La celebración de los Santos Patronos de los zapateros se conmemora en todo el mundo
San Crispín y San Crispiniano son los patronos de los zapateros, nuestro oficio, y su celebración el día 25 de octubre es seguida por todos los países donde el cristianismo está presente. Tuve la oportunidad de vivir este día en diferentes lugares. Naturalmente en Elda de la mano de la Asociación de Veteranos de San Crispín, que nació para apoyar a un equipo de fútbol que con ese nombre hubo en la ciudad y que con tanta devoción y cariño hacen los honores a los Santos Patronos de nuestra industria zapatera. Conocí esa fiesta en otros lugares: Holanda, Bélgica, Inglaterra, Francia, Italia y México. Pero sin duda la que más me impresionó por la antigüedad en sus tradiciones y por los ritos que mantienen desde hace siglos, fue la celebrada en Vigévano (Italia). La actividad industrial en aquella bellísima ciudad, con una población similar a la de nuestra Elda, nació a mediados del siglo XIX, aunque el oficio de zapatero es tan remoto como en cualquier lugar de la vieja Europa. En Vigévano, que presumen de tener la plaza más bella de Italia, está el Consorzio Nazionale Santi Crispino e Crispiniano que se encarga de celebrar la Festa del Lavoro, también llamada Festa dell´Uomo, dicho Consorcio es una asociación sin fines de lucro de promoción social basado en los principios de solidaridad y entregada a la caridad. Está integrada por empresarios y trabajadores de la industria del calzado y afines. Tiene sus raíces en 1608, cuando en la Iglesia de la Misericordia en Vigévano, se hizo la primera Cofradía de Zapateros llamados Consorcio de Zapateros. En el año 1862, la Hermandad se trasladó a la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves.
En 1947, con aportaciones económicas de los miembros del Consorcio, se construyó el altar en dicha iglesia en honor a los Santos Patronos y en 1981, se creó el premio "fidelidad al trabajo" (fedeltá al lavoro). En 1983 el Santo Padre Juan Pablo II entregó las reliquias de los mártires, para que fueran custodiadas en la ciudad más prestigiosa en la fabricación de calzados. En 1986, el arzobispo Loris Francesco Capovilla, el que fuera secretario personal del papa San Juan XXIII formalizaría la agregación del Consorcio de la Santa Casa de Loreto; ese mismo año el Consorcio representó, por primera vez, sus propias armas heráldicas y bajo el lema "Ambulate en dilectione" (Caminar en el amor). Las obras de caridad del Consorcio se realizan, sobre todo, con la recogida de calzado entre los miembros y con el fin de ser solidarios con los menos afortunados. Envían los zapatos a las Misiones en el mundo, a Cáritas, a diversos institutos y centros, así como directamente al Santo Padre en Roma que los destina a fines caritativos.
Este premio se entrega cada año a personas vinculadas al sector zapatero, desde empresarios a trabajadores, que se han distinguido por realizar una labor destacada en favor del oficio y de la profesión, desde el puramente productivo hasta el que abarca aspectos culturales o sociales. Este premio, que solamente se entregaba a personas de la República Italiana, adquirió rango internacional y se otorga también a aquellas personas a nivel mundial que han aportado su trabajo y su esfuerzo en favor del calzado universal y de sus propios países.
La ceremonia de premiación es muy singular y coincide con la festividad de los Santos. Entre otras cosas se procede a la entrega de un diploma en un acto cultural celebrado en el teatro de la ciudad (muy similar al que realizábamos en Elda cuando se premiaba a los trabajadores de los oficios de la industria y se hacía organizado por el Museo del Calzado). Al día siguiente, sale en procesión la reliquia de los Santos Patronos con las imágenes de los mismos, acompañado por un cortejo de miembros del consorcio que lucen las capas blancas con el escudo heráldico en uno de sus laterales, distintivos de la cofradía. Presidido por un Cardenal u Obispo de la Iglesia se concelebra una misa solemne de acción de gracias y en el ofertorio se impone la capa blanca a las personas homenajeadas.
La profesión de zapateros, en esta fiesta mundial, recuerda a aquellos dos mártires que fueron humildes zapateros entregados a enseñar la doctrina de Cristo, mientras realizaban zapatos para los más necesitados. Fueron decapitados por orden del general romano Maximiano y sus cuerpos descansan en Soissons (Francia).
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.