones que soli citaban . El her e dero de Castilla aceptó la propuesta y acordaron reunirse nuevamente en Alcaraz para fijar definitivamente la s po si ciones. Informado el rey y con instruccione s preci sas, el infante Alfonso acudió a Alcaraz dispuesto a firmar el pacto con los musulmane s del reino d e Murcia a cuyo frente de l a delegación iba Ahmed, hijo de Ibn Hud. Si bien el documen to no ha sido h allado , por los datos que proporcionan otras crónicas del momento, en el docum ento firmado en Alcaraz constaría que Castilla se quedaría con la mitad de las rentas del reino de Murcia y la tenenci a de lo s principales castillos del reino; recibiría de los musulmanes apoyo militar en el caso de que entrara en guerra y había de cesar toda nego ciación musulmana con el exterior sin conocimiento de Cas tilla. A cambio, los musulmane s tendrían protección militar, se respetarían sus títulos, propiedades , religión, institucione s, lengua, usos, costumbres y cuanto significara la continuidad de su pacífico vivir. Cuando Ahmed dejó la pluma sobre la mesa, el reino d e Murcia terminab a de comprar la paz y el protectorado de Cas tilla. En ese preciso momento se habían convertido en mudé jares , renunciando a su libertad y soberanía. Habían pagado un precio alto pero a cambio habían salvaguardado su identi dad y su fe . Podrí an seguir gobernándose a sí mismos, acuñar moneda , mantener su ejército . A pesar de ello, no todos lo s arraeces del reino de Murcia prometieron obedecer los pactos y parte de la población , herida en su orgullo, hizo caso omiso y siguió , como pudo, re sis tiéndo se a la ocupación castellana . En 1252 las campanas de todas las catedrales cristianas tocaban a muerto y desde los altares se entonaba el réquiem por Fernando III. El orbe cristiano le concedería para la pos teridad el don de ser canonizado , ’porque nadie como él tuvo una idea tan reli giosa d e la re conqui sta’. El príncipe Alfon so es coronado como rey de Castilla, Asturias y León. Es el año 1257 . l7 El rey Alfonso , desde el inicio de su reinado, tuvo pro blemas económicos que se pusieron de manifiesto en la Asamblea Parlamentaria de Sevilla el mismo año de su coronación . La Asamblea aprobó normas económicas res tringiendo los gastos de la corte real. Se exigía un nuevo comportamiento económico más austero. So lamente al rey se le permitía vestir de gra na, seda o gasa, con la excepción de caballeros recién ordenados y novios. Se establecieron normas para la vest imenta de los miembros de la corte, clé rigos y amanuenses . No fue suficiente y posteriormente hubo que atajar la glot onería de la corte, indi cando que sólo se podrían servir en cada comida dos plat os de carne y dos de pescado. También las celebraciones serían restringidas. A pesar de las medidas extraordinarias los gastos crecían y fue e l mismo Jofre de Loaisa quien explicó lo que estaba ocu rriendo: ’ E l rey incurría en gastos increíbles, sobre todo debido a sus aspiraciones imperiales, y tuvo que exigir ser vicios a los hombr es de su reino e importantes tributos desa costumbrados ’. Pero lo que temían los arraeces que estuvieron en desa cuerdo con los pactos suc edió : Casti lla no cumpliría los pac tos. Los pactos fueron un ardid para mantenerlos quietos mientras se culminaban otras campañas. La entron izac ión de Alfonso como rey fue nefasta para los musulmanes murcia nos. El nuevo rey empezó a desligarse de los pactos con su política de caste llan ización y repoblación del territorio mur ciano. Pero existía una figura agravante que le recordaba al rey Alfo nso e l pacto de Alcaraz . Éste era e l rey de Murcia . A lfonso, otorgándose atribuciones que no le correspondían, sustituyó al rey y nombró a otro hudilla que pudiera manejar mejor. También nombró señoríos del mjsmo modo, entre e ll os a Jofre de Loaisa, señor de Petrer. Se habían destapado las cartas. El rey Alfonso se mostra ba implacab le. A hora se tf:mía lo peor. La presión fisca l comenzaba a asfix iarles y comenzó la huida hacia Granada. C iertamente a lo s musulmanes murciano s no les quedaba 18 otra posibilidad que recurrir a Abu Al-Ahmar de Granada, pero ell o s upond ría continuar con el enfrentamiento con Cas tilla; de nuevo la gue rra s in espera nza. Alguien propuso rec u. rrir al Sumo Pontífice de la cristiandad pensando que era la úni ca fuerza ca paz de contrarr estar las inju stici as del sobera no caste llano, obligándole a respetar el pacto firmado en Alcaraz. Todo fue en vano. La insurr ecc ió n era incontenible y se co ntab a con el apoyo de Gran ada . Pero Granada, a pesar de contar con refuerzos africanos , temió vers e aplastada por las tropas castellanas y optó por pedir una tregua, con la pro me sa de no ayudar a lo s reb elde s de Murcia , e incluso pres tar su cooperación armada para re integrar el t erritorio mur c iano a la corona de Castilla . Lo s sa rracen os murci ano s era n a bandon ado s a su suerte por el rey d e Granad a de spué s de hab erle s incit ado a rebelarse contra Castilla. A los sa rrace nos ya no l es quedab a m ás opción que con tinuar con la insurrección iniciad a en 1264 que , junt o con la andaluza, hizo arder el sure ste de la península. El rey Alfon so, impotente , pidi ó ayuda por mediación de su mujer a su s uegro, el rey Jaime I de Aragón . Mientras todo esto ocurría, en la medina de Bitrir, que es como los musulman es pro nunciab an Petrer , su s habit an tes también se suble varo n contra el representante del rey Alfon so, pues esta población también pertenecía al re in o de Murcia. Bitrir era una medina (pueblo) musulman a con todas las características propias. Tenía su fortaleza enclavada en un punto alto para poder comunic arse co n otros pueblos ante s itua cion es peligr osas ( de día utili zaba n el hum o y de noc he e l resplandor del fuego). La fortaleza y la med ina es taba n protegidas por grande s mur all as que la ci rc und aban; también tenía su m ezqu ita, do nde lo s mu sulm ane s o rab an y esc uc h a ban el ser món tod os los viernes, y muy cerca de ell a los baños donde purificarse. Tampoco faltaba en Bitrir el zoco o mer cado donde transc urría l a actividad comercial y, ap arta do s del núcleo de la población, estaban situ ados los a lfar es. 19 Los habitantes de Bitrir también corrieron la misma suer te que su s hermanos musulmane s del reino de Murcia, pues Jofre de Loaisa y sus hombres, siguiendo la misma política que todo s los mandatarios a las órdenes del rey Alfonso, violentaron los derechos de los árabes y motivaron su suble vación. Así estaban las cosas cuando el rey Jaime I inicia desde Bi ar, pueblo fronterizo del reino de Valencia, la campaña de Murcia. El día 18 de noviembre del año 1265 instaló su cam pamento en las afueras de Petrer. Desde allí hace llamar y recibe a lo s musulmanes de Elda, que le prometen rendirs e al infante D . Juan Manuel a cambio de que el ejército no entre en la población. También recib e a dos sarracenos viejos de Bitrir y, tras una densa negociación, establece los pactos y la rendición. A la mañana siguiente, día 19 de noviembre , el rey entró con sus caballeros en la población e hizo subir su estan darte al castillo, restableciéndose la paz . Una vez conquistado todo el reino de Murcia con la ayu da de Jaime I, la política del rey Alfonso volvió a endurecer se, s iendo a partir del año 1266 cuando se inició la etapa defi nitiva de imposición de la cultura cristiana sobre la musul mana . Nuevament e la de sesperación se iba acrecentando ante el incumplimiento de los pactos , lo que determinó que mucho s musulmanes decidieran exiliarse al reino nazarita de Granada (último reino musulmán de España); otros prefirie ron abandonar la península para siempre , presintiendo la expulsión definitiva que llegaría en el año 1609. * * * * * La Rendi ció está basada fundamentalmente en la Crónica o Llibr e dels Feits, de Jaime I (Ediciones 62, Barcelona, 1982) en todo cuanto se refiere a la capitulación del pueblo de Petrer. Para los aspectos biográficos del rey don Jaime, me sirvo de los aportados por el historiador Ferran Soldevilla (Jaume I 20 el Conqueridor, Aedos, Barcelona, 1969 ). Me he valido también de la s investigaciones de Juan M . del Esta] (’Ali cante en el contexto expansionista de Jaime I el Conquista dor’ en Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, nº 19 , Alicante , 1976) , A . Ramos Folqués (’’.La reconquista de Elche por don Jaime I de Aragón’ , mi sma publicación ante rior) y Fernando Galiana (’Jacme el Conqueridor pare y fundador de un regne ’, ídem). Igualmente, me han sido de gran utilidad los trabajos sobre la dominación musulmana en España de los historiadores Henri Perés (Esplendor de al Andalus , Hiperión, Madrid , 1983) , Claudio Sánchez Albor noz (La España musulmana, Espasa-Calpe, Madrid, 1982) y Margarita la Chica (Historia _ de al-Andalus, Universidad de Alicante , 1984) . Lo s nombre s de lo s caballeros que acompañan a don Jai me constan en la crónica real como participantes en la cam paña de Murcia , lo que puede hacer verosímil su interven c ión en la rendición de Petrer, aunque los caracteres que se le s atribuye en la obra es sólo responsabilidad mía . Junto a ellos he situado al caballero Raimundo de Montoliu , nombre de un p ersonaje histórico petrerense que, aunque no del momento de los hecho s, he querido así rescatarlo del olvido. Lo s aspec tos referentes al señor del castillo de Petrer están extraídos de la Crónica de Jofre de Loaisa , de A. Ubie to ; se ignora la suerte del caballero cristiano durante la s ublevación sarracena, por lo que ha de considerarse mera ficción dramática su pres encia en esce na como cautivo. Finalmente , el poema que se recita en la obra es el titula do ’El Cid es de oro viejo’ y pertenece al poeta petrerense Franci sco Moll á Mont esino s. Lo incluyo en la dramati zación como homenaje al poeta que mejor ha cantado el paisaje de Petrer , tan presente y remarcado en esta obra. Francisco Máñ ez Inie sta 21 TEXTO TEATRAL 23 Qtrónica hcl rey 3Jaimc l Escribe e l rey Jaime I: ’i.E nvié un mensajero a Pettei ; (pueblo) que jofre había perdido . Enseguida vinieron a verme dos de los ancianos y un judío que ya vivía allí en tiempos de jofr e y a l que los moros no le habí an causado daño alguno. Hablamo s y y o les pedí que me entre garan el castillo para devolverlo a jofre, asegurán doles que haría que cumpliesen los pactos que tuviesen con ellos el rey de Casti lla y jofre . Me res pondieron que se habían re belado por los malos tra tos que habían reci bido y que yo les habría de jurar que retendría el castillo para mí, ya que ellos temían mucho a jofre. Les respondí que me encar garía de todo y que ajofi ·e le haría cumplir sus com promisos antes de entregarle el castillo , p ero que no esta ría bien que yo, que había venido en ayuda del rey de Castilla , me apropiara de sus castillos en vez de devolv érselos. Entonces me dijeron que lo discutirían en tre ellos para llegar a un acuerdo, y que me contes ta rían al anochecer Volvieron cerca de la puesta de sol y me dijeron que, ya que así to- quería, obrarían según mi voluntad A la maíiana siguiente salí con mis caballeros, y mandé a los hombre de Jofre que izaran nuestro estan darte en el castillo que yo, en ese mom ento, les devol vía’. 25 REPARTO Rey Jaime I Doña Blanca Doña Constanza Obispo Arnaldo de Gorb Judío Astruc de Bonsenyor Caballero Bernardo Arnau de Anglesol a Caballero Jimeno de Urrea C aballero Arta! de Luna Caballero Gallerán de Pinós Caballero Bernardo d e Vilanova Caballero Raimundo de Montoliu Alcaide Jofre de Loai sa Sarraceno de Petrer 1 º Sarraceno de Petrer 2º Sarraceno de Elda 1 º Sarraceno de Elda 2º Mensajero Fraile Soldado 1 º So ldado tamborilero Dama s de la corte cristianas , musulmana s, so ldado s cristianos y soldados musulman es. 26 PRIMER ACTO Es el día 18 de novi embr e de 1265. A las afueras del pueblo de Petrer se está terminando de instalar el campam ento del rey Jaime l. Se abre el telón y aparece el interior de la tienda real en la que unos soldados están terminando d e situar un altar de madera. Hay o tra mesa lar ga con sus correspondi ent es asientos y a un extre mo está el t empl ete r eal con e l sillón d el rey. En escena se enc uentran varios soldados, las damas Blan ca y Con stan za y e l ca ball ero B ernard o Arnau . Las mujer es está n atareadas con el arreglo de la ti enda y el caballero orde nand o do cument os. Blan ca está cant urreando alegre mente mientra s jue ga con los caballero s. ESCENA I BERNARDO. -¡Por Dios , Blanc a’ Deponed t anto jol gorio. Dej aos de bromas y pre stad más atención. ¡Qué locu ra, Dio s mío! (Salen los soldados.) CONSTANZA. -¡Vamo s, ya hab éis oído al caballero Ber nardo! Dejad de canturrear, que en cuanto percibís que se acerca nuestro señor don Jaime p arece qu e se os a ltera la sang re y r ev oloteái s como una maripo sa loca. BERNARDO. -¡Juventud, juventud! Sois como un caballo de sb ocado a l que hay qu e sujeta r las rienda s para 27 poder contenerlo. El paso de los años y la acide z de la vida sacarán vuestro ímpetu; que no parec éis mujer corno las demá s ... (Entra en escena el jov en caballero Jimeno, que ha escuc hado la conv ersación.) JIMENO. - (Cortan.do a Bernardo.) ¡Pardiez’ Parece que os divierte meteros con Blanca. ¿Y qué de bueno puede tener aplacar el ímp etu d e la juventud ? ¿Acaso la vida no es más hermosa y fecunda cuando la armonizamos con la ilusión y la alegría? ¿Acaso Blanca no se une m ás así con la madre n aturale za, con su dulzura, su naturalidad? La grandeza de su espíritu y su esponta neidad es el canto más bello que el alma humana es capaz de evocar. Diría qu e ambos tenéis envidia de lo que ell a representa ; de lo que nunca ya podréis tener ... CONSTANZA .-¡Miradlo! ¡Con qué pasión defiende a Blan ca! Soi s los dos igu ales de majaderos ; si de mí depen di ese , ya os diría yo a vosotros ... Más disciplina debe ríais haber recibido . JIMENO. -¡Bien e s cierto, doña Constanza! Blanca y yo en algo nos asemejamos. Pues ta mbién desde mi juven tud prefiero entonar la canción de la vida y el amor; y tomo d e mi rey don Jaim e su ej e mplo . Creedme que me encantaría parecerme a él, pues el honor y el amor han sid o la pasi ón d e su vida. BLANCA. -Enjuiciáis bien la vida de nuestro rey, Jirn eno. Pue s cantan los juglare s que su vida ha s ido un festín de amor , a pesar d e la rud eza de su educación. Todos sa bemo s que siend o muy niño fue educado e in struido por los monje s templari os en el castillo de Monzón. Su mae stro , Guillén de Montreau , lo som etió a un a férr ea disc iplin a cuando aprendía el arte de la política y los principio s reli gio sos. Mayor educaci ón no pudo 28 1:eca bar su persona y, en camb io, todos conocemos cómo ha sido su vida y las reprimendas del obispo Arnau de Gorb sobre s us amo res. Como veis, Cons tanza , hay mucha diferencia entre lo que a uno le ense ñan y luego se aprende. BERNARDO .-Pensad, Blanca, que el h ombre también toma act itud es y co nceptos equivocados ... y e l pecado siempre nos acompaña. JIM ENO.- Efec tivame nte, Bernardo , de es·o simp lement e se trata. ¿No os habéis preguntado alg una vez si el co n cepto que sobre el amor tenéis está en co ntraposic ió n con la natur aleza del hombr e? ¿No habéis pensado que , acaso tal vez , los pecados naturales del homb re sea n legítim os? BERNARDO .-¡Por Dios , Jimeno de Urrea! No seáis maja dero; no sabéis lo que decís. CONSTANZA .-¡Valiente bellaco 1 Más valiera que pasarais más tiempo practicando la orac ión, e n vez de pensar tantas sandeces . Que sois caba llero y cristiano, y ello os exige mucho. Guardaos de hacer comentarios de esta índo le delante del señor obispo, porque seguro que os metería en el infierno. JIMENO. -(Riéndose.) Por supu esto que soy caballero, doña Constanza, y lo mío me ha costado , no creáis. Pues no e n balde nue stro señor, e l rey , d epos itó en mí su am is tad y confianza, a pesar de ser un joven bellaco como vos decís de mí; y no digamos lo que le encanta con versar co nmigo ... Si yo os contara de sus pensamien tos íntimos , de las perturbaciones de su alma , de sus ansias, de sus amores secretos ... CONSTANZA. -(Intrigada .) ¡Contad, Ji meno, co ntad ... 