La Guardia Civil es abatida en Elda
No hacía ni tan siquiera un mes del estallido de la más cruenta guerra que ha sufrido España en toda su historia, cuando un 13 de agosto, pero de hace 81 años, la violencia volvió a desatarse en Elda. En la calurosa tarde de aquel jueves de agosto de 1936 un cabo y cuatro números del puesto de la Guardia Civil, de Elda, fueron abatidos a tiros en pleno centro de la ciudad, en la actual calle Jardines, frente a la Plaza Mayor, en lo que fue el Coliseo España.
La Guardia Civil, al igual que el Ejército y la sociedad española, quedó dividida en dos bandos enfrentados. Como ha puesto de manifiesto la investigación histórica, la Guardia Civil fue decisiva en el desarrollo de los acontecimientos iniciales, pudiendo afirmarse que, salvo excepciones conocidas, la sublevación triunfó donde se sumó la Guardia Civil y fracasó donde esta permaneció fiel a la República.
En el caso de Elda, quizás contagiado por el caso de la sublevación de la comandancia de Albacete que fue duramente reprimida con ayuda de milicianos eldenses, los miembros del puesto de Elda fueron detenidos y arrestados de forma preventiva. Por las versiones conocidas, parece que yendo custodiados por los milicianos, al llegar cerca de las tapias del Coliseo, les dejaron adelantarse para que otros milicianos, apostados detrás de las tapias, les disparasen.
Acribillados a balazos, cuatro muertos por disparos en la cabeza y un herido grave con perforación de pulmón, que falleció más tarde, quedaron tendidos sobre el firme de la entonces carretera nacional que cruzaba Elda: el cabo José Marcos Praes y los guardias Manuel Morales León, Manuel Moreno Luna, Miguel Benítez Cuenca y Manuel Manresa Pamies. Manuel Manresa tenía 47 años y dejaba viuda y cinco hijos, entre ellos a su hija de 20 años, Josefina Manresa Marhuenda, novia del gran poeta Miguel Hernández.