La noche de los eldenses
La última noche de Moros y Cristianos siempre ha sido para los eldenses, pues los visitantes se marchan y solo quedan en la ciudad los festeros locales. Estiran al máximo las últimas horas de fiesta, contratan bandas de música y se echan a la calle a recorrer el centro, inundando de fiesta y alegría cada rincón de Elda.
A partir de la medianoche y tras las cenas tardías después del desfile, los eldenses hicieron a un lado el cansancio acumulado tras cuatro días de intensa fiesta para disfrutar su última noche. De hecho, los festeros se contaban por miles.
Así, numerosas bandas se iban encontrando casi en cada esquina del centro de Elda como en las calles Colón o Juan Carlos I para demostrar por qué estas son unas fiestas abiertas a todos.
A pesar de los dos años de ausencia, las costumbres se han mantenido y cuartelillos como “La ermita” ha seguido realizando su traslado de San Antón viviente o “La caverna” su tradicional “Asalto al Castillo”.
Algunos cuartelillos contrataron grupos de música, como los de la Plaza de las Parras para disfrutar de música en directo.