La apasionante historia del calzado. El zapato griego (tercera y última parte)
Los primeros zapatos que usaron los griegos se componían de una suela de cuero, de madera o de fibra vegetal, asegurada al pie por medio de correas.
La Krepis, disponible únicamente para los hombres libres, con la lengüeta tallada o hecho con tiras y la suela claveteada para los soldados.
El Embades era una zapatilla empleada por hombres y mujeres sujeta con correas o cintas al tobillo.
Los zapatos femeninos algunas veces se decoraban con aplicaciones en metal y se hacían de varios colores.
Había también un zapato para soldados que eran más pesados, empleado para recorrer terrenos accidentados, el llamado Koila upodémata que tenía clavos en la suela.
En la época clásica los griegos calzaron una sandalia llamada “persikai” que era muy cómoda de calzar y la usaban las personas de edad, el nombre lo tomaba de su origen en Persia.
La crépida o Krépides era un calzado con una suela gruesa sujeta a la pierna por unas cintas y que se convirtió en el calzado más usado, se decoraban con motivos floreales y también se cubría parte del pie, ese mismo calzado fue adoptado más tarde por los romanos. Las crépidas aparecen en los pies de Artemisa.
Otro tipo fue el “embas” era una especie de botín anudado por delante, de ahí el llamado “embates” que era una bota empleada para montar a caballo.
El zapato viajero llamado “andromis” que se empleaba en la casa y para viajar.
El Endromides, que era una bota masculina que cubría media pierna.
El Akatioi, que quizás tenía el origen en la civilización Hitita por la forma de la punta hacia arriba.
Y el “coturno” que es el más famoso y que consistía en una suela muy gruesa o plataforma y era cerrado, con frecuencia se empleaban trozos de corteza de alcornoque, es decir, corcho para dar mayor grosor a las suelas, algunos historiadores dicen que fue Esquilo quien lo empleó en la escena para dar mayor altura a los actores.
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.