¿Y si mandaran nuestros hijos?
Cuántas veces como padres hemos estado tentados de permitir que nuestros adolescentes hagan las cosas “a su manera”.
Esto puede ser bueno, siempre que las consecuencias sean asumibles y en ningún momento ellos corran peligro. Con esto ganarían autonomía, aprenderían a convivir con la frustración (porque muchas veces las cosas salen mal) y aumentaría su autoestima.
Pero también puede ser malo, cuando pretenden tomar todas las decisiones, incluidas las concernientes a su salud. Prueba de ello es el siguiente caso tan crudo como real (se han cambiado los datos identificativos para preservar el anonimato):
- Me trajeron a la consulta a un menor de 14 años con problemas escolares, tanto de comportamiento (se llegó a sentar en una ventana con los pies colgando para que le devolvieran el móvil), absentismo, como de notas.
- Un año antes había empezado a “tontear” con los porros; estando hoy totalmente enganchado a su consumo.
- A pesar de su corta edad, desde hace unos meses estaba probando otras drogas mucho más perjudiciales y adictivas (cannabis sintético, cocaína, éxtasis).
- Con frecuencia, los fines de semana y festivos, consumía alcohol, reconociendo que se le iba de las manos. Prueba de ello es que en varias ocasiones había acabado en urgencias o en el hospital.
- Además tiene un comportamiento problemático en redes sociales: SEXTING (intercambio de fotos "atrevidas" o desnudos), negando los riesgos de esta práctica, tanto para su presente como para su futuro.
- Sorprendentemente, él decide con quién puede estar de sus padres divorciados.
- Para colmo también dispone sobre su tratamiento, si se lo toma o no, según lleve el día.
Pero en un momento de espontaneidad emocional, entre lágrimas, explotó con la frase: “Necesito drogarme”.
A partir de aquí hay dos preguntas que habría que hacerse:
¿Qué ha podido pasar en la vida de este niño/a para necesitar drogarse para soportar el día a día?
¿Cuál es papel de los padres ante este grave problema?
Aquí no basta con buscar ayuda hasta que el menor decida que ya no quiere volver porque no le gusta lo que oye.
Estamos ante un volcán de síntomas y comportamientos de mucho riesgo y con muy mal pronóstico. Aquí la clave fundamental y básica sobre la que reconstruir pieza a pieza la "vida" de este menor, son los padres, ellos no son los culpables de lo que le ocurre a su hijo, pero sí los responsables.
Deben de ser los primeros en ponerse en tratamiento y buscar quien les acompañe en el proceso sanitario, social y legal que tienen por delante.
No será ni fácil ni breve, puede llevar meses; esperemos que lleguen a tiempo de evitar este desastre anunciado.
Este artículo también lo podéis encontrar en el blog http://www.adiccionesadolescentes.es
Mi próximo artículo se titulará:
"Reinos de taifas”
Thanks to the translation done by Sara Cremades González (teacher and philologist), you can read this article in English:
What if our children were in charge?
How often have we as parents been tempted to allow our teenagers to do things "their own way".
This can be a good thing, as long as the consequences are manageable and they are never in danger. This would give them autonomy, they would learn to coexist with frustration (because things often go wrong) and it would increase their self-esteem.
But it can also be bad when they want to make all the decisions, including those concerning their health. Proof of this is the following case, as crude as it is real (the identifying data have been changed to preserve anonymity):
- A 14-year-old boy was brought to my office with behavioural problems (he even sat in a window with his feet dangling out of it to get his mobile phone back), absenteeism, as well as his grades.
- A year earlier, he had started to "fool around" with joints; today he is totally hooked on them.
- Despite his young age, for some months he had been trying other much more harmful and addictive drugs (synthetic cannabis, cocaine, ecstasy).
- On weekends and holidays, he often consumed alcohol, recognising that it was getting out of hand. Proof of this is that on several occasions he had ended up in the emergency room or in hospital.
- He also has a problematic behaviour on social networks: SEXTING (exchange of "daring" or nude photos), denying the risks of this practice, both for his present and his future.
- Surprisingly, he decides who his divorced parents can be with.
- To top it all, he also decides on his treatment, whether he takes it or not, depending on his day.
But in a moment of emotional spontaneity, in tears, he exploded with the phrase: "I need drugs".
From here there are two questions to be asked:
What could have happened in this child's life to make him/her need to take drugs to cope with everyday life?
What is the role of parents in the face of this serious problem?
Here it is not enough to seek help until the child decides that he or she no longer wants to return because he or she does not like what he or she hears.
We are facing a volcano of symptoms and high-risk behaviours with a very poor prognosis.
Here the fundamental and basic key to rebuild piece-by-piece the "life" of this minor is the parents, they are not to blame for what is happening to their child, but they are responsible.
They should be the first to get treatment and look for someone to accompany them in the health, social and legal process that lies ahead.
It will not be easy or short; it may take months, let's hope that they come in time to avoid this announced disaster.
The next article will be entitled:
“Taifa kingdoms”
Soy José José Gil (J.J.), Enfermero experto en las Adicciones de los Adolescentes (Alcohol, Porros, Móvil, etc…).
Trabajo tanto con las Familias como con los Adolescentes; y desde hace hace 12 años escribo el blog: www.adiccionesadolescentes.com