El fuego purificador puso el punto y final a las Fallas de Elda
El fuego purificador devoró anoche en solo unos minutos cada uno de los 19 monumentos falleros que han sido protagonistas del fin de semana. Así culminaron dos años de espera y esfuerzo de cientos de falleros que han trabajado para que estas obras de arte efímeras decorasen las calles de la ciudad. En los ojos de los festeros se reflejaba la emoción y la nostalgia de poner fin a cuatro días intensos. El broche del último día de Fallas, que contó con la mascletà y un acto de encuentro con los patronos de las Fallas san Crispín y san Crisipiniano, fue la cremà.
La primera obra en arder fue la Falla Oficial. Cuando pasaban 10 minutos de las 22:30 horas, las Falleras Mayores de Elda desde el balcón principal del Ayuntamiento encendieron la traca de la falla José María García Esquivá, “Elda en mi corazón, Elda en mi historia”. Ese fue el principio del fin, puesto que el fuego se fue extendiendo desde el corazón de la ciudad a los distritos falleros hasta que no quedó ni una falla en pie. Pese a que las predicciones apuntaban lluvia, no comenzó a chispear hasta que el último monumento ya había ardido.
Este año hubo algunas novedades, la falla ganadora del primer premio, “Terror en Elda 20, 21, 22” que Carlos Carsi hizo para la comisión de Fraternidad, no ardió la última ni ante la presencia de las máximas representantes de la fiesta, pues ni las Falleras Mayores de Elda, Lucía Giménez e Imara Lencina, ni sus Damas de Honor, Sonia Esteve, Silvia Pérez y África Sánchez lo presenciaron, algo insólito. La dama de honor Zaira Requena sí la presenció al ser su comisión. En la cremà de esta falla sí estuvieron el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, y la edil de Fiestas, Lorena Pedrero.
Ardió dos horas antes, a las 23:30 horas, la falla infantil de Zona Centro, ganadora del primer premio, “Imaginary”, obra del eldense Raúl García Pertusa.
Así, durante cerca de cuatro intensas horas, Elda se iluminó con cohetes en un espectáculo visual que dio paso al fuego que los eldenses siguieron con admiración. Fue una noche de tristeza y despedida pero también de alegría e ilusión, pues la cremà significa el nacimiento de un nuevo ciclo fallero. Como el ave fénix, las fallas renacen de sus cenizas año tras años.
La noche se celebró sin incidentes gracias a la labor del cuerpo de Bomberos, Policía Local, Cruz Roja y Protección Civil de Elda.
Una tarde pasada por agua
Pero antes, después de un merecido descanso tras la mascletà, la iglesia de la Inmaculada acogió a las representantes de la fiesta y de las comisiones para realizar un encuentro con los patronos falleros, San Crispín y San Crispiniano. La amenaza de lluvia, que no llegó a caer, obligó a suspender la procesión.
Bajo techo y con la imagen ante el altar se realizó una oración. El párroco de la iglesia, Francisco Berná, animó a los falleros al asegurar que “aunque el tiempo parece que ensombrece el realce de la fiesta, no es así. A mal tiempo buena cara”. Las Falleras Mayores de Elda, Lucía Giménez e Imara Lencina, también participaron en este acto que contó con los representantes de todas las comisiones y que concluyó con una foto de familia ante la imagen de San Crispín y San Crispiniano.