El Teatro de la Zarzuela de Madrid (2)
Tras una primera aproximación histórica al teatro de la Zarzuela de Madrid, sin profundizar en mayores detalles por razones de espacio, y después de haber tratado, igualmente a grandes rasgos, la presencia en su escenario de artistas eldenses (1*), aportamos nuevos datos de la andadura de este coliseo histórico (2*). Único en el mundo donde la zarzuela es el género básico de su programación, cada temporada.
Inaugurado en octubre de 1856, por la sociedad que formaron los compositores Joaquín Gaztambide, Francisco Asenjo Barbieri, el libretista Luis Olona y el barítono Francisco Salas, éste se convirtió en su único empresario a finales de 1857.
Ello no implicó que quienes salieron de la sociedad rompieran sus relaciones con Salas. Todo lo contrario. Siguieron componiendo y estrenando sus obras en el Teatro de la Zarzuela, y cosechando éxitos notables.
En 1866 nuevo relevo de empresario y una novedad reseñable: se cambia el nombre al teatro y se le denomina Jovellanos (3*). En 1868 recuperó su nombre original.
Dos años después se produjo un incendio en los almacenes. No hubo víctimas, pero se perdió todo el vestuario, utillería y decorados.
En la práctica, este siniestro no afectó al funcionamiento normal del teatro, que estuvo muy pocos días cerrado.
Muy distinto fue el segundo incendio, ya dentro del siglo XX, sucedió el 9 de noviembre de 1909.
Se produjo a primera hora de la mañana, todavía de noche. El conserje y su familia tenían la vivienda dentro el mismo edificio. Víctimas de las quemaduras, el conserje y su esposa fallecieron los inmediatos días 10 y 15, respectivamente. Salvaron la vida los 5 hijos del matrimonio y la limpiadora del teatro, que acababa de llegar a su trabajo, con las primeras luces de la mañana, viéndose sorprendida por la rapidez de las llamas.
Varios teatros de Madrid organizaron funciones benéficas, en favor de los empleados de La Zarzuela, huérfanos de ingresos durante los tres años que duró la restauración. Los cantantes, artistas y músicos fueron encontrando trabajo en otras compañías.
Se reinauguró el 22 de febrero de 1913 con dos títulos de zarzuela: Las dos princesas, del músico murciano Manuel Fernández Caballero, en función de tarde, y El rey que rabió, del villenense Ruperto Chapí, en la de noche.
Como dijimos en el anterior comentario sobre el Teatro de la Zarzuela, a pesar de su nombre hubo muchas temporadas donde no se representó ni una sola función de Género Lírico Español.
El ser un teatro privado, daba total libertad a sus propietarios o empresarios para programar aquello que considerasen mas beneficioso para su negocio. Estos hechos comenzaron a producirse justo al año siguiente de su restauración, tras el incendio.
Justo en 1914 la zarzuela como género sufría un fuerte mazazo en el teatro de su nombre. Se adquirió la maquinaria necesaria para albergar sesiones de cine.
Ello, en contra de lo esperado, no reportó mayores beneficios a la empresa. En diciembre de 1917 se produjo una profunda crisis. Faltó bien poco para que el teatro cerrase sus puertas, por falta de liquidez para abonar las nóminas del personal.
Salvada la situación, de momento, en abril de 1918 ya resultaba insostenible. Las pérdidas llegaban a las 400.000 pesetas. Por tal razón, se dio por finalizada la temporada, tres meses antes de lo habitual.
Todos los periódicos madrileños publican anuncios del arrendamiento del teatro para próximas temporadas. Por tal causa se reabre en mayo, solo con programación cinematográfica. Aun así el 20 de junio cierra temporada definitivamente.
Según cita Emilio Garcia Carretero, en su Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid, en los inicios de la temporada 1917-1918 se vivió una "Invasión cinematográfica", de éxito absoluto. Se captaron nuevos públicos y la empresa parece ser que, al menos, ya no sufría pérdidas.
En la temporada 1918-1919 no hubo ni una sola función de zarzuela. Sin embargo, sí se celebraron ¡combates de boxeo!
Por si esto fuera poco en 1921 vuelve a cambiar de empresario. El nuevo transforma la sala de butacas en pista de circo. En esta situación se mantuvo casi dos temporadas.
1*: Conforme al comentario de Conchi Peñarrubia Monzó, a nuestro artículo de fecha 27 de marzo de 2015 Mas eldenses en el Teatro de la Zarzuela, dejamos constancia de que la oboísta Ana María Ruiz Prats, perteneciente a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, participa de forma activa en todas las representaciones, desde junio de 2006.
En los libretos que publica el teatro de cada una de sus producciones, figura su nombre, dentro de la plantilla de la orquesta, si bien no se cita su segundo apellido. El programa donde debutó la oboísta eldense, estuvo configurado por dos zarzuelas cortas: El baile de Luis Alonso y La boda de Luis Alonso.
2*: Datos extraídos de la Historia del Teatro de la Zarzuela de Madrid, de Emilio García Carretero. Fundación de la Zarzuela Española, año 2003 y 150 años (1856-2006) Edición del Teatro de la Zarzuela, año 2006.
3*: El Teatro de la Zarzuela tiene su fachada principal a la calle de Jovellanos. Antes de su inauguración en la prensa madrileña ya hubo manifestaciones en favor de que se le diera como nombre el de la propia calle.
Mis recuerdos más remotos que me atrajeron a la zarzuela me trasladan a sesenta años atrás. Primero escuchando los fragmentos que sonaban con frecuencia en la radio. También gracias a las fantasías, preludios e intermedios que interpretaban las bandas de música en los conciertos de las fiestas de octubre de Petrer. El templete donde actuaban estaba justo ante la fachada de mi casa.
Lo que más me gustaba de la Semana Santa es que en la radio solo se emitía música clásica. El viernes y sábado santo las emisoras enmudecían.
Lo más intenso vino en la época dorada del tocadiscos. Lo compró mi abuelo materno en 1963. La primera zarzuela que entró en casa fue Doña Francisquita con Kraus y Olaria. Es una grabación incompleta, pero suficiente para que me la aprendiese de memoria. Mi abuelo estaba impedido y era yo quien la ponía todos los mediodías y noches durante dos semanas consecutivas. A los quince días compramos un segundo disco: La generala, de nuevo con Kraus y Olaria. Y ya fuimos alternando. Después vino Maruxa. Y yo con solo 13 años me entusiasmé con ella y también la aprendí. Sí, digo bien. ¡A mis 13 años ya me encantaba Maruxa!
Ahí comenzó todo y ya no he parado. Siempre como aficionado.
Como le dice un padre a su hijo al final del documental de TVE sobre zarzuela La romanza de Madrid, de 1988, “Te acompañarán toda tu vida, porque son inmortales”.