sábado, 23 de noviembre de 2024

De Elda a... Hannover (Alemania), Javier Poveda: "Aunque estudié empresariales, soy jefe de cocina porque en mi casa éramos de los que comíamos con Arguiñano"

Julia Moraga
9 enero 2015
10.310
De Elda a... Hannover (Alemania), Javier Poveda: "Aunque estudié empresariales, soy jefe de cocina porque en mi casa éramos de los que comíamos con Arguiñano"

El eldense Javier Poveda vive en Alemania desde hace dos años. Aunque es licenciado en Empresariales, trabaja como jefe de cocina en un restaurante de Hannover, gracias a que en su casa le gustaba cocinar. A sus 30 años, espera encontrar trabajo en la especialidad que estudió por lo que se quedará en Alemania, donde ve mejor su futuro. Sus comienzos en Hannover fueron duros, pero tuvo la ayuda de una amiga que le prestó su casa y del mismo cónsul laboral español en Hamburgo, a quien sigue acudiendo a pesar de que está jubilado.

   ¿Qué le llevó a marcharse a Alemania?

   Corría finales del 2012 y mi situación personal en España era insostenible: tras varios meses de búsqueda activa de empleo, no sonaba la campana. Ya me había convencido a mí mismo de irme del país, y hablando con una amiga que reside en Alemania, me dijo que me podía quedar en su casa sin problemas y eso fue lo que hice.

    Es economista, pero trabajas como jefe de cocina en un restaurante.

   Tras varios meses buscando empleo, descubrí una oferta de auxiliar de cocina en la web de la agencia estatal de empleo para trabajar días sueltos con la famosa fórmula contractual del “minijob” y la tarea era básicamente lo que se conoce como lavaplatos. En el restaurante hubo una baja del ayudante del jefe de cocina y como yo quería salir del minijob porque eso implica tener que depender de las ayudas sociales para cubrir gastos sanitarios y demás, me ofrecí para el puesto. Con el tiempo fui aprendiendo todas las tareas de cocina y, por caprichos del destino, y fruto del trabajo, a los pocos meses, en enero, me ofrecieron ocupar el puesto de jefe de cocina, y hasta hoy.

   ¿Siempre le ha gustado la cocina?

   Sí, supongo que tiene que ver con que en mi casa siempre se ha cocinado mucho y bien. Éramos de los que comíamos mientras veíamos el programa de Arguiñano por la tele. Además, en mi círculo de amigos hay mucho paladar exquisito, y a menudo las reuniones en el cuartelillo se convertían en auténticos certámenes culinarios.

   ¿Pensó alguna vez que sería cocinero?

   Hasta mi llegada a Alemania no se me había pasado por la cabeza, y eso que mi madre más de una vez me decía que debía haber estudiado para cocinero. Una vez ya aquí y ante la necesidad de empezar a trabajar, empecé a buscar un empleo para “arrancar”. Descarté trabajar de cara al público como recién llegado y con un dominio del idioma casi nulo.

   ¿Es muy diferente la gastronomía alemana? 

   La cocina tradicional alemana es solo relativamente diferente a la cocina española porque los alimentos que se utilizan se podrían encontrar tranquilamente en nuestro recetario. Los alemanes son grandes consumidores de carne de cerdo y eso se refleja en su gastronomía. Desde las conocidas Würsten (salchichas) en todas sus variantes, hasta el Schweinshaxe (codillo de cerdo) existe una gama muy amplia de maneras de procesar la carne. También existen diferentes platos introducidos de otros países como el Gulasch o el Ragú que son una suerte de guisos con carne y verduras, y que se encuentran a menudo entre la oferta de los establecimientos.

   ¿Se siente valorado en su trabajo?

   Definitivamente sí, sin embargo, más de una vez he tenido dudas sobre mi situación laboral a nivel de falta de motivación; al fin y al cabo sigo sin considerar esta profesión la mía propia, lo veo como algo que se me da bien, que me ha permitido establecerme en el país y que me posibilite pagar las facturas a fin de mes. Con todo esto, siento que mi trabajo es recompensado, además de que mantengo una excelente relación personal con todo el equipo.

   ¿A qué le gustaría dedicarse?

