Del tardorromántico religioso al lúdico desenfadado (2): Maximiliano García Soriano
-ESTANTERÍA DE AUTORES ELDENSES-
Completamente distintos a los de Francisco Laliga fueron el talento y el talante de Maximiliano García Soriano, quien en 1926 se cruza con él y lo ve “rígido, como en arrobado éxtasis, con su impasibilidad de siempre, ajeno a cuanto le rodeaba”. Yeclano de nacimiento y eldense de adopción, el conocido como “boticario de Elda” no vivió ajeno a ninguno de los acontecimientos culturales y políticos del primer tercio del siglo XX en la ciudad. Animador cultural, fundador de varias revistas y activo colaborador en casi todas las existentes, además de concejal en el periodo republicano y prolífico creador lírico y dramático, García Soriano sobresale en esos poemas donde utiliza un estilo sencillo y directo, sin artificiosidad, y en general de temática costumbrista y cotidiana. Vista en conjunto su extensa obra, el estilo desenvuelto, la chispa, la ironía o incluso la mordacidad desplegados en los veintiséis Retratos que publicó en el semanario Idella, lo singularizan, a mi modo de ver, del resto de su producción, aunque sin desmerecer no pocos de sus poemas costumbristas de tema y estilo muy diversos.
Me parece acertada la conexión que establece Bazán en la introducción de su libro de 1997 Maximiliano García Soriano, poeta del pueblo entre Magaso (uno de los seudónimos de nuestro autor: otros fueron Pepito Tafalera, Graciano Soria o Serafiquito) y la estética de Ramón Gómez de la Serna y las nacientes vanguardias en España, sobre todo en su vertiente innovadora, lúdica e irreverente. Cuando la naturalidad, la agilidad y el desenfado priman en su escritura, su obra logra momentos únicos, agudos, estelares. Cuesta creer que este hombre de espíritu abierto y dialogante, tan cercano como entrañable, republicano reformista, fuese vilmente asesinado en una cuneta cerca de Biar dos meses después de iniciada la guerra civil. Quizás la clave pueda estar en la cita textual que menciona Bazán del hijo de José Capilla referida a una conversación de este con el poeta, preocupado por su integridad: “Mi padre trató de tranquilizarle con argumentos de que en Elda no tenía enemigos, pero lo que mi progenitor ignoraba era que sí los tenía en su pueblo natal, en Yecla”.
En algún párrafo de su libro, J.L. Bazán equipara a García Soriano con Antonio Machado (el propio título del libro recuerda al estudio que el historiador Manuel Tuñón de Lara dedicó al sevillano: Antonio Machado, poeta del pueblo); y si ambos fueron coetáneos (el yeclano de 1874 y Machado de 1875) y la guerra supuso un final trágico para los dos, sus obras distan mucho en lo que a intereses, sensibilidad y estilo se refiere. De cualquier modo, quien quiera acceder al grueso de su obra, encontrará en el libro mencionado material suficiente donde sopesar sus hallazgos. De él extraigo los dos retratos siguientes de García Soriano:
Es cantor, actor, poeta,
jocoso, serio, dramático,
esdrújulo, epigramático,
de todo… según le peta.
Su parodia del Tenorio
fue un verdadero astracán;
quedó muy bien su Don Juan,
como del mundo es notorio.
Yo, la verdad, no me explico,
cómo se encerró en su celda
sin salir nunca de Elda,
es don…
(faltaría por completar por el lector, como todo el mundo sabe … Emilio Rico, archiconocido por su genial obra Don Juan Tenorio o dos tubos un real, que cada año se representa en el Teatro Castelar el día de los Santos Inocentes)
Al hablar es muy vehemente,
quiere al pueblo con pasión,
y de una Federación
es actual presidente.
Es prodigio y a su lado
nadie respira estrechez:
en Elda más de una vez
al caído ha levantado.
Sus calzados extrafinos,
lograron notoriedad
y es que llevan la bondad
de don…
(…Rodolfo Guarinos, fabricante importantísimo en los años 20 y 30, concejal además y presidente de la Federación de Industrias de Calzado en aquellos años).
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”