Fallece Francisco Santos Amat

 Un 9 de febrero, de hoy hace 75 años, fallecía el músico y compositor eldense Francisco Santos Vera (1875-1949), a los 73 años de edad. Hoy, salvo honrosas excepciones (ADOC),  su memoria se diluye por el inexorable paso del tiempo. Sin embargo, su emblemática vivienda todavía sigue aportando singularidad a la tan eldense calle Jardines. Y con ella, todavía tilila débilmente la llama de su recuerdo. ¡Aunque solo sea para unos pocos!

De padres eldenses y familia vinculada estrechamente a la música, aprendió sus primera nociones musicales con el director de la banda Santa Cecilia, don Marcelino Z. Gutiérrez; ampliando formación más tarde a Madrid, donde acudió a recibir lecciones de piano de doña Pilar F. de la Mora, profesora del Conservatorio, consiguiendo finalizar sus estudios con los  premios de Piano, Composición y Armonía.

El nombre de don Paco Santos, como le llamaban sus coetáneos, queda ligado a varias composiciones musicales religiosas cantadas tradicionalmente durante las Fiestas Mayores; así como al primer “Himno a Elda”, que fue estrenado el domingo 25 de abril de 1926 por la prestigiosa Banda Primitiva de Lliria y que durante los años 1931, 1932 y 1933 fue considerado himno oficial de Elda, siendo interpretado como tal la noche de la Alborada como preludio de las Fiestas Mayores.

Además del Himno a Elda, en su producción musical caracterizada por las composiciones religiosas, destacan varias Salves, el Villancico a la Virgen de la Salud y el Himno a los héroes del Rif (1912); además de algunas otras piezas repartidas por diversos puntos de la geografía española, en proceso de investigación.

Según nos relata Alberto Navarro, el 9 de febrero de 1949 falleció en el coche con el que regresaba de Alicante, donde había acudido a realizarse una operación. Su entierro constituyó una impresionante manifestación de duelo y de la admiración que sus paisanos tenían por el maestro Santos Amat.

Hoy su memoria queda ligada a los dos inmuebles en los que habitó. Uno en la calle Jardines, nº 22, de musical cornisa almenada y otro en la calle Lope de Vega, nº 6. Ambos con decoración musical en diversas partes de la fachada, caso del símbolo filarmónico de la lira, como emblema universal de la música, dispuesta en los merlones, así como un pentagrama con la clave de sol en la rejería de la barandilla; o notas musicales en la rejería de los balcones y teclados de piano en los cubrepersianas de la casa de la calle Lope de Vega.

De igual modo, sus descendentes todavía conservan un buen número de partituras musicales de su archivo y composiciones escritas por él, así como algunos de los muebles que formaron parte de su domicilio y estudio musical.