   Mi intención es la de poder encauzar mi vida laboral hacia un trabajo relacionado con mi formación académica, sobre gestión empresarial.

   ¿Cómo fue su llegada a Alemania?

   Mi llegada a Alemania fue bastante movidita. El vuelo en el que llegaba tuvo que ser desviado a 200 km de mi destino por causas meteorológicas. Recuerdo haber pensado "empieza bien la cosa". 

   ¿Le costó algo especialmente?, ¿le ayudó alguien?

   Me costó mucho encontrar trabajo porque hasta que alcanzara un nivel de alemán competitivo, no podía pensar en optar a un puesto de trabajo cualificado y acorde con mis estudios, por lo que me centré en encontrar cualquier cosa que me saliera. Existe mucha oferta, pero también mucha demanda de puestos de baja cualificación y tardé varios meses en conseguirlo.

   Por suerte, para establecerme conté con la ayuda de mi buena amiga Elena Martínez, quien me ofreció su hospitalidad durante ocho meses y sin cuya ayuda hubiera sido imposible salir adelante por estas tierras. También fue vital el consejo de Jesús López Lerma, asesor laboral del consulado español de Hamburgo, a quien aun acudo de vez en cuando y me atiende siempre pese a que se jubiló hace casi un año.

   ¿Qué es lo que más le sorprendió de Alemania?

   Sobre todo lo diferente que es la sociedad alemana a la idea que me había formado y que se tiene en general de los países de Centroeuropa. Por otro lado, igual suena raro, pero aun recuerdo de manera muy positiva cuando fui a empadronarme y me dieron la posibilidad de hacerlo como «ateo», lo cual me eximía de un impuesto mensual por culto religioso. Recuerdo que llamé a varios amigos para comentárselo. 

   ¿Le ha resultado fácil o difícil adaptarse?

   Pienso que mi adaptación ha sido bastante buena y rápida. Sin hacer un esfuerzo extremo, he conseguido estructurar mi vida aquí. Cuando me vine, lo hice con muchas ganas y convencido de que era algo positivo para mí, y esa mentalidad creo que ha sido importante para sobrevivir al cambio. Tengo mi círculo de amigos, tengo una pareja que me aguanta, tengo mi equipillo para jugar a baloncesto y, para todo lo demás… Skype.

   ¿Qué espera del futuro?

   Pues sinceramente, que mejore la situación tanto en España como a nivel global, que los amigos y conocidos que lo pasan mal por no encontrar trabajo lo encuentren, que además ganen de acuerdo a su trabajo, que puedan tener chiquillos, alimentarlos, criarlos y morirse algún día serenamente y con la conciencia tranquila. Y todo esto me lo aplico a mí también.

   ¿Le gustaría volver a España?

   Me gustaría volver y volveré una y otra vez, pero de visita, y más ahora que mis amigos parecen haberse puesto de acuerdo para casarse y tener chiquillos. Por otro lado, no es mi intención regresar de manera permanente.

   ¿Conoce a españoles allí? 

   Por motivos laborales me relaciono con unos cuantos compañeros también españoles, pero fuera del trabajo intento evitarlo: en su momento decidí ser práctico y obligarme a utilizar el idioma alemán, para ello consideré importante el intentar no relacionarme en demasía con españoles y a día de hoy, prácticamente no tengo relación con españoles salvo contadas excepciones.

   ¿Cuál es el sentimiento que se respira entre ellos? 

   Los españoles con los que más me relaciono tienen un perfil muy determinado: gente con estudios superiores que emigraron para buscarse la vida. Podría decir que son optimistas en cuanto a sus perspectivas laborales y planes de futuro.  En cuanto al sentimiento con respecto a España, creo que hay una sensación mayoritaria de pesimismo. A menudo es habitual encontrar españoles hablando por la calle y casi siempre es despotricando sobre los políticos.

   ¿Un consejo a los que piensan en irse?

   Creo que es muy importante saber adónde se va y tener muy claro que puede ser un proceso algo largo y difícil. Por aquí hay mucha gente que se viene pensando que en un par de semanas van a tener su trabajo, su casa y su ocio cubierto, pero en la gran mayoría de casos no es así. Si se tiene esto bien claro, lo considero una experiencia muy recomendable además de ser muy positivo a nivel vital.

 

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