A propósito de la Entrada de Bandas…
Hemos podido ver este pasado domingo un magnífico espectáculo en ese extraordinario desfile de agrupaciones musicales de toda nuestra comarca que, con motivo de la celebración en Elda de la Asamblea de las asociaciones musicales de la Comunidad Valenciana, ha recorrido las calles de nuestra ciudad ante una gran presencia de público. Nada menos que dieciocho bandas, todas bien nutridas de músicos y uniformadas, desfilaron desde el Ayuntamiento hasta la Plaza de Castelar interpretando bellos pasodobles y, como colofón, todas juntas con más de mil músicos interpretaron el pasodoble Idella dirigidas por el músico de la Santa Cecilia Ximo Segura.
A propósito de este extraordinario desfile, hemos venido a recordar nuestra Entrada de Bandas de Música que el jueves en que se inician las fiestas de Moros y Cristianos de nuestra ciudad, discurre por las calles eldenses como primer acto de los que se van a celebrar ese largo fin de semana festivo, que culmina con la interpretación de Idella en una plaza de la Constitución y calles aledañas completamente abarrotadas de un inmenso gentío ansioso de comenzar la Fiesta. Para quienes nos sentimos festeros y amantes de la música de nuestros moros y cristianos, es preciso dirigir la mirada a ese extraordinario desfile antes mencionado y, qué duda cabe, nos surge una imprescindible comparación que no podemos dejar de valorar y mencionar. La pretensión de esta Entrada de las bandas de música que representan a nuestras comparsas en ese primer día de la Fiesta es, sin duda, homenajear a los cientos de músicos que, a través de tantas formaciones musicales, participan junto a los festeros en todos y cada uno de los actos a celebrar. La Fiesta sin música no sería absolutamente nada, sin los alegres pasodobles, las solemnes marchas moras y las triunfales marchas cristianas, no existiría la Fiesta como la concebimos y disfrutamos. Al ser esto así, siempre desde Junta Central se ha intentado que este desfile sea un auténtico concierto en la calle de esa música propia de nuestra Fiesta y que las bandas participantes estén nutridas de músicos, vayan debidamente uniformadas y nos deleiten con una interpretación acorde con las partituras que ha plasmado cada compositor.
Sin embargo, vemos con cierto estupor que, este pasado año en concreto, algunas comparsas nos presentaron en esta Entrada de bandas formaciones que no tenían un adecuado número de músicos, dos de ellas participaban con veinte componentes y algunas otras con alrededor de treinta. Siempre hemos defendido que una banda para que pueda interpretar su pasodoble con el ritmo y sonido adecuado debería tener un mínimo de cuarenta músicos. Esto ocurre en determinadas comparsas que se esfuerzan en dignificar la música festera y se preocupan de que las bandas que las representan tengan cincuenta o más músicos -que sería lo ideal- y que, además, acuden a sus ensayos con el fin de observar que el pasodoble elegido se interprete con la calidad precisa.
Con respecto a esto podemos argüir múltiples voces musicales y festeras que apuestan por una mejor calidad de la interpretación de pasodobles y marchas moras y cristianas, pero quiero citar una comunicación presentada al IV Congreso Nacional de la Fiesta de Moros y Cristianos, celebrado el año pasado en Alicante, de José Ramón Carballo Gambín. El citado comunicante nos ofrece un análisis de las partituras de algunos célebres pasodobles festeros como La Vereda de Oscar Navarro y nos hace una comparación entre una formación de veinte músicos y los que realmente necesita una banda para interpretarlo de manera correcta. Para que este pasodoble se pueda interpretar tal cual está escrito en la partitura se necesitan 50 ejecutantes, ya que en el caso de que fueran solamente 20 los músicos que lo interpretan faltarían instrumentos como flautas, oboes, requinto, saxo barítono, trompas, bombardinos, así como algunas trompetas, bajo y trombones.
Esta misma comparación la hace el autor en pasodobles tan emblemáticos y escuchados como Jianito el Jarry de Ignacio Sánchez, que necesitaría según él 48 ejecutantes; Pepe Antón de Antonio Carrillos, que necesitaría 51 ejecutantes, y Pérez Barceló de Bernabé Sanchís, que serían 52 los músicos necesario para interpretarlo.
Del análisis de estos pasodobles y de las formaciones musicales con un número inferior de ejecutantes al que muestran las partituras de cada composición, se desprende que no se escucharían las voces, tanto en melodía como sobre todo en la armonía del acompañamiento que el compositor ha expresado en la partitura.
Desde aquí, desde esta columna festera, animamos a todas las comparsas que todavía no se han dado cuenta de la importancia de este primer gran acto de nuestra Fiesta, que es la Entrada de Bandas, a que realicen un pequeño esfuerzo y el próximo junio veamos el jueves en las calles de Elda un gran desfile de agrupaciones musicales en la línea de ese desfile extraordinario que hemos podido disfrutar este pasado fin de semana. Tengamos en cuenta que estas bandas representan a la comparsa cuyo estandarte le precede, y ojalá que los pasodobles que se interpreten suenen a gloria.
Festero de la comparsa de Moros Musulmanes desde hace 50 años. He sido secretario, cronista y presidente de esta comparsa, presidente de la Comisión de Embajadas y Alardo y, finalmente, presidente de Junta Central desde 1995 a 2006. Actualmente ejerzo el cargo de cronista oficial de la Fiesta de Moros y Cristiano de Elda. Mi trayectoria, como puede verse, ha sido larga y yo diría que fructífera en los entresijos de la Fiesta y, además de trabajar por ella, he dedicado gran parte de mi vida a estudiar, investigar y opinar sobre los diversos aspectos de los Moros y Cristianos en infinidad de publicaciones especializadas, en diversos congresos sobre temas festeros y a participar en charlas, mesas redondas e incluso pregones en algunas poblaciones festeras de nuestro entorno. Por todo ello, pretendo compartir en este blog todas mis experiencias y estudios en este campo tan atractivo de la Fiesta con las personas que tengan alguna inquietud en este sentido y con los festeros en general, intentando inculcarles ese virus tan intenso que nos hace sentir y disfrutar esa gran representación festiva que es la Fiesta de Moros y Cristianos.