La devoción por el Cristo del Monte Calvario de Petrer protagoniza el final de su festividad
El Cristo del Monte Calvario de Petrer ya se encuentra en su ermita. Las fiestas en su honor concluyeron ayer tras nueve intensos días, con la subida de la imagen desde San Bartolomé en una tarde en la que fue arropado por cientos de vecinos de la localidad, pese a ser el día más caluroso del año. Previamente los petrerenses pudieron besar el escapulario de la imagen tras la última eucaristía en honor al santo.
La celebración comenzó el pasado 28 de junio con la bajada del Santísimo en romería, con pasodobles de solera. Ese mismo día se colocó en sus manos el escapulario, con 20 metros de seda y la imagen se ha expuesto durante el novenario. Ayer tras la eucaristía y mientras se besaba el escapulario, se repartieron tarjetas de recuerdo para los asistentes. Entonces salió la imagen mientras la Unión Musical tocaba el himno de España seguida de la marcha procesionaria “El Cristo”, ante una abarrotada Plaça de Baix.
Seguidamente la imagen partió en procesión hacia su ermita, arropada por numeroso público y portada por unos 50 costaleros a lo largo del recorrido. En este acto se encontraban los representantes municipales, encabezados por la alcaldesa, Irene Navarro, miembros de la Cofradía eldense de los Santos Patronos, de la Cofradía Virgen del Remedio, de la Unión de Festejos y del Apostolado de la oración de la Santa Cruz. Cuando la imagen llegó a su hogar, fue la colla El Terrós la encargada de entonar los gozos en honor a Cristo al ritmo de dulzainas.
El presidente de la Cofradía del Santo Calvario, José Vicente Romero, ha realizado una excelente valoración de las fiestas en honor al Cristo: “Ha habido mucho fervor, ha sido un año de mucha alegría y devoción. Hacer la bajada por primera vez en romería ha supuesto un éxito y cada acto y eucaristía ha tenido numerosa participación”.
Ahora la Cofradía se dedicará a acercar el escapulario a aquellas viviendas de los petrerenses que no pudieron acudir a besarlo, por impedimento físico, para poder “llevar la misericordia del Cristo a todos los que lo deseen”.
