Educación líquida
"En ningún otro punto de inflexión de la historia humana los educadores debieron afrontar un desafío estrictamente comparable con el que nos presenta la divisoria de aguas contemporánea. Sencillamente, nunca antes estuvimos en una situación semejante. Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo"
Zygmunt Bauman. Los retos de la educación en la modernidad líquida*
Barajaba algunas posibilidades para abrir este blog de educación, tal vez temas más cotidianos, cuestiones concretas o de interés más directo para lectores y lectoras que, en su mayor parte, no son profesionales de la educación. Al final me he decidido por uno más ajeno a una primera mirada pero de una importancia capital a la hora de entender qué pretendemos con la educación en estos tiempos, tiempos líquidos, según la expresión del sociólogo y filósofo polaco que encabeza estas líneas.
Tiempos líquidos por vertiginosos, inestables, y poco dados a la paciencia en cualquier circunstancia de la vida, tiempos en que los conocimientos, aquellos que eran objeto de nuestra educación, se suceden, pierden actualidad, se convierten más en lastre del que no vale la pena apropiarse, más aún, cuando podemos recurrir a multitud de artefactos y plataformas de almacenamiento.
En estos tiempos, ¿de qué hablamos cuando hablamos de educación? Lo que debería constituir un verdadero reto para la escuela y la sociedad contemporáneas en las que tiene lugar ese proceso educativo, apenas se traduce a objetivos y prácticas congruentes con esta realidad inapelable. Memorizar una serie de datos que se vomitarán el día del examen y que podrían consultarse en segundos a través de nuestros móviles, sigue considerándose una tarea rentable por un sector importante de la escuela y de la sociedad. ¿Hasta qué punto podemos juzgar como importantes estos conocimientos o al menos más importantes que otros en un mundo tan mudable?
Si cambia el sentido de persona educada con respecto al pasado o el sentido mismo de la educación, ¿no sería necesario transformar radicalmente nuestras actuaciones?
Quizás tenga razón Bauman al decir que nunca nos hemos enfrentado a una situación como la actual y se nos haga muy complicado encontrar un significado a la hora de educar. Desde luego ese significado no ha de venir de la mera reproducción de un saber tradicional falsamente estable. Tal vez, el cambio de orientación tenga que ver más con la creatividad y la capacidad de adaptación y actuación en contextos inéditos, difíciles de prever, el fortalecimiento de habilidades que tengan que ver con la reflexión, con el fomento de la inteligencia, en el sentido etimológico de saber elegir de entre varias opciones en función de las circunstancias.
Deberían ser, así mismo, elementos sustantivos de esta nueva educación aquellos valores y habilidades que nos permitan surcar juntas y juntos estos tiempos líquidos, enseñar y aprender a comunicarnos y cooperar de forma efectiva y eficiente, a resolver conflictos y a motivarnos lo suficiente para no naufragar fatalmente en ellos.
*BAUMAN, Zygmut (2007) Los retos de la educación en la modernidad líquida. Gedisa, Barcelona.
Jesús María "Pitxu" García Sáenz (Vitoria-Gasteiz, 1970) es doctor en Filosofía y Letras (sección Filología Hispánica) por la Universidad de Deusto. Como profesor de Secundaria ha trabajado en el IES Azorín de Petrer y en el CEFIRE de Elda, en la asesoría de plurilingüismo y en las de referencia sobre programas europeos y coeducación.