El presidente de la República visita Elda
En un viaje cargado de simbolismo republicano, el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, visitó Elda un sábado 16 de enero de 1932 para proceder a la colocación de la primera piedra del monumento que la ciudad de Elda iba a erigir al eminente tribuno eldense, Emilio Castelar, con motivo del centenario de su nacimiento.
Desde Alicante, y pasando previamente por Monforte del Cid, Alcalá-Zamora llegó a Elda sobre las 10:20 horas, donde le esperaba una intensa agenda.
Venía acompañado de un importante comitiva en la que figuraban el ministro de Marina, el subsecretario de Gobernación, los directores generales de Agricultura y Seguridad, el general Riquelme y el general Queipo de Llano, los diputados a Cortes por Alicante, el presidente de la Diputación Provincial, el alcalde de Alicante, diputados provinciales , concejales del ayuntamiento alicantino, etc.
La llegada a Elda fue apoteósica. Según relatan las crónicas “ … tuvo que apearse del automóvil porque la multitud hacía imposible la marcha de los vehículos por las calles del pueblo, donde no se ha conocido jamás una manifestación de entusiasmo semejante. El vecindario llenaba las avenidas y las calles del trayecto, los balcones, rejas y ventanas, los tejados, los árboles, … Las mujeres rompían el cordón de guardias civiles y se abalanzaban sobre el Presidente de la República, abrazándole y besándole. … La fuerza pública era impotente para contener la avalancha inmensa del gentío, que a todo trance quería estrechar la mano del Presidente de la República … Continuamente, se disparaban morteretes y estallaban vítores y ovaciones.”
Fue recibido en el Ayuntamiento por Aquilino Bañón, alcalde de Elda, quién le obsequió con varios ejemplares de zapatos eldenses para su esposa e hijas y él mismo. Ante la insistencia del vecindario que abarrotaba la plaza, el presidente de la República tuvo que salir en dos ocasiones al balcón del ayuntamiento, desde donde saludó a todos los eldenses.
Seguidamente, procedió a la visita a dos fábricas de calzado para conocer todo el proceso de la fabricación con la maquinaria más moderna del momento. Visita tras la que la comitiva marchó hacia el lugar donde se iba a erigir el monumento al último presidente del gobierno de la I República.
Desde la tribuna montada al efecto, Niceto Alcalá-Zamora pronunció un breve y elocuente discurso en el cual hizo la apología de Castelar, hablando de la primera República. Tras la colocación protocolaria de la primera piedra y la suelta de palomas, el presidente de la II República se dirigió hacia el Casino Eldense, donde fue obsequiado con un vino de honor en su honor. Después de este descanso y tras despedirse de autoridades locales regresó a Alicante, visitando previamente el Casino de Novelda.