Wendy, la iguana más famosa de Petrer
María nunca había tenido un animal exótico hasta que su hijo compró un bebé iguana que medía apenas 20 centímetros en una tienda de Elda y la llevó a casa de sus padres. Seis años después, Wendy pesa dos kilos y medio y es la mimada de la casa.
María y su marido se llevaron a Wendy a su casa después de que el veterinario le diagnosticara depresión al no comer ni beber cuando estaba sola. Su hijo trabajaba todo el día fuera de casa y su madre iba solo a ponerle agua y comida al mediodía. En cuanto se instaló en casa de María, hace ya cinco años, la iguana triplicó su peso durante ese mes, y desde entonces fue una mascota como cualquier otra.
“Las iguanas necesitan mucha compañía, cuando salimos de casa mi marido y yo, y ella se queda sola, se espera a que volvamos para comer”, afirma la dueña de Wendy. “Es muy mimosa y cariñosa, duerme conmigo en la cama aunque tiene la suya propia”, cuenta María. “Hay días que duerme diecisiete horas seguidas, y a veces ronca”, añade.
También tiene un terrario en el salón donde Wendy pasa muchas horas, sobre todo en invierno, y ella misma avisa a los dueños cuando quiere salir.
Las iguanas pueden llegar a medir dos metros y pueden vivir veinte años. Cuando pasa tiempo al sol, Wendy adopta un color anaranjado, a veces tonos verdosos y otras veces es marrones.
Hasta hace cuatro meses creían que Wendy era hembra, pero el veterinario les dijo que se trataba de un macho. Aun así, decidieron mantener el nombre que habían usado hasta ahora, “nos da igual que sea hembra o macho”, aclara la dueña de Wendy.
Cuando María y su marido ven la televisión en el salón, Wendy acude a ellos si la llaman por su nombre y, aunque no siempre va a la primera, se sube a las piernas de uno u otro para ver con ellos los programas.
Las iguanas comen un pienso especial, el mismo que las tortugas, y, además, también les gusta la lechuga, los canónigos y la rúcula. “La tenemos muy consentida, a veces salgo al patio, la pongo en un barreño y le voy echando agua para que esté fresca en verano, ella se relaja y cierra los ojos del gusto que le da”, afirma la cuidadora de Wendy.
Esta iguana de Petrer se pasa todo el día suelta por la casa buscando lugares donde da el sol, le gusta estar en la ventana mirando a la gente pasar y ya es muy famosa en el barrio.