Rosa del Valle: "Aprendimos a disfrutar cada momento, que la enfermedad de mi hija no lo ocupara todo"
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Nadie está preparado para asumir el mazazo que supone conocer un diagnóstico tan atroz como es el de un tumor cerebral inoperable a una hija de apenas 18 meses. Mucho menos para su muerte con tan solo cuatro años. A esta terrible noticia tuvieron que enfrentarse Rosa del Valle, una Guardia Civil a la que el trabajo le llevó a vivir y a formar su familia en Elda hace siete años; su marido Alejandro, también Guardia Civil, y su hijo mayor, Lucas, quien ahora tiene ocho años.
Tras dos años luchando contra una enfermedad silenciosa pero imparable, la pequeña Alejandra falleció hace siete meses. Rosa del Valle, tras un periodo de duelo, afrontado desde el amor y el cariño de haber podido disfrutar de su hija, ha creado el blog "La sonrisa de las estrellas" con el que busca ayudar con su experiencia a quienes están pasando por su situación o por una parecida.
Escribe de forma natural, además de estar presente en Instagram, cada martes sube un nuevo post. Muy pronto abrirá un blog con el mismo nombre en esta página web.
Desde el primer momento asumieron la situación.
Sí, porque es una enfermedad en la que no tenemos en nuestra mano la curación, pero teníamos claro que haríamos todo lo que estuviera en nuestra mano y seguir lo que nos dijeran los especialistas. Estaba en el peor sitio posible, era hipotalámico de cinco centímetros y no tenía operación. El subconsciente empezó a prepararse para el posible desenlace aunque nunca perdimos la esperanza. Hicimos un duelo anticipado, nuestro duelo empezó ese día, creo que por eso lo hemos enfocado así.
Movieron cielo y tierra.
Mandamos informes a toda España. El caso llegó al hospital La Fe de Valencia y el jefe de neurocirugía nos dijo que la iba a operar. Cuando todo el mundo te dice que no y alguien que sí y, además, con ciertas garantías, da esperanza. Pero lo que iban a ser siete días de ingreso se convirtieron en 22. Mi hija se contagió de COVID-19 y sufrió un infarto cerebral sin que nadie se diera cuenta. Eso provocó que parte de su cerebro se necrosara. Todo lo que podía pasar, pasó.
Pero cuando nos lo dijeron, yo respondí: "No quiero el problema sino la solución". Esto eran 70 sesiones de quimio, una por semana, y tres sesiones diarias de neuropsicología, logopedia y fisioterapia.
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Y ella las asumió con una sonrisa, contagiando a su familia.
Todos la recordamos así, alegre, con su fuerza y sus ganas de vivir, por ello se llama el blog "La sonrisa de las estrellas", porque así era ella. Se levantaba con 20 meses cada jueves a las 6:45 horas para recibir el tratamiento y seguidamente iba al colegio. Quiero continuar el legado de mi hija porque nos dio una lección a todos.
Destaca el enfoque con el que lo tomaron.
Lo que eran obligaciones tremendas se convirtieron en una rutina que no fue una carga. Aprendimos a observar y disfrutar cada momento, que la enfermedad no fuera el centro de nuestro día a día, nos enfocamos en lo que nos hacía felices. Ni a Alejandro ni a mi nos hacía felices centrarnos en esa negatividad.
Se lo contamos a mi hijo porque decidimos nunca mentirle porque teníamos que vivirlo en familia.
"No me centro en el problema sino en la solución"
La situación empeoró.
Un día empezó a dolerle la cabeza, se fue, pero un mes después se repitió, ingresamos y ya no salió. La indujeron al coma y tenía el cerebro totalmente desplazado. Nos propusieron una operación pero solo para sacarle un poco de líquido, tomamos la decisión más dura que puede tomar un padre, no alarga lo inevitable y que descansara.
Hicieron una despedida bonita.
Sí, creo que la gente no se entierra, se siembra. Hicimos una para la gente de Elda en la iglesia, que estuvo abarrotada, pero sus tíos alquilaron un barco y esparcimos en el mar sus cenizas, su hermano y sus primos pudieron escribirle un mensaje y los soltamos en el mar. El objetivo era que cuando nos acordemos de todo sea con cariño y no con tristeza.
Parece que ha nacido para ayudar, profesionalmente como Guardia Civil y ahora a través del blog.
Asumimos que al tener hijos los vamos a ver crecer, casarse, prosperar…Este golpe de realidad te da otra perspectiva. A ser felices dentro de la tragedia, que comiera chocolate y se pringara era una alegría porque estaba feliz. Nos contagiábamos unos a otros. Quienes me veían tras la muerte me preguntaban como tenía esta entereza.
Pero es que es como me siento. Siempre seremos una familia de cuatro, aunque Alejandra haya fallecido. No está en este plano, pero siempre vivirá en nuestros corazones mientras la recordemos con amor y no desde la pérdida. Y por eso el blog es un altavoz. Busco ayudar a quienes pasan por una noticia así, a recordarles que no hay que centrarse solo en eso.
Y surgió La sonrisa de las estrellas.
Un día me planteé qué productividad podía tener lo que habíamos pasado, decidí escribir. Hay que recordar que la sonrisa puede volver a quienes hemos perdido. Si se centran en lo que no han vivido no podrán vivir, quizá esa no era la misión de quien fallece. Creo que cada persona viene aquí a hacer algo, mi hija vino para darnos una lección de vida, de superación, de alegría ante la adversidad.
"Ya no me pregunto ¿por qué a mí? Solo daña"
En solo un mes la leen hasta en México, un programa ha contactado con usted ¿Esperaba el éxito?
No, el objetivo era escribir, contar mi historia y ayudar, pero nunca esperé esta proyección Tengo un mantra, si lo crees, lo creas y ha surgido así.
¿Qué le ayuda en su día a día?
Una de las cosas en la que nos apoyamos en nuestro tránsito por el duelo era saber que nuestra hija viviría en la sonrisa de aquellos niños que sus órganos han podido salvar. El decidir en un momento de extremo sufrimiento donar los órganos de Alejandra hizo que cinco pequeños niños puedan gozar de una vida digna gracia a ella. Creo que eso nos ha ayudado mucho.
¿Y algo más?
Personalmente creo que me ha ayudado mucho dejar de hacerme preguntas de "por qué". Preguntas que nadie me puede responder. Por ejemplo, ¿por qué a mí? Ahora lo pienso de forma diferente; ¿Y por qué a mí no y a mi vecino sí? No tengo nada de especial, puede pasar a cualquiera.
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