1 JIMENO. -¡Por Dios , señora, que soy caballero! Y si al obis po d e Gerona , Berenguer de Castellbisbal, don Jaime 29 le hizo cortar la lengua por contar una confesión suya so bre Teresa Gil, a mí me de strozaría. BLANCA. -¡Call ad , Jim eno! ¡Y a está bienl Que nue stro s amigos no os comprenden y os van a interpretar mal, pue s grand e es el mundo y anchos los cielos para que sólo quepan unos pocos conceptos. Acordaos que estamos en campaña y aquí lo que debe de prevalecer es la guerra y su b en eficio. Hablar de amor y de senti miento s hum ano s está de más .. . (En. vo z baja.) si no es en presencia de nue stro señor. (Sale.) BERNARDO .-Efectivamente, señora. Basta de comentarios y aligeremos la tarea, que el rey pronto llegará y para entonce s su tienda deberá estar lista. Decidme , Jime no , ¿c uándo partieron hacia Elda y Petrer el judío Astruc y lo s negociadore s? JIMENO. -Salieron al llegar la primera expedición y espera mos que regresen para informar al rey antes del atar decer. (Entra un. soldado y se diri ge a B ernardo .) SOLDADO. -¡Señor! El grueso del ejército está llegando al campamento . BERNARDO. -¡Bien, avisad a la guardia para su recibi miento ! (Sale el soldado.) BERNARDO. -¡Jimeno , acompañadme! Dispongámono s a recibir al rey ; y vo s, doñ a Constanza, ocupao s de su acomodación. (Salen todos.) 30 ESCENA II (En el interior de la tienda todo está dispuesto. Entran el obispo y el ca ballero don Arta[ de Luna .) OBISPO.- Os encuentro preocupado,. don Arta!, y aparente mente no veo motivo. Decidme: ¿qué motiva vuestra trist eza? ¿ Qué os sucede? ARTAL.- Excelencia, desde que hemos salido de Sax el recu erdo de don Arta! de Alagón embarga mi alma . Hace ya veintiséis años que allí perdió su vida cuan do , junto con el vizconde de Cardona y su ejército, realizaron l a primera incursión en este reino. Tal vez s u muerte fue innecesaria entonces . .. Si se hubiese dispue sto mejor la estrategia del asedio, quizás el éxi to hubi ese coronado aquella misión. OBISPO .-Fueron unos valientes que no temieron la muerte, y ahí en Sax quedó bien demostrado. Nuestra causa a veces impon e grandes sacrificio s que sólo se pueden comprender bajo la grac ia de la fe. ARTAL.- ¡Pero entonces no fue el momento propicio! Es una locura iniciar un asedio solamente con el impulso de la fe. OBISPO .-¡No olvidéis que todos los sacrificios serán recompen sados! Cuando los sarracenos estén someti dos y cristianizados ... ARTAL. - (Cortándole la palabra.) Vos sabéi s que nuestro rey no quiere que se cristianice a nadie por la fuerza y, como él, tampoco el rey Alfonso. Ambos coinciden en que los almohades sigan con sus costumbres y su reli gión , y de sea n la prosperidad y la paz para ellos des pués de la conqui sta. ¡Bien sabe Dios que deseo que así suce da y cese ya tanta barbarie! 31 OBISPO.-Sabréis que el rey Alfonso ha intentado varias vec es pasar a África para conquistar los reinos musul manes . .. ARTAL. -Posiblemente esta lucha no cese nunca , aunque bien es cierto que yo me encuentro cansado de ella. La guerra santa no acabará hasta que los sarracenos sean expulsados de estas tierras. Éste será el resultado final por má s tiempo que transcurra, pues, como ha ocurri do aquí en Petrer, lo s cristianos no soportan a los ára bes, sobre todo si éstos tienen condiciones para poder exigir sus derechos ... ¡Dios mío! ¿Por qué existe den tro de nosotros este afán desmesurado por conseguir nueva s conquistas a costa de tanto llanto? OBISPO .- Arta!, Arta!. .. , no prosigáis con vuestras vaci laciones que a nada os conducirán. Pensad que los sarracenos, ante la pasividad del pueblo, hace qui nientos años también conquistaron estas tierras. ARTAL.- Sí, pero entonces el estado de descomposición en que se hallaba el reino visigodo y las largas luchas internas provocaron que amplios sectores de la pobla ción ayudaran a los sa rracenos , pues consideraban a los visigodos como un yugo demasiado opresivo. Sabréis que fue el conde don Julián quien incitó a los árabes a conquistar el reino de al-Ándalus cuando decidió vengar el honor de su hija, manchado por el rey don Rodrigo. Impulsado por su s ansias de revan cha llegó a la traición , facilitando la entrada de la pri mera expedición a las órdenes del bereber Tarik, mas, luego, la primera medida que el poder musulmán adoptó fue despojar a los grandes propietarios de ori gen visigodo y entregar la tierra a quiene s la traba jaban como siervos; por ello, cuando se llamó a la lucha contra los musulmanes , apenas hubo gente del pueblo que alzara sus armas contra ellos, llegando a 32 conseg uir p osteri orm ent e qu e e l ca lifat o de Có rdoba fu es e el c ent ro del mund o civili zad o . .. , y j am ás, des d e e ntonce s, es tas tier ras contempl aron tanta m agni fi ce nci a. OBISPO .- Bi en e s cie rt o lo qu e c ont áis, pero l as c ircun stan c ias ca mbiaron y la de caden cia e ntr ó co n los re in os de ta ifas . Y con l os almor ávides, y lu ego los a lmohad es, se impu so la intol eran cia . A RTA L.-¡Tenían qu e res tituir el imp eri o mu sulmán y res p o nd er a la expan sió n d e Ca still a y la c oron a de Ara gó n ! OBISPO.- Aun a sí, no t odos pen sab an lo mi sm o. E n la c api tul aci ón d e A lcara z, el r ey Hudi el d e Mu rcia pr efiri ó so mete rse a l rey Al fonso de C astill a an tes que a l rey d e Gra nad a, e l más pod ero so de los reyes mahome ta n os. Lo qu e a cont eció d espu és ya l o sabéis ... A RTA L.- ¡Sí! Nu ev am ent e la int ole ran cia y e l abu so c ayó so bre e l pu ebl o sa rracen o; y a quí nos encontram os n os otros para res ta bl ecer la justi cia y la pa z. ¡ Vive Di os que deseo no te n er que e mpuñ ar m ás mi espad a e n conqui sta r nu evas tierr as ! D esea ría que judí os, c ri sti an os y musulman es co nvi viese n r espetá nd ose s u s cr ee nci as, pues to dos han n acido a quí y aman e sta ti er ra , y que nue vamen te vo lv ies e a respl and ecer e n s u s a lmas la es pera nza. OBISP O.- (So nrien do.) H abl áis co m o un poe ta y no co mo ca ball ero al servi cio de las arm as; s i vuestros so ldad os o s esc uch ara n se r eirían d e vos. A mbos so mos in stru m ent os de Di os y es tam os obli gados a dese mp eñ ar la mi sió n qu e el ciel o no s ha dep arad o. Vo s ciñénd oos a l as ley es de la gu erra y yo a l os mandami ent os de l a I g les ia , mi entra s sos te n ga e n mi s m an os es ta c ruz y v is ta estos hábit os. ¿ Qué sabe mos no sotros de los de sig ni os de Di os? 33 ARTAL.- Mis pensamientos se vuelven contra mí haciéndo me gravitar en un mar de interrogantes. OBISPO.- ¡Por vuestro bien, hijo mío’ Dejadlo estar y con fiad en Dios. A veces os parecéis al joven Jimeno. Sois unos soñadores que confundís el color real de la vida. Dejad de soñar y de idealizar cuanto os rodea. Acordaos de lo que dicen del rey Alfonso, que de tan to mirar a las estrellas se le cayó la corona. (Se ríe.) (Entra un fraile y se dirige al obispo.) FRAILE.- ¡Ilustrísima’ (Haciendo una reverencia.) OBISPO. -¡Decidme 1 FRAILE.- ¡ Vuestro aposento está dispuesto! Podéis retiraros a descansar cuando gustéis. OBISPO. -¡Tened la bondad de acompañarme! (Salen.) 34 ESCENA III (Se oyen voces y caba llos. Entran en la tienda los caballeros Gallerán de Pinós, Bernardo de Vilanova, Bernardo Arnau y Jim eno de Urrea. También Cons tanza y Blanca, que lleva la túnica blanca del rey.) BLANCA.-(Nerviosa .) ¡Ya está aquí, ya está aquí. .. ! BERNARDO. -¡Gallerán 1 ¿Q ué tal viaje habéis tenido? GALLERÁN.- ¡Excelente! Pero con mucho frío. Esta campaña de Murcia -de momento -está dando buen resul tado, y el rey demuestra una impresionante per sonali dad y madurez; conoce bien la forma de ser de los sar racenos , lo cual le prestigia entre ellos. CONSTANZA. -¡Bebed y confortaos caballeros, que este frío hiela la sangre! BERNARDO DE VILANOVA.-Durante el viaje, don Jaime m e comentaba que, de spués de la rendición de Ville na , esperaba que aquí en Petrer y Elda sucedie se lo mismo. BERNARDO. -Tened en cuenta que los soldados están impaci entes por entrar en combate. JIMENO.- Para ellos la guerra es só lo el medio para repar tirse el botín que les corresponda. GALLERÁN. -Es lógico , Jimeno. Ellos ignoran el alcance de nue stra empresa en estas tierras. Entrar al asalto es lo que desean, pues de los saqueos obtienen beneficios m ayores. ARTAL .-Por eso nadie debe olvidar que aquí estamos para recobrar los castillos y restituirlos al rey Alfonso; nada de lo que conquistemos nos pertenecerá. No hemos venido a usu rpar , sino a re stituir, y nuestro rey don Jaime siempre ha s ido fiel a su palabra ... 35 JIMEN O. -Y a los so ldado s se les paga para que o bed ezca n nu estras ó rdenes. C ONST ANZA. -Si l a in fa nta Viol ant e no se hubiese c asa do con Alfonso , seg uro qu e ho y no es tar ía m os aq uí; pu es l e cos tó mu ch o co nve ncer a s u padre, el r ey don Jai m e, pa ra que a yuda se a s u esp os o, el r ey Al fonso . BL ANCA. -¡ Y es que .. . lo qu e no co nsiga una muj er en a m orada ! B ERN ARDO D E VIL ANOV A.-Cuando d on Jaim e de cidi ó a yudar a su yern o, much os d e los cab allero s de la co r t e se nega ron a ello, pu es no v eían b enefi cio alg un o e n es ta camp añ a. Grac ias a la ayud a de Tern e! y l os prés t amos de a lgun os jud íos y ricos hombr es de Valen cia se pud o fin an cia r es ta ex pedi ció n. JIMENO .- Si J ofr e de Loai sa y su s ca balleros no s upi eron ga narse e l afecto de los sa rracenos de es ta tierra , e l r ey Al fonso debió obligarl es a qu e aband on ase n la tar ea y e nviar nu evos m andat ari os. G ALL ERÁN .-Don Jaim e y l a nobl eza e stab an d olid os co n e l r ey A lfonso, pue s fu e un n ecio c uand o maquin ó co n el sarrace no a l-Azraq l a co nquista de nu estros cas tillos. B ERN ARDO D E VILANOVA .- P or eso no se a trev ió a h abl ar co n él y utiliz ó a su muj er p ara habl ar con su pad re. E l pasad o a ño, durant e la Cuar esma, d o n Jaim e se e ncont raba en el m onas teri o de Seixe na. Cuand o le exp use e l men sa je ago biante del r ey Alfo nso , le a dv ertí que s ería un err or ayud arl e des pu és de to do lo oc urrid o, y qu e la c ort e nos daría la espald a, co mo as í oc urri ó. ¿Sab éis lo que me co ntes tó? -B ern ardo, d ebéis e nte nd er que ayud ar a Al fonso co ntra los sarra ce nos es ay udarn os a noso tros mi sm os. GA LLER ÁN. -¡Bi en es c ie rt o qu e s us int en cion es ap unta b an m ás le jos que reco nqui star cas tillos! 36 ESCENA IV (Entran los soldados y anuncian la presenc ia del rey.) SOLDADO.- ¡Atención, caballeros, el rey 1 ( Entra el rey con solemnidad y los dos soldados se quedan en la pu erta de la tienda. Constanza y Blanca le ayudan a desvestirse y ponerse la túnica blanca. Los caballeros hacen una leve reverencia. Una vez sentado en su sillón real, se dirige a los presentes.) EL REY.- ¡ Y bi en , caballeros! ¿ Qu é nuevas no s contáis? ( Blanca, emocionada , le sirve una jarra de vino y, al entregárse la, ambos se quedan mirándose un ins tante.) BERNARDO.- ¡Señor, todo ha sido dispuesto tal como vos ordenasteis! Los negociador es han cumplido favora blemente con su trabajo , pue s los musulmanes de Elda esperan ser recibidos por vos. El judío Astruc partió para Petrer y esperamos su regreso impacie ntes. EL REY. - ¡Está bien, caballero Bernardo! Avisad a los sa rracenos . BERNARDO. -¡Guardias, informad a los sarrace nos que comparezcan ante el rey! (Sa le n los guardias en busca de los sarracenos. Blan ca se acerca al rey y le ofrece más vino.) BLANCA.- Señor, ten go el presentimiento de que nuevos días de gloria ilumin ará n el oro de vuestra corona. En esta campaña por el reino de Murcia estáis conven ciendo más que venciendo, y ello evita que se derra me más sangre y que el llanto y la muerte campeen amarga mente tras vuestro paso. Deseo que vuestra sab iduría tenga más fuerza que el terrible golpe de vuestra espada. 37 EL REY.- Sabed, se ñora, que esa grac ia no se obtiene fácil mente, más bien es depositada tras el paso de los años en el fondo de l es píritu d e lo s ho mbr es cautos. De la vida apr endí l as mej o res l eccione s. En estos tiempos turbulent os, aunque an siemo s la pa z, nue stra misió n no s o bliga a vivir en estad o permanente de guerra. Las ci rc un sta ncia s nos impon en .. . SOLDADO.- ¡Maj esta d, los sa rracen os! (Deja de hablar cuando apa rece n lo s so ldados y los sarracenos. Los guardias se quedan en la puerta mientras los sarracenos hacen una reverencia ante el rey. Blanca, al verlos e ntrar, rápid amente se aleja del re y.) SARRACENO 1°.- ¡Majestad! En nom bre de la co munid ad mu sulm an a de E lda os desea mos las mayores dichas y parabien es. EL REY. - (C on rud ez a .) ¡ Está bien, men sa jero s’ Os agra de zco vuestro s buen os deseos y os ofrezco los míos, pero no demoremos más el as unto qu e no s co nvoca. O s ofr ezco la paz a cambio de vuestra capitulación y el restablecimiento de los pactos con Cast illa. M as, si in se nsa tos recha záis mi oferta, sabed que mis huestes esperan impacie nt es e l moment o de entrar a de güe llo y arras ar vuestras vidas y haci enda s. Esto es cuanto t e ní a qu e dec iro s. ¡Responded’ SARRACENO 1 º.- ¡ Señor! Durante toda nuestra vida h emos trabajado durame nte por conseg uir l os bienes que disfr utam os. No tenemos otra cosa ni deseamos má s de l o que Alá , co n su infinit a misericordia, nos conceda. Sólo pedimos la paz y pode r vivir según nu estra fe y convicciones , y supuesto que nos garanti zá is nuestro bienestar , so la m ent e os supli camo s que n os faci litéis centinelas para guarda r nue stras huertas y que vue stro s soldados pe rmanezca n apa rtados de 38 nuestro puebl o. Así pues, a cep ta m os v ues tra volunt ad y d e nu evo e l vasa llaje de do n M anu el. EL REY.- ¡Es tá bien , m e al egra vu es tra dispos ic ió n ! (Se po ne de pie.) P od éis ret ira ro s y firm ar vues tra ca pitu l ac ió n co n mi s no bl es ca balleros . Co ntad co n mi p ala bra , q ue s erá s ellada co n mi escudo y ho no r. (Sa len lo s d os m usulmanes y co n ell os l os caba lleros Ga llerán y B ernar do de Vilanova portando el doc u me nto.) EL REY.- ¡ Po r favor , ca ball ero s I Dejadme d escan sar un m om ento. (S a le n l en ta men te to dos hacie nd o la re vere ncia. Blan ca ha co rr ido la co rtina de la venta na y a través de e ll a a parece majest uoso e l mon te del Cid. Blan ca se dis pone a salir la ú lti ma y es llam ada por e l rey.) 39 ESCENA V EL REY.- ¡Blanca, esperad un momento’ BLANCA.- ¡Señor, vos me mandáis’ EL REY. -Acercaos y decidme: ¿Por qué habéis estado tan inquieta mientra s he permanecido departiendo con los musulmanes? BLANCA .-Mi señor, no tengo ningún derecho para habla ros, pero puesto que me lo pedís, lo haré. ¿No os pare ce que habéis estado excesivamente rudo con los em i sarios de Elda ? EL REY. -¡Efectivamente , señora! Todo se ha resuelto corno había calculado. Si hubiese asomado la duda en mis pa labras, tal vez hubiese ocurrido lo que pretendía evitar. BLANCA.- ¿ Qué, señor? EL REY.- ¡La guerra! Entrar en batalla y producir una car nicería. No son mis ejérc itos los que debieran luchar en este reino de Murcia , si no las huestes de Cast illa, como dueños y señores que son de estas tierras. Pero s i mi honor de guerrero se hubiese visto comprometi do , te garantizo que hubiese quedado bien alto, muy a s u pesar. BLANCA. -¡Mi rey! Siempre me sorprendéis con vuestros pensam ientos. No haced caso de mis inocentes juicios y , por favor , perdonadme. EL REY. -(Con ternura.) Blanca, cuando os ruborizáis toda vía sois más bella, y hac éis que dentro de mi alma bro te una nueva fuerza. ¡Qué hermosa sois 1 BLANCA .-¡Señor’, lo q ue os voy a decir no lo toméi s corno un halago , ni por esperar vuestro favor. Es la verdad de lo qu e s ient o y me va a co star mucho confesarlo. 