La experimentación en los microrrelatos: Por escrito gallina una
-EL DINOSAURIO TODAVÍA ESTABA ALLÍ-
Con lo que pasa en nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó a la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta de portes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.
Julio Cortázar
La vuelta al día en ochenta mundos, 1967
Como es lógico, el microrrelato ha sido desde siempre un terreno abonado para todo tipo de experimentación, con múltiples fines pero entre los que sobresalen dos: sorprender y desorientar para así llamar la atención del lector desde la primera palabra y para establecer un nivel comprensivo diferente al usual donde el juego (lógico, ilógico, surrealista, absurdo, etc) nos lleve a reflexionar en algún sentido distinto al habitual. No es casual, en este sentido, que el microrrelato como género se consolide en la época de las vanguardias de entreguerras, en un momento de eclosión formal donde la escritura automática, las greguerías o el cubismo literario de Apollinaire eran predominantes.
La experimentación en el texto de Cortázar, titulado Por escrito gallina una, sin llegar a la desintegración del relato en sí, radica en el juego con la ordenación de los elementos, la elipsis, el lenguaje y toda su ironía. El lector realmente queda descolocado desde el comienzo y ha de hacer un esfuerzo para recolocar las palabras en su orden gramatical y sintáctico lógico si quiere saber qué dice:
Lo que pasa con nosotras es exaltante. ¡Hurra! Estamos rápidamente posesionadas del mundo. Aparentemente un inofensivo cohete era lanzado por los americanos desde Cabo Cañaveral. Por razones desconocidas se desvió de órbita y probablemente al rozar algo invisible la devolvió a la tierra. Entramos y de golpe nos cayó en la cresta y Paf! mutación. Hasta ahora: estamos aprendiendo rápidamente la tabla de multiplicar, somos muy dotadas para la literatura, historia, química, un poco menos en deportes. Carajo qué desastre, pero no importa, el cosmos será de gallinas.
¿Qué sentido tiene esta dislocación textual?, ¿qué persigue? Posiblemente sea un modo de mostrar la mutación que han sufrido las gallinas y, por qué no, el lenguaje del hombre que se alimenta de ellas. Sea o no ese el sentido, el argentino nos propone desde un puro juego sin más hasta una reflexión muy seria. Otro sentido muy distinto es el de la experimentación en el siguiente microrrelato del venezolano Luis Britto García:
Subraye las palabras adecuadas
Una mañana tarde noche el niño joven anciano que estaba moribundo enamorado prófugo confundido sintió las primeras punzadas notas detonaciones reminiscencias sacudidas precursoras seguidoras creadoras multiplicadoras trasformadoras extinguidotas de la helada la vacación la transfiguración la acción la inundación la cosecha. Pensó recordó imaginó inventó miró oyó talló cardó concluyó corrigió anudó pulió desnudó volteó rajó barnizó fundió la piedra la esclusa la falleba la red la antena la espita la mirilla la artesa la jarra la podadora la aguja la aceitera la máscara la lezna la ampolla la ganzúa la reja y con ellas atacó erigió consagró bautizó pulverizó unificó roció aplastó creó dispersó cimbró lustró repartió lijó el reloj el banco el submarino el arco el patíbulo el cinturón el yunque el velamen el remo el yelmo el torno el roble el caracol el gato el fusil el tiempo el naipe el torno el vino el bote el pulpo el labio el peplo el yunque, para luego antes ahora después nunca siempre a veces con el pie codo dedo cribarlos fecundarlos omitirlos encresparlos podarlos en el bosque río arenal ventisquero volcán dédalo sifón cueva coral luna mundo viaje día trompo jaula vuelta pez ojo malla turno flecha clavo seno brillo tumba ceja manto flor ruta aliento raya, y así se volvió tierra.
El título informa claramente de qué tenemos que hacer para obtener uno u otro microrrelato: elegir, en cada caso, una de las palabras disponibles (mañana/ tarde/ noche, joven/ anciano, moribundo/ enamorado/ prófugo/ confundido, etc.) y construir nuestro propio relato entre los varios posibles. Emulando a esas novelas abiertas, del tipo crea tu propia aventura, el texto supone un reconocimiento sin par del papel que el lector juega en cada microrrelato.
Otro recurso, habitual entre los escritores más jóvenes, es la incorporación de los lenguajes de las nuevas tecnologías (SMS, wathsapp, etc) en sus microrrelatos, como en este de Juan Gracia Armendáriz titulado Redes:
Una noche soñé que papá me escribía un SMS. Decía: “Luis, toy solo… xq no venes a vrme?”. Esto no tendría nada de particular si no fuera porque papá murió hace más de cuatro años. Además, papá odiaba la tecnología, jamás pulsó un teclado que no fuera el de su piano; despreciaba los teléfonos de bolsillo. Por otro lado, sólo fue un sueño, pero el hecho es que al día siguiente me levanté con una rara impresión de urgencia. Al llegar a la oficina, encendí el ordenador y busqué en internet una florería. Llamé por teléfono y encargué un ramo de flores. Di la dirección del camposanto y el número del panteón familiar. Imaginé un camino de grava, al fondo un muro cubierto de hiedra, la figura de un ángel custodio, mientras dictaba los dígitos de mi cuenta bancaria a una chica de acento extranjero. Me aseguró que ese mismo día se lo harían llegar. Desde entonces, sueño que en mi teléfono móvil recibo multitud de mensajes, pero no son de papá, sino de desconocidos, y todos comienzan del mismo modo: “Luis, toy solo…”
Un papel importante juega la ortografía en el siguiente texto de José Luis González, titulado La carta, para transmitirnos una idea del protagonista sin necesidad de describirlo pormenorizadamente:
San Juan, Puerto Rico
8 de marzo de 1947
Qerida bieja:
Como yo le desía antes de venirme, aquí las cosas me van vién. Desde que llegué enseguida incontré trabajo. Me pagan 8 pesos la semana y con eso vivo como don Pepe el administradol de la central allá.
La ropa aqella que quedé de mandale, no la he podido compral, pues quiero buscarla en una de las tiendas mejores. Digale a Petra que cuando valla por casa le boy a llevar un regalito al nene de ella.
Boy a ver si me saco un retrato un día de estos para mandáselo a uste.
El otro dia vi a Felo el hijo de la comai María. El esta travajando pero gana menos que yo. Bueno recueldese de escrivirme y contarme todo lo que pasa por alla.
Su ijo que la qiere y le pide la bendisión.
Juan Después de firmar, dobló cuidadosamente el papel ajado y lleno de borrones y se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Caminó hasta la estación de correos más próxima, y al llegar se echó la gorra raída sobre la frente y se acuclilló en el umbral de una de las puertas. Dobló la mano izquierda, fingiéndose manco y extendió la derecha con la palma hacia arriba.
Cuando reunió los cuatro centavos necesarios, compró el sobre y el sello y despachó la carta.
Concluyo esta entrada con una boutade de mi puño y letra titulada asil anoM, más un juego intrascendente que un microrrelato:
Mi belleza es única, de andrógino virginal. ojepse nu nis yos néiuq sárbas on oreP
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”