Frente a la falta de tiempo, el tiempo regalado
Si tuviese que elegir un solo libro valioso de los publicados durante este año para recomendar a lectoras y lectores o para regalar a otras personas, ahora que se acerca la Navidad, una perfecta elección es El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera, de la alemana Andrea Köhler. Un libro inteligente, bien estructurado, con sólidos argumentos y asequible para todo tipo de lector . Su lectura ágil, su invitación a reflexionar sobre el papel del tiempo en nuestras vidas, lo hacen muy recomendable.
Más que como tiempo regalado, Lange Weile habría que traducirlo como tiempo prolongado o, si se quiere, como tiempo disponible . El título en alemán de este libro juega incluso con el significado de aburrimiento pronunciado todo junto, Langeweile. Así, durante ese tiempo de la espera a que alude el título, “tiempo relegado” en palabras de Gregorio Luri, todo es posible (crear, entretenerse, sufrir…), incluido el aburrimiento.
El tiempo regalado contiene en sus escasas 150 páginas algunas aportaciones que lo hacen muy atractivo: concisión, profundidad, acceso al lúcido saber antepasado y muchísimo sentido. El inicio del epílogo del citado Luri, filósofo y experto pedagogo, lo resume así: “La vida tocada por la muerte es la conciencia del tiempo. Hay quien la considera insoportable y se afana por buscar un refugio contra el tiempo y quien busca la serenidad en el mismo transcurrir de sí mismo junto a las cosas. Andrea Köhler nos invita a seguir esta segunda vía”.
Y en efecto, aunque el prefacio sostenga que el libro no es “un estudio filosófico de la pausa, sino que se escribe con la esperanza de poder señalar lo gratificante de la lentitud y la espera”, los seis capítulos que lo componen no dejan de acudir a pensadores, novelistas y poetas en un relato donde la indagación reflexiva y la ejemplificación van dando sentido al texto. Homero, Séneca, Goethe, Stendall, Kafka, Heidegger, Beckett, Barthes, Blanchot, Jandl… son algunos de los escritores que entretejen a la vez que iluminan la tesis de la escritora y periodista alemana.
La espera se nos presenta de modos muy diversos: la ansiedad ante la llegada del ser amado, la dureza por la demora que acompaña a la enfermedad, el entretenimiento en los aeropuertos hasta la salida del vuelo, la fructífera dilación del creador que aguarda pacientemente, el aburrimiento o la holgazanería reparadores tras un trabajo extenuante… “Kairós, el instante feliz, presupone siempre la espera: ese tiempo que en ocasiones es tormentoso, que a veces perdemos, beatíficos, y que siempre es un regalo”, concluye Köhler.
Sin duda, el propio libro es todo un tiempo de regalo que nos reconforta y sosiega tras su lectura. No menor obsequio es el epílogo de Luri, que dialoga con la autora de un modo sereno pero sin renunciar a la discusión con el texto y que aporta al libro si cabe aún mayor cordura. Brillante epílogo del que transcribo su interesantísima e inquietante pregunta final:
“¿Cómo pensará la espera la inteligencia artificial en el futuro? ¿Podrá ser verdaderamente inteligente si no se siente tocada por la muerte? ¿Y si se siente tocada por la muerte, dónde encontrará consuelo? En los poshumanos no, desde luego, porque al no necesitar ya de su inteligencia podrán vacar a ser bobos y felices”.
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”