40 Yo os admiro profundamente. Cuando estoy junto a vos, también mi alma se ilumina, y no temo a nada ... , ni tampoco deseo nadá más ... Me dais vigor, fuerza , alegría y pasión para .. . EL REY.- ¡Callad, por Dios ... ! Siempre he creído que era de Ji meno de Urrea de quien estabais enamorada ... BLANCA.- Jirneno es corno un hermano para mí. Ambos nos comprendemos mutuamente y sabemos lo que queremos. Pero mis sueños y mis anhelos no están con él, sino en vos. Sois el príncipe de mi paz y el tor mento de mis horas de desesperación ... EL REY.- No olvidéis que ya no soy joven . He vivido demasiado y duramente; y creedme que ya me siento cansado. BLANCA .-¡No os quejéis demasiado’ , pues sois un hombre afortunado. Habéis conseguido el afecto de vuestros súbdito s y el amor de cuantas mujeres habéis deseado . ¿Qué más podéis pedirle a la vida? EL REY.- Sí, es cierto, aunque no sea todo corno se dice. Algún día os contaré ... BLANCA. -¿Qué, señor? EL REY.- ¡Ya sabréis ... ! (Blanca se acerca e intenta acariciarlo.) EL REY. -¡No , Blanca, éste no es momento! ¡Por Dios , reti raos! Tened piedad de mí. (Blanca sale corriendo. El rey se ac erca hacia el altar que está dispuesto para la celebración.) EL REY.- (Ante el altar.) ¡Señor! Ayúdame a contener este fuego que me abrasa. De niño me enseñaron los prin cipios religiosos y a creer en ti con fe inquebrantable. Aprendí a ser un dirigente del pueblo y un servidor de 41 tu Ig les ia. Fui compañ ero pere nne de la lealtad y la fidelidad en la palabra. Mi pasió n es mi fu erza y mi d ebilid ad ante ti. No me ju zg ues como a un r ey, pues ante ti acudo suplicándote como un hombr e. Sólo tú puedes rec ha zar toda tentación ... ¡Señor , p erd ónam e 1, pero me es imposibl e vivir guard ando continencia. Necesito amar para pode r seg uir vivie ndo. ¡Apiádate d e mí , só lo soy un ser human o! (El rey se arrodilla ante el altar con los brazos en c ru z.) TELÓN 42 SEGUNDO ACTO ESCENA I (En el interi or de la ti enda r eal aparecen Bernardo y Gallerán.) BERNARDO. -¡ Y bien, Ga llerá n I Se está demostrando qu e l os sarrace nos no pued en pro sperar sin la ayuda exte rior, y que el rey Alfon so no podría recuperar su s cas tillo s sin nu estra ayuda. GALLERÁN.- ¡Efectivament e, Bern ard o! Habr á qu e felici t arse por el resultado qu e no s está dando el bloqu eo de toda l a costa mediterránea , al tiempo que los navío s n os s irven puntu alm ente e l aprovisionamiento. La co laboración de nuestro s marino s cata la nes con las n aves cas te ll ana s está ev itand o que se acerquen naves sar racena s procedentes de l nort e de Áfric a para ay u dar a los s uble vados . BERNARDO .- Ha s ido todo un éxito, pues s e han captura d o varias naves en todo el litora l murciano. (Entra en escena e l obispo.) OBISPO.- ¡Caball eros’ ¿Y el rey’ ¿todavía desca nsa? GALLERÁN. -Se aproxima el momento de una nuev a nego c iac ión. Pos ibl emente el rey esta rá calculando su estrateg ia , pues la vida de Jofre de Loaisa podría correr pe ligro y todos sabem os la est ima qu e el rey s ie nt e po r él. 43 OBISPO.-El judío Astruc y los negociadores llegarán en cualquier momento. Debemos estar preparados. BERNARDO. - (Mirando a través de la puerta.) Efectiva mente , ahí llegan. Parece que vienen acompañados por dos sarracenos. (Entra en escena el judío.) GALLERÁN.- ¡Astruc , temíamos por vosotros’ Pasaba el tiempo y nuestra preocupación aumentaba. ¿Cómo ha sido el primer contacto con los sarracenos de Petrer? JUDÍO.- ¡Difícil , realmente difícil I Perdonad pero necesito beber algo. (Se dirige a la mesa y se sirve una jarra de vino.) Mi entrevista con el alcaide del castillo ha sido agotadora. Espero que después de todo haya sido pro vechosa y se concluya con una buena negociación. OBISPO. -¡Astruc, Astruc! No hay quien te mejore con tu habilidad para la p ersua sión . Ere s un gran diplomá tico ... JUDÍO. -Nada de lo que haya hecho habrá servido si no se. llega a un entendimiento con el rey. BERNARDO .-¡Pronto lo sabremos! ¿Qué emisarios te han acompañado? JUDÍO. -Han venido conmigo dos sarracenos viejos, los más sabios de la comunidad. Ellos han creído en mis pala bras cuando les he hablado de la tolerancia y la ju sti cia de nuestro rey , pero el alcaide no se ha fiado; des confía profundamente de Jofre y sus hombres. GALLERÁN .-¡Atención, caballeros, llega el rey 1 (Entra el rey custodiado por los dos soldados que se quedan en la pu erta. Todos ha cen la rev erencia . Gallerán y Bernardo se dirigen a la mesa y se sientan a rev isar documentos.) 44 EL REY. - ¡Dec id, As truc’ ¿Có mo está Jofre? J UD ÍO.-Maj estad , Jofre está rete nid o en el castillo. Me han aseg urado que se encu ent ra bien. He co nseg uido h abl ar co n el alcaide y le h e comunicado vuestros deseos. Desp ués he tenido que es pera r, pues se ha re u nido toda la co munid ad en sec reto, co municándom e posteriormente que me acompañarían dos de ellos, los c u ales espera n ser recibidos por vuestra majestad. EL REY.- ¡Ordenad que pasen! (E l jud ío habla con los soldad os y éstos salen. Ber nardo se levanta y le entrega al rey unos documentos, haciéndole algunas indicaciones que cons iguen que apenas preste atención al resto de la conversación.) GALLERÁN. - (Di rig iéndose al rey, que apenas pone aten ción .) As truc no s come ntab a que el alcaid e del cast i ll o es muy retice nte y no se ame drenta fácilmente. J UDÍO .-¡Sí! El alca ide es un hombr e aferrado a su tierra y s u ge nte y no está dispuesto a pasar por más humilla ciones. No se fía de las promesas de Castilla y está dispuesto a todo si n o se llega a un trato justo . GA LLERÁN. -Jofre y sus hombr es no consiguieron ganar se e l afecto del pueblo sarrace no. Y ello fue s u perdición. J UD ÍO.- Nosotros los judío s, cu and o est uvim os some tidos bajo la dominación de los mu sulm an es, nos felic itáb a mos por la tolerancia en la que vivía mos; así consi g uieron que, desde los primeros días de l a conquista, a lg un os fueran cola b orado res va liosos s uyos , termi nando por convertirse a l Islam. Bien es cie rto que los ára bes s upieron apreciar mejor que alg un os cristianos l as ventajas de estar sometidos. GALLERÁN. -¡Po r Di os, Astruc 1 También los c ristian os h em os s ido co ndesce ndient es co n vosotros. Vos mis mo sois e l mejor ejempl o. 45 OBISPO.-Cometisteis la mayor ofensa que se pued e ha cer a nuestra religión, pues el escarnio de un crucifijo implicaba la mu erte en la horca. En cambio, nuestro rey os perdonó y todavía hizo más nombránd oos su emisario personal. JUDÍO .- ¡Jam ás le agradeceré bastante a nuestro señor su perdón’ 46 ESCENA II (Entr an los soldados acompañando a los sarracenos. Astruc se diri ge hac ia ellos y les susurra unas pala bras; seguidam ente se dirigen al rey.) SARRACENO 1 º.- ¡ Al á os guarde, majestad 1 EL REY. -¡Sed bienvenidos a mi campamento’ Confío en qu e, des pu és de conocer cuáles son mi s intencion es, h ayái s optado por ceder vuestra resistencia. SARRACENO 1 º. - Maj estad , en nombr e del Señor, permi tidno s ser fieles a nuestra tierra y nu estra comunidad. Por ello, no seríamos bi en n acido s ni fiel es al Prof eta s i no d efendi éramos esta tierra con nu estra sangre si fu ese preciso. Pero como amamos l a pa z y d esea mos la ju sticia , os suplic amos que escuchéis nuestra e mbajada . EL REY. -¡Hablad, os escuch o con atención’ SARRACENO 1 º.- Sab éis qu e los almohades nos so meti mos a la protecci ón d e Castilla porque creíamos fir mem ent e qu e siendo vasallos de l r ey de Granada esta rí amo s peor; y por ello pagamos cuantos tributos y r e qui sito s se form ali za ro n en los pactos. Pero he aquí que el rey Alfonso delegó su repr esentación en Jofr e d e Lo aisa y su s hombr es, y la prot ecció n que d ebía mo s reci bir al poc o tiem po se convirtió en tiranía y humill ación. Hart os de sopo rtar vilezas, cuando el momento nos fue propi cio nos s ubleva rnos y alcanza m os e l éx ito y volvimos a reg irno s por no sotros mis mo s bajo el amp aro de nuestra s ju sta s leyes, y dim os grac ias a Alá por esta nu eva bendición del cielo. Mas vos queréi s so mete mo s de nu evo a Jofre y s us hom bres. ¡Perrnitidnos de nuev o que nos neg uemos a tamaña reso lución ! 47 SARRACENO 2º.-¡Señor , si conocierais a Jofre de Lo aisa no os atreve ríais a hace rno s esta proposición 1 EL RE Y. - Os e quiv ocáis, venerable anciano, y no os sor prendáis ni dudéis de lo que os voy a decir. Antes de qu e e l rey Alfonso concediese a Jofre el may orazgo de Petr er con su villa y castillo, ese ho mbre estuvo al ser v icio de mi corona, siendo el tut or de mi hija Vi olan te . Mas , cuando ella se casó con Alfonso, Jofre conti nu ó a s u servici o y, naturalment e, también a las ó rde n es del r ey de Castilla. Así pu es, ¿ qué podríais decir me que ignor e de l hombre a qui en yo confié mi hija? SARRACENO 2º.- ¡Majestad , a pesar de ello, Jofre, por el car go que ostentaba, fue el responsable directo de todo lo sucedido! EL REY. -¡ Y la s circunstancias de las insurreccione s de otros pueblos 1 ¡ Y las presiones del rey Alfonso sobre él! Todo pudo incidir en su extrema actitud. SARRACENO 1 º.- ¡Sí! Pero e s sinónimo de vileza ejercer la tiranía y el abuso para amord azar a gentes inocen tes con el fin de evitar el avanc e de l a insurrecci ón . Ma s, con su actitud , la prov ocó. Pero no tem áis por él, púe s no le hemo s hecho ningún daño. EL REY. -Venerable s anciano s, mi pr esencia aquí resp o nde a la necesidad de restablecer la paz , devolviéndole la plaza al re y Alfonso , y no d esis tiré en mi empeño sea cu al fuere su coste . Ma s, si accedéis pacíficamen te a someteros a nos, Jofre jurará el cumplimiento d e los pacto s qu e estableció con el rey Alfon so y nuevamen te serán r espetado s vuestros derechos y libertade s. En este nuevo tratado empeño mi honor . Por el contrario , por má s fuerte que sea vuestro alcaide y su ejé rcit o, os juro que el pueblo d e Petrer será arra sado p or mis sol dado s y sobre vosotros recae rá e l llant o y la sang re d err amad a, e inútil será e ntonce s impl orarme perd ón. 48 SARRACENO 2º.-¡Sab ed que nuestro pu ebl o también tie n e orgullo y honor y un a fe inqu ebrant able e n Al á, qu e no s as ist irá mi entra s tengamos aliento para luch ar! Nuestro alca ide tambi én está dispuesto , junto con toda l a comunidad , a m ant en er nuest ra lib ertad . .. SARRACENO 1 º.- Maje stad, vos sabéi s, por vuestra condi c ió n de rey, que un pueblo sin dignidad no es nad a; y que jamás se debe de co mportar i gual que los buey es qu e dob lega n su fr ent e mansamente ant e s u ve rdu go. Nuestra dignidad no nos va a permitir morir como vie ja s· asustadas cuando nos asiste la razón y los hec ho s claman al cie lo , pu es sabed que, una vez pagados lo s tribut os por nuestra s cosec has, a penas nos quedab a para poder sobrevivir. EL REY.- (Enérgi co, se po ne de pie.) ¡ Por Dios, callad 1 , que voy a olv id ar que sois dos an ciano s. Mi propuesta ya l a conocéis y mantiene el altísim o concep to qu e le presto a mi palabra . Dicho está qu e Jofre y su s hom bre s res peta rá n el nu evo pacto y de e llo res pond erán a nt e e l peso de mi corona. Marchao s a meditar sobre c u anto os he dicho ante vues tro alcaide y la com uni dad. Decidle s qu e c uant o os he prometido es palabra de rey y no hay en el mundo entero quien haya dud a do jam ás de Jaime I de Aragón. SARRACENO 1 º.- (Humild emente.) En el nombre de Dios, perdonadno s, señor , si no s hemo s excedido al pronun c iar nu estra e mbajad a. No hemos podido evitar que la có lera n os cegara . SARRACENO 2º.-Majestad , sabe d que somos conocedo r es de v ues tra fama de ho mbr e justo y to lera nte . SARRACENO 1 º.- Disculpadnos y permitidnos que volva mo s ante v uestra presencia a l atardecer para comuni caros nuestra última decisión. 49 EL R EY. - ¡Es tá bi en! M arc had co n Dio s. SA RR ACEN O 1 º.- ¡A lá o s guard e, m aje sta d ! ( H acen un.a reve re n cia y sa len aco mpaiia dos p or e l ju dío.) GALL ERÁN .- ¡Señ o r, a punt o he mo s esta do . .. ! E L RE Y.- Tra nquili zaos y decidme si hab éis e nco ntra do a lg un a in con venien c ia a l rev isa r l os pact os. GAL LERÁ N .- Qu ed a bi en enten did a la ca ntid ad d e almudi n es de o ro qu e deb erá n p agar a l año, más las cab ezas d e ca bras, bo rr egos , ove jas y ca rneros. Tam bién se es pec ifica c lara ment e que serán respeta d as s us hac ie n d as y la pr ác tica de s u rel igió n y cost umbres. Tam bié n d ic e e l docum ento qu e los sa rrace nos se rá n ju zgados p or ell os mism os co n arre glo a la cos tumbr e de mi ra mam olín . E L R EY. - ¡ Bien I Di spon edlo tod o para el r egreso de los sa rra cenos . Qu ed e bi en cl aro que yo , Jaim e I d e Ara gó n, rey de M all orca y Vale n cia , co nde de Bar celo na y Ur ge], res ta ble zco los pac tos e ntre la co munid ad sa rrace na de Petr er y e l rey de Cast illa y de Mur cia, Al fonso. BERNARD O.- ¡Todo es ta rá listo pa ra ent onces, se ñor! (Salen Ga llerán y B erna rdo.) OBISPO .- Parece q ue c onfiá is demas ia d o e n qu e la determ i n ac ió n d e los sa rracenos sea la re ndi ción . ¿Acaso no h an dado s uficie nt es mu estras de a rroga ncia y su s pa la b ras no han estado rebosa ntes de indi gn aci ón y có lera? RE Y.- Obi spo Arnau d e Go rb, si el alc aid e tu vi ese a lg una pos ibili dad d e re te n er la pl aza , é l mi smo hu biese ve ni do a e nfre ntarse co nmi go. E l hecho de que s u em baja da haya es ta d o re p rese ntada po r los dos a ncia n os más 50 sabios pon e de manifie sto que es mu y ca uto; pues sabe muy bien que podrá obtener mayor benefici o n egoc iando que enfrentándose a una gue rra conmigo, ya que los sa rraceno s de Vi llena , Sax y Elda han vuel to a ser so metidos a Castilla , y m al parados iban a qu e dar si r ea lm ent e ofreciesen res iste ncia , pues los v iejos h abrá n podido co mprob ar nu estra s uperio ridad . OBISPO. -Deb éis tener en cu enta qu e el alcaide, en un ata que de soberbia, podría ofr ece r resistencia y la su e rte de Jofre correr ía peli gro. REY.- No lo creo, pues si h a m andad o a los viejos es porque es muy prudente y no h a querid o irritarm e con su alti va presencia. Queda claro que le inter esa res taurar l os pac tos con mayo res gara ntías. De todo s modos , o bra r emos con caute la. (Sa le e l obispo.) 51 ESCE NA III (Entran Constan.za , Blanca y limen. o.) CO NS TA NZ A.- Desca nsa d, se ño r, y libraos de ta nt a fa tiga . R epo sad un poco, que vu estra s alud os lo agrade cerá . BLA NCA. - (Se dirige a l rey co n una ja rra de v ino.) ¡B eb ed y al egraos, se ño r! Di sfrutad d el sa bo r de este confor t a bl e v ino, pu es dice n qu e un a v ida sin place r es co mo un camin o sin p osad a. (Se dirige hacia la ven tan a d e la tien da y con te m p la e l Cid ilu minad o po r l as luces de l ata rd ecer.) Señ o r, co ntempl ad es te her mo so p ais aje . Mirad esa inmen sa m ontañ a qu e alti va se lev ant a hac ia lo s c ie lo s. Pare ce qu e las es trell as se d eten gan sobr e e lla ... E s como un cant o triun fal a es ta ti err a fu erte y lumin osa. Fijaos có mo el ata rd ece r l a llen a de lu z. (E l rey se acerca a e lla y le ha bl a des pac io .) E L RE Y.-¡Tambi én tu alm a irradi a bell eza . .. 1 V os palpit áis d e e moc ió n an te esa m ont añ a, ma s ella no se c onmu e ve a nte v ues tro e nca nto lleno de grac ia. Vos co nocé is e l uni verso de los se ntimi en tos y sa bé is qu e e n el can to de la v ida l as not as so n de do lor y gozo. B LA NC A.- La vida es lo m ás herm oso d e to da l a crea ción ... JIM ENO .-¡Pr estad ate nci ón y esc uch ad es tos versos . .. 1 ’El Cid es de o ro vi ej o por l a ta rd e cua ndo e l adi ós del so l es una ho guera r es cold ando un t ejid o de cel aj es. La s ie rr a s e emp avon a d el br onc e de la no che , en l a medid a qu e e l so l hu ye a l poni ente d e la s so mbra s. E nt onces los ro quedos, l ag rim eando estrella s m ás so le mn es e le v an su s s ilen cio s . .. 52 Pero al llegar la aurora y el sol desde la mar lo alhaja y besa ... ¡Cuán hermoso después el Cid aflora desgarrando las nieblas de la noche, fluyendo hacia el Azul desde las sombras ... !’