La Avenida Cerámicas, segunda generación especializada en gres porcelánico y azulejos
La empresa La Avenida Cerámicas es un showroom especializado en gres porcelánico y azulejos. El 10 de noviembre del 2011, en plena recesión inmobiliaria, decidió abrir las puertas de su nueva exposición, en la calle El Portal, número 11 de Petrer, y presentar al público que el diseño tiene múltiples vertientes y precios, ajustándonos a la nueva situación y sin olvidarnos de quienes nos hicieron crecer, brindándoles un lugar donde compartir gustos y tendencias.
Pese a ser una empresa joven, el impulsor de La Avenida Cerámicas (antiguamente Saneamientos La Avenida), Francisco Amat Martínez, lleva en el sector desde 1970. Empezó en un pequeño local en la calle País Valencià esquina Brigadier Algarra, donde suministraba materiales básicos para la construcción (ladrillos, tejas...).
Los comienzos como en todos los casos, no fueron fáciles. Tras prestar el servicio militar obligatorio y perder su puesto de trabajo como administrativo, a Francisco Amat se le presentó la posibilidad de dirigir el negocio regentado por su tío Luis Maestre. Lo que en un principio fue por necesidad se convirtió en amor y pasión por la cerámica.
En el año 1984, coincidiendo con la tormenta de granizo, se trasladó a un local mejor acondicionado y más accesible en la avenida de Elda número 81 de Petrer, logrando así uno de sus grandes sueños: ampliar la oferta para dar mejor servicio a sus clientes, por lo que incorporó azulejos, gres y muebles de baño.
Echando la vista atrás, te das cuenta de lo duro que resulta emprender un negocio y el sacrificio que supone mantenerlo. Sin embargo, Francisco lo vivió como un reto personal.
Su afán por acercar la decoración a todos los públicos, asegurándose el relevo generacional, le decidió a emprender su última aventura, que fue trasladarse a la calle El Portal, número 11 de Petrer en el año 2011. Aquí ha ampliado su gama de productos y ha incorporado el diseño de cocinas.
Al mirar el pasado, uno se da cuenta de lo duro de aquellos días y el sacrificio que le supuso salir adelante. Sin embargo, gracias al apoyo de su esposa, lo vivió como un reto y las horas dedicadas al negocio no le pesaban, estaba peleando por su familia y su amor propio. Por todo ello le agradezco a mi padre el legado que me ha dejado, que no ha sido el propio negocio, sino los valores, su filosofía y su manera de entender la vida. Y, sobre todo, le agradezco que me haya brindado la posibilidad de continuar su labor, ya que lo que empecé como una obligación, también se ha convertido en mi pasión.
David Amat