"Niños zapateros". Una penosa tradición de nuestro pasado
El abundante trabajo que se generaba alrededor del calzado tuvo un efecto llamada en muchas poblaciones de nuestro entorno e incluso en otras mucho más alejadas. Familias enteras dejaban sus lugares de origen y se trasladaba a Elda en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, todo este benefactor impulso de las pequeñas economías domésticas tuvo también un efecto negativo en una España que trataba de salir de la pobreza casi generalizada.
Los "niños zapateros" eran empleados en la mayor parte de nuestras fábricas para formarlos como zapateros, cortadores o incluso aparadoras. Esos niños que con nueve o diez años debieran estar escolarizados, empezaban a sentir el esfuerzo y sacrificio de los adultos. Las familias eldenses y foráneas veían con satisfacción que trabajar para la industria del calzado era una buena oportunidad para obtener unos ingresos que ni remotamente podían conseguir en sus ciudades de nacimiento o en la agricultura que era la otra alternativa. Los padres consentían en que sus hijos menores se incorporasen a las industrias y aportasen ingresos a la economía familiar. Al parecer las leyes laborales de la época hacían la vista gorda ante estos hechos y las industrias del calzado contaban con muchos niños aprendiendo y trabajando. Esa situación no fue ni efímera ni excepcional, era algo que se veía y consentía por parte de toda la sociedad de la época y que incluso llegó más allá de los años 50. Recogemos algunas crónicas de un gran periodista local, Francisco Tetilla, que en el Diario Información de fecha 12 de julio de 1959 y bajo el título de "Legiones de niños-zapateros colaboran en Elda en la fabricación de calzado" decía entre otras cosas:
"[...]Cuando el reloj de la vida señala los diez años de edad en los niños eldenses, encauzan seriamente sus pasos hacia la profesión zapatera. Desde que nacen ven zapatos por doquier porque casi todas las casas de Elda son fábricas en miniatura. Las hormas, las suelas, los tacones sueltos fueron sus juguetes en los primeros meses. El oficio les atrae con llamada irresistible y hasta creo nacen zapateros como otros nacen siendo poetas o príncipes. A los diez años acaba su vida infantil y se enfrentan con el mundo laboral. [...]" .
"[...]Cuando los problemas familiares acosan, los niños se ven obligados a iniciar antes el aprendizaje del oficio. Saben que si comienzan con unos ingresos de cien pesetas semanales y que si demuestran pericia y capacidad en el trabajo, se pueden incrementar hasta las seiscientas pesetas cada sábado. Después viene esa noble aspiración de independizarse dejando al maestro zapatero para trabajar por cuenta propia. Entonces, a consta de ampliar la jornada laboral, los ingresos son mayores, según el espíritu de sacrificio del trabajador.[...]" .
José María Amat Amer, es un apasionado del calzado. Como ingeniero técnico, el destino lo encaminó hacia la industria de su ciudad. Como profesor de Tecnología del Calzado, llego a conocer investigando, la industria del calzado. Publicando algunos libros sobre tecnología, artesanía y desarrollo social; siempre con el calzado como única premisa. El Museo del Calzado fue una de las realizaciones que le llevó a pasar de técnico a un apasionado del zapato. Con la mejor de las intenciones, y siempre con la pretensión de prestigiar la industria y el calzado de la ciudad de Elda, colabora en este blog para crear más amigos con inquietudes similares.