. CONSTANZA.- ¡Ya os dije, Jimeno; tenéis más vocación de poeta que de guerrero! JIMENO.- Si estos versos fuesen míos, podríais dar por seguro que no sería caballero armado. BLANCA.-¿ Y de quién son, Ji meno? JIMENO. -Sabéis que los musulmanes son muy dados a cul tivar la poesía. Esta tarde he salido fuera del campa mento con el propósito de dar un paseo, pues vi que no había ningún peligro. Por el camino me encontré con un viejo pastor que apacentaba ovejas y, charlan do, me recitó estos versos. Me dijo que son del espíri tu de un ángel puro enamorado de esa montaña, que anda vagando entre flores y pájaros esperando el momento en que Dios le preste un cuerpo para así poder entremezclarse con los hombres ... CONSTANZA. -Si es así, dichosos quienes hallaren en cuerpo y alma a ese ángel poeta. (Salen Constanza y Blanca.) 53 ESCENA IV (Entran Artal de Luna, el obispo y el judío.) ARTAL.- Majestad, los negociadores ya han salido para Monforte. EL REY -¡Está bien! Disponeo s a preparar el consejo de guerra q ue celebraremo s en A licante. ARTAL. -Se nos ha confirmado que en Alicante nos aguar dan vuestros hijos, junto a lo s caballeros aragoneses y castellanos incorporados a vuestro mando. EL REY- ¡Caballero Arta!! Ya conocéis mi intención y pro pósito de celebrar este consejo. Redactad la ley para que nadie se llame a engaño. Quiero que se especifi que de un modo claro mi prohibición de utilizar las armas sin mi expreso mandato , pues he de evitar que nadie utilice su poder para cometer actos propios de bandidaje, escudándose detrás de la corona y utilizan do mi nombre en su provecho . En Alicante descansa remo s y prepararemos la ocupación de Elche, única plaza importante hasta Orihuela, y de allí partiremos hacia Murcia. ¡Un nuevo triunfo para la cristiandad está a punto de cumplirse! ARTAL.- Señor, sabéis ... OBISPO .-¡Arta !! ARTAL.- ¡Bien, señor, como vos ordenéis’ EL REY.- ¡Jimeno, acompañadme, deseo hablar con vos! (Salen los dos. L os soldados siguen al rey.) JUDÍO.- ¡Ilustrísima’ Qué buen señor no s ha tocado servir . OBISPO. -Efectivamente, Astruc. Jaim e I se rá recordado al igual que los grandes reyes que estuvieron al servicio de Dio s. ¡David y Salomón fueron su s antecesores’ Si 54 conocierais e l empeño que tiene en ir a Tierra Santa para arrodil larse ante los santos lugares .. . JUDÍO. -¡Es un rey llen o de virtudes’ Si no fuera por su debilidad ... OBISPO .-¡Sí, amigo Astruc 1 Si no fuera por su debilidad ... (Salen los dos y se produce un apagón.) 55 ESCENA V (Se enciende la luz. Bernardo, Gallerán y Artal están estudiando documentos y escribiendo. Entran los dos soldados y, detrás, el rey, seguido de Jimeno.) SOLDADO.-¡El rey 1 (Todos se levantan, mientras que el rey se dirige a su sillón.) EL REY. -Caballeros , ¿qué novedades tenemos? GALLERÁN .-Señor, ya está terminada toda la documenta ción sobre la capitulación de Petrer. (Entra el judío.) JUDÍO .-Majestad, acaban de regresar los dos sarracenos y solicitan vuestra audiencia. EL REY. f’ ¡Sea! (Sale el judío y regresa con los dos viejos.) SARRACENO 1 º.- ¡ Señor! En el nombre de Dios , bien es cierto que hemos valorado vuestra propuesta y cierta mente no nos agrada tener que someternos de nuevo a Castilla, por ello nuestro alcaide ha optado por hace ros una nueva petición. EL REY.- ¡Decid pronto! SARRACENO 1 º.- Que seáis vos y no el rey de Castilla quien retenga el castillo y la plaza. EL REY. -Sabéis que ello es imposible , aunque vuestra actitud me agrada. Dispuesto está que volveréis a ser vasallos de don Alfonso , pues no estaría bien que yo me quedara con los castillos que le corresponden a él o sus mandatarios. Agradezco vuestra intención , pero entended que me es imposible acceder a vuestra petición. 56 SARRACENO 2º.-Majestad, pues si tanto lo deseáis , obra remos según vuestra voluntad. ¡Disponeos a tomar la plaza! EL REY.- Mañana al amanecer marcharé delante de mis caballeros y haré que los hombres de Jofre suban mi pendón a la almena más alta de la fortaleza. ¡Caballe ros, acercad el documento! (Todos se acercan. al rey con los documentos. Los sarracenos lo firman y seguidamente lo hace el rey.) EL REY. -¡Y, ahora, marchad y comunicad a todo el pueblo que se ha firmado la paz! (Los sarracenos se inclinan ante el rey y salen a com pañados del judío.) BERNARDO .- ¡Señor’ ¿Consideráis suficiente la firma de los sarracenos? Pensad que el alcaide y la comunidad os prefieren a vos por rey antes que ser nuevamente vasallos del rey Alfonso y Jofre de Loaisa. EL REY. -¡Decís bien , Bernardo! Y es por ello que mañana, después de la misa, nuestro ejército entrará en Petrer y consumará la rendición para mayor seguridad. Y aho ra retirémonos a descansar pues ya casi ha oscurecido. (Salen todos lentamente, y al quedarse la tienda vacía , se va apagando la luz lentamente, escuchándo se el sonido de viento frío.) 57 ESCENA VI (En el dormitorio del re y flamea débilmente una anto rcha como toda luz. P or la ventana de la habit a c ión se ve el Cid iluminado por la luna. El rey está junto a su lecho, mirando las estre ll as .) EL REY.- (Voz en off) Nuevamente me encuentro a sola s co nmi go mismo. Mis nob le s des ca nsa n so ñand o cómo a lc an za r m ayo res riqu ezas. En este momento de pro funda intimidad , m e s ient o ca nsa do y noto que l a vida se me escapa. He luch ad o afa nosa mente por conseguir s ie mpr e mi s propósitos y el éx ito me ha acom pañado; pero , a pesar de ello, no m e s ie n to sat isfec ho y toda mi gra nde za se esfuma cuando me s ie nto solo. El oro de mi corona me pesa dem asia d o. ( Una sombra apar ece por un lado de la habita ción. El rey la observa y se vuelve rápidamente.) BLANCA .- ¿Contáis vuestros su e ños a las estrellas? ¡Fijaos , l a lun a arde como si fu ese a m orir! EL REY.- ¿Qué ha céis aquí? ¿Cómo hab éis podido burlar la g uardia ? BLANCA. -Me han reconocido y he e ntrado sin que nadi e m ás me viera. EL REY. -¿Qué queréi s de mí ? BLANCA. -¡Nada! Simplem ent e co ntinuar habl and o con vos a solas, sin qu e nadi e no s esc uche. EL REY. -Estoy fatigado y ta l vez mañ an a podría encontrar m e con alguna sorpresa. BLANCA.- Pero los sa rraceno s han firmado ya la cap itula c ió n ... EL REY. -¡Sí 1 Pero son valientes y obstinado s ... y la no ch e es mala consejera. 58 BLANCA.-¡Callad! No habl éis más de los sa rracenos. Mañana una nu eva victoria se ceñirá sobre vuestro cetro, colmándoos de honor y gloria. ¡Qué afortunado sois I Hab éis sa bido ob tener de la vida cu anto h abéis deseado: fortuna , prestigio ... y amor. El mayor don que la vida otorga a los seres afortun ado s. Ya n o os queda nada que ambicionar de este mund o. EL REY. (P ensativo.) Tal vez la sere nidad d e mi espír itu, mi paz ... De niño sufrí las consecuencias del desamor de mis padres. Fui un niño triste, apartado del cariño de mi madr e cuando apenas tenía tres años, y ya no la volví a ver nunca más. Mi nacimiento fue calculado fríamente pensando sólo en la sucesi ón al tron o de mi padre. ¡Era n intere ses de Estado! Mi padre fue e nga ñ ado cuando acudi ó al lec ho del amor; él creyó yacer con una dama por la que se se ntía atraído. A veces pienso que el hab erm e apartado de mi madre sie ndo tan niño me marcó para sie mpr e, pu es durante toda mi vida he vivido fascinado por las muj eres. BLAN CA.-Fuero n much as ¿ verdad? EL REY. -Blan ca, es muy fuerte vuestra curiosidad . BLANCA.- Perd onad mi indiscreción, señor, pero me mu ero por saberlo todo de vos. EL REY. -¡Sí 1 Muchas. No podría deciros cuántas. Pero he de confesar que sólo fui realmente feliz con mi segun da mujer, Violante de Hungría . Cuando murió volví a enco ntrarm e perdid o, sin cesar de busca r a la mujer co n la que pudiera reencontrar mi armonía perdida. BLANCA .-Yo pensaba que erais feliz. EL REY. -Ya ves que n o es todo cu al se cuenta. A pesar de que digan que el am or ha sid o la pa sió n dominante de mi vida, también me sie nt o desdichado. BLANCA.- ¿Qué os cautivó de ell as? 59 EL REY. -Bi en ciert o qu e ca da un a me a trajo por di stint o m oti vo: juve ntud , b o nd ad , int eli ge ncia, be ll eza , te rnu ra , p as ió n .. . C ada un a de e llas pose ía alg una d e estas c u alid ad es; pero so lament e do ña Vi olante sup o rete n er me a s u lad o co mpl eta m ent e e namorado . Y ah ora , co n T eres a Gil , ¡ya sa béis . .. ! L a lep ra está ac ab and o co n ell a y yo nu evam ent e m e es to y sumer gie nd o e n el m ar d e la d esdich a. ¡ Dios mío! ¿ Por qué somos ta n d ébil es para so po rtarn os a nosot ros mismo s? BLAN CA.-¡Por fa vor ! ... N o habl éis as í. .. que sufr o por vos. Sa béis cu ál es mi apr ec io y c reo que tambi én os a m o, a unqu e sé que nun ca po dr é as pirar a estar s ie m . pr e junt o a vo s. Pero no qui ero pen sar en ello ; sola me nte deseo que l a dich a de es ta no che no t ermin e nunc a. E L R EY. -Blanca ... ¡me aturdí s! P oseé is e l encanto d e la te r nu ra y vuestra s pal abr as me llen an de ser enid ad y gozo. B LANC A.- ¡Mi r ey ... ! N o pen sé is e n n ad a y procura d viv ir t a mbi én l os mom ent os dulc es que la v ida no s dep ara , pu es a mbo s estam os he rid os de a mor ... (Se a braza n llen os de deseo y se a pag a l a luz le n ta m en te.) 60 ESCENA VII (H a amanecido. Es e l día 19 de noviembr e. En la tien da real están todos los personaj es arr od illad os, pues e l obispo y el fraile están te rminando la misa matuti na. Entre ellos están los hombr es de Jofre de Loa isa. D esp ués de alz ar a Di os, el obis po pronun cia las palabras finales de la ceremonia.) OBISPO .-¡En el .n om bre del P adre, del Hijo y del Espíri tu Santo! TODOS .-¡Amén! (Se santigu an y se ponen de pie.) OBISPO.- Antes de finalizar el oficio , como es costumbre , qui ero exhortaros de nuev o -ant e este día que Dios todopodero so nos permit e vivir -a qu e s iga mo s fieles a nue stra fe y persi stente s en la lu cha p or la cristiani zac ió n de l os infi eles . Sab éis que , am parados por estos grandes idea les, o btendr án la glo ria todos los que per ezca n en el campo de batalla , pues nuestro Señor no deja de reco mpen sar a los que muer en por su fe . ¡Demo s gracias a Dios por ello 1 EL REY.- ¡Caballeros! Vamos a partir a conqui star una nue va plaza. Estad prestos para la sorp resa. Hoy tenemos junt o a nosotros a los hombr es de Jofre de Loaisa , qu e no s aco mpañ arán a efec tuar la r endición de los sa rra cenos de Petrer , y cua ndo Jofr e sea liberado le e ntre garemos las llaves de la forta leza . RAIMUNDO D E MONTOLIU. -¡Señor , di spu estos estamos a m arc har junto a vos! ¡Contad con nuestras vidas y la le alt ad de nuestras espadas! EL REY.- ¡Lleváis razón , ca ball ero! Los hombr es de armas tenemos la ob ligació n de luchar con honor, y nu estra 61 acción debe trascender la brutalidad de la guerra. Y ahora, juremos ante la cruz que, si luchamos, nadie retrocederá, considerándose traidor quien lo hiciere . (El rey levanta la cruz del altar y todos se arrodillan.) EL REY. -¿Juráis solemnemente estar dispuestos a sacrificar vuestras vidas por vuestra fe y vuestro rey si el momento os lo demandare? TODOS.- ¡Juramos! EL REY.- ¡Hombres de Jofre, acercaos! Sabéis que, según lo dispuesto, hoy se os entregará la plaza. Es mi deseo que los sarracenos vuelvan a vivir en paz y prosperidad. No olvidéis nunca que ellos son vuestros súbditos y os pagan para que veléis por ellos; en ello consistirá vues tra misión. El poder que vais a recibir que nunca más se convierta en tiranía; por ello, obrad siempre con justi cia y recordad estos consejos que os voy a decir: Cum plid siempre todo aquello que prometiereis; antes de otorgar la palabra, reflexionad sobre la conveniencia , pero una vez dada, mantenedla siempre; ganaos el que rer de todos vuestros súbditos, pues los buenos gober nantes deben retener el agrado y el afecto de la gente; cumplid y haced cumplir vuestras órdenes, y sabed que e l ejercicio de la mentira acabará arruinándoos para siempre; no otorguéis tierras a quien no resida en ellas, dádselas a quien las trabaje y saque provecho; no hagáis justicia a escondidas, sino hacedla pública, para que todos vean la razón de la pena o la gracia del indul to, que esto os creará respeto y alabanza; sabed que el dinero no aprovecha si no es bien merecido, y tened siempre presente que la injusticia provoca violencia . Esto es todo. Acordaos siempre de ello. BERNARDO.- ¡Majestad! Todo está dispuesto para mar char. Las tropas en formación esperan vuestra orden de partida. 62 EL REY- ¡Pues ade lante, ca ball ero ! Qu e nu estro ejército se ponga en marcha hac ia la fortal eza de Petrer , y que la g lori a de Di os, nueva ment e, se c iña so bre la corona de Aragón. TODOS.- ¡Adelante’ ¡Viva el rey! TELÓN 63 TERCER ACTO (En el castillo co n guar dias en la muralla. Se acerca un mensajero a caballo y se dirige al centinela que está en el bal cón.) ESCENA I MENSAJERO. -¡Ah del castillo! CENTINELA. -¿Quién va? MENSAJERO .-¡En nombre de mi señor, el rey Jaime I el Conquistador, rey de la corona de Aragón, rey de Valencia y de Mallorca , solicito la presencia inmedia ta del alcaide del castillo! CENTINELA.- No os impacientéis y esperad un momento. (Aparece el alcaide.) ALCAIDE. -¡Decid, mensajero! ¿Qué propósito os trae a este lugar ? MENSAJERO. -¡Ha llegado el día lleno de gloria en que restaurados los pactos sea sometida esta fortaleza; y para ello ya llega mi señor y sus caballeros! Prestaos a recibirle con la dignidad que un monarca se merece . ALCAIDE.- ¡Di a tu señor que estamos dispuestos a capi tular! (Regresa el mensajero al mismo tiempo que el rey ent ra a la explanada del castillo con todo su séquito.) 65 EL REY.-Heno s aq uí, a nte esta forta leza g ue pa rece una gra n coro na de oro do minand o to do e l va lle. V en go a h ab laros e n nombr e del r ey de C ast ill a y de M urcia , Al fonso X, co no cid o e n todos los co nfines de Espa ña co rno ’e l S abi o’; tít ul o g ue ha sa bido ga narse po r se r b en efac to r d e las artes y las letras, gue es lo g ue deb e prim ar en l os hombr es de rea l nob leza , junt o a la ca ba ll eros idad y el h ono r. Y es mi propós ito gu e ho y - seg ún l o pacta do an oche e n mi camp ame nto co n v ues tro s e misarios , los dos a ncian os y e l judío d ep ongá is vues tra lu ch a y m e e ntregué is a Jofre de L oa is a , junt o a las llav es de la fo rtalez a, pa ra d ev o l vé rse la s a s u legítim o du eñ o y se ñor, el rey A lfo nso. Y n o es un m en saje ro ni un lo cu az e mbaj ad o r guí en os l o ex ige; s ino yo, e l rey Ja ime de Aragó n. S é g ue vosotros a máis es ta tierra e ntrañ abl e. A quí h abé is nac ido y luch ado , y co n vuestra sa ngre y s udor h ab éis hec ho fér tiles estas tier ras. Sé de vu estra co n go ja y la humill ació n a gu e hab éis sid o so metid os; y so n l as le ye s del Di os del univ erso las gue no s e nse ñ an a los c ristia nos e l don d e la ca ridad y e l pe rdón. A e llas se ré is somet idos co n el res ta bl ec imi ento d e los p ac tos e ntre voso tros y e l rey A lfo nso. S i h em os llegado a ta n feli z reso lució n e s po r nuestra expe riencia y po r vues tra ca uta sa bi dur ía, gue nos d ic t aro n gue a ntes de em puñar las a rmas deb ería m os uti li zar la s pa labras , gue la fue rza no s ie mp re tiene la ra zó n, y gu e no pu ede habe r paz do nde hay inju sti cia y vejac ió n. Qu is ie ra ser co rno e l trova do r gue va can ta nd o a la armo nía y a l amor, y co nq ui sta cas tillos y ci udad es e n s o n d e paz. Pero , ¡c uid ado!, ta m bié n mi alm a se llen a d e có lera a l em puñar mi e spada, y mis ejérci tos e n so m brecen lo s día s de te rror y muert e a s u paso. P ero no te máis, soy fie l a m i pa la b ra y m ie nt ra s aca t é is lo s pac to s s e re spe ta rá n vuestras v idas y hac ie n- 66 das. Viviréi s según vuestras costumbres y ritos y fe en Alá ; y no seréis meno spreciados por vuestro origen árabe. Pongo a mi Dios Jesucristo por testigo de cuan to he pronunciado , pues no sería digno de llamarme r ey s i así no fuere. ¡Así, pue s, rendid ya el castillo y librad a Jofre de Loaisa! ALCAIDE.