De Ramón Gorgé a Rafael Rico: una familia de directores que aman la música

El nuevo director de la AMCE Santa Cecilia es el eldense Rafael Rico Pérez, miembro de la banda eldense y flautista profesional de la Banda Municipal de Alicante desde hace 16 años.

Su carrera musical como flautista comenzó a los 12 años de edad en la Santa Cecilia de Elda, hace ya cuarenta años, y nunca se ha desvinculado de la AMCE. Su abuelo Vicente Pérez le transmitió el amor por la música y por la banda a partes iguales, así como su opción por el instrumento de la flauta: “Fue zapatero, pero la música era su vida. A sus seis nietos los quiso introducir en la música, pero solo seguí yo”, afirma Rafael Rico.

Las raíces musicales familiares del nuevo director se remontan cuatro generaciones atrás. Su tatarabuelo fue Ramón Gorgé, compositor y también director de la banda, que posteriormente se dedicó a ejercer de maestro de capilla de la iglesia de Santa Ana. La hija de este, Milagritos Gorgé, su bisabuela, que era cantante lírica, se casó con Vicente Coronel. La hija de ambos se enamoró de un apuesto músico de la banda, Vicente Pérez, su abuelo. Este perteneció a la banda Santa Cecilia, donde tocaba la flauta, y llegó a compartir años más tarde la dirección de la misma con el maestro Estruch. Ambos hicieron un tándem perfecto durante 40 años y mantuvieron vivo el espíritu de la banda en una época complicada.

Hace unos meses, Rafael Rico Pérez fue uno de los 28 directores que presentaron su proyecto para ponerse al frente de la AMCE Santa Cecilia. Todas las propuestas se presentaron de forma anónima para garantizar un proceso justo. Su proyecto pasó todos los filtros de la directiva hasta que solo quedaron cinco. Entonces, el equipo directivo decidió que varios músicos de la banda valoraran los proyectos finalistas. Estos coincidieron en votar uno de ellos por unanimidad, sin saber que lo había presentado uno de sus compañeros, Rafael Rico.

En su proyecto hizo un concienzudo análisis de la situación de la banda. La última página resume su filosofía: “Mi propuesta no está adornada con la luz corta de la genialidad, pero posee las luces largas, brillantes y coloreadas de ilusión, de la idoneidad”.

Este cariño por la banda se trasluce cuando habla de ella. Es un hombre directo, cercano, así como un músico muy exigente que conoce y quiere a su banda AMCE Santa Cecilia: “La música me ha dado vida y cuando digo que la Santa Cecilia es mi casa, no es una forma de hablar”, asegura, y añade que “si la banda está en la calle, voy con ella, es parte de mi vida, es mi sitio”, afirma con claridad.

Aunque es uno de los tres músicos más veteranos de la banda, su experiencia como director de la misma acaba de empezar. No obstante, viene formándose de manera permanente desde que comenzó a dirigir las bandas de Conjunto Instrumental y de Educandos de la Santa Cecilia hace seis años.

El presidente de la AMCE Santa Cecilia, David Mancera, remarca que el primer sorprendido en resultar elegido fue el propio Rafael Rico. En su proyecto “tuvieron mucho peso sus propuestas, sus ganas y su profesionalidad. Lleva muchos años formándose en la dirección, si bien, además de la parte técnica, dirigir bien conlleva otra parte humana y Rafael Rico es un gran comunicador”. En este sentido, el presidente añade que todavía le impacta la pasión que Rafael Rico manifiesta por la música: “No tiene horario, su ilusión por la música es infinita”.

El nuevo director se ha criado en la AMCE Santa Cecilia y es padre de dos músicos de la misma. Así que sabe muy bien qué se siente con un atril delante. Como director, mantiene la sencillez y la cercanía con el resto del centenar de componentes de la banda ya que sabe que su exigencia profesional tiene que ser proporcional al trato humano de calidad que merecen los músicos, que no perciben sueldo alguno por su trabajo, sino solo la satisfacción personal y el privilegio de hacer sonar la música para el público.

Los músicos están encantados con él ya que sabe motivarlos y cuidarlos. Rico Pérez es consciente de que pertenecer a la banda conlleva hacer un enorme sacrificio personal, con largas horas de estudio de las nuevas partituras, además de dos o tres ensayos semanales por las noches, desde las 21:15 a las 23:15 horas, después de un día de trabajo o estudio. Los músicos valoran mucho una de las medidas que ha tomado, que es tan sencilla como hacer un descanso de 10 minutos durante los ensayos, “es una buena forma de que se relacionen entre ellos. Además, les he prohibido el móvil, es un espacio de calidad que tenemos que aprovechar, son cuatro horas para hacer arte juntos”, declara con rotundidad.

Rafael Rico vive inmerso en la música ya que, además de su trabajo como flautista en la banda de Alicante durante las mañanas, cuando llega a casa, comparte esta vocación con su mujer, Mariángeles, a quien conoció en la banda, y a sus dos hijos: Andrés, de 19 años, está cursando el grado superior de saxo en el Conservatorio Profesional de Música de Murcia, y el pequeño, Germán, de 16 años, toca la flauta con él en la AMCE Santa Cecilia: “La música es mi modo de vida y emocionalmente es el día a día de mi familia, además, todos la necesitamos para acompañar cualquier actividad humana”, explica.

Su primer gran concierto

El sábado se enfrenta a su primer gran concierto como director de la banda titular, después del dedicado a la comparsa de Zíngaros. Dirigir es, para él, algo más que producir música: “Tener a cien mentes que se ponen a pensar en lo mismo se parece a una comunión que genera una química, es una sensación impagable”.

