domingo, 5 de mayo de 2024

Un confinamiento especial y muy acompañado

Clara de Haro
18 abril 2020
5.791
Un confinamiento especial y muy acompañado
José Vicente, Juan Luis, Juan y Saturnino. 

La Vivienda Tutelada de ASPRODIS, la Asociación Pro-disminuidos Psíquicos de Elda, Petrer y Comarca, continúa funcionando con normalidad, al igual que el Centro Residencial “Colores”.  En esta casa conviven seis personas adultas con discapacidad intelectual y que presentan un nivel de autonomía personal y social que les permite afrontar, con apoyo del equipo de profesionales de la Vivienda, las actividades básicas de la vida diaria, la convivencia social y la asistencia al Centro Ocupacional.

Con el confinamiento por la pandemia del coronavirus, tres de ellos se pudieron marchar con sus familias, quedando en la Vivienda José Vicente, Sátur y Juan, que tienen entre 57 y 67 años. El equipo de profesionales de la Vivienda Tutelada, formado por cinco educadores reforzados por los monitores del Centro Ocupacional ”La Torreta” de Asprodis, ha adaptado sus jornadas laborales y se han reorganizado los turnos para que los tres estén acompañados en todo momento, las 24 horas del día.

Como todo el mundo, José Vicente, Sátur y Juan han visto cómo su rutina habitual saltaba por los aires y ya no pueden ir al Centro Ocupacional de Asprodis a trabajar por las mañanas, donde también comían a mediodía. A las 5 de la tarde llegaban a casa y merendaban, hacían la compra, limpiaban, se reunían para hacer algún juego de mesa, salían a dar una vuelta con compañeros del Centro, cenaban y charlaban un rato antes de irse a la cama.

Desde que entró en vigor el Real Decreto del gobierno, estar todo el día en casa es especialmente duro para ellos. Juan Luis Martínez, director y educador de la Vivienda Tutelada y psicólogo del Centro Ocupacional, asegura, en cambio, que “es sorprendente lo bien que se han adaptado al confinamiento” y añade “los tres conviven en un aislamiento flexible y adaptado a sus circunstancias, en el que cada uno pasa la mayor parte del tiempo en su habitación, donde disponen de una televisión y pasan el día entre documentales, programas de entretenimiento y ejercicios de lectoescritura. Esta medida de aislamiento preventivo se adoptó para velar por su salud ante una situación nueva para todos, y teniendo en cuenta que son personas muy sensibles al contagio, las consecuencias podrían ser catastróficas. Ahora tienen menos contacto entre ellos y pasan juntos algún tiempo puntual, pero manteniendo la distancia de seguridad recomendada”. Lejos han quedado las partidas de parchís entre todos ellos, salir al parque con los amigos, o ver una película con el monitor.

Sin miedo, pero con preocupación

José Vicente, Sátur y Juan no salen de casa “los tenemos muy protegidos”, comenta Juan Luis, que se encarga de hacer la compra semanal, “tenemos más medidas de seguridad que en nuestras propias casas, es un quirófano”, bromea. Siempre hay un educador con ellos, que lleva mascarilla y guantes, además de desinfectar la suela de los zapatos al entrar y cambiarse de ropa y calzado al comenzar el turno en la Vivienda para evitar contagios. Se trata de medidas adoptadas para protegerlos del exterior. Hasta ahora ni ellos ni los monitores han tenido ningún síntoma de la COVID-19. La primera vez que vieron a los monitores con mascarilla y guantes se quedaron sorprendidos, “pero así se van familiarizando y van normalizando la situación porque, cuando puedan salir a la calle, tendrán que ponérselos ellos también”, comenta Juan Luis.

Los tres residentes de la Vivienda se encuentran física y emocionalmente muy bien. Saben lo que está pasando, “no tienen miedo, pero sí intranquilidad y preocupación, como nosotros”, asegura Juan Luis. Los educadores están haciendo una gran labor para que no se angustien, “ven las noticias a diario, las comentamos con ellos y trabajamos mucho lo que está pasando, aunque un día pueden estar convencidos y concienciados, y al día siguiente se les ha olvidado y hay que volver a aterrizarlos.  También tienen algún día malo, por supuesto, pero todo el equipo está haciendo un gran trabajo y sacrificio para que esta situación anormal les afecte lo menos posible”. El equipo de profesionales hace todo lo posible para que no pierdan el contacto con la realidad, "en la Vivienda se repite mucho el lema de #quedateencasa, a diario salimos al balcón a aplaudir a las 20 horas junto a nuestros vecinos, y les facilitamos que sigan manteniendo contacto telefónico con sus familiares y compañeros del Centro Ocupacional”, añade Juan Luis.

Uno de los aspectos que ha cambiado durante esta larga cuarentena es que “la relación entre ellos ha mejorado muchísimo, han desaparecido los pequeños conflictos que teníamos antes en la rutina del día a día, al no haber tanto roce”, concluye.

Los cambios en su rutina los desorientan “no lo llevan bien, por eso hemos mantenido la hora de levantarse a las 8 y de acostarse a las 22:30 horas”. Sátur añora tomarse el café por la tarde en el bar, Juan salir a dar una vuelta con los compañeros del Centro y José Vicente ir a misa los domingos.

Sin embargo, lo que más desean es volver al Centro Ocupacional, con sus compañeros y monitores, a su vida normal y poder salir a la calle, como todo el mundo.

 

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