- ¡Maje stad! Anoche, cuando las luces del cre púsculo oscilaban, brilló con mayor fulgor la media luna como señal del cielo, pues se había firmado la paz y no la guerra. Nuestras vidas y haciendas queda ban garantizadas y, además, se nos iba a permitir seguir viviendo en esta bendita tierra , que si gozo nos dio haber nacido en ella, más no s alegrará que un día l eja no sea la morada eterna de todo s nosotro s y de nuestros descendientes . Mucho hemos sufrido por el mal comportamiento de Jofre y sus hombres , tanto que nos obligó a sublevar nos y hacerle prision ero , pue s su tiranía llegó a límites insostenibles , convirtiendo nuestra existencia en un infierno. Por ello, con gran admiración hemos escu chado vuestras palabras y no s llena de felicidad t an complaciente resolución. El día de hoy quedará graba do en la hi storia de Bitrir , nuestro pueblo , y será recordada esta determinación siglo tras siglo, pues se h a evitado una feroz matanza. (Dirigiéndose al casti ll o.) ¡Guardias , os ordeno que soltéis a Jofre de Loaisa! (Por la puerta d el cas tillo salen Jofre y dos guardias. Los guardias se quedan junto al alcaide y Jofre se s itúa junto al re y.) ALCAIDE.- ¡Señorl Ya tenéis al temible Jofre junto a vos; comprobad que no ha sufrido daño alguno. Mientras ha permanecido en nuestro poder fue respetado como é l no lo hi zo con nosotros , pues , ¡vive Alá! que , al tomar la plaza, nunca fue nue stra intención recurrir a l a venganza. 67 EL REY.- ¡Jofre de Loaisa, alcaide y señor de este castillo’ Por el poder que me confiere sobre vos y vuestros vasallos el rey de Castilla, os exijo que juréis pública mente el cumplimiento de los pactos que los sarrace nos tienen con vuestro rey Alfonso; y os incito a que , guiado por ellos, sea garantizada la justicia y la paz, advirtiéndoos, que jurar ante mí exige el cumplimien to de los pactos, porque si no , ¡ ay de vos 1 , más valie ra que vuestra cabeza hubiese rodado por esas alme nas. Si el perdón de un rey, por su inmenso poder, pue de ser infinitamente misericordioso, por la misma razón su castigo podría ser ejemplar. Mereceos la con fianza que nuevamente deposita el rey Alfonso en vos para que perdure la paz. ¡Así pues, jurad! JOFRE.- ¡ Señor’ Juro ante vuestra augusta majestad que acataré y haré cumplir los pactos, y mi autoridad será ejercida con justicia, para honor vuestro y del rey de Castilla. EL REY.- Mi misión en estas tierras me demanda partir para afrontar nuevas empresas. ALCAIDE. -¡Majestad! Antes de haceros entrega de las lla ves de la fortaleza, os reiteramos de nuevo nuestro deseo de que seáis vos y no el rey de Castilla quien quede como señor de esta plaza. EL REY.- Me complace vuestra intención, alcaide, pero no estaría bien actuar en ayuda del rey de Castilla y al mismo tiempo obtener provecho. (El alcaide se a cerca al rey con las llaves, inclinán dose ante él.) ALCAID. -¡Con este acto de respeto os entrego las llaves de la fortaleza! ¡Pido a Alá que os conserve la gracia y la vida por largos años! (El rey toma las llaves y las entrega a Jofre.) 68 EL REY.-¡ Atención, caballero s! Qu e vibren los clarines y resuenen los timbales por todo el valle. Que los hera l do s caba lg uen por el pu eblo y comuniqu en el r ego ci jo a to das las ge ntes, pues ha llega do el mom ent o de qu e nuestra insig ni a ondee en la torre de la fortaleza. ¡Marchad prestos , y con org ull o izad mi victorioso pendón a los cuatro vientos!, y sean testigo s de mi grandeza por los sig los la s piedras de este castillo y el astro rey que no s ilumin a. (L os hombres de Jofre de Loaisa entran al castillo e izan el pendón en la torr e del homenaje.) TODOS. -¡Honor y glori a a Dio s y a nuest ro rey don Jaime! ¡Viva el r ey! Francisco Máñe z Iniesta 69 TEXTE TEATRAL 71 Qtrñnica bel rei fn JJaume l Escriu el rei En Jaume: ’llJaig enviar un missatger a Petrer, que En Joji-e havia perdut. Ben prompte vingueren d’allí dos deis vells í unjueu que hí estava en temps dejo/reí a qui els sarrai1is no l’havien tíngut maí mala fe. Parla mentarem tots tres ells í jo perque em rendíren el castel! í així tornar-lí’l a En jofre. Els vaíg dir que /aria que atengueren els convenís que teníen amb el reí de Castel/a i amb Enjofre. Em respongueren que a causa del mal tracte que havien rebut es re bel. !aren í jo els hí havia de jurar que retindria el castel! pera mi ja que teníen por d’En jofre . Els vaig respondre que de tot ar;o em /aria carrec i que a En Joji-e li /aria complir els seus compromisos abans de tornar-ti el castell:ja que no estaría bé que jo entra ra en ajuda del reí de Castel/a i m ’apropiara els seus castells en !loe de tornar-lí’ls. Sobre tot ar;o digueren que discutirien per a arribar a un acord, i que em donarien la resposta a la vesprada. Tornaren a punt de pondre’s el sol i em van dir queja que així ha valía jo, farien la meua voluntat . Al malí següent vaig partir amb els meus cavallers , tot manan! als homens d’En]oji-e que his saren el nostre penó al castel! que jo els hi restituía’. 73 REPARTIMENT Rei En Jaume I Na Blanca Na Constani;a Bisbe Arnau de Gorb Ju eu N’ Astruc de Bonsenyor Cavaller Bernat Arnau d’ Angleso la Cavaller Eixemén d’Urrea Cavaller Arta] de Luna Cavaller Galleran de Pinós Cavaller Bernat de Vilanova Cavaller Raimon de Montoliu Alcaid Jofre de Lo aisa Sarraí de Petrer l r. Sarraí de Petrer 2n. Sarraí d ’Elda lr. Sarraí d ’Elda 2n. Missatger Frare Soldat lr. Soldat tamboriner Dames de la cort cristianes, musulmanes, soldats cristians i soldats musulman s. 74 PRIMERACTE És el dia 18 de novembre de 1265. Als afores de Petrer s’esta instal.lant el campament de Jaume l. S’ obri el teló i apareix ! ’interior de la tenda reial, on uns sol dats van acabant de situar un altar de fusta. Hi ha una tau la !larga amb els seients corresponents i en un extrem esta el templet reial amb el setial del rei. En escena es traben diversos soldats, les clames Blanca i Constanr;a i el cavaller Bernat Arnau. Les clames estan aque ferades en la tenda i el cavaller ordena uns documents. Blan ca cantusseja alegrement mentre juga amb els cavallers. ESCENA I BERNAT. -¡Per Déu, Blanca! Pareu ja eix rebombori. Dei xeu les bromes i estigueu més alerta en allo que esteu fent. ¡ Quina bogeria , Déu meu ! ( Ixen els soldats.) CONSTAN(::A.- ¡ Vinga, ja heu escoltat el cavaller Bernat! Deixeu de cantussejar, que només sentir que s’aproxi ma el senyor rei En Jaume sembla que la sang vos bulla i voletegeu com una palometá enlluernada. BERNAT.- ¡Joventut , joventut! Sou un cavall desbocat, a qui se li ha de subjectar les regnes pera poder contenir-lo. El pas deis anys i l’ amargor de la vida assecaran el vostre ímpetu , no sembleu una dona com les al tres ... (Entra en es cena el jove cavaller Eixemén, que ha escoltat la conversació.) 75 EIXE MÉN. - (T a ll ant a Bern.a t.) ¡Pe r D éu I S embl a qu e vos di ve rtiu fent l a guitza a Blan ca. ¿I qu e tindr a de bo a pl ac ar ! ’ímp etu d e la jove ntut? ¿Pot ser la vid a no és m és be lla i f ecund a qu an l ’h arm onit zem amb !’ím pe tu d el tr eball , la il.lu sió i !’aleg ria? ¿És que Blan ca no s’ un eix més amb l a mare natu ra a mb la seua do lc;:o r, n aturalit at i fr esco r? La gra ndesa del se u es perit i l’ es po ntan eü at, és e l més bell ca nt qu e I’ a nim a hum an a és ca pa;: d ’evoca r. Sembl a qu e e ls dos teniu en ve ja del qu e e lla re pr ese nta, de to t all o qu e ja m ai n o po dreu p osse 1r. .. CON ST A N ;A. - ¡Mir eu-l o 1 ¡A mb quina pa ssió defe n sa Bl an ca ’ El s do s so u igu als d’es túpid s; si per mi fóra, ja vos don aria jo a v osaltres .. . Més disciplin a haur íeu d ’h av er rebut. E IXE MÉN. -¡Cert és, Na Co nsta n c;:a! Blanca i j o ens se m blem . Perqu e ta mb é des de la jove ntut m és m’ estime ca ntar la can c;:ó de la v ida i I’ am or, i és mon senyo r E n Jaum e el m eu exe mple . Cree u-m e que m ’agra dari a se mblar-m e a ell, perqu e !’h o n o r i !’am or h an sig ut la p ass ió de sa v ida. BL AN CA .- Jut geu b é la v ida de l nostre se nyor r ei, E ixe m én. Els joglar s canten qu e sa vida ha sigut un a festa d ’amo r, a p esar d e la rud esa de l’educaci ó qu e ha re but. Tot s sabem qu e de x iquet va s er instruü i edu ca t pe ls monj os tem pla ri s en el cas te ll de Montsó. E l g ra n m estre Guill em d e M ontrod on el va so tmetr e a un a di sc iplin a ferri a quan ap re ni a I’ art d e la p olíti ca i e ls prin cipi s re li giosos. Més i mjll or edu cació no va po der obt enir-n e i, en ca nvi, tots c oneixe m com h a s ig ut sa v ida i les rep rim end es del bi sb e A rnau d e Gor b sobr e els se us am ors. Com ve eu, Con stanc;:a , hi h a molta difer en cia e ntre e l que t’e nse ny en i el qu e d es prés s ’ aprén. 76 BERNAT.-Penseu , Blanca , que I’ home tamb é pren actitud s i conceptes equivocats ... i que el pecat sempre acom panya el ser huma. EIXEMÉN.- Efectivament, Bernat, simplement d’aixo es tracta. ¿No vos heu pr eguntat alguna vegada si el con cepte que sobre l’ amor teniu esta contraposat amb la natura de ! ’home? ¿No heu pen sat que potser els pecat s natural s de !’hom e siguen legítim s? BERNAT. -¡Per Déu , Eixemen d’Urrea, no sigueu neci, per que sembla, pe! que insinueu! que no sabeu que dieu! CONSTAN;A.- ¡Valent trua! Més valdría que passareu el temps practicant l’oració , en comptes de pensar tante s ximplerie s. ¡Que sou cavaller i cristia , i ayo vos exi geix molt! Eviteu de fer comentari s d’e ixa classe davant el senyor bisbe, perque segur que vos ficaria a l ’infern . EIXEMÉN.- (Riu.) Per de scomptat que sóc cavaller, Na Constanya , i tant que m ’ha costat, no cregueu. Perque no debades nostre senyor, el rei, va dipositar en mi la seua amistat i confianya, i aixo que jo era un jove neci com vós di eu de mi , i no diguem com goja conversant amb mi ... Si vos contara deis pensam ent s íntims , de le s perturbacions de ! ’anima, de les ansies, dels seus amors secrets ... CONSTAN;A.- (Intrigada.) ¡Conteu, Eixemén , conteu ... 1 EIXEMÉN.- ¡Valga’m Déu , senyora , que sóc cavaller! I si al bisbe de Girona, Berengue r de Castellbi sbal, el rei En Jau me li va fer tallar la llengua per contar un secret de confessió sobre Teresa Gil, a mi, m ’esquarteraria. BLANCA.- ¡ Calleu, Eixemén ! ¡Jan ’hi ha prou ! Que els no s tres amic s no vos comprenen i vos interp reten mal , ja que el món és gran i els cels amples perque so lament capien Lms pocs conceptes. Recordeu que estem en 77 campanya i ací ha de prevaldre la guerra i el benefici del botí. Parlar d’ amor i de sentiments humans sobra ... (Abaixa la veu.) si no és davant del nostre senyor. (/x.) BERNAT.- Efectivament, senyora. Prou de comentaris 1 alleugerim la faena , que el rei arribara prompte i la tenda ha d’estar enllestida. Digueu-me, Eixemén, ¿quan van partir cap a Elda i Petrer el jueu N’ Astruc i els negociadors? EIXEMÉN. -Van eixir quan va arribar la primera expedició, i esperem que retornen per informar al rei abans de fer-se fose. (Entra un soldat i es dirigeix a Bernat.) SOLDAT.-¡Senyor! El gros de l’exercit arriba al campa mentl. BERNAT.- ¡Bé, aviseu la guardia pera rebre el senyor rei! (lx el soldat .) BERNAT.- ¡Eixemén acompanyeu-me 1 Disposem-nos a rebre el senyor rei , i vós , Na Constanc,;a, ocupeu-vos d’ acomodar el nostre senyor. ( lxen tots.) 78 ESCENA II (Interior de la tenda, tot esta preparat. Entra el bisbe i el cavaller N’Artal de Lluna.) BISBE.-Arta! vos trobe preocupat i no veig, aparentment, cap motiu . ¡Digueu -me! ¿Que motiva la vostra tristor? ¿Que vos passa? ARTAL. -Excel.lencia, des que hem eixit de Saix e l record de N’ Arta! d’ Alagó m’acora. Ja fa vint -i-sis anys que a llí va perdre la vida, quan, junt amb el vescomte de Cardona i el seu exercit, van fer la primera incursió en aquest regne. Potser la mort li va vindre innecessaria ment. .. Si s’haguera disposat millor ]’estrategia del setge de Saix, tal vegada aquella missió haguera aca bat amb exit. BISBE.- Van ser uns valents que no temien la mort i aquí, a Saix, va quedar ben demostrat. La nostra causa impo sa a vegades grans sacrificis , que únicament es poden comprendre ambla gracia de la fe cristiana. ARTAL. - ¡Pero aquell no va ser moment propici. És una bogeria comenc;:ar un setge només amb l’ impuls de la fe en Crist! BISBE.- ¡No oblideu que tots els sacrificis seran recompen sats I Quan els sarrai ·ns estiguen sotmesos i batejats ... ARTAL. (Li talla la paraula .) Vós sabeu que e l nostre senyor reí no vol que es cristianitze perla forc;:a i, com ell , el rei Alfons. Tots dos coincideixen en el fet que els almohades seguisquen amb e ls costums i la religió musulmana, i desitja la prosperitat i la pau pera ells després de la conquista. ¡Bé sap Déu que desitge que així passe i acabe tanta guerra! BISBE .- Heu de saber que el rei Alfons ha intentat diverses vegades passar a l’ África per a conquistar els regnes mu sulmans ... 79 ARTAL.- Possiblement aquesta lluita no acabe mai, encara que certament jo em trobe cansat de tanta guerra. La guerra santa no cessara fins que els sarra’I’ns siguen expulsats d’ aquestes terres. Aquest sera el resultat final, encara que passen molts anys, perqu e com ha ocorregut ací, a Petrer, els cristians no toleren els musulmans , so bretot si aque stos te nen po sició p er a poder exigir els seus drets ... ¡Déu meu ! ¿Per que exis teix dins de nosaltr es aqu est afany desmesurat per aconseguir noves conquistes? BISBE.- Arta] , Artal. .. , no continue amb els vostres dubtes que a ca p lloc vos conduiran. Penseu que els sarra’i’ns, fa cinc-cents anys, i davant la pa ssivitat del poble , també van conquistar aquestes terres. ARTAL. -¡Sí! Pero aleshores l’estat de descomposició en que es trobava el regne visigot i les llar gues lluites internes van provocar que molts ajudaren els sarra’i’ns, jaque considera ven els visigots com una carrega mas sa opressiva . Deveu saber que va ser el comte Julia qui va demanar als arabs conquistar el regne d’ al-Andalus quan va decidir venjar l’ honor de sa filia , honor t acat pe! rei Roderic . Les ansíes de revenja el van impulsar a la tra’i’ció; va facilitar ]’entrada de la primera expedí ció a les ordres del b erber Tariq , pero, després , la pri mera mesura que el poder musulma va adoptar v a ser despo sseir els grans propietaris d ’origen visigot i donar la terra a qui la treballava com a serfs; per at¡,o quan es va demanar al poble qu e lluitara contra els musulmans no hi va haver gent del poble que alt;,ara les armes en contra d’ells. I després van aconseguir que el califat de Cordova fóra el centre del món civi litzat. .. i mai, des d ’ aleshores, aquestes terres han contemplat tanta magnificencia . BISBE. -Sí, certament és com ho conteu, pero les cir cumstancies van canviar i la decadencia va entrar en 80 els se us re gnes. I els almoh ade s i el s almorav its van imp osar la s eua intol era n cia r eligi osa . ARTAL. - iVolien res tituir l’imp eri mu sulm a i don ar re spo s ta al crei xement d e la co ro nad ’ Ara gó i de Castella! BISB E.- E nca ra així , no t ots pen sav en el mat eix. En la capi tula ció d’ Alca raz e l rei Hudi el d e Múri ca va prefe rir so tm etr e’s a l re i Al fons de C as te ll a ab an s qu e al r ei d e Gran ada , el m és poderó s dei s rei s m ah o met an s. E l qu e va pass ar despr és ja ho sabeu ... ARTAL.- ¡Sí 1 D e nou la int ole ra n cia i l’ abú s va caure so bre e l pobl e sa rraí, i ací en s trob em n osaltr es per a res ta blir la ju stíc ia i la p au. iVal ga’m D éu que d esitge no h a v er d ’empun yar m és l ’es pasa pera c onqui star n oves t e rr es ! D esitjari a de tot cor qu e cri stian s, jueu s i mu sulm an s vi squer en r espe ctant- se les cree nce s pro pies, perque to ts han n ascut aquí i e stim em aque sta t e rra , i qu e de n ou t ornara a r esplendir en tot es les ani me s l ’esp eran ~a. BISB E.