viernes, 3 de mayo de 2024

SICEP Una gesta nunca reconocida

José María Amat Amer
12 noviembre 2021
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SICEP Una gesta nunca reconocida
Locales en la calle Conde Coloma donde estuvieron enclavados los almacenes de SICEP

Varios historiadores locales han escrito repetidamente sobre lo que se llamó “La SICEP”. Una sociedad colectiva empresarial modélica, según algunos, que dio trabajo directo a más de doce mil personas en los años que duró la Guerra Civil Española y que, de forma inducida, llegaría a beneficiar a más de treinta mil trabajadores ente los años 1936 a 1939.

Para las personas más jóvenes que no han oído hablar de esta sociedad, tenemos la obligación histórica de transmitir lo que fue aquel movimiento empresarial, único en Europa, que fructificó en momentos sumamente difíciles para los españoles en general y para los eldenses en particular, aunque también la SICEP llegó a otras poblaciones como Petrel integrando a la gran empresa LUVI, hasta que fue confiscada por los sindicatos imperantes de la época.

Escribir sobre SICEP es prácticamente llevar el tema a un amplio tratado que necesariamente nos adentraría en el análisis en los momentos de su aparición, su desarrollo posterior, y las luchas de intereses con esa otra asociación que propiciaron los sindicatos CNT - FAI y UGT y que recibió el nombre de COICS (Cooperativa Obrera de la Industria del Calzado y Sindicatos). También al verdadero final con la desaparición de ambas sociedades y quien o quienes se adueñaron de los saldos acreedores que existían en el momento de la disolución, que quedaron en manos municipales, en el momento del final de la guerra, y la tragedia del encarcelamiento del principal mentor de la SICEP como último colofón.

Tomás Guarinos Maestre un hombre excepcional para unos momentos dramáticos

Tomás Guarinos fue la cabeza pensante y el hombre que dio forma y condujo a la Sociedad por el camino del éxito, (si se le puede llamar de esta forma dadas las circunstancias), pero efectivamente, Tomás, como persona equilibrada y juiciosa, en el que confiaban tanto los empresarios como los trabajadores y sus representantes, en aquello años dramáticos, ante la preocupante situación de las industrias de la comarca, especialmente de Elda y Petrer, planteó un proyecto para salvar a aquellas empresas que estaban cerradas, bien por la huida de los empresarios o por las huelgas de los trabajadores.

En reuniones con los bancos que operaban en Elda, el Hispanoamericano y, en especial, el de Alicante, se convino en acceder a unos créditos para seguir fabricando en tiempos de guerra y pagar, con las posibles ventas realizadas, los créditos concedidos, pero también para estocar los zapatos fabricados en espera de los momentos finales de la contienda.

La idea prosperó y las fábricas volvieron a abrir sus puertas, tras largas y arduas reuniones con empresarios y trabajadores. La Guerra Civil con la enorme carga dramática que envolvió al país, en Elda, gracias a SICEP, se vivió con trabajo, al menos en lo que respecta a las empresas asociadas bajo aquel acrónimo.

Memorias desde la cárcel

Tomás Guarinos en vida jamás quiso comentar estos hechos ni otros de los que había sido mentor y también víctima. Su carácter jovial y extrovertido, con un enorme “don de gentes”, chocaban con el mutismo que siempre observó en sus actividades profesionales e incluso en su propia vida privada. En honor a la verdad debo afirmar que en los más de veinticinco años en los que tuve el placer y el honor de estar a su lado, jamás le escuché una palabra en contra de nadie, ni una crítica a los muchos motivos que tuvo por los acontecimientos vividos.

Tomás Guarinos Maestre en los años en que fundó la SICEP

La gratitud de una ciudad y de sus contemporáneos, que sabían muy bien el gran servicio que había prestado a la comunidad, especialmente a la industria, nunca fue manifestada y, sin embargo, a cambio se le acusó de “delitos” que en nada tenían que ver con sus modélicas acciones, las acusaciones de pertenecer a la masonería o a Izquierda Republicana, pesaron más que cualquier otro mérito en favor de su ciudad de nacimiento.

Guarinos deambuló por varias cárceles españolas para acabar en un exilio en la isla de Menorca. Sin embargo, después de varios años, y tras el fallecimiento también de su esposa, descubrieron unos papeles escritos a mano con lápiz de carbón en los que recogía con todo tipo de detalles los pormenores de la creación de la SICEP, su desarrollo, e incluso algunas de las anécdotas más importantes ocurridas a lo largo de aquellos tres años en que estuvo activa.

Gracias a esas notas, escritas desde la cárcel, hemos podido reconstruir algunas fases de aquella gesta. Esas memorias solamente llegan hasta el mismo momento en que las autoridades municipales solicitan toda la información de la SICEP y se hacen cargo de los activos, a partir de ahí comenzó su calvario alejado de su familia.

Cuando, cinco años después, Tomás regresa a Elda de su injusta encarcelación y su más penoso exilio, el mutismo sobre los fondos de SICEP es total, la sociedad dejó de existir y, que se sepa, nadie dio cuentas de lo que pudo pasar más adelante, el destino de las ventas obtenidas, de los stocks almacenados en las ciudades de Valencia, Barcelona o en la sede central de Elda. Aunque en un primer momento las autoridades prometieron que el beneficio de la venta de los zapatos estocados y los saldos en los bancos irían destinados a la reconstrucción de la iglesia de Santa Ana, nada de eso hemos podido leer en los trabajos que sobre la reconstrucción del templo se han venido escribiendo por historiadores locales.

Elda ganó la batalla a la desesperación

Gracias a SICEP, Elda ganó la batalla a la desesperanza. La creación de la cooperativa empresarial dejó una huella imborrable por la forma en que se gestó, por el consenso alcanzado para llevarla a feliz término y porque sirvió de “ejemplo para el colectivismo europeo”, según Pierre Piller (1895 – 1978), un historiador de la revolución social española que bajo el seudónimo de Gastón Leval visitó Elda en aquellos años de contienda, y porque en dos poblaciones (Elda y Petrel) al menos a treinta mil personas les supuso una tabla de salvación para continuar con su trabajo.

En la pequeña historia de Elda debe rendirse honores a las personas que acuñaron, con su trabajo y especial visión de futuro, acciones tan importantes que denotan una singularidad histórica, en este caso, la industria del calzado española mantuvo el pulso.

José María Amat Amer
José María Amat Amer
Acerca del autor

José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.

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