La apasionante historia del calzado. Egipto (segunda parte)
En el antiguo Egipto el calzado fue símbolo de autoridad y riqueza. Los faraones y la familia real usaban sandalias enriquecidas con todo tipo de joyas, sin escatimar el oro tanto en el empeine como incluso en la suela, con grabados de escenas de guerra y conquista, para que al pisar el faraón lo hiciese sobre sus enemigos. En la corte se empleaban calzados para diferentes ocasiones y en base a ello, tanto la sencillez, como la riqueza del calzado estaba también en consonancia con el momento.
Hay que destacar la figura de un personaje del antiguo Egipto que recibía el nombre del portasandalias. En el Museo del Cairo se encuentra un grabado en piedra que representa a este personaje con un par de sandalias atado a su mano izquierda y la derecha lleva un cántaro de agua; debía ser un miembro de la familia real. En los jeroglíficos se define al portasandalias como el guardián de las sandalias del rey.
En las tumbas de nobles de mayor rango que rodeaban a los faraones por sus méritos, se reproducían pinturas o grabados de escenas de la vida del difunto o de los actos ceremoniales que se llevaban a cabo. En los muros del visir de Amenhotep III, Ramose, se representa una procesión que conducía el cuerpo del difunto a la tumba, acompañado de plañideras y de un rico ajuar. Entre los utensilios que acompañarían al visir al Más Allá, figura iniciando el desfile, un porteador que lleva dos cajas con ushebtis (figurillas funerarias) y pendientes del soporte, las sandalias del difunto.
En la iconografía el testimonio más antiguo conocido de personajes calzando sandalias lo tenemos en la estatua sedente del Príncipe Ahmosis (dinastía XVII); también en la pintura en la estatua de la dama Senté en la tumba de Antefoker (Visir de Sesostris I, en la dinastía XII), pero excepcionalmente se muestra en la V dinastía a un joven calzando una sandalia. En determinados ataúdes de madera aparecen pinturas de sandalias pertenecientes a la XI dinastía. En papiros hallados en las excavaciones en el Valle de los Reyes, se observan como algunos trabajadores calzaban sandalias de junco que proveía el estado y para ocasiones especiales se confeccionaban en lino.
En el estipendio que recibía el obrero se encontraba además del aceite, ungüentos o perfumes, un par de sandalias y Ramses II proclamaba: “Para vosotros he llenado los depósitos con toda clase de cosas: pan, carne, pasteles, sandalias..... y que en todo tiempo dispongáis de buen calzado".
Uno de los calzados más importantes descubierto en su tumba, fue unas sandalias pertenecientes al rey Sethi II hacia el año 1.190 a.C., este rey tuvo un hijo heredero del trono llamado Siptha que murió prematuramente y su madre la reina Tuseret le hizo construir una tumba en el Valle de los Reyes, numerada con el 56 y que fue saqueada en la antigüedad, pero en los restos se hallaron unas sandalias de plata de 13 cm de largo por 4,8 cm de largo. También son dignas de destacar las sandalias funerarias de oro pertenecientes a Psusennes I en 1-036 a 939 a.C. que están grabadas con motivos florales, miden 23,5 cm. y se empleada solamente para ceremonias en las que intervenía el faraón.
Las sandalias de Shenshonq II de la dinastía XXII, hacia el año –890, eran de oro y medían 29 cm., se conservan en el Museo del Cairo. Pero uno de los reyes que mas cantidad de sandalias dejó para nuestros días fue Tutankamon, que aparecieron en su tumba en un estado de conservación casi perfecto, las había de junco, papiro, plata, oro, cuero y otros materiales nobles y preciosos, todas con incrustaciones de piedras y metales preciosos, la mayoría se encuentran en El Cairo; también en el Museo de Berlín hay una gran cantidad de sandalias realizadas en los más diversos materiales y formas.
Los calzados egipcios estaban hechos por expertos zapateros que realizaban tanto zapatos de oro y plata, como otros más sencillos pero con una gran perfección en trazo y línea. En los restos del ajuar encontrado en la tumba de la "Gran Esposa" de Ramses II Nefertari, que murió en el año 1255 a.C., se encontraron unas sandalias que pertenecieron a la reina y que estaban hechas con gran profesionalidad empleando fibras de hoja de palma y papiro.
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.