- (S omri u.) P arleu com un p oeta i no c om un c av aller a l se rvei d ’a rm es; si e ls vo str es so ldats vo s se ntiren es riuri en d e vós. Tots dos s om instrum ent s de Déu i es te m obli gat s a e xerci r la mi ssió qu e el ce! en s ha d es tin at. Ce nyiu-vo s a les lleis d e la guer ra i jo als manament s de l’E sglésia , m entr e sos tinga amb les man s aqu esta cre u i v estis ca aquests habit s. ¿ Qu e sa b em n osa ltr es dels des ig ni s de D éu n ostre se nyo r? ARTAL. -Els meu s pen sa ment es cap gir en co ntra mi i em fa n gra vitar en un m ar de dubt es. BISB E.- ¡P e! v ostre b é, fil! m eu ’ D eix eu-h o es ta r i confi eu e n D éu. D e vega des vos asse mbleu al j ove Eixe mén . S o u un s somniador s qu e c onfoneu el co lor real de la v id a. Dei xeu de s omniar i d ’ide alit zar t ot el qu e vos ro dej a. Reco rdeu all o qu e diu en del rei Al fons: d e tant mir ar l es es trell es se li va caur e la cor ona. (Es riu .) 8 1 (Entra unfrare i es diri geix al bisbe.) FRARE. - (Fa una re ve re ncia.) ¡Sa il.lustríssima 1 BISBE.- ¡Digueu-me pare! FRARE .- ¡La vostra cambra esta llesta! Podeu r etirar-vo s quan vulgueu 1 BISBE.- ¡Anem pare , acompanyeu-me! (Ixen.) 82 ESCENA III (Se sen.ten veus i soroll de cavalls. Entren en la ten da els cavallers Galleran de Pinós, Bernat de Vita n.ova , B ernat Arnau i Eixemén d’ Urrea. També entr en Na Constan¡a i Na Blan ca, aquesta porta la túnica del rei.) BLANCA. - (Nerviosa.) ¡Ja arriba, ja arriba ... 1 BERNAT.- ¡Galleran! ¿Com ha anat el viatge? GALLERAN.- ¡Excel.lent! Pero molt fred. Aquesta campanya de Múrcia -per ara esta donant un bon resultat perque no hi ha hagut problemes . El senyor Rei esta mostrant una impressionant personalitat i una gran maduresa, a més coneix la forma de ser deis sarrai’ns i ac;:o Ji dóna un gran prestigi entre ells. CONSTAN;A. - ¡Beveu i reconforteu-vos cavailers, que aquest fred gela la sang’ BERNAT DE VILANOVA. -Durant el viatge el nostre se nyor rei En Jaume em comentava que després de la rendició de Vi llena esperava que aquí a Petrer i a Elda també succefra igual. BERNAT. -Heu de saber que els soldats s’impacienten per entrar en combat. EIXEMÉN .-Els soldats esperen entrar en guerra per a des prés repartir-se el botí que els corresponga. GALLERAN .-És logic , Eixemén. Ells ignoren l’abast de la nostra empresa en aquestes terres. Entrar a l ’assa lt és el que desitgen , jaque del saqueig, n’obtenen majors beneficis. ARTAL. -Per ac;:o ningú ha d’oblidar que ací estem per a recobrar els castells i restituir-los al rei Alfons , res del que conquistem ara ens pertanyera. No hem vingut a 83 rapinyar sinó a restituir, i el nostre rei En Jaume sem pre ha sigut fidel a la paraula donada . EIXEMÉN.- I als soldats se’ls paga perque obei’squen les nostres ordres. CONSTAN(:A. - Si la infanta Na Violant no s’haguera casat amb el rei Alfons segur que hui no estaríem ací. Li va costar molt convencer son pare, el rei En Jaume, per que auxiliara el seu espós, el rei Alfons. BLANCA.- ¡I és que ... el que no aconseguisca una dona enamorada! BERNAT DE VILANOVA .- Quan el rei En Jaume va deci dir ajudar el seu gendre, molts deis cavallers de la cort s’hi van negar perque no veien cap beneficien aques ta campanya. Gracies a l’ ajuda de Tero! i als prestec s d ’alguns jueus i ríe s prohoms de Valencia es va poder finan~ar aquesta expedició. EIXEMÉN.- Si perla ineptitud de Jofre de Loaisa i els seus cavallers no van saber guanyar !’es tima deis sarra’ins d’aque sta terra, el rei Alfons hauria d ’haver-lo s obli gat a abandonar la faena i enviar nous mandataris. GALLERAN.- El rei En Jaume i la noblesa estaven dolguts amb el rei Alfons, perque va ser un neci quan va maquinar amb el sarraí al-Azraq la conquesta deis nostres castells. BERNAT DE VILANOVA.- Per aixo no e s va atrevir a par lar amb ell i va utilitzar la seua dona pera demanar-li perdó i ajuda. Jo vaig ser emissari de Na Violant pera parlar amb son pare . L’any pass at, durant la Quare s ma , el rei En Jaume es trobava en el monestir de Sixe na. Quan li vaig exposar el missatge angoixant del rei Alfons , vaig advertir al rei que seria un error ajudar-lo després de les aliances fetes amb el sarraí al-Azraq, i que la cort ens giraría l’ esquena, cosa que va passar. I 84 ¿sabeu que ern va contestar? -Bernat, heu d’entendre que ajudar el rei Alfons contra els sarrains és ajudar nos a nosaltres . GALLERAN. -¡Ben és cert que les seues intencions anaven rnés enlla de la reconquista de castells ! 85 ESCENA IV (Entren dos soldats i anuncien la presencia del rei.) SOLDAT.- ¡Atenció, cavallers, el rei ! ( Entra el rei amb solemnitat i els dos soldats es que den en la porta de la tenda. Na Constanr;a i Na Blan ca l’ajuden a desvestir-se i posar-se la túnica blanca. E ls cava llers jan una lle u reverencia. Després de seu re en el setia l reial, el rei es dirigeix als presents.) EL REI. -¡I bé cavallers, ¿que hi h a de nou ? (Na Blanca emocionada li serveix un pitxer de ví i en donar-li’l tots dos es queden mirant-se un instant.) BERNAT.-¡Senyor, tot s’ha disposat tal i com vau ordenar’ Els negociadors han complit favorablement el treball, ja que els musulmans d’Eida esperen ser rebuts per vós. El jueu N’ Astruc va partir cap a Petrer i esperem impacientment el seu retorn. EL REI.- ¡Bé, cavaller Bernat! Aviseu els sarrai’ns. BERNAT.- ¡Guardies, porteu els sarra’t’ ns davant de l rei! (lxen els guardies en busca dels sarraiiis . Blanca s’a propa al rei i li ofereix més vi.) BLANCA.- Senyor, tinc el presentiment que dies de gloria novament il.luminaran l’or de la vostra corona. En aquesta campanya pe! reg ne de Múrcia convenceu més que venceu, i ac;o evita que es vesse més sang i que els plors i la mort s’ense nyor isq uen amargament per on vós passeu . Desitge que la vostra saviesa tinga més forc;a que el colp terrible de la vostra espasa . EL REI.- Heu de saber, seny ora que eixa gracia no s’obté facilment, sinó que es deposita , després del pas deis anys , e n el fons de l’esperit deis homen s prudents. De l a vida vaig aprendre les lli c;ons millors. En aquests 86 temps turbulents, encara que desitgem la pau, la nos tra missió ens obliga a viure en estat de guerra perma nent. Les circumstancies ens imposen ... SOLDAT. -¡Majestat, els sarra·1ns 1 (Deixa de parlar quan entren els soldats i els musul mans. Els guardies es queden en la porta mentre els sarraúis Jan una reverencia davant del rei, Na Blanca en veure’ls entrar s’allunya rapidament del rei.) SARRAÍ lr. - ¡Majestat 1 En nom dels musulmans d’Elda vos desitgem la major felicitat i benaventurarn;:a. EL REI.- (Amb rudesa.) ¡Molt bé , missatgers I Vos agra’i’sc els desitjos i vos oferisc els meus, pero no retardem més l’assumpte que ens convoca. Vos oferisc la pau a canvi de la rendició i del restabliment dels pactes amb Castella. Pero si rebutgeu 1’ oferta, heu de saber, insen sats, que els meus exercits esperen impacients el moment d’ entrar a mata-degolla i arrasar les vostres vides i propietats. Ac;o és tot el que havia de dir-vos . ¡ Contesteu ! SARRAÍ lr. - ¡Senyor 1 Durant tota la vida hem treballat durament per aconseguir els béns que tenim. No desit gem més del que Al.la misericordiós ens concedisca. Solament demanem la pau i poder tornar a viure amb les nostres conviccions, i com que ens garantiu el benestar , solament vos supliquem que ens faciliteu sentinelles per a guardar les hortes i que els vostres soldats queden apartats del nostre poble. Així, accep tem la vostra voluntat i de nou el vassallatge de don Manuel. EL REI.- ¡Molt bé , m ’alegra la vostra disposició. (El rei es posa dret .) Retireu-vos i signeu la capitulació amb els meus nobles cavallers. La meua paraula sera garantía i la segellaré am b l’ escut i I’ honor del rei. 87 (lxen els dos musulmans i amb ells els cavallers Galleran i Bernat de Vilanova amb el docwnent). EL REI. - ¡Cavallers , deixeu-me reposar’ (lxen lentament tots ifan la reverencia. Na Blanca ha passat la cortina de la finestra i a través de la fines tra apareix la majestuosa muntanya del Sit. Na Blan ca es disposa a eixir !’última i el rei la crida.) 88 ’ESCENA V EL REI.- ¡Blanca , espereu un moment! BLANCA. -¡Senyor , a la vostra disposició! EL REI. -Apropeu-vos i digueu-me : ¿Per que heu estat tan inquieta mentr e he parlat amb els musulmans? BLANCA. -Senyor, no tinc cap dret de parlar-vos , pero com que m’ho demaneu , així ho faré. ¿No vos sembla que heu estat molt rude amb els emissaris d ’Elda? EL REI. -Efectivament senyora. Tot ha anat com havia cal culat. Si el dubte haguera impregnat les meues parau les , tal vegada haguera ocorregut el que volia evitar. BLANCA. - ¿Que era, senyor? EL REI. -¡La guerra! Entrar en ordre de batalla i produir una camisseria. No són els exercits reíais els qui han de lluitar en aquest regne de Múrcia, sinó les hosts de Castella, coma amos i senyors d’aquestes tenes. Pero si el meu honor de guerrer s ’haguera vist compromés et garantisc que, a pesar de tot, l ’hauria deixat ben alt. BLANCA. -¡Senyor ! Sempre em sorpreneu amb els vostres pensaments. No feu cas deis meus judicis innocents i, per favor, perdoneu-me . EL REI.- (Amb tendresa .) ¡Blanca , quan envermelliu encara sou més bella , i feu que dintre meu brolle una nova fon;:a. ¡ Que bonica sou 1 BLANCA.- ¡Senyor! El que ara vos diré no ho prengueu comuna adulació ni per esperar un favor, és la veritat d’ allo que sent i em costa molt de confesar-vos-ha. Jo vos admire en gran mesura. Quan estic amb vós, tam bé s’il.lumina la meua anima, i no tinc por de res .. . , ni tampoc desitge res més ... Em doneu vigor , forc;a, ale gria 1 passió per a ... 89 EL REI.- ¡Calleu, per Déu ... ’ Sempre he cregut que estaveu enamorada d’Eixemén d’Urrea ... BLANCA.- Eixemén és com un germa per a mi. Ens com prenem mútuament i sabem el que volem. Pero els meus somnis i anhels no estan amb ell, sinó amb vós. Sou el turment de les meues hores desesperades i el príncep de la meua pau ... EL REI. -No oblideu queja no sóc jove. He viscut massa i durament, creeu-me queja em sent cansat. BLANCA.- ¡No vos queixeu massa! Perque sou un home afortunat. Heu aconseguit I’ afecte dels súbdits i l’ a mor de totes les dones que heu desitjat. ¿Que més Ji podeu demanar a la vida? EL REI. -Sí, és cert, encara que no siga tot comes diu. Qual sevol dia vos contaré ... BLANCA.- ¿Que, senyor? EL REI.- ¡Ja ho sabreu ... ! (Blanca s’apropa i intenta acariciar el rei.) EL REI.- ¡No, Blanca, no és ara el moment 1 ¡Per Déu, retiren-vos! Tingueu pietat de mi. (Na Blanca ix corrent. El rei s’apropa a l’altar dispo sat pera la celebració). EL REI.- ¡ Senyor, ajudeu-me a contenir aquest foc que m’ a brasa! En la infantesa em van ensenyar els manaments de la religió cristiana i a creure amb fe inquebrantable. Vaig aprendre a ser un dirigent del poble i un servidor de l’Església. Vaig ser company de la lleialtat i de la fidelitat a la paraula donada. La meua passió és la forc;:a i la debilitat davant vós. No em jutgeu com a rei , perque a tu acudisc suplicant com a home. Solament vós , senyor, podeu rebutjar qualsevol temptació. Senyor , perdoneu-me, pero m ’és impossible viure 90 guard ant contin en cia . Necess ite a mar p er a pod er seg uir vivint. ¡Api ad eu -v os de mi , so lam ent s óc un ser hum a 1 (E l re i s’age nolla da vant /’ altar amb els b rar;o s en e re u .) TELÓ 9 1 SEGON ACTE ESCENA I ( Interior de la tenda reial , entren Bernat i Galleran.) BERNAT. -¡Bé, Galleran 1 Es demostra que els sarra ’i’ns no poden prosperar sense l’a juda exterior, i que el rei Alfons no pot recuperar els castells sense la nostra a juda. GALLERAN.- ¡Efectivament, Bernat! Hem de felicitar -nos pe ! resultat del bloqueig de la costa de la mar Medi terrania, al mateix temps que les naus en s serveixen puntualment les provision s. La col.laboració deis nos tres mariners catalans en les naus castellanes evita que s’apropen les nau s sarra’i’nes que procedeixen del nord d ’ África per auxili ar els insurreccionats. BERNAT.- Ha sigut un exit, perque hem capturat diverses naus en tot el litoral de Múrcia. (Entra en escena el bisb e.) BISBE.- ¡Cavallers! ¿I el senyor rei, e ncara descansa ? GALLERAN.- S’a proxima el moment d ’una nova nego ciació. Possiblement el rei estara calc uJant ]’es trate gia, ja que la vida de Jofre de Loaisa podría correr perill i tots sabem l’ estima del rei per el!. BISBE .-El jueu N ’ Astruc i els negociadors arribaran en qualsevol moment. Hem de preparar-nos. 93 BERNAT.- (Mira a través de la p orta.) Efect ivament, ara a rriben . Sembla que vénen acompanyats per do s sarrai·ns. (Entra en escena eljueu.) GALLERAN. -¡N’ Astruc , temíem perla vostra vida! Passa v a el temps i la nostra preocupació augmentava. ¿Com h a anat el primer contacte amb e ls sarra i’ns de Petrer ? J UEU. -¡Difícil , molt difícil’ Perdon eu pero n ecess ite beur e. (Es dirigeix a la taula i se serveix un got de vi.) L’en trevi sta amb l ’alcaid del castell ha sigut esgotadora . Espere que després de tot puguem traure profit i s’ a cabe amb una bona negociació. BISBE. -¡N’ Astruc , N’ Astruc 1 No hi ha persona al món que et supere en l’habilit at de persuadir. Eres un gran diploma.tic. JUEU.- Res del que he fet haura servit si no s’arriba a un ente niment amb el rei. BERNAT.- ¡Prompte ho sabrem! ¿Quin s em issar is t’han acompa nyat? JUEU. -Han vin gut amb mi dos sa rrai·ns vells, els mé s savis de la comun itat. Ells han cregut en les meues paraule s quan els he parlat de la toleranci a i la ju stícia del nos tre rei, pero l ’a lcaid no s’ha fiat, desconfía profunda ment de Jofre i deis seus so ldats. GALLERAN. -¡Cavaller s alerta, arriba el senyor rei ! (Entra el rei custodiat p els dos soldats que es queden e n la porta. Tots Jan l a reve re ncia . Galleran i B erna t van a la taula i revis en do cum ents .) EL REI. -Digueu-nos N’ Astruc , ¿Com esta Jofre ? JUEU. -Majestat , Jofre esta retingut en el caste l!. M’h an asseg urat que es troba bé . He pogut parlar amb l’ al caid i li he expressat el vostre desig . Després he hagut d’esperar, perque s’ ha reunit tot a la comu nitat e n 94 secret, després m’han comunicat que m’acompanya rien dos d’ells, que ara esperen ser rebuts per vós. EL REI.- ¡Ordeneu que passen! (El jueu parla amb els soldats, a continuació ells ixen. Bernat s ’alra i dóna al rei uns documents, li fa algu nes indi cacions , i per aixo sa majestat quasi no pres ta atenció a la resta de la conversació.) GALLERAN.- (Es dirigeix al rei que no li presta massa atenció.) N’ Astruc ens comentava que l’alcaid del castell és molt reticent i no s’acovardeix facilment. JUEU. -¡Sí! L ’alcaid és un home aferrat a la terra i a la gent, i no es ta disposat a tolerar més humiliacions. No es fia de les promeses de Castella i esta disposat a tot, si no s’arriba a un tractejust. GALLERAN .- Jofre i els se us homes no van aconseguir guanyar-se l’ afecte deis sarra’i’ns i ac;o va ser la seua perdició. JUEU. -Nosaltres els jueus quan estavem · sotmesos a la dominació dels musulmans ens vam felicitar per la tolerancia que ens van permetre. I els musulrnans van aconseguir que , des deis prirners dies de la co nqui sta, alg uns foren uns valuosos col.laborado rs , que es van convertir a !’Islam. Ben és cert que els arabs van saber ap reciar millor que alg un s cr istia ns e ls avantatges d ’estar sotrnesos a ell s. GALLERAN .- ¡ Per Déu, N ’ Astruc ! Tarnbé els cristia ns hem sigut condescendents arnb vosaltres . Vós en so u el millor exernple . BISBE. -Vau comet re la rnajor ofensa que es pot fer a la no s tra religió, perque l’escarni d’una creu implica la rnort en la forca. En canv i, e l nostre senyor rei vos va per donar i encara més, vos va nornenar el seu emissari persona l. JUEU. -¡Mai li agra iré prou al nostre senyor e l perdó! 95 ESCENA II ( Entren els soldat s qu e acampan.yen els sarrai’ns. N’Astruc es dirigeix cap a ells i els mussita unes paraules, a continuació van cap al rei.) SARRAÍ lr.- ¡Al.la vos guarde, majestat! EL REI.- ¡Benvinguts al meu campament! Confíe que des prés de saber quines són les meus intencions optareu per cedir en la vostra resistencia . SARRAÍ lr.