Monumentos zapateros: Levantado en un pequeño pueblo de Tenerife que recuerda a los zapateros del lugar
En un pequeño pueblo llamado San Juan de la Rambla y situado en el norte de la isla de Tenerife, en el Archipiélago Canario. Esta Villa fue reconocida en toda la Isla por la calidad del calzado que fabricaban los más de 20 profesionales que se concentraban en un municipio que no superaba los mil habitantes, prescriptores de una labor que creó escuela y sirvió de sustento a la mayor parte de los habitantes de la época. Tal era el reconocimiento de los zapateros, que el poeta Pedro García Cabrera en su obra “Vuelta a la Isla”, usó esta profesión como eje central del poema dedicado al municipio.
Recordando la memoria de los zapateros rambleros se levantó un monumento diseñado por el escultor Moisés Afonso Herrero, ubicado en la Calle Estrecha, en pleno casco urbano, como recuerdo a tan noble profesión. En la parte superior se encuentran dos botas en acero sobre un gran bloque de piedra, una placa central de mármol recoge los primeros versos del poema de Pedro García Cabrera: “Me fui a San Juan de la Rambla para hacerme a la medida unos zapatos a prueba de malpaíses y ortigas”.
"Con un calzado que se exportaba dentro y fuera de Tenerife y con el impulso económico que generaban las dos fábricas de las famosas alpargatas rambleras, la Villa fue antes, durante y después de la Guerra Civil, la villa de los zapateros”, expuso la alcaldesa durante el acto inaugural. “Es justo que no se olvide la memoria de quienes, con su esforzaba labor, lucharon contra viento y marea para crear industria, logrando ser referencia en épocas en las que el comercio era una heroicidad Los zapateros vivieron su época gloriosa durante las décadas entre los 30 y 50 del siglo XX, dedicando la producción en su mayoría a calzados de vestir y labranza, de cuero y suela, y otros de piel con planta de goma tomada de las ruedas de los camiones, para trabajar en plataneras y campo. En los años 80, con la llegada de la importación, el cambio de modelo comercial, la emigración o el incipiente boom del Turismo, la profesión fue desapareciendo de manera gradual.
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.