Cumpleaños y despedida
Última semana. No de mis prácticas, solo de la primera etapa. Ya me marcho de Puerto Suárez y tengo ganas. Pero me quedo pensando cómo estarán todos aquellos que me encontré en el camino.
Llega mi cumpleaños, aprovechan que es la despedida de todos nosotros, pero celebramos el cumpleaños. Me hacen una fiesta increíble, tanto en el hospital como en la casa de una de las enfermeras.
En la fiesta de la noche, me preparan una mesa con su decoración, debo hacerme una foto con cada invitado que llega al cumpleaños. Más tarde foto de grupo entero, subgrupo, solo me faltó foto con el perro.
Aquí las tartas de cumpleaños miden unos 20 centímetros de altura. Honestamente, prefiero las tartas de cumpleaños de Bolivia. Pero lo que no me gusta es que te hacen morderla, y mientras intentas morder, tienes al “gracioso” de turno que te estampa la cara en ella. Yo estoy en contra de eso, no por mancharme sino porque se come menos.
Cómo no, me entran las ganas de quedarme, pero también hay ganas (creo que más) de volver (aunque ya haya ido a Santa Cruz dos veces en una semana).
Después de la despedida y de mi cumpleaños, vuelvo a Santa Cruz. A mitad del camino una de las ruedas del autobús se pincha. Nos retrasamos como dos horas en llegar al destino.
Ya en Santa Cruz me toca terminar mis trámites del visado, y comenzar con los papeles que tengo que entregar en el Hospital. El Hospital donde voy a realizar mis nueve meses de prácticas se encuentra en el Plan 3000, un barrio de zona roja. Llevo viviendo en este barrio unos siete años aproximadamente.
No podría hacer las prácticas en otro lugar, no solo por el “amor-odio” que tengo a este barrio, también me queda mucho más cerca.
Los tres primeros días de prácticas fueron de más reuniones. Reuniones de bioseguridad (cómo ir uniformados), presentándonos el servicio. El servicio por el que voy a comenzar es en Pediatría. Además, hubo una reunión vía Zoom. Honestamente, desde que se usa Zoom y todas las aplicaciones de reuniones virtuales, no sé si en España también, no respetan el horario de uno y ponen charlas o talleres “obligatorios” a cualquier hora del día. Y cómo no, informando a última hora.
El post de hoy, como habrán notado, es un nexo a una nueva meta, un nuevo camino que comienza la próxima semana. Muchas gracias por estar ahí.
Pablo Ángel Sánchez, eldense, se mudó a la zona tropical de Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra justo después de estudiar Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia y un máster de Arteterapia Y Educación Artística para la inclusión social en la Universidad Autónoma de Madrid. La causa de su mudanza fue motivada por un voluntariado Internacional, una experiencia de un año a dos años, que se convirtió en ocho años. Ocho años aportando su grano de arena a proyectos como: mujeres artesanas, centro de día para niños trabajadores, centro de día para personas de la tercera edad, hogar para hijos trabajadores de la caña, centro cultural, entre otros. Poco después comenzó a estudiar medicina, pasión que tenía camuflada y que en su día a día fue floreciendo, rompiendo los estigmas que a veces la sociedad o uno mismo se impone. En estos momentos se encuentra en su año de prácticas para finalizar no solo su año de prácticas sino su aventura en tierras bolivianas.