Nuevas calles para Elda
Corría el año 1952. España se alejaba de la peor de la guerra civiles de los últimos 150 años. Los españoles, cargados de tragedias personales y colectivas, tenían hambre de trabajo, de progreso y de futuro. Gracias a la industria del calzado, Elda se convertía en uno más de los motores industriales de desarrollo que, al mismo tiempo, acercaban a España al mundo occidental. Desarrollo industrial que atrajo a Elda a familias enteras de otras poblaciones de la provincia de Alicante, así como de Albacete, Murcia, Granada, Almería, etc. Crecimiento demográfico que permitió alcanzar en 1950 los 20.669 habitantes. Año tras año se construían más viviendas y se abrían nuevas calles. Elda iniciaba, de forma moderada, un crecimiento desenfrenado que alcanzó su cénit durante la década de los años 60 del siglo XX. La ciudad, agotado su crecimiento hacia el Este, por haber alcanzado el término municipal de Petrer con los barrios del Progreso y de la Fraternidad, se expandía sobre la huerta y tierras de cultivo que la rodeaban.
En el pleno municipal celebrado hoy hace 65 años, un 19 de agosto de 1952, se intitularon toda una serie de calles de nuevo apertura o reciente alineación que venían a ensanchar la ciudad tanto por el Oeste (calles Pizarro, Juan de Austria y Calderón de la Barca); como por el Sur (calles Alicante, Castellón, Murcia, Onésimo Redondo (act. Maestro Estruch), Cura Abad, León XIII, Agustín Cavero, Sto. Cristo del Buen Suceso, Sta. Virgen de la Salud, Reina Victoria y San Crispín; hacia el Norte (calles Numancia y San Vicente); y hacia el Noreste (calles Las Navas y Sagunto).
Calles que hoy cumplen 65 años y cuyo nomenclátor, muy propio de la época, recordaba bien grandes gestas épicas de la historia de España (Numancia, Sagunto, Las Navas) u homenajeaba a grandes hombres (Pizarro, Juan de Austria, Calderón de la Barca, León XIII) y a las provincias españolas más cercanas (Alicante, Castellón, Murcia); al tiempo que entroncaba con la historia eldense del siglo XX (Cura Abad, Agustín Cavero, Cristo del Buen Suceso, Virgen de la Salud, San Crispín); e incluso dejaba vislumbrar, en el caso de la avenida Reina Victoria, la tendencia monárquica de algún poderoso e influyente prócer o concejal del ayuntamiento eldense.
Sólo la calle Bailén, aprobada en aquel pleno estival, no llegó a fructificar en el callejero eldense. Ignoramos donde fue proyectado colocar dicho nombre. Aunque la imaginamos por cercanía con gestas y batallas.