jueves, 21 de noviembre de 2024

Mis amigos, ¿dónde estarán?

Rafael Carcelén
5 abril 2020
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Mis amigos, ¿dónde estarán?
Mis amigos, con los que jugué, dónde estarán, cantaba Miguel Ríos

LOCUS AMOENUS 

¿Quién no ha vuelto la vista atrás y ha recordado con nostalgia aquellos tiempos dilatados y felices de su infancia? O esa época de las pandillas propia de la adolescencia en la que “arreglábamos el mundo a golpe de futbolín” como dice la canción de Miguel Ríos, y que termina diciendo: “Mis amigos, con los que jugué, ¿donde estarán?/ Mis amigos, con los que hice la revolución./ Mis amigos, en un tresillo se aplastarán”. Del mismo modo, el dúo Amaral, en su canción Marta, Seba, Guille y los demás, recordará a esos amigos de tiempos adolescentes y de juventud y qué les habrá deparado el destino a cada uno de ellos (“¿Dónde empieza y dónde acabará/ el destino que nos une y nos separará?”), incluyendo en ella una carga de denuncia social por las condiciones de vida en nuestro mundo de hoy: “Son mis amigos, en la calle pasábamos las horas”, repite el estribillo.

Se trata de dos ejemplos actuales del tópico ubi sunt (¿dónde están?), una pregunta retórica (es decir, que no espera ser respondida) que muestra nuestra imposibilidad ante los designios de la providencia, la fortuna, el azar o el paso del tiempo. En su origen latino, la frase textual decía: “¿Dónde están o qué fue de los que vivieron antes que nosotros?”

En la Edad Media, el tópico irá ligado a la visión religiosa de un mundo terrenal, fugaz e intrascendente, en contraposición al mundo trascendental y eterno tras la muerte, y aparece en composiciones elegíacas en las que se rememoran personas, sus cualidades, o hechos ya desaparecidos. He aquí un ejemplo del Cancionero de Petrarca:

¿Qué fue de aquella frente, que de un gesto  guiaba el alma de esta parte a aquella?  ¿Qué de aquel cejo y la una y otra estrella  donde fue el faro de mi vida puesto?  ¿Qué del ser, del sentido y del arresto,  del habla humilde, sabia, honesta y bella?  ¿Qué fue de la belleza puesta en ella  que gran tiempo animó mi afán honesto? 

Jorge Manrique y Luís García Montero. Coplas a la muerte y ubi sunt

El mayor exponente en nuestra literatura lo encontramos en Jorge Manrique, en cuyas Coplas 16 y 17 dedicadas a la muerte de su padre, escribe:

¿Qué se hizo el Rey Don Juan?Los Infantes de Aragón¿qué se hicieron?¿Qué fue de tanto galán,qué de tanta invenciónque trajeron?¿Fueron sino devaneos,qué fueron sino verdurasde las eras,las justas y los torneos,paramentos, bordadurasy cimeras?…….

¿Qué se hicieron las damas, sus tocados y vestidos, sus olores? ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos, de amadores? ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían? ¿Qué se hizo aquel danzar, aquellas ropas chapadas que traían?

Por su parte, el poeta Luis García Montero actualiza el tópico en sus Coplas a la muerte de un colega, imitando el estilo del gran poeta del siglo XV:

¿Qué hace ahora pendulero,tan vacío y contrahecho,sin color,aquel órgano certeroque se puso tan derechoen el amor?¿Qué se hizo Marilyn?Aquellos Beatles de antaño,¿qué se hicieron?¿Qué fue de tanto sinfínde galanes que en un añonos vendieron?……..

Y los tunos, los toreros,las cantantes de revistaen el olvido;las folklóricas primero,el marqués y la corista¿dónde han ido?¿Dónde están los generales,sus medallas y su espadasin conciencia,sino esperando mortalesa que les sea dictadasu sentencia?….....

Y el ritmo de los roqueros,los canutos y la risadel pasota,los chorizos tironerosque han vivido tan deprisay el drogotaque se inyecta mil caballospor las venas, los colgadosy el camello,¿dónde iremos a buscallos,dónde son tan olvidados,qué fue de ellos?

Hay muchos más ejemplos, pero los expuestos sirven para hacerse una idea del sentido que subyace al ubi sunt en los textos literarios. En la pintura, encontramos muestras evidentes del tópico en esos cuadros de Caspar David Friedrich que recogen grandes estructuras y edificios en ruinas. En el cine, cabe resaltar El crepúsculo de los dioses, estrenada en1950, de Billy Wilder, donde se narra la decrepitud de la actriz Norma Desmond, quien se aferra al éxito y a la fama hasta enloquecer y volver a generar el máximo morbo con tal de permanecer en la cresta de la ola. Una forma muy actual de recoger el tópico, conteniendo igualmente esa carga de denuncia ya mencionada, en tanto los mass media se sirven de seres a los que acaba tratando como juguetes rotos cuando ya no les interesa.

Fotograma de la película El crepúsculo de los dioses

Rafael Carcelén
Rafael Carcelén
Acerca del autor

Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”

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