- Majestat, en nom del Senyor, permeteu-nos ser fidels a la terra i la comunitat. Per aixo, no seríem ni fidels al Profeta ni tampoc de bon llinatge si no defensarem aquesta terra amb la sang, si fóra necessa ri. Pero com estimem la pau i creem en la justícia vos supliquem que escolteu la nostra ambaixada EL REI. -¡Parleu , vos escolte amb atenció 1 SARRAÍ 1 r.- Sabeu que els almohades que ens van sotmetre a la protecció del rei de Castella perque creiem ferma ment que seria pitjor si érem vassalls del reí de Gra nada; i per tant, vam pagar tots els tributs i requisits que es van acordar en els pactes . Pero heus ací que el rei Alfons va delegar en Jofre de Loaisa , i la protecció que havíem de rebre al poc de temps es va convertir en tiranía i en humi Iiació. I farts de suportar vil eses , quan el moment va ser el propici ens vam insurreccio nar i vam tindre exit i vam tornar a regir-nos per nosal tres sota !’empara de les lleis justes, i vam agrair a Al.la aquesta nova benedicció del ce!. Pero vós ara voleu de nou la submissió a Jofre i els seus esbirros. ¡Permeteu-nos que ens neguem a tal resolució’ SARRAÍ 211. - Senyor , si coneguéreu Jofre de Loaisa no ens faríeu aquesta proposició. 96 -------- ---- -- - EL REI.- Vos eq uivoq ue u , an cia, i n o vos so rpren g ue u ni tarnpoc dubteu d el que diré. Abans qu e e l rei A lfon s conced ira a Jofre l’h ere tat de Petr er amb la v ila i el cas te ll , aqu est va estar al servei d e la meu a coro na, i va ser tutor de la meua filla Na Violan t. P ero qua n ell a . es va casa r arnb el re i A lfo ns, Jofre va conti nuar al seu se rve i i per tant tarnb é a les ordres de l re i el e Caste lla. A ixí done s, ¿q ue podrieu dir-rne, qu e jo ig nore , de l’home a qui vaig confiar ma fi]]a? SARRAÍ 2n. - iMajestat, a pesa r d’aixo , Jofre , pe ! carrec qu e ostentava , va ser res ponsabl e dir ecte del que va passar! EL REI.- il les cir cu rnsta ncies de les insurr eccio ns d’a ltre s pob les ! ¡ I le s pre ssion s del rei Alfon s sobre ell I Tot va pod er in cidir sobre la se ua ex trema actitud . SARRAÍ 1 r.- i Sí 1 Pero és s inon im d e vilesa exe rcir la tiraní a i l ’abú s pera tap ar l a boca a gents innocent s amb la finalitat d’evitar la in surr ecc ió. Així i tot , amb la se ua act itu d , la va provo car. Pero n o pas seu an sia per ell , perq ue no Ji h em fet gens de mal. EL REI. -Venerab le s, la prese ncia del rei obeeix a la neces s itat d e res tablir la pau, de re tornar la vi la a l rei Alfons, i no parar é fin s a aco nseg uir-ho , siga quin siga e l preu. P ero s i acced iu pacíficam en t a sotmetr e-vos a no saltr es, Jofre ju rara l’ acomplim ent de is pact es que vau esta blir arnb el rei Alfons , i d e nou seran respec tat s els drets i les llib ert ats vostr es . En el n ou tractat co rnpro rne’t el meu honor. Pel contrari , pe r rn és fort qu e s iga el vostre a lcaid i l’exercit , vos jure que el pob le de Petrer se ra a rr asat pels rneus so lclats i sobre vosa ltres reca uran l es JJag rim es i la sang ve ssada, i a les hor es sera inútil d emanar-m e el perdó. SARRAÍ 2n.- ¡Heu de s aber que el n ostre poble ta mb é té o rg ull i hon or, i fe ind estructibl e en Al.la , que en s 97 auxiliara mentre tinguem ale per lluitar 1 El nostre alcaid també esta disposat, junt amb tota la comunitat, a manten ir la nostra llibertat. .. SARRAÍ 1 r.- ¡Majestat’ Sabeu per la vostra condició de rei que un poble sense dignitat no és res, i que un poble mai s’ha de comportar igual que quan els bous doble guen tranquil.lament el front davant del botxí. La dig nitat no ens permetra morir com a velles espantade s, s obretot quan la raó ens assisteix i els fets clamen al cel , perque heu de saber que després de pagar els tri buts de les collites, quasi no ens quedava res per a poder sobreviure. EL REI. -(Es planta energicament.) ¡Per Déu nostre senyor, calleu 1 , que oblidaré que sou dos vells. La meua pro posta jala sabeu i mantinc la paraula donada. Ja h e dit que Jofre i els seus soldats respectaran el nou pac te i d’aixo repondran davant el pes de la corona. Aneu-vos-en i mediteu sobre el que vos he dit amb el vo stre alcaid i la comunitat musulmana. Digueu-los que tot el que s’ha promés s’ha fet sota paraula de rei i no hi ha persona al món que dubte del rei En Jaume d’ Aragó. SARRAÍ 1r. - (Humilment.) En nom de Déu, perdoneu-nos senyor si ens hem excedit en el parlament de l’ ambai xada. No hem pogut evitar que la calera ens cegara. SARRAÍ 2n.-Majestat, sabeu que coneixem la vostra fama d ’home just i tolerant. SARRAÍ lr. -Disculpeu-nos-en i permeteu-nos que tornem davant vostre al capvespre pera comunicar-vos !’últi ma decisió. EL REI. -¡Molt bé , que Déu vos acompanye’ SARRAÍ l r.- ¡Majestat , Al.la vos guarde’ (F an un a rev eren cia i ix en acompan yats p el jueu .) 98 GALLERAN.- ¡Senyor, hem estat a punt. .. ! EL REI.- Tranquil.litzeu-vos i digueu-me si heu trobat alg un incon venient r evisa nt els pactes. GALLERAN. -Queda ben ciar la quantitat d ’a lm odin s d’or qu e hauran de pagar cada a ny, mé s els caps de bestiar de cab res, de borrecs , ove lles i mardans. També s’ es pecifica clara ment que es respectara n les possessions i l a practica de la religió i deis costums. També diu el do cum ent que els sarra Yns seran jutj ats per ell s m ate i xos segons e ls costums del miramamolí. EL REI.- ¡Bé 1 Di sposeu-ho tot pera quan tornen els sa rraú1 s. Queda ben ciar que jo En Ja um e, rei d’ Aragó, rei de l es Mallorques , rei de Valencia, comte de Barcelona i Urgell, restablisc els pactes de la com unitat sarra i·na de Petrer amb el rei de Caste lla i Múrcia , Alfons. BERNAT. -¡Tot esta ra pr evis t, se nyo r 1 (J xen Gall eran i B ernat.) BISBE. -Sembla que confieu massa. Esteu seg urs que la d eterm inac ió deis sa rra’t ns sera la rendició. ¿Pot ser no só n sufi cie nt s per a vó s le s mo stres d’ arroga ncia? ¿I e ls parlaments , no h an estat plens d’indi gn ació i de calera? REI. -Bi sbe Arnau de Gorb. Si l’alca id tinguera algun a pos sib ilitat de retenir la vi la, ell mateix hauria vingut a enfrontar-se amb mi . E l fet que l’amba ixada s’ haja f et pels dos vells més s avis , m an ife sta que l’alc aid és molt prudent; ja que sap molt b é que podra obte nir mé s benefici negoc iant que enfrontant-se en guerra a mb mi , perque sap, també , que els s arra· i’ns de Ville n a, Saix i Eld a ja han tornat al domini de Caste ll a, i acaba rien molt malament si ofe riren resiste ncia rea l, perque , com hauran pogut comprova r els velis, la s u pe rior i tat és no stra. 99 BISBE.- Heu d e co mptar qu e l’ a lc aid en un atac de sup erbi a podría oferir resis te nci a, i la v ida de Jofre perillaria. REI. - No ho c ree , ja que s i h a env ia t els do s ve lls és per prud encia i no h a volg ut irrit ar-me amb la seua presencia altiva. Queda ciar que li int ere ssa restaurar e ls pactes amb les mill ors gara nties. De tota man era, o br are m amb cautela. ( Ix el bis be.) 100 ESCENA III (Entren Constan;a, Blanca i Eixemén.) CONSTANC::A.- Descanseu, senyor. Lliure-vos de tantes fatigues. Reposeu un poc que la vostra salut ho agraira. BLANCA. - (Es dirigeix al rei amb un got de vi.) Beveu i a]e greu-vos-en senyor. Assaboriu el vi, perque diuen que una vida sense p]aers és com un camí sense posada. (Es dirigeix cap a la finestra de la tenda i contempla la serra del Sit il.luminada per les llwns del sol ponent .) Senyor contempleu aquest paisatge. Mireu eixa muntanya immensa que s’al;:a altiva cap al cel. Sembla que les estrelles estiguen suspeses damunt de la serra ... És com un cant triomfal a aquesta terra for ta i lluminosa. Fixeu-vos com el capvespre la plena de llum. (El rei se li aproxima i liparlajlui xet.) EL REI. - ¡També la teua anima irradia bellesa ... 1 Vós palpi teu d’emoció davant eixa muntanya, pero la muntanya no es commou davant la gracia del vostre encant. Vós sabe u de l’ uni vers dels sentiments i que en el cant de la vida les notes són de dolor i de goig. BLANCA.- ¡La vida és la cosa més bella de tota la creació ... 1 EIXEMÉN.- ¡Escolteu amb atenció aquestos versos ... 1 ’El Sit és d’or vell a la vesprada quan l’ adéu del sol és una foguera, que atia un teixit de presagis. La serra s ’empavona del bronze de la nit, en ]a mesura que el sol fuig cap al ponent de les ornbres. Aleshores els rocarns, plorant estels, 101 pero solemnes, eleven els silencis ... Pero en arribar I’ aurora el sol des de la mar l ’enjoia i el besa , ¡Que bonic el Sit després aflora esguellant les boires de la nit , fluint cap al blau des de les ombres ... 1 ’ . CONSTAN;A.- ¡Ja vos ho deia , Eixemén, teniu més voca ció de poeta que de guerrer’ EIXEMÉN.- Si aquestos versos foren meus , podríeu assegu rar que no seria cavailer armat. BLANCA.- ¿I de qui són, Eixemén? EIXEMÉN. - Heu de saber que els musulmans són molt afi cionats a la poesia. Aquesta veprada he eixit fora del campament amb el proposit de fer un passeig, perque vaig veure que no hi havia peri!!. Pe! camí vaig trabar un vell que pasturava les ovelles i conversant em va recitar aquestos versos. Em va dir que són els versos de l’esperit d ’un angel pur enamorat de la muntanya , que vaga entre les flors i els ocells, i espera el moment en que Déu Ji preste un cos, per així poder entremes clar-se amb els homens ... CONSTAN;A.- Si és així, feli;: siga qui trobe en cos i ani ma a eix angel poeta. ( Ixen Constanra i Blanc a.) 102 ESCENA IV (Entren Artal de Lluna, el bisbe i el jueu.) ARTAL. -Majestat, els negociador:s ja han eixit cap a Montfort. EL REI.- Molt bé! Disposeu-vos a preparar el consell de guerra que farem a Alacant. ARTAL. -Ens han confirmat que els vostres fills es troben a Alacant, junt amb els cavallers aragonesos i castellans que s’incorporen al vostre comandament. EL REI.- ¡Cavaller Arta!! Ja sabeu la intenció i el proposit de fer aquest consell. Redacteu la llei perque ningú al.legue engany. Vull que s’especifique d’una manera clara la prohibició d’usar les armes sen se el permís del rei; perque he d’evitar que ningú use el poder de les armes per a cometre actes propis de bandidatge escu dant-se en la corona i usant el meu nomen profit pro pi. A Alacant descansarem i prepararem l’ocupació d’Elx, que és !’única plac;a important fins a Oriola , i d’allí partirem cap a Múrcia. ¡Un nou triomf pera la cristiandat esta a punt de complir-se! ARTAL.- Senyor, sabeu ... BISBE.- ¡Artal ! ARTAL. -¡Bé , senyor! Com vós ho ordeneu. EL REI. -¡Eixemén, acompanyeu-me, vull parlar amb vós! (Jxen els dos. Els soldats segueixen el rei.) JUEU. -¡11.lustríssima! Quin bon senyor ens ha tocat servir. BISBE.- Efectivament, N’ Astruc. El rei En Jaume sera recordat igual que els grans reis que van estar al ser vici de Déu. ¡El rei David i el rei Salomó van ser els seus antece ssors ! Si coneguereu J’ afany que té el nos- 103 tre rei d’anar a Jerusalem pera postrar-se davant del Sant Sepulcre ... JUEU. -És un rei ple de virtuts . Si no fóra perla seua debi litat. .. BISBE.- ¡Sí, ami e N’ Astruc 1 Si no fóra per la seua debili tat. .. (lxen. els dos i l’escen.ari queda afosques.) 104 ESCENA V (S’encén el llum de l’escenari. Bernat, Calleran i Artal estudien els documents i escriuen. Entren. els dos soldats i el rei darrere seguit d’Eixemén .) SOLDAT.- ¡El rei En Jaume! (Tots s ’alcen, mentre el rei camina cap al setial reial.) EL REI.- Cavallers, ¿quines novetats hi ha? GALLERAN.- Senyor, ja hem redactat tota la docurnentació sobre la capitulació de Petrer. (Entra eljueu .) JUEU.- Majestat, acaben d’ arribar els dos sarra’i’ns i sol.lici ten audiencia. EL REI. - ¡Així siga! (lx eljueu i torna amb els dos vells.) SARRAÍ lr.- ¡Senyor 1 En el nom de Déu, és cert que hern valorat la vostra proposta i certarnent no ens agrada haver-nos de sotrnetre de nou al regne de Castella , per a;;o l’alcaid vos propasa una nova petició. EL REI. - ¡Digueu prornptet SARRAÍ lr.- La proposta és que sigueu vós, i no el rei de Castel la , qui es quede amb el castel] i la vila , jaque no trobaríem res milior que estar al servici de la vostra corona. EL REI. -A;;o sabeu que és irnpossible, encara que la vostra actitud vos honra i m’ennobleix. Disposat esta que tornaren a ser vassalls del reí Alfons, perque no esta ria bé que jo ern quedara els castells que corresponen al rei Alfonso als mandataris. Vos agra’i’sc de tot cor la intenció , pero cornpreneu que no puc consentir la vos tra petició. 105 SARRAÍ 2n.- ¡Majestat’ Com ho de sitgeu ... farem segons ens maneu. Disposeu-vos a prendre la plaga. EL REI.- Dema a l’eixida del sol aniré al davant dels cava llers i faré que els homens de Jofre pugen l’ensenya reial a la torre més alta de la fortalesa. ¡ Cavallers , apropeu el document! (Tots s’aproxúnen al rei amb els documents. Els sarraii?.s signen i a con.tinuació el rei també ho fa.) EL REI.- ¡I, ara, marxeu i comuniqueu a tot el poble que hem firmat la pau ! (Els sarraii?.s s’in.clinen davant el rei i ixen acompa nyats peljueu.) BERNAT.- ¿Senyor , considereu suficient la firma deis sarrai·ns? Penseu que l’ alcaid i la comunitat musulma na vos prefereix com a rei abans que ser vassalls de nou del rei Alfons i de Jofre de Loaisa. EL REI.- ¡Bernat , has dit bé 1 Per aixo dema, després de la miss a, l’ exercit entrara a Petrer i consumara la rendi ció per a major seguretat. I ara retirem-nos a descan sar, perque ja quasi s’ha fet fose. ( lxen tots lentament, la tenda es queda buida i la llum s ’apaga lentament mentre s ’escolta el so del vent gelat.) 106 ESCENA VI (Dins del dormitori del rei flameja una torxa, com a única llum. Perla finestra de l ’habitacció es veu la serra del Sit il.luminada perla lluna. El rei En Jaume es traba al costat del llit i mira les estrelles.) EL REI.- (Veu en off) De nou em trobe a soles amb mi mateix . Els cavallers descansen i somnien com acon seguir més riqueses. En aquests moments de profunda intimitat, em trobe cansat i note que la vida se m’es capa. He lluitat afanyosament per aconseguir sempre els meus proposits i l’exit m’ha acompanyat; pero , a pesar d ’ac;o, no em trobe satisfet i tota la grandesa es difumina quan em trobe sol. L’or de la corona és una carrega molt pesada. (Una ombra apareix per un costat de l’habitació. El rei [’observa i es gira rapidamen.t.) BLANCA. -¿Conteu els somnis a les estrelles? iFixeu-vos , la lluna esta encesa com si anara a morir! EL REI. - ¿Que feu ací? ¿Com heu pogut burlar la guardia? BLANCA. -M ’han reconegut i he entrat sense que ningú no em veiera. EL REI. - ¿Que voleu de mi? BLANCA .-Res. Simplement volia continuar parlant amb vós a soles, sense qu ningú no ens escolte. EL REI. -Oblida ’t de tot. Estic fatigat i potser dema podría trobar-me alguna sorpresa. BLANCA. - Pero els sarrai’ns han firmat la capitulació ... EL REI. -¡Sí! Pero són valents i obstinats ... i la nit és mala consellera. BLANCA. -¡Calieu! No parleu d’altra cosa que deis sarrai’ns. Dema una nova victoria se cenyira sobre el 107 vostre ceptr e, i vos omplira d’h o nor i de glo ri a. ¡Sou m olt afo rtunat 1 Heu sa but obtenir ele la v icia tot el qu e pocl1eu clesitjar: fortuna, preti gi ... i amo r. El major r ega l qu e la vida atorga als se rs afo rtunat s. Ja no vos qu ed a res més a cles itj ar d’aque st món. EL REI. - (P ensatiu.) Tal vegada la tranquil.litat d’esperit , la pau ... De xiqu et va ig patir les co nse qüencie s de l desa mor de.Is m eu s pares . V aig se r un xiqu et trist , apa rtat de ] ’a mor de ma mare quan nornés tenia t res anys , i mai més no vaig tornar a veure-la. El meu nai xernent va se r calculat freclarnent pensant únicarnen t e n l a suc cess ió al tron d e rnon pare. ¡Eren els int eressos de la coro na 1 Mon pare va ser enganyat quan an ava a l llit d ’amor; ell va cre ure que dormía arnb un a clama per qui se se ntía a tret. A vegacles penseque el fet d’hav er m e apa rtat de ma rn are quan era tan menut ern va mar ca r per a sernpre, perqu e durant la m eu a vida he vis c ut fascinat perl es dones. BLANCA. -Van se r rn olt es les don es, ¿ ve ritat? EL REI. -Blan ca .. . so u ma ssa curiosa. BLANCA .-Perdon eu se ny or si sóc indiscre ta , pero em muir per saber-h o tot ele vós . EL REI.