Felipe Mejías: "En España hay un problema con la historia y es que no aceptamos lo que ocurrió"
La UNED de Elda y la Sede Universitaria de Elda organizan el “Día de recuerdo y homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista”. Con motivo de ello mañana a las 19:30 horas impartirá la conferencia “Arqueología e historia de un espacio de concentración en el contexto de la Guerra Civil: el campo de Albatera” el director del proyecto arqueológico del campo, Felipe Mejías.
¿En qué se centrará en su conferencia?
Voy a hablar del proyecto que estamos desarrollando en el lugar donde estuvo el campo de concentración de Albatera. Desapareció a finales de 1939 y ahora es una zona de cultivo por lo que solo puede ser estudiado a través de la arqueología. Durante los años de la Guerra Civil fue una cárcel republicana a cielo abierto donde se recluyó a golpistas o espías, pero cuando acaba la Guerra Civil se transforma en un campo de concentración que dura poco más seis meses, entre abril y octubre de 1939. En 2017 iniciamos la investigación y desde el 2020 estamos haciendo un trabajo de campo con el que investigamos qué sucedió allí. Para llevarlo a cabo utilizamos diferentes metodologías como sondeos, excavaciones arqueológicas o estudios de fotografía antigua que permiten identificar dónde se encontraban las instalaciones del campo. Los resultados han sido espectaculares.
¿Cómo fue esa etapa? ¿Cómo vivieron quienes estuvieron allí?
Hay que distinguir dos fases. Por un lugar está la cárcel republicana de la que hay muchos testimonios de prisioneros que estuvieron recluidos allí y cuentan que se les trató de una forma digna dándoles medicación, alimentación, recibían visitas y hacían trabajos en función de su edad y salud. La siguiente fase es la franquista que cambia totalmente y se transforma en un campo de concentración con alrededor de 15.000 prisioneros. No se conservan los listados de personas que estuvieron allí, pero sabemos la situación de penurias que pasaron ya que no se les ofrecía ni alimentación ni agua y eran sometidos a fusilamientos y torturas. Fue un espacio de represión en el que murieron decenas de personas, como mínimo, y buscamos sus cuerpos.
¿Cree que la población es consciente de la existencia de este espacio? ¿Y las instituciones?
Es un lugar hasta hace poco desconocido. Solo algunos investigadores habían oído hablar de él, pero no se había emprendido una investigación para determinar dónde se encontraba el campo. Una de las partes más importantes del trabajo de mi equipo es la divulgación y por eso lo hacemos a través de redes sociales, en centros educativos o en charlas como la que ofreceré en Elda. Este es un proyecto financiado con dinero público, y la mejor manera de devolver a la sociedad el esfuerzo que hace con nosotros es hacerlo en forma de conocimiento. Los campos de concentración de la posguerra han sido los grandes desconocidos y por eso estamos realizando este trabajo científico en el que intentamos contar la historia a través de los objetos que hallamos.
Las instituciones cada vez están más concienciadas, y desde el Ayuntamiento de San Isidro y el Gobierno de España nos apoyan. La Conselleria de Calidad Democrática también nos ha apoyado aunque ahora con el cambio de Gobierno ha desaparecido, aún así hay una Dirección General que depende de la presidencia de Gobierno que tiene que seguir subvencionando estos asuntos.
Su charla se celebra para recordar a las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura. ¿Cree que en España hay un problema con la historia y en aceptar lo que ocurrió?
En nuestro país hay un problema con la historia y es no aceptar lo que ocurrió. Hay mucha gente que niega esta realidad diciendo que no existieron los campos de concentración o que la represión fue justa porque se fusiló y encarceló a culpables de asesinatos, pero nada más lejos de la realidad. La historia hay que explicarla como fue y para eso hay que hacer investigación y demostrarla con hipótesis y datos. Nosotros trabamos con objetos y en este lugar hemos encontrado munición, procedente de Alemania, disparada dentro del campo y se sabe que es a personas porque no era un campo de tiro. Además, también han aparecido joyas que son pertenencias de prisioneros que llegan con lo puesto al campo. Estos objetos demuestran lo que los prisioneros contaban. Hay gente que lo mete todo en un mismo saco para decir que en la Guerra Civil todos mataron, pero hay que recordar que se inició por un golpe de estado militar a un gobierno legítimo democrático que, aunque no era perfecto, iba avanzando.
¿Cree que los restos de desaparecidos en cunetas impide que cicatrice la herida?
Totalmente. En el caso de Albatera sabemos que están enterrados por la inmediaciones ya que los propietarios nos han comunicado que a lo largo de los años han encontrado huesos y cráneos. Son personas que no están enterradas de una forma digna y la mejor forma de sanar esa herida es devolver el cuerpo a sus familiares. Esto no debería ser una cuestión ideológica porque en otros países como en Alemania, Francia o Italia no lo es. Debería ser una cuestión de derechos humanos porque mientras esos cuerpos sigan tirados en cunetas la sociedad tendrán una deuda con esas personas.