La posible cuarta ola de la COVID-19 pone en alerta a los sanitarios del Hospital

Ante la inminente llegada de una cuarta ola de contagios por coronavirus, la subdirectora médica del Hospital General de Elda, Joana Requena, manifestó que “los profesionales del Departamento de Salud de Elda sufrimos un desgaste enorme después de más de un año de estrés continuado y alerta constante. La dureza con la que la tercera ola nos afectó, nos ha puesto al límite de nuestras fuerzas. En esto momentos, y sin tiempo para recuperarnos, nos enfrentamos  a la amenaza de una cuarta ola. Es probable que la flexibilización de las restricciones durante la Semana Santa traiga consigo un aumento de contagios, ya que  todavía sigue habiendo un 80% de la población que ni ha pasado la enfermedad ni está vacunada, por lo que sigue siendo vulnerable al contagio. La magnitud de esa cuarta ola es difícil de predecir, pero dependerá mucho de cómo se comporte la población en relación a las medidas recomendadas desde las autoridades sanitarias, y también de cuál va a ser el impacto de las nuevas variantes, que aún desconocemos”.

Sin embargo, el ritmo de vacunación le hace “albergar grandes esperanzas. Tenemos que vacunar cuanta más gente mejor, es nuestra principal arma contra el virus, junto con las otras medidas de uso de mascarilla, distancia social, ventilación, lavado de manos, que nunca debemos olvidar”, señaló Requena.

Agregó que “desde mi puesto en la dirección médica, nunca he olvidado mi visión de epidemióloga a la hora de tomar decisiones y adoptar estrategias. Aunque no de esta magnitud, porque nadie hubiéramos podido predecir esto, los epidemiólogos estamos preparados para responder ante brotes, epidemias y pandemias. Pero esto ha sido todo un reto. Aún nos queda mucho por recorrer, pero creo que estamos en el camino correcto. Y todos estamos en el mismo barco: gestores, profesionales sanitarios y población general…, solo actuando todos juntos venceremos al virus”.

Asimismo, el jefe de servicio de Anestesia y Reanimación, Calixto Sánchez, destacó que lo más complicado de la pandemia en el momento actual es que la epidemia no da tregua, después de tres oleadas intensas ya se espera la cuarta. Al respecto recuerda que durante “la segunda ola fuimos los únicos en la Comunidad Valenciana con una incidencia muy alta, con trescientos pacientes en planta y en la UCI un total de 50 pacientes críticos”. Aunque, en su opinión, la tercera ola fue peor, muy concentrada en el tiempo y “se saturaban rápidamente los servicios sanitarios, lo que obligaba a multiplicar los turnos, tal vez debido a la mutación de virus. Sin terminar esta ola ya llegaba la siguiente. En este momento hay 35 camas con pacientes críticos enfermos por coronavirus y 18 enfermos en neumología”.

Esta cuarta ola se explicaría por las concentraciones de personas en las últimas semanas, tras levantarse las restricciones sanitarias, así como a causa de un exceso de confianza, algo que se verá en los próximos 15 días cuando comiencen a llegar pacientes al centro hospitalario.

Calixto Sánchez comentó que los ánimos de los profesionales estuvieron bajo mínimos durante los pasados meses de febrero y marzo, pero “al reducirse la intensidad nos recuperamos un poco, aunque todavía quedan cuatro enfermos graves por coronavirus”. Por ello en Semana Santa los profesionales sanitarios aprovecharon para tomarse un descanso. No obstante, se muestra optimista pues ya hay cierta inmunidad de grupo tras los numerosos contagios y las vacunaciones que se van produciendo paulatinamente.

Su recomendación más importante es que la ciudadanía se vacune puesto que “todas las vacunas son excelentes, incluida la AstraZeneca, que es una vacuna clásica, frente a las otras que no son convencionales, pero todas funcionan bien. El hecho de que entre 17 millones de dosis se hayan producido 15 trombosis no es nada, pues hay que recordar que en España se han producido más de 75.000 muertes por COVID-19. Nos deberíamos preguntar cuántas muertes se podrían haber evitado si hubiésemos estados vacunados”.

En cuanto a las medidas sanitarias, insiste en que la población debe vivir sin miedo pero con precaución, mantener la distancia social, ir con mascarilla, no estar demasiado tiempo en sitios cerrados porque es lo más peligroso ya que se produce una gran concentración de virus en el interior, lavado frecuente de manos y no tocarse ojos, nariz y boca.

Entre tanto, el sentir de los enfermeros es de temor ante la cuarta ola, ya que dudan si podrían soportar otro pico de trabajo y estrés como los anteriores, pues se encuentran agotados. Hasta ahora los sanitarios han cumplido con todas las expectativas, supliendo con su profesionalidad el exceso de trabajo, pero la salud de los médicos y enfermeros también hay que cuidarla para que la población pueda estar protegida.