lunes, 23 de diciembre de 2024

Del Sáhara a Elda

Anaís Cano
20 agosto 2017
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Del Sáhara a Elda
Varinia Yuste, Nanna e Iván Egido | Jesús Cruces.

Quince niños y niñas llegaron el pasado 4 de julio a Elda procedentes del Sáhara, dentro del programa “Vacaciones en Paz”. Su estancia terminará el 4 de septiembre y hasta entonces continuarán disfrutando de unas vacaciones en Elda, Sax, Petrer y Monóvar. Este programa tiene como objetivo alejar a los pequeños, que tienen entre 8 y 12 años, de las altas temperaturas que llegan hasta los 60 grados en algunas partes del desierto del Sáhara.

Nanna es una de estas niñas, tiene 10 años y está viviendo con Iván Egido y Varinia Yuste, una pareja que la acoge desde hace dos veranos y que está encantada con ella. 

Varinia recuerda que el primer año de Nanna fue algo más duro porque lloraba mucho y echaba en falta a los suyos a todas horas, sin embargo, ahora la niña se ha acostumbrado y está completamente feliz al lado de esta pareja, tanto que muchas veces no se despega de ellos. “Todos los días mantiene el contacto con su familia biológica”, explica Varinia, quien añade que "su padre le dice que coma mucho". Su "madre española" comenta que Nanna obedece a su padre, pues “en el tiempo que lleva aquí ha engordado cuatro kilos” y espera que aún suba algo más de peso en las semanas que le quedan de verano.

Una de las cosas que Nanna ha descubierto en España es que quiere estudiar Medicina después de hace unas semanas le diagnosticaran tiña, un tipo de hongo que produce caída del pelo y picazón. Nanna tiene que seguir durante 10 semanas un tratamiento y, por ello, puede que no regrese al Sahara el 4 de septiembre. Varinia comenta que “hasta que no termine el tratamiento no se podrá ir porque necesita que le laven el pelo, además de tomar unas pastillas y otros cuidados específicos que allí no va a poder recibir”.

Otros muchos niños han venido a Elda para curarse, Mahyub es uno de ellos. Llegó con heridas en las piernas, y tras varias visitas a los centros de salud y al hospital, le diagnosticaron dermatitis atópica, aunque en el Sáhara los médicos que lo trataron le dijeron que tan solo era una alergia a ciertos alimentos. Este problema se ha ido solucionando con la aplicación de una crema específica para su tipo de piel.

Además, el próximo 22 de agosto, Mahyub tendrá que entrar al quirófano para que le operen de un quiste en la cara. Jésica Navarro, su “madre” durante este verano, explica que al principio, tan solo era un bulto pequeño, “pero conforme pasaban los días, se fue haciendo más grande”. No saben si el pequeño se tendrá que quedar más días a causa de la operación, aunque lo más probable es que no, porque el 29 de agosto le quitarán los puntos.

Jésica, junto a su pareja, Manuel Muñoz, han acogido a Mahyub, aunque ellos ya tuvieron durante dos años anteriores a una niña saharaui. La pareja coincide en que lo más duro para las familias acogedoras es la despedida: “Los pequeños se van muy contentos porque tienen ganas de volver a su país, pero las familias nos quedamos más tocadas”.

Y aunque las familias, muchas veces repiten al año siguiente, casi siempre acogiendo a los mismos niños, conseguirlo económicamente se hace cada vez más difícil. Las familias pertenecen a la entidad presidida por Iván Egido, Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Elda, una organización que se fundó hace tres años. Varinia, miembro de la misma, recalca que no reciben ningún tipo de subvención por parte de los ayuntamientos. Admite que este año, Elda les había concedido una cierta cantidad de dinero, pero que a día de hoy, aún no han recibido nada.

El Ayuntamiento de Petrer, sin embargo, ha costeado las maletas de los pequeños, además de un día entero de convivencia en las piscinas de Petrer, y también ha colaborado con los gastos sanitarios de algunos de los casos que lo han requerido.

Jésica Navarro junto a Mahyub y Manuel Muñoz | Jesús Cruces.

Varinia hace hincapié en que cada año cuesta más recaudar el dinero para el billete de avión600 euros por niño. Este montante lo conseguen a través de rifas o galas solidarias, pero cuando no llegan a cubrir el coste de los billetes, “las familias tienen que poner de su bolsillo el dinero restante” declara. Además, las familias llevan un gran gasto durante los dos meses en que los pequeños se alojan en sus casas, ya que tienen que comprarles ropa, comida, y cualquier cosa que necesiten como unas gafas de vista.

Este factor ha condicionado la acogida hasta el punto de que este año han participado seis familias menos.  Por ello, desde la asociación animan a los vecinos de Elda y Petrer a que participen porque “es un proyecto que engancha, y ahora hay niños con 10 años que aún no han salido del Sáhara” destaca Varinia mientras Nanna repite: “Allí hay muchos, muchos niños”.

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