José Pérez Hernández S.A., el prestigio de una empresa especializada para hacer frente a la competencia
José Pérez Hernández, S.A. son la tercera generación en el comercio de la piel pero, en su caso, no fue el abuelo el fundador del negocio. Su abuelo José María trabajaba de empleado, pero era el que realmente gestionaba uno de los almacenes emblemáticos de por aquel entonces (finales de los 40 y principios de los 50), "Viuda de Rosas".
Su padre José Pérez Hernández, siendo un adolescente, comenzó también su andadura en los curtidos ayudando a su abuelo en los quehaceres diarios del almacén. Pronto se dio cuenta de que quería emprender la aventura en solitario e intentar montar su propio almacén de pieles. Cuando comentó el propósito a su padre le dijo que se fuera con él, pero en un principio no contó con su aprobación.
Pero José Pérez Hernández lo tenía claro. Ya hacía sus primeras compras y ventas de pieles con diecisiete años, teniendo como almacén los bajos de su cama en la calle Martínez Anido, cosa que no gustaba nada en su casa.
Con mucho esfuerzo logró comprar un local unos años después y cuando tenía prácticamente montado el almacén, en los bajos de la calle Quijote con María Guerrero, una vez que ya contaba con la aprobación del abuelo, este falleció.
Ya en marcha el almacén, transcurridos unos años, José ofreció a su hermano Manuel, que en principio estaba estudiando, entrar con él en el negocio. A partir de ahí decidieron constituir la empresa y en diciembre de 1978 pasó a denominarse José Pérez Hernández, S.A. Lamentablemente, Manuel falleció en 1982 y fue entonces cuando los hijos se fueron incorporando al negocio paulatinamente, primero José María, después su primo José Manuel y por último su hermano Javier. Se trataba de un local pequeño, por lo que en 1991 se trasladaron a la calle Quijote, a unas instalaciones mas grandes. Es aquí donde con un gran esfuerzo y compitiendo con almacenes de curtidos mucho mayores, lograron hacerse un hueco entre el sector.
En un momento en el que el calzado y, por ende el curtido, daba síntomas de agotamiento y los almacenes estaban casi obligados a tener en depósito todo tipo de piel acabada (forros, cabras de corte, mestizos, charoles o vacuno), se dieron cuenta que de cara al futuro era necesario especializarse en un determinado tipo de artículo, y se decantaron por el ante. Su esfuerzo mereció la pena, y en el año 2015, cuando ya su padre estaba muy enfermo, la nueva generación decidió ampliar las instalaciones y trasladar la empresa a una nave ubicada en el polígono Finca Lacy con todas las condiciones para poder trabajar y dar un buen servicio a sus clientes.
José Pérez falleció en 2016, pero aún tuvo oportunidad de conocer el nuevo almacén. Sus actuales responsables no dudan que para José y Manuel habría sido un sueño ver a sus hijos trabajando en las nuevas instalaciones pero también saben que sin la labor y esfuerzo de anteriores generaciones no lo habrían conseguido. Por este motivo, desearían contar con una cuarta generación para el futuro de la empresa.