En este sentido, explica que cuando se actúa en grupo, los resultados de la banda suelen ser buenos, pero a veces, además, se producen destellos únicos: “En algunas ocasiones confluyen elementos especiales y yo animo a los músicos a que busquen ese momento especial, que no siempre se da”. Rafael Rico recuerda algunos de esos instantes en su experiencia como músico: “Tengo muchos en la memoria, como un concierto de música festera que grabamos en un CD. Dirigía la banda José Rafael Pascual-Vilaplana. Un día le llevé el disco y él se acordaba perfectamente de que en ese concierto llegamos a ese momento especial”.

El actual director de la banda espera con ilusión el concierto en honor a la patrona de la música Santa Cecilia, este sábado, día 25 de noviembre: “Me produce mucha energía mirar a la gente a la cara y decirles con la mirada: vamos a conseguirlo todos juntos”. Esto es algo que los músicos perciben y valoran mucho de su nuevo director.

Como flautista ha actuado bajo la batuta de extraordinarios directores: “En la AMCE Santa Cecilia hemos tenido grandísimos directores que han volado en otras direcciones”, y recuerda especialmente a tres:  José Rafael Pascual-Vilaplana “porque levantaba la batuta y pensabas: estoy en buenas manos”; el eldense Gerardo Pérez Busquier que dominaba la dirección; y Manuel Mondéjar porque marcó una nueva forma de trabajar.

Manuel Mondéjar fue director de la AMCE Santa Cecilia entre los años 2000 y 2011 y dejó una profunda huella. En la actualidad dirige las bandas Unión Musical de Crevillente y Unión Musical de Muro de Alcoy, además de ser profesor de dirección en la banda de Elda. Entró en la AMCE Santa Cecilia con Rafael Rico cuando eran unos niños y considera que dirigir la agrupación a la que has pertenecido ofrece numerosas ventajas “ya que conoces sus problemas diarios, sus virtudes y puntos débiles, así como tocar un instrumento”, afirma.

Antiguamente, los propios músicos se hacían cargo de la dirección de su banda cuando el anterior director se jubilaba. En la actualidad, este cargo necesita de mucha formación y, sobre todo, “ponerle la misma pasión que los músicos, necesitan un líder que musicalmente sea atractivo para que quieran no solo tocar, sino aprender. Rafa es una persona que esto lo sabe hacer porque ama la música y sabe mucho de música”, concluye.

La AMCE Santa Cecilia ha conseguido a lo largo de doscientos años un gran arraigo en la ciudad y cuenta con el apoyo institucional. Además, la banda goza de muy buena salud, ya que en su escuela estudian 140 alumnos. Sin embargo, para Rafael Rico, le queda como tarea pendiente consolidar una plantilla fija, por ello se ha marcado un reto: “Cada año entran unos diez músicos a la banda y, sin embargo, somos los mismos, en torno a un centenar. Habría que lograr mantener un pequeño bloque de 30 a 40 personas”, declara.

Conseguir una plantilla estable

La realidad es que algunos jóvenes se marchan a estudiar fuera y otros forman familias y tienen niños pequeños, lo que dificulta asistir a los ensayos, pero aún así, cree que podrían continuar en la banda “si hacemos música lo más significativa posible para todos y logramos un apego emocional" y añade que "Cuesta mucho tiempo, recursos y esfuerzo que un músico se forme, por eso hay que conseguir ese calor, que se quieran quedar”. Todo ello consigue que el sacrificio de los ensayos sea relativo: “Si sabes que perteneces a un gran grupo de personas que tiene la posibilidad de emocionarse cada día con la música, te enganchas”, asegura.

Quizá por ello su compositor favorito es Bach “porque en su música encuentro la perfección técnica y emotiva; da a cada momento lo que necesita el alma del ser humano”. Pero le gusta todo tipo de música, desde Víctor Manuel a José Luis Perales, Serrat o Mecano.

La responsabilidad que siente como director de la banda es grande, “me abruma a veces, pero lo vivo con mucho equilibrio”. Es una persona pragmática y sabe que “la ilusión y el trabajo superan esa inquietud. Con el tiempo, esa sensación se calmará y llegará la fecundación cuando me asiente”, declara.

Como músico siempre se ha exigido mucho y, del mismo modo, quiere que sus músicos den lo mejor de sí mismos. “Yo les digo: mientras esté aquí, os voy a pedir que seáis más emotivos, que la música no sea plana, sino que tenga matices. Eso es lo que emociona a la gente”, explica.

Pensando en la motivación de sus músicos y en el disfrute del público, en su cartera de proyectos futuros ha propuesto ofrecer conciertos en los barrios. Su idea es que pequeños grupos de la banda actúen a lo largo del año, especialmente en verano, en los diferentes barrios de Elda, algo que ya se llevó a cabo entre los años 2003 y 2006. Considera que “estos conciertos les gustan a los músicos y sería una forma de compensar el alto nivel de exigencia que tienen, por ejemplo, preparando el Concierto de Música Festera, o desfilando por la calle, que es algo que también cuesta”.

Hay que recordar que los músicos de la AMCE no cobran nada por ninguna de sus actuaciones, “es una labor de artesanía, es altruista y hay que saber lidiar con la desgana”. Los grandes directores lo tienen todo: formación, experiencia y empatía con sus músicos. Rafael Rico está dando sus primeros pasos, pero todo parece indicar que la AMCE tiene director para muchos años.