- ¡Sí! Molt es dam es, no en sabria dir-t e quantes. Pero he de confessar que sola ment vaig ser feli;: amb N a Viol ant cl ’Hon gria, la m eua sego na esposa, fins qu e va morir. D esprés vaig trobar-rne perdut i se nse parar de bu sca r ]’amor que m ’ajudara a retro bar l a perduda harmonía. BLANCA.- Jo p en sava que é reu feli;:. EL REI. -Ja veeu que no és tot com es conta. A pesar que diu en qu e ]’a mor ha sig ut la pa ssió dominant en la m eu a v icia, també em sent d esgrac iat. BLANCA. - ¿Qu e vos va cap tivar cl ’elle s? 108 EL REI.- Certament cada scuna em va atra ure per un motiu difer ent. Joventut, bondat, int el.lig encia , bell esa, ten dr esa , passió ... cadascuna d’ e lles possei’a alguna d ’ a questes qualitats; pero so larnent Na Violant va saber retenir-rne al se u costa t completarnent enarn orat. I ara arnb Teresa Gil ¡ja sabeu .. . 1 la l epra esta acabant amb el la i jo de nou est ic s ubm ergit en la mar d e la infeli c itat. ¡Déu meu 1 ¿Per que som tan deb il s pera supor tar-nos a no saltr es mateixos? BLANCA. -¡Per favor. .. 1 No parleu d’eixa manera ... Que pat isc per vós. Sabeu corn vos aprecie i cree que tam bé vos es time, enc ara que sé que mai podré aspirar a estar se mpre amb vós. Pero no vull pensar- ho , so la m ent desitge que la felicitat d’a qu esta nit no s’acabe ma1. EL REI. -¡Blanca ... rn’atordiu I Pos seú1 l’e ncant de la ten dr esa i ]e.s vostre paraules m’omplin d e goig i de se re nitat. BLAN CA.-¡Senyor ... 1 No penseu en res i procureu viur e t a mb é dei s dol c;:os moment s qu e la vida en s ofereix ... perque tots dos es tern ferits d’amor .. . (S’abracen amb desig i el llum s’apaga lentament .) 109 ESCENA VII (Ja ha eixit el sol, és el dia 19 de novembre, en l a ten d a reial estan tots els personat ges agenollats , perque el bisbe i elfrar e estan dient missa. Entre ells estan e ls homens d e Jofr e de Loa isa. D esprés d’ali;ar a D éu, e l bisbe pronuncia les paraules finals.) BISBE .- ¡En el nom d el Pare , i del Fill i de l’E sp erit Sant 1 TOTS. - (R espone n.) ¡Amén! ( S e senyen i s ’alcen. ) BISBE .-Abans d’acab ar l’o fici , com és costum, vull de nou ex hort ar-vo s -en comenvar aquest dia que D éu totpo d erós ens perm et de viure- a que siguem fidels a la fe cri sti an a i incan sable s en la lluit a perla cristianització del s infidel s. Sab eu que obtindreu la g loria empara ts p er aquestos grans ideals tots els que moriu en el cam p d e batalla , perqu e el no str e Sen yor reco mpen sa els qui m ore n per la fe cristiana. Donem grac ies a D éu per tot. EL REI. -¡ Cavallers ! De no u parti m a ocupar una nov a plava forta. Estigueu ale rta per a no ser so rpre sos. Avui t e nim amb no saltr es e ls hom en s de Jofr e de Loaisa , que en s aco mpanyaran a fer la re ndició d els sa rra ·1n s de Petrer, i quan Jofre estiga allib erat, Ji lliurar em le s claus de la fortalesa. RAIMON DE MONTOLIU. -¡Senyor , este m di spo sats pera m arxa r amb vós! ¡Compteu amb les nostr es v ides i ambla lleialtat d e les nostr es espasesl EL REI. -¡Cavallers! Els h o men s d’a rm es tenim l ’obli gac ió de lluitar amb honor, i la no stra lluita ha d e transcen dir la brutalitat de la g uerra . Ara jurarem dava nt l a c re u que si guerregem ningú no reculara , llevat deis ferits gre u s, i es co nsid erar a un trai’ dor qui així ho far,:a. 110 (El rei aira la creu i tots s’agenollen.) EL REI.- ¿Jureu soiemnement sacrificar les vostre vides per la fe i pe! vostre rei si arriba l’ocasió? TOTS. -¡Jurem! EL REI.- ¡Homens de Jofre! Apropeu-vos. Heu de saber que segons hem disposat avui vos lliurarem la plaºª· Vull que els sarrai·ns tornen a viure en pau i prosperitat. Mai no oblideu que ells són els vostres súbdits i paguen perque vetlleu per ells, en aixo consistira la vostra missió. El poder que rebreu que no es conver tisca mai més en tirania, per aixo, actueu amb justícia i recordeu sempre aquestos consells que ara diré: Compliu sempre tot allo que prometereu; abans de donar paraula , reflexioneu sobre la conveniencia, pero una vegada donada, mantingueu-la sempre; guanyeu vos ]’estima deis súbdits, perque els bons governants han de tenir l’ afecte i l’ agra’únent de la gent; compliu i fer complir les vostres ordres; no doneu terres a qui no residisca en elles, doneu-li-les a qui les treballe i en traga profit; no feu justícia d’amagat, sinó feu-la pública, perque tots vegen la raó del castic o la gracia de l’ indult, que ªºº vos creara el respecte i 1 ’alabanºa; sabeu que els diners no aprofiten si no són ben guan yats, i teniu present que la injustícia provoca la violen cia. Aºo és tot. Recordeu-ho sempre. BERNAT.- ¡Majestat! Tot esta disposat per a la marxa. Les tropes en formació esperen l ’ordre de partida. EL REI. -¡Dones endavant, cavallers! Que el nostre exercit es pose en marxa cap a Petrer, i que la gloria del nos tre Senyor se cenyisca sobre la coronad ’ Aragó. TOTS.- ¡Avantl ¡Visea el rei 1 TELÓ 111 TERCERACTE (En el castell amb soldats de gua rdia en la muralla. S’aproxima un missatg er a cavall i es dirigeix al sen tinella que es traba en el baleó.) ESCENA I MISSATGER.- ¡ Ah del castell ! SENTINELLA .- ¿Alto , qui hi h a? MISSATGER.- ¡En nom del meu senyor , el r ei En Jaume I e l Conqueridor , rei d’ Aragó , rei d e Valencia i reí de Mallorc a, dema ne la presencia immediata de l’ alcaid del castel!! SENTINELLA .-No vos impacie nten i espere u un moment. (Aparei x l’alcaid.) ALCAID.- ¡Digueu, missatger, ¿quin proposit vos porta a aquest lloc? MISSATGER.- ¡Ha arribat el dia ple de gloria en que , res taurats els pactes , la fortalesa sera sotmesa; i per a aixo arriba el meu senyor i els cavaller s ! Preparen-vos a rebr e el se nyor rei amb la dignit at que un monar ca mere1x. ALCAID. -¡Digueu al vostre senyo r qu e ens dispo sem a capitular! (Torna el missatger, i al mateix temps el r ei En Jaume e ntra en l’es planada del castell amb tot el seguici.) 11 3 EL REI. -Som ací , dava nt d’ aq uesta fo rtalesa que sem bla un a g ran coron a d’o r, do min ant tot a la va l!. Vin e a p arl ar- vos e n nom d el r ei de Cas te lla i d e Mú rcia , A lfo ns X , co ne gut e n tots e ls raco ns d’Hi sp ani a co m ’e l Savi ’, títol qu e ha sa but g uan yar- se p er se r un b enefa ctor d e les a rts nobl es i les lletre s, qu e és cosa pr incip al en el s ho m en s de re ia l n obl es a, junt am en t a mb l a cav all eros itat i !’h ono r. I és e l meu prop osit, q ue av ui -sego ns e l pacte fet a nit e n el meu c amp am ent , amb els vos tres e missa ris, els d os ve lls sarra·1n s i el ju eu- dep ose u la lluit a i m ’en tr eg ueu Jofr e de Loa isa a més de les clau s de la fo rta l esa, per a retorn ar-Ji -les a l se u l egítim amo i senyo r, e l r ei A lfo ns. I n o és un mi ssatge r ni tampoc un lo qu ac;: am baix ador qui v os ho ex ige ix, s inó ¡jo 1 , e l re i En J au m e d ’ Arag ó. S é qu e vo saltr es, e ls sa rra ’i’n s, estim eu aqu esta terra e nt ra ny able on heu n ascut i lluit at, i amb l a vos tra sa ng i la vo str a s uor heu fet fe rtil s a questes te rres. Co nec l’an go ixa i l a humili ació a qu e heu esta t so t m esos . I són l es lleis de Déu mi sericordi ós les que e n se nye n al s cristi an s e l do de la ca rit a t i d el p erd ó, a e ix es lleis se re u sotm esos a mb el r establim ent d eis pac tes e ntre el r ei A lfo ns i vosa ltres . S i h em arribat a aquesta reso lució fe lic;: és p erqu e, ai:nb !’exp eri encia m eu a i l a ca uta sa viesa dels do s ve ll s sa rra i·n s i d el ju eu , e ns vam p roposa r que ab an s d’ aga fa r l es a rmes hav íe m d ’u sar les para ules. I qu e la forc;:a n o se mpre té la ra ó, i qu e no pot h aver-hi p au on hi h a inju stí cia i vex ació. Vull guera ser com un t rovado r qu e cant a a l ’h arm oni a i a ]’am or, i co nqu eri sc cas te ll s i vil es e n to de pau . ¡P ero no v os eq ui voq ueu ! Tamb é la m eu a ani ma s’o mpli d e cal era e n em pun yar l’es pasa , i els exerc its r e ia ls e ntenebri xen els di es de te rr or i de m ort a ll a on passe n. Pero no p atiu, sóc fi del co mplidor de l a parau l a re ia l, i m entr e acate u els pac tes, es repectara n les 1) 4 vostres vides i possessions. Vivireu segons la vostra llei i la vostra creern;:a en Al.la, i no sereu menyspre ats per l’origen arab. I pose a Déu Nostre Senyor per testimoni que he dit la veritat. A més no seria digne d’anomenar-me rei si no fóra així. Per tant ¡rendiu-nos ja el castel! i allibereu Jofre de Loaisa! ALCAID. -¡Majestat 1 Anit quan el sol es ponia i la llum del dia ja oscil.lava, va brillar resplendent la mitja !luna , com un senyal del ce!; perque s’havia firmat la pau i no la guerra. Les nostres vides i propietats quedaven garantides i, a més, se’ns permetia seguir vivint en aquesta benei’da terra, que si goig ens va donar haver nascut ací, més encara ens alegra que un dia llunya siga la morada eterna de tots nosaltres i deis nostres descendents. Molt hem patit pe! mal comportament de Jofre i els sus homens, tant va ser que ens va obligar a revoltar nos i fer-lo presoner , perque la tiranía va arribar a límits insostenibles i l’ existencia deis musulmans es va convertir en un infern. Per a;:o, amb gran admira ció, hem escoltat les paraules del rei En Jaume i ens ompli de felicitat tan complaent resolució. És un dia que quedara gravat en la historia de Petrer, el nostre poble , i aquesta lli;:ó de convivencia sera recordada, segle darrere segle , perque s’ha evitat una matan;:a fero;:. (Es dirigeix al castel!.) ¡Guardies, solteu Jofre de Loaisa! (Perla porta del castel! ixen Jofre idos guardies. Els guardies es queden al costat de l’alcaid i Jofre es diri geix cap on es traba el rei.) ALCAID.- ¡Senyor! Ja teniu el temible Jofre amb vós, com proveu que no ha patit, perque mentre ha estat en el nostre poder va ser repectat, cosa que ell no va fer amb nosaltres, perque, ¡lloat siga Al.la!, mai va ser inten ció nostra acudir a la venjan;:a en prendre la pla;:a. 115 EL REI. -¡Jofr e de L oaisa, a lca id i seny or d ’aqu est cas te l!! P el po der qu e em confe re ix so bre vós i els vos tres s úbdit s el re í de Cas te ll a, ex ig isc que jur eu públi ca m ent el com plirn ent d eis pa ctes que e ls s ar ra ·1n s te n en a mb el vos tre re i Al fons, i vos incit e a ga rantir la pau i l a ju stí cia sego ns e ls es ment ats pac tes, adv ertint -vos qu e jurar da vant e l re i En Jaum e exige ix l’aco mpli rn ent d eis pa ctes, pe rqu e si no ¡pobr e de vós I M és h ag uera va lgut que e l vos tre ca p hag uera rodat p er e ixes a lmene s. Si el perd ó d’un r ei, pe! se u imrn en s p oder, p o ts er infinit am ent mi serico rdi ós, el seu cas tic, p er la mate ixa raó, po dría ser exe mplar. M ere ixe u l a co nfi anfa que n ovament d ep os ita e l re i Alfon s en vós , perqu e la pau perdur e. ¡Ai xí d ones , jur eu 1 JOFRE. -¡Senyor! Jure dav ant la vos tra a ug usta maj estat que aca ta ré i far é co rnplir els pa ctes, i la meu a a utor itat se ra exe rc ida arnb ju stícia p er al vos tre hon or i d el re i d e Cas te lla. E L REI. -La meua mi ssió e n aqu estes te rr es m’ex ige ix par tir p er afrontar nov es empre ses. ALCAID. -¡M aj es ta t 1 Ab an s de don ar- vos les c la u s de la fort alesa vos re p etim qu e el nostre des ig se ria qu e vós f ó re u el se nyo r d e la fo rtales a d e Petr er i no el re i d e C as te l la. E L REI. -Em complau la vos tra intenc ió , alc aid , pero n o es ta rí a bé venir a ajuda r el r ei de Cas te lla i al m ate ix t e mp s obtenir-n e jo pro fit . (L ’a lca id s ’ap rox ima al re i En J aum e i porta les cla us d am unt d’un co ix[, l’a lca id s’inclina davan t de l rei.) ALCAID .- Amb aqu est ac te de re sp ec te , vo s don es le s cla u s d e la fo rtalesa . Dern an e a Al.la qu e us co nse rve la g ra c ia i un a llarg a vid a. (E l rei En Jaum e agafa les cla us i li les dóna a Jofr e.) 11 6 EL REI. -¡Cavsallers, alerta’ Que vibren els clarins i resso nen els timbals per tota la val!. Que els heralds caval quen pel poble i comuniquen la feli(_;: notícia a totes les gents. Perque ha arribat el precís moment en que la nostra senyera onege dalt la torre de la fortalesa. ¡Afanyeu-vos i amb orgull hisseu el victoriós penó del rei En Jaume als quatre vents ! ¡ Que siguen testi monis de la grandesa del rei En Jaume les pedres d ’a quest castell i el sol, pare deis astres del ce! , que ens il.lumina 1 (Els homens de Jofre de Loaisa entren al castel! i his sen el penó reial dalt de la torre de l’homenatge.) TOTS. -¡Honor i gloria a Déu i al nostre rei En Jaume! ¡Vis ea el rei’ Francesc Máñez i Iniesta 117 PRIMERA ESCENIFICACIÓN 11 9 Primera escenificación en el castillo. Año 1983. La esce nificación del terc er acto , co n unidad y entidad propia, se viene haciendo en la explanada del casti llo desde 19 83. El re p arto de aquella primera repre sentación llevada a cabo e l domingo , 20 de noviembr e, fue el siguiente: « La Rendició » (II part e) Texto o rigin al d e Fran cisco Máñ ez lniesta trad ucid o al vale ncian o po r Jo sé Medina V erdú REPARTO Jaim e I: M anu el Am at A lc aide: Manu el Mol! M ensa je ro: S eb astiá n Tené s J ofre de Lo a isa : Antonio Joaquín Navarro Centi nela moro: Juan Mi guel R eig T amboril ero: Emilio M artín ez H era ldo 1 º: Víctor Vi cedo H era ldo 2º: Francisco Verdú Cristianas: Mensi Rom ero y M.’ Teresa Valdés Mu sulm anas: Rem e Am at, M.’ El is a Alb a, Carm en Tere Pla, Iren e Ibáñ ez, An a lb áñ ez, Reme Vicedo , Juli Nava rro y Rem e Payá Soldado s mu sulman es: Comparsa Moros Nuevos Soldad os cristian os: Con i’parsa Vi zca ínos V oz en off: Migu el Barca la Ay udant e dir ecc ión: Seba stián Tenés Dir ecc ión: Alejandro Guill én 121 122 123 124 Primera escenificación en el Teatro Cervantes. Año 1997. 126 Repa rto ( po r ord en d e int erve nc ió n) e n el es tren o de los d os p rimeros ac tos de la o bra en eJ Tea tro Muni cip al Ce r va ntes de Petre r, e l sá bad o, 2 2 de no vi embr e de 1997 . «La Rendició » (1 p art e) Texto origina l de Fra ncisco Máñez lniesta t raducido a l va lenciano por el Gabi nete de Normal ización Lin g üí stica de la Un ive rs idad de A lica nte REPARTO S old ad o: Caba llero Be rnardo Arn au: D oña Consta n za: D oña Bl an ca : Ca ball ero Ji m en o de U rrea: O bis p o A rnaldo de Gorb: Ca ball ero A rta! d e Lun a: F ra ile: Ca ball ero Gall erá n d e Pin ós: Ca ball ero Bern ard o de Vilan ova: R ey Ja im e[: T am bo rilero: Sa rrace no de Elda lº: S arrace no de Elda 2º: Ju dío Astru c de Bon se nyo r: Sarrace no de Petr er 1 º: Sarrace no de Petr er 2º : D am as de la corte: l vá n Gim énez Ju an P ove da M. ª Ca rmen R odrí guez M en si R om ero Fran Cabrera A ndr és Día z Ju an Ca rlos Mestre D an i M ont es inos Lui s A bad Ó sca r Ri co M anu el M oll E mi lio M artín ez A nt on io Joaquín Nava rro Fe rnand o Molt ó Sil vest re Na varro M anu el A m at A nt oni o Nava rro Juli Nava rro y Rem e Am at FI CHA T ÉC N ICA Asesora mien to lingüí stico : R ea lizac ió n de esce nografía : E leme ntos esce nog ráficos: Coo rdinació n ves tuari o: R ea lizac ió n ves tuari o: S o nid o: Lu ces: Ay udante s de d irecc ión: Esce nografía y d irecc ión: M .’ Car men Chi co T all er d e Enca rni ta P ep a S an ió Ví cto r Yi cedo y Fern and o M olt ó F ila Jaum e I y A soc iac ió n Am as de Casa Ca rm en Baid es Sebast ián Ten és Carme n Ba ides y Lu is A bad Ju an Mi guel. Re ig 1 27 128 129 130 13 1 ÍNDICE Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 D os pal abra ta n só lo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Introdu cció n hi stó ric a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 T exto t eatral en cas te llan o 23 T ex te tea tral en va le nciá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Prim era esce nificac ió n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 9 133 -:~ 9f%~ ~ r¡ucsf !libre ¡;’arnhii h’i11q.1rit1tir e 1 !I be nuucmhre be 1!1!18 en d!i uhrnhurn be l’anfiga impremfa be JJn!iii LTLª ©urilHHt Juucbu, roittribittf mttb In ronmtcmontrió be la uingnbu u Jctrcr bd rei ifn JJm.mte l d (!h11u¡ueribor l’any 1265. 135 EXCMO. AYUNTAMIENTO DE PETRER

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