José J. González, Pepe, se jubila
José Julio González, Pepe, se jubila. Cuelga el delantal después de ganarse el corazón de cualquiera que haya tenido la suerte de entrar a Antares, la cafetería que ha dirigido durante 32 años y cuatro meses en la calle María Guerrero, 23, frente al Mercado Central de Elda.
La decisión de jubilarse no ha resultado sencilla: “Ha sido muy duro, quería quedarme un poco más, pero en casa me han aconsejado que era el momento de parar; este trabajo conlleva mucha dedicación, horas y también preocupaciones. Aunque estoy contento también siento algo de tristeza porque dejaré de ver a diario a muchos amigos”, asegura.
Pero Antares no acaba aquí. El negocio que abrió al trasladarse a Elda desde la isla de Gran Canaria seguirá en manos de su socia, Clara, quien le ha acompañado durante los últimos 20 años.
Si algo tiene claro es que tras echar el cierre por última vez el 31 de octubre no volverá a Antares salvo por caso de fuerza mayor: “Sufriría demasiado al venir y sentarme a tomar algo. Si tengo que ayudar lo haré, pero no puedo volver, son muchos años, me entristece y quiero cortar de raíz para seguir con mi vida”.
Su objetivo a partir de ahora es muy claro: “Disfrutar de mi mujer y mis tres hijas, son maravillosas y es el momento de dedicarles más tiempo”, y se lo han ganado con creces después de toda una vida de trabajo. Ahora también tendrá más tiempo para hacer deporte, ya que es un gran aficionado a correr.
Echa la vista atrás y no se arrepiente de la decisión que lo trajo a Elda: el amor. Dejó su trabajo en una empresa de servicios en Las Palmas y como árbitro en su tiempo libre para casarse con una eldense y aquí echó raíces. Tuvo dos hijas, se separó y rehízo su vida con una mujer a la que adora y con la que tuvo su tercera hija. Así que, aunque un “trocico” de su corazón esté en Canarias, no cambiaría Elda por nada, aquí está su vida.
Primero se planteó abrir un pub pero acabó montando una cafetería y eso le ha dado grandes alegrías. El nombre siempre lo tuvo claro, Antares, por el bar homónimo en Las Palmas que dirigía su amigo Sergio al que perdió muy pronto y en su honor escogió el nombre.
En estos 32 años asegura que Elda ha conseguido ganarle, “quiero a esta ciudad, para mí lo es todo. No solo tengo a mi familia y amigos, va mucho más allá”. Y por ello espera seguir aportando a la ciudad en la medida de lo posible, ya sea colaborando con entidades o de cualquier otra forma.
Su gran corazón le ha permitido hacer numerosos amigos, prueba de ello es que tanto por la calle como en su bar Antares todo el mundo le saluda con cariño: “Siempre he tenido claro que quien siembra vientos recoge huracanes. La empatía es esencial en la vida, la gente responde bien”.
Esta ha sido la semana más dura para él, ya que Pepe González se ha tenido que despedir de numerosas personas, algo que ha sido emotivo pero gratificante. Se jubila llevándose el cariño de numerosas personas. Echará de menos los debates sanos por las mañanas y ver a diario a sus clientes y amigos.
Solo quiere agradecer públicamente a todos los clientes que han pasado por Antares a lo largo de estos 32 años “por ser tan buena gente, por aguantarme, por no fallarme y solo espero no haberles fallado yo. Aunque nos seguiremos viendo, me los llevo a todos en el corazón”, concluye.