Los festeros disfrutaron en la calle de la última noche de Moros y Cristianos
Sin duda la última noche de Moros y Cristianos es la más especial porque es «la de los eldenses». Miles de personas llenaron las calles a partir de la una de la madrugada para disfrutar al máximo de las últimas horas de fiesta, ignorando el cansancio acumulado durante cuatro intensos días, con música de bandas y también humor. Y la del domingo de Moros y Cristianos es la noche con más sabor eldense, puesto que ya no hay visitantes, solo los festeros conquistan el centro de la ciudad para despedirse de la última noche como se merece, en hermandad, con decenas de bandas de música. Allá donde se dirigiese la mirada solo se podían ver trajes de las nueve comparsas.
Como es tradición en la última noche festera los cuartelillos contratan bandas de música para realizar divertidos pasacalles junto a amigos, familiares y todas aquellas personas que se quieren sumar para disfrutar de la música y del buen ambiente. Tanto en la calle Nueva, como en Colón, Juan Carlos I o en la Plaza de la Constitución se cruzaban las bandas, de hecho debían cederse el paso y esperaban su turno tocando piezas como el Idella, esencial en cualquier evento de fiestas.
Sin duda uno de los cuartelillos que logró llamar la atención de todo aquel con el que se cruzó fue el cuartelillo "La Ermita" que organiza cada año su propio traslado de San Antón acompañado por un gran número de amigos, incluso le precedían unas "manolas" festeras. Con su propio santo anacoreta, gorro, barba postiza, "gorrinico", corona y vestuario de época, llevado a pulso por sus amigos costaleros, este joven asombró por lograr mantener el equilibrio pese a los bailes y bromas que le realizaban sus compañeros durante todo el recorrido. Al son de A san Antón y otras piezas clásicas del repertorio de las fiestas realizó esta particular procesión festera.
El cuartelillo "La Caverna" un año más volvió a reunir a cientos de personas en su tradicional pasacalles desde su sede en la calle Príncipe de Asturias hasta el Castillo de Embajadas en lo que han bautizado como "Asalto Al Castillo", en su recorrido recrearon las dos grandes entradas con sus capitanes y su propio estandarte.
Pero los cuartelillos más jóvenes no son los únicos que toman las calles sino que son muchos los de veteranos que demuestran que ellos también viven las fiestas con intensidad. Un ejemplo es el de los Negritos Buenos, que salieron disfrazados de enfermeras y cirujanos desde la calle Nueva para recorrer el centro histórico de Elda.
Y estos son solo algunos ejemplos de los numerosos cuartelillos y festeros que se entregaron al máximo para disfrutar de la noche más especial de los Moros y Cristianos, la del domingo, la de los eldenses.
Cuartelillo Municipal
Por otro lado, los días en los que la ciudad recibe la visita de personas de toda la comarca, el viernes y el sábado por la noche la Plaza Castelar se convirtió en el cuartelillo municipal para que eldenses y foráneos pudiesen disfrutar al máximo de la fiesta con actuaciones en directo y dj's.