Cáritas está al borde de agotar su presupuesto al tener que duplicar el número de ayudas
El número de ciudadanos que piden ayuda en Cáritas Interparroquial de Elda se ha duplicado desde el pasado mes de marzo. Cáritas atiende ya a trescientas familias en sus necesidades básicas: alimentación, higiene, medicamentos, limpieza y vivienda. Ante este alarmante aumento de casos, sus fondos se agotarán antes de acabar el año. El presupuesto de Cáritas, más el convenio con el Ayuntamiento de 54.000 euros, no subsana la gravedad de esta situación de crisis económica, “que sobre todo acosa, como siempre, a los más necesitados y vulnerables y todavía nos quedan por delante dos meses para finalizar el año, meses difíciles y complicados”, asegura Julio César Rioja, párroco de San Francisco de Sales y consiliario de Cáritas Interparroquial.
La ayuda que ofrece Cáritas es cada vez menos asistencial, con el objetivo de que la persona conserve su dignidad a pesar de tener que pedir ayuda. Así nació el proyecto Tarjetas Solidarias, que sustituye la entrega de bolsas de comida por una tarjeta con la que comprar en diversos supermercados, como Consum y Carrefour. Con este mismo objetivo surgió el Proyecto Espacios, como tienda de ropa de segunda mano, así como el Comercio Justo, o el Proyecto Emaús para los niños y niñas.
Frente a los ciudadanos que creen que hay gente que se aprovecha de las ayudas, en Cáritas insisten en que una parte de su trabajo es entrevistarse con las personas y conocer su situación, así como repasar los tiques de los supermercados, entre otras cosas.
Durante este tiempo de pandemia, “Cáritas en su labor socio asistencial acoge un alto porcentaje de personas, muchas de ellas sin papeles, -invisibilizadas- y sin acceso a ningún tipo de ayuda, en contra de lo que dicen algunos bulos. Cáritas asume a estas personas, con lo cual, se han visto desbordadas nuestras previsiones económicas y nuestra capacidad de acompañamiento personal para dar respuestas dignas a las personas que se están quedando atrás”, añade Rioja.
“El COVID-19 sí entiende de clases sociales”
Cáritas es una ONG de la Iglesia, que está presente en las cinco parroquias de la localidad: San José, Santa Ana, la Inmaculada, San Pascual y San Francisco de Sales, y que busca atender con sus recursos propios a todas estas necesidades. La población se ha volcado en ayudar a los demás, “la solidaridad de las personas en estos momentos no ha tenido límites, grupos festeros, colegios, farmacias, tiendas, empresas… lo cual hay que agradecer. Es verdad que las administraciones son las responsables en primer grado de dar respuesta a todas estas situaciones de gran precariedad, pero a nosotros como Iglesia nos corresponde arrimar el hombro, sin vender eslóganes como que nadie se va a quedar atrás, hay que vender realidades sabiendo que el esfuerzo ha sido importante. El COVID por desgracia, sí entiende de clases sociales y es cosa de todos ayudar. Desde la fe y el Evangelio, nos corresponde, como siempre, ser voz y estar cerca de los últimos”, asegura el sacerdote.
El perfil del usuario de Cáritas ha cambiado, pues junto a familias de origen árabe y latinoamericano, cada vez más españoles demandan ayuda, sobre todo porque aún no han cobrado el ERTE o mientras se tramitan las ayudas municipales, “son familias normalizadas, que a veces sienten vergüenza porque nunca antes habían tenido que pedir nada”, afirma María del Mar de Haro, miembro de la directiva de Cáritas. En Cáritas cubren los gastos de alquiler, luz, agua, alimentación, transporte, incluso para gafas, medicación o para un curso de formación.
Por otra parte, “los sin papeles también son personas, atendemos a todo el mundo, la gente sin papeles no puede demandar ayudas a las entidades públicas y no les hace caso nadie, pero a nosotros no nos importa que no tengan papeles, alguien los tiene que atender”, asegura de Haro.
El problema es la falta de trabajo
Para ella, el gran problema es la falta de empleo en Elda, a lo cual se suma que los abuelos ya no pueden apurar más sus pensiones para ayudar a sus hijos y nietos, “muchos son inmigrantes y otras son familias de aquí que han perdido su trabajo, con el que por lo menos salían adelante”, añade.
La coordinación entre Cáritas y el Ayuntamiento es muy buena, a través de la Mesa ISAE, “el contacto es diario, tenemos un convenio de ayuda a la vivienda y a la alimentación”, afirma Maite Sánchez, trabajadora social de Cáritas Interparroquial.
Las mujeres son las que peor parte se llevan de esta crisis, muchas de las cuales trabajaban en la hostelería. Los casos más graves son madres con hijos a su cargo, que ya no perciben la pensión de sus exmaridos porque estos se han quedado en el paro, “así que ellas tienen que hacer frente al alquiler, al material escolar…” afirma Maite Sánchez, quien añade que ahora comienzan a aflorar situaciones de violencia de género que se han agravado durante el confinamiento, “hay mujeres que lo han pasado muy mal; nos estamos enterando de algunos casos, pero hay muchos más”, asegura.
En Cáritas también ayudan a las personas a tramitar de manera telemática sus ayudas para percibir el ingreso mínimo vital o las prestaciones municipales: “La brecha digital es terrible, son personas que no se manejan con el ordenador, tenemos que trabajar eso porque genera una nueva pobreza”, indica María del Mar de Haro. Las personas interesadas en contactar con Cáritas pueden hacerlo en el número 965382051 “porque por teléfono no es tan violento en un primer paso", concluye de Haro, o visitando su sede en la calle Carlos Arniches, número 10 de Elda, que abre todos los días de 9 a 14 horas con cita previa, así como en las parroquias, donde atienden también con cita previa.