Filosofía en viñetas
Va para cinco años que se implantó la LOMCE, esa ley educativa impuesta pese a la desaprobación de los docentes y con la total oposición de los partidos que se sentaban entonces frente al gobierno del PP en el Parlamento, quienes anunciaron a bombo y platillo que en cuanto pudiesen la derogarían sin miramiento alguno. Hoy, cuando esa oposición suma una mayoría suficiente para como poco retocarla, ni siquiera se han sentado para ver por dónde empiezan a desmontar tamaño entuerto. Entre las retrógradas medidas que se tomaron, una de las más lacerantes fue sin duda la supresión de la asignatura de Historia de la Filosofía como troncal y por tanto obligatoria para todos los estudiantes de 2º de Bachillerato. Dicen ahora que se arrepienten de la supresión pero nada ni nadie se mueve.
Seguramente este libro no nos resarce de tan gran perdida en nuestros planes de estudio obligatorios, pero Filosofía en viñetas, publicado el pasado mes de enero en España en Penguin Random House Grupo Editorial, es una introducción tan valiosa como inusual para adentrarnos en los 2.500 años de historia del pensamiento occidental. Valioso por su capacidad para transmitir un legado tan vasto, orientando, estimulando, enseñando y entreteniendo a la vez a los lectores jóvenes que por primera vez accedan a él. E inusual por su planteamiento cercano y accesible para asimilar ideas y teorías tan aparentemente extrañas y sin embargo tan próximas a nuestras preocupaciones cotidianas desde siempre. Y sirviéndose además de unas ilustraciones gráficas que van hilando y amenizando todo el relato.
Los culpables de tan original idea son el catedrático estadounidense Michael F. Patton y el ilustrador Kevin Cannon. El libro en sí se compone de una riquísima e imprescindible Introducción, en la que aparece el filósofo presocrático Heráclito, quien nos irá guiando durante los seis capítulos restantes del libro a través del río de la filosofía. No en vano, es una cita del pensador de Éfeso la que abre el cómic: “Aguas distintas fluyen sobre los que entran en los mismos ríos”. Y en efecto, ese es el rumbo seguido aquí: si el impulso es siempre uno y el mismo: el afán por conocer, el apego al saber y el poder desentrañarlo (tal es el sentido etimológico de la palabras filosofía), los caminos seguidos serán diferentes. El libro nos adentrará en los mundos de la lógica, la percepción, la mente, el libre albedrío, Dios o la ética, mostrándonos el cuestionamiento y las respuestas que en cada caso han ido aportando los pensadores más emblemáticos de la filosofía occidental, siguiendo un hilo no cronológico sino temático.
De la antigüedad a nuestros días, de Tales de Mileto a David Chalmers, los 23 pensadores que recoge este libro, nos ofrecen de modo sencillo y natural el territorio de sus inquietudes, su insatisfacción con las respuestas heredadas y el camino seguido para elaborar esas propuestas propias que nos ayuden a entender más el mundo que nos rodea y entendernos mejor a nosotros mismos. Dejando entrever en todo momento dos cosas muy claras: que no hay verdades absolutas, respuestas incuestionables, dadas de una vez para siempre; y que no hay pensamiento auténtico que no conlleve el hecho único de pensar por sí mismo. O como dijera Kant: “No se puede aprender filosofía, sino tan solo aprender a filosofar”. Y esta es la mayor aportación del libro, recoger de un modo ameno una visión de conjunto del itinerario seguido por nuestros pensadores durante veinticinco siglos, y proveernos de una sustanciosa mochila llena de ideas que nos permita generar un pensamiento dispuesto a adentrarse por un camino propio y capaz de ejercer su acción de un modo autónomo, fundamentado y crítico.
No otra cosa nos dice Emilio Lledó en su última publicación, Sobre la educación, en la que se recogen artículos y reflexiones en torno al asignaturismo, los exámenes o el arrinconamiento de disciplinas como la Filosofía y la Literatura en nuestros planes de estudio. No en vano el libro se subtitula La necesidad de la Literatura y la vigencia de la Filosofía. Como lo adquirí hace unos días y apenas he comenzado a leerlo, espero hablar de él en una próxima entrada. Pero respecto al tema que nos ocupa, el pensador sevillano, incansable navegador para que no acabemos como auténticos náufragos en el fértil río heracliteano del pensamiento, no duda en afirmar que haber suprimido la filosofía “es un crimen pedagógico, un crimen cultural contra el desarrollo mental del país”. “Porque no quieren que pensemos”, por eso la suprimen, concluye.
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”