La parroquia de San Francisco de Sales celebra una misa de despedida para el sacerdote Jesús Pastor
El claretiano Jesús Pastor Gil deja la parroquia de San Francisco de Sales de Elda después de nueve años, para dirigir la residencia para sacerdotes mayores y la casa de espiritualidad que su congregación tiene en León.
Jesús Pastor Gil, de 73 años de edad, es una persona muy querida no solo en su parroquia, sino también en Elda, donde ha sido asesor religioso de la Junta Central de Comparsas y capellán del colegio de las Hermanas Carmelitas.
El próximo sábado, día 29 de agosto a las 20 horas, la parroquia celebrará una misa de despedida del sacerdote, “yo solo tengo dos palabras que decir: gracias por tanto que he recibido aquí y perdón por si en ocasiones no he sido capaz de dar todo lo que podía”, asegura.
Jesús Pastor estuvo dos años en una parroquia de Vallecas y luego en San Francisco de Sales en Elda, después de vivir como misionero 35 años en Chile, donde fue destinado en 1972 siendo aun estudiante de los últimos años en el seminario, por lo que no llegó hasta 1974, concluida su formación, cuando Augusto Pinochet había dado el golpe de estado, “me tocó vivir la dictadura más severa, que fueron los primeros diez años de los 18 totales”, recuerda. Él mismo solicitó su regreso a España, a pesar del cariño que sentía por Chile, pero “estaba demasiado cómodo, era el momento de cambiar”, ha comentado en alguna ocasión.
Como asesor religioso de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos durante siete años ha dejado una gran huella, “aunque no se puede poner en pocas palabras lo que él ha hecho, destacaría su humildad, sencillez y entrega y, sobre todo, su compromiso. Desde el primer momento que llegó a la Junta Central se dedicó a leer, estudiar, investigar, preguntarnos para hacerlo lo mejor posible. Ha sido un grandísimo asesor, ha tenido un gran compromiso con las fiestas de Moros y Cristianos. Es un ejemplo de entrega por y para los demás, siempre tendrá las puertas abiertas cuando quiera volver”, afirma Pedro García, presidente de la entidad. Jesús Pastor, por su parte, considera un privilegio haber desempeñado este cargo porque “me ha permitido estar dentro del pueblo y de su realidad”.
Este sacerdote siempre ha tenido claro que la fiesta forma parte de la vida de los pueblos: “Hay cuatro momentos importantes en Elda como son los Moros y Cristianos, las Fiestas Patronales, de Fallas y Semana Santa, que son festivas, pero ligadas a la parte religiosa”. La Cofradía de los Santos Patronos reconoció su labor nombrándolo predicador de la Misa Mayor de la Virgen de la Salud el día 8 de septiembre de 2019.
El sacerdote vallisoletano se marcha de Elda dejando un excelente recuerdo en muchas personas que lo han conocido. Con su delicadeza habitual, unida siempre a un agudo sentido crítico, se despide pidiendo a los eldenses y sus autoridades: “Que cuiden la acogida y las necesidades de los más desfavorecidos; y que cuiden el entorno para que esté a la altura de la ciudad de renombre que es Elda”.
Una de las principales misiones pastorales de Jesús Pastor ha sido la visita a los enfermos, que ha realizado todos los jueves a lo largo de nueve años -excepto dos, recuerda-, tanto a la residencia El Catí como a los ancianos en sus casas particulares: “Son mis preferidos, se trata de no dejarlos solos. He celebrado misa en la residencia con ellos e iba a las casas y me esperaban con cariño; lo he pasado en grande con ellos. Aunque tuvieran alzheimer yo les seguía la conversación, y si alguien quería hablar de su padre que había muerto hace 90 años, como si estuviera vivo, yo no lo contradecía. O me hablaban largo y tendido de su pueblo y terminábamos cantábamos juntos el himno a su Virgen. Los escuchaba desde su lugar, es la pedagogía del acompañamiento. Me llenaba de satisfacción que revivieran esos momentos. Algunos familiares les contradecían sin parar enfrentándolos con su realidad. Los mayores son los que más he querido durante todo este tiempo”, asegura.
Su experiencia en Elda ha sido muy positiva para él: “Yo no estaba acostumbrado a vivir en una comunidad pequeña de tres sacerdotes, además, he ido a las parroquias del arciprestazgo a suplir a otros sacerdotes, Monóvar, Pinoso, Salinas, Sax, Petrer, otras parroquias de Elda… que me han hecho sentir parte de la Iglesia local. Ha sido muy gratificante porque me he sentido muy querido, respetado y escuchado”, afirma.
En la parroquia de San Francisco de Sales ha acompañado a numerosos grupos de la comunidad: “Es una maravilla que se mantengan tantos años fieles, me han dado un ejemplo de fidelidad, así como la comunidad “José Rafa Yagüe” de los más jóvenes, que son creativos, idealistas, todos con compromisos con el apostolado del pueblo”. También tiene palabras para las voluntarias de “Cáritas, luchadoras y constantes; de la pastoral de la salud, silenciosas y bondadosas; los distintos movimientos con sus búsquedas. La feligresía de esta parroquia es comprensiva y con los ideales de construir un mundo mejor. De todos me llevo mucha riqueza y generosidad… y la paciencia que han tenido conmigo”, concluye.