Entre donjuanes y un puzle de sangre, la mano de gato
Como en las antiguas sesiones de cine, con un atractivo programa doble, el jueves pasado pude asistir en Elda a dos eventos interesantes que tienen que ver con la literatura. Coincidían ambos además con la presentación de otro libro, éste en el Museo del Calzado, escrito por José María Amat (cuyo blog sobre el Calzado y su historia en Elda podéis encontrar en esta misma web), y que versa sobre los orígenes y la consolidación de esa entidad del que su autor fue fundador y primer director.
A las 8 de la tarde, en la Fundación Paurides, mi buen amigo del ya casi disuelto grupo Pic- Nic de poesía, Alejandro Jacobo Egea, impartía una conferencia cuyo título me cautivó (y se lo dije): Donjuanismo y otros trastornos psicológicos en el personaje de Don Juan Tenorio: el Burlador de Sevilla a escena. Centrada la charla en la obra de Tirso de Molina, no faltaron referencias al Don Juan de Zorrilla e incluso a las interesantes e inquietantes diferencias entre uno y otro drama. Donjuanismo, hipersexualidad y narcisismo como trastornos psicológicos en un personaje, Don Juan, cuyo mayor mérito (y por ello su mayor fiasco) -si hemos de hacer caso a la conclusión de Alejandro- es que nunca se enamoró realmente porque nunca supo amar.
Aproveché el encuentro con Alejandro, el mayor admirador de Gil de Biedma que conozco, para hablar de su trabajo en la Universidad de Alicante, del material que se ha traído de Méjico para su tesis o de nuestros días ufanos con el resto del grupo Pic-Nic en el Balanegra o en el café Le ore. Lugar al que me dirigí tras su charla para asistir a la presentación de un libro francamente original, Puzle de sangre. Escrito al alimón por Mario Martínez y José Payá, la velada resultó amena y chispeante, llena de anécdotas divertidas con las que sus autores fueron desgranando cómo habían hilvanado una historia trepidante, divertida y muy inteligente. Lo más llamativo de esta novela negra podrían ser sus escenarios (los pueblos del Medio Vinalopó, el barrio de La Tafalera, las fiestas de Moros de Sax, la casa mencionada de Biar o algún conocido antro de Pinoso) aunque, como destacó Juan Vera durante el acto, no se puede obviar el gran nivel literario de la novela que, no por casualidad, ha sido nominada por la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios al Premio de la Crítica que se fallará en abril. Prometo leerla y la recomiendo después de escuchar a sus autores.
Eso mismo me decía al acabar el acto Verónica Martínez Amat, narradora nacida en Petrer que acaba de publicar su tercera novela, Mano de gato, tras haber presentado el año pasado la segunda, El castillo de Loarre, con la que obtuvo un merecido galardón. El Día del Libro, y dentro de las actividades de la quincena cultural que para abril está organizando Octubre Negro, se presentará en Elda esta novela de género histórico (como las dos anteriores de la autora) y donde la intriga, el momento histórico y el amor entretejen un argumento que gira en torno al rey Jaime I en 1238. Sus compañeros de Gramática Parda, la Asociación de Escritores de la comarca que ella misma preside, no desaprovecharon el encuentro para felicitarla y celebrar su nueva aportación.
Además de disfrutar como maestro de escuela, me encanta escribir. Y leer. Y subir los montes alicantinos. Y jugar al ajedrez. Y… siempre me sigue apeteciendo aprender. Y segregar lo que aprendo -lo que vivo, lo que siento- en artículos, poemas y aforismos como éste: “¿Es imaginable la felicidad en un grano de pimienta?”