Historias del silencio: limpieza y venganza en Elda y su comarca
Violencia y responsabilidad. La represión judicial franquista en el ámbito local, publicado por la Universidad de Valencia, del historiador Pedro Payá López, fue presentado el pasado jueves 18 de enero en el Horno cultural de Petrer, por el profesor de la Universidad Miguel Hernández, Miguel Ors, y una semana después, el 25 de enero, en la Fundación Paurides por Juan Vera.
Cuenta Gustavo Martín Garzo, en el bello prólogo que lo abre, varias historias de personas que perdieron a sus seres queridos en la guerra civil y la posterior represión y, entre ellas, la de una niña que, sin saber exactamente dónde habían tirado el cuerpo de su padre, hasta los noventa años siguió llevando flores a todos los pozos de la zona para honrarlo y no olvidarlo. “Historias del silencio, podría titularse un libro que reuniera los relatos de un mundo así: un mundo lleno de horrores y de imprevistas delicadezas”, afirma el escritor.
Porque en definitiva, prosigue Martín Garzo, “somos lo que recordamos. Si al hombre le privaran de memoria perdería su humanidad”. Estamos ante un libro imprescindible para conocer con rigor los mecanismos procesales que alimentaron la limpieza política y la venganza privada una vez terminada la guerra civil en las poblaciones que constituían entonces el partido judicial de Monóvar: Elda, Petrer, Monóvar, Pinoso, Salinas y Algueña.
En la Introducción, Pedro Payá sostiene como tesis central que en la represión posterior a la guerra, “justicia depuradora y venganza privada se complementaron para dar forma y éxito aplastante a una operación que duró varios años. El Estado era el organizador de la represión, que encontró en la justicia militar el instrumento con el que conseguir unos objetivos muy definidos y que ya estaban en la base de la rebelión de 1936, como era la limpieza política”. Una represión, en fin, que es elemento definitorio de una dictadura en la que todo valía con tal de depurar y extinguir al enemigo.
El libro en sí mismo va refiriendo, por capítulos, los 1.251 procesos militares registrados en la comarca desde abril de 1939 y las características de los procedimientos judiciales seguidos en los distintos casos. En capítulo dedicado a Elda, es interesante el estudio pormenorizado que hace el autor del asalto el 13 de agosto de 1936 al cuartel de la guardia civil, resultando muertos cinco, uno de ellos el padre de Josefina Manresa, novia entonces del poeta Miguel Hernández. Las dudas en cuanto a lo que realmente ocurrió, desaparecen al ver la saña represiva con sindicalistas y cargos políticos valiéndose de un ajusticiamiento militar y una red de informantes (vecinos particulares y miembros de FET-JONS) pavorosos. El caso de Deogracias Ibáñez Gandía, analizado en detalle al final del capítulo, es concluyente en este sentido. Fue fusilado en 1942.
Al extenso capítulo dedicado a Elda, le siguen el referido a Petrer (donde la mayor responsabilidad represiva estuvo entre las propias autoridades locales y donde la venganza ocupó un lugar central: véase la muerte del que fuera presidente de la Diputación provincial de Alicante y gobernador civil de Málaga, Luís Arráez); Monóvar, donde la represión alcanzó cotas altísimas de inquina y crueldad (sumarios contra los alcaldes José Picó y Luís Corbí); Pinoso y Salinas, donde FET-JONS comandó la depuración y la venganza y Algueña, con el caso contra el médico Trinitario Navarro que permitió la promoción profesional de su acusador como médico de la localidad.
Un trabajo de casi quinientas páginas avalado por la gran cantidad de fuentes, archivos y documentos consultados, y en el que, concluye Pedro Payá, “el estudio de la represión judicial nos muestra que fue el resultado de un proceso conjunto en el que intervinieron dos niveles de agencia –estatal y local- que se complementaron para llevar a cabo con éxito aplastante la operación de limpieza política que se inició el 18 de julio de 1936 con un alzamiento contra el Gobierno legítimo de la Segunda República”. Un “libro que indaga con rigor en este pasado reciente y que lo hace aportando datos tan abrumadores como necesarios. Un libro que habla de tantas vidas truncadas inútil y brutalmente, pero también de tantas otras que tuvieron que aprender a callar para poder subsistir”, en palabras de Martín Garzo en su Prólogo